120342379 chomsky el nuevo humanismo militar

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    sociologay

    poltica

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    traduccin deBERTHA RUIZ DE LA CONCHA

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    EL NUEVO HUMANISMOMILITAR

    Las lecciones de Kosovopor

    NOAM CHOMSKY

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    portada de marina garone

    primera edicin en espaol, 2002 siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968-23-2368-1

    primera edicin en ingls, 1999 1999 by noam chomsky. all rights reserved.originally published in english as the new military humanism: lessons from kosovoby common courage press, p. o. box 702, monroe, me 04951, usa

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico / printed and made in mexico

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    1. EN NOMBRE DE LOS PRINCIPIOS Y VALORES*

    La crisis en Kosovo exacerb la pasin y la exaltacin visionaria deuna manera pocas veces vista. Los acontecimientos se describen comoun parteaguas en las relaciones internacionales, que abre el telna un escenario de la historia mundial sin precedentes, una nuevapoca de rectitud moral bajo la gua de un Nuevo Mundo idealista,empeado en terminar con la deshumanizacin.1 Este Nuevo

    Humanismo, que coincide de manera fortuita con el nuevo milenio,desplazar la insensata y mezquina poltica de un pasado maldito.Se forjan nuevos conceptos de un orden mundial entrelazados conmotivadoras lecciones sobre las relaciones humanas y la sociedadglobal que destituirn a las decadentes instituciones del ordenmundial que han comprobado su rotundo fracaso, y que deberndescartarse, por lo tanto, en favor de ideas que se apartan de manera

    innovadora pero justificable de las normas anteriores. La utopade las generaciones previas, merecedora del ridculo, ser suplantadapor una visin genuina, y genuinamente inspiradora.

    Si este panorama es cierto, si contiene tan slo un pice de verdad,entonces nos aguardan perspectivas portentosas, pues tendremos amano los recursos materiales e intelectuales que nos servirn parasuperar horrendas tragedias con un costo muy bajo, tan slo con unpoco de buena voluntad. No se requiere demasiada imaginacin o

    conocimientos para reunir una lista con todas las posibles tareas porrealizar que aportaran enormes beneficios a aquellos que sufren. Enparticular, crmenes de naturaleza y escala como los ocurridos enKosovo que abundan podran superarse o, al menos, aliviarsesignificativamente, con una fraccin del esfuerzo y celo volcados enla causa que consumi a los poderes occidentales y a su respectivacultura intelectual en los inicios de 1999.

    * Parte del material publicado en este libro apareci en diversos artculos enEstados Unidos y en otros pases durante 1999. Quisiera expresar mi especial agra-decimiento a Sanjoy Mahajan, David Peterson y Knut Rognes por sus sugerencias yapoyo.

    1 Mencionar las fuentes dentro del contexto.

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    Por diversas razones, deberamos entonces tratar de identificarestas tareas y problemas y concederles la mayor atencin. Si el elevadoespritu de la liberacin de Kosovo tiene al menos rastros de auten-

    ticidad, si por fin los lderes actan en nombre de los principios yvalores verdaderamente humanos, como proclam con todaconviccin Vaclav Havel, entonces habr oportunidad de incluir pro-blemas crticos en la agenda de la accin prctica e inmediata. Inclusosi la realidad se quedara corta frente al halagador autorretrato, elesfuerzo tiene al menos el mrito de dirigir la atencin a lo que debe-ran hacer aquellos que consideran el discurso pulido como algo msque un oportunismo cnico.

    Tratemos, entonces, de repasar y comprender qu sucedi, cmoy por qu se describe de la manera que hemos visto, y qu nuevosderroteros pueden tomarse fcilmente aplicando los principios y

    valores universales adoptados por la Unin Europea y los lderes dela OTAN, as como por los comentaristas que les aplauden. Si bien elrango es demasiado vasto para analizarlo con seriedad, trataremosde apegarnos a casos muy similares en aspectos esenciales a la tra-

    gedia que provoc tan intensa conmocin y compromiso en losprimeros meses de 1999. Adems de servir como una prueba vlidadel Nuevo Humanismo en su propio terreno, estos casos tienen un

    valor y significacin intrnsecos, por lo menos de acuerdo con lasnormas morales elementales.

    Con el propsito de evitar malos entendidos, mi inters no radicaen participar en el debate sobre lo que debera, o debi, hacerse enKosovo, salvo de manera tangencial. Ms bien pretendo analizar elmarco en que ocurrieron los acontecimientos, con su terrible saldode vidas humanas, y considerar las posibles implicaciones de lo suce-dido, as como su descripcin e interpretacin. Para ello se requiereun viraje violento de la concentracin absoluta de los pasados mesesen un rincn de los agitados Balcanes, que ha desplazado otros pro-blemas de no poco peso. No obstante, el viraje se limitar en estaocasin a una categora estrecha de tareas y problemas similares,

    aunque debera extenderse an ms.El 24 de marzo, las fuerzas de la OTAN, encabezadas por Estados

    Unidos, lanzaron misiles y bombas a diversos blancos en la RepblicaFederal de Yugoslavia (RFY),2 sumergiendo a Estados Unidos en un

    2 La RFY est formada por Serbia y Montenegro. Las autoridades de la OTAN y de laRFY concuerdan en que Kosovo es una provincia de la RFY, una parte de Serbia de

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    conflicto militar que el presidente Clinton consider necesario paradetener la limpieza tnica y devolver la estabilidad a Europa oriental,informaron los principales artculos en la prensa. Al bombardear a

    la RFY, anunciaba Clinton al pas, enaltecemos nuestros valores,protegemos nuestros intereses y propiciamos la causa de la paz.No podemos responder a estas tragedias en todos los pases, perocuando el conflicto tnico se convierte en limpieza tnica y nosotrospodemos tener injerencia, debemos intentarlo, y ste es claramenteel caso en Kosovo. Si hubisemos titubeado afirma en el discur-so que lleva por ttulo Una guerra justa y necesaria, el resultadohabra sido un desastre moral y estratgico. Los kosovares albanesesse habran quedado sin patria, atenidos a vivir en condiciones difci-les en los pases ms pobres de Europa..., un destino que EstadosUnidos no puede tolerar para aquellos que sufren. Por su parte, lasecretaria de estado, Madeleine Albright, ya haba dado la seal dealarma, al declarar el 1 de febrero que es inaceptable, es imposibletolerar esta brbara limpieza tnica en pleno 1999. En ltima instancia,es mucho mejor que las democracias se opongan a este tipo de males.3

    Los aliados europeos de Clinton estuvieron de acuerdo. Bajo eltitular de Una nueva generacin pinta la raya, el primer ministrobritnico Tony Blair declar que ste era un nuevo tipo de guerra,en la que se luchaba por valores, por un nuevo internacionalismodonde no se tolerar la represin brutal de grupos tnicos ntegros,por un mundo donde los responsables de tales crmenes no en-cuentren dnde ocultarse. Luchamos por un mundo en el cual losdictadores ya no puedan infligir castigos horrendos a su pueblo paramantenerse en el poder. Estamos entrando en un nuevo milenio,donde los dictadores saben que no pueden realizar una limpieza

    estatus ambiguo, sobre lo cual hablaremos ms adelante. Desde hace muchos aos, lamayora albanesa ha manifestado su deseo de independencia. La palabra albanesa parala regin es Kosova, aunque yo utilizar el trmino como lo hacen el gobiernoestadounidense y otras potencias de la OTAN, que es el uso internacional. Cabraargumentar si este uso es correcto o incorrecto, y la cuestin est relacionada con elfondo del conflicto. Por lo general, kosovares se refiere a los kosovares albaneses,aunque yo utilizar el trmino ms explcito de albaneses de Kosovo o albano-kosovares. Debo aclarar que ningn uso deja de tener connotaciones engaosas.

    3Ann Scales y Louise Palmer, Kevin Cullen, BG, 25 de marzo; William JeffersonClinton, NYT, 23 de mayo de 1999. Albright citada en la retrospectiva de BartonGellman, The Path to Crisis: How the United States and Its Allies Went to War,aparecida en el WP; The Battle for Kosovo, A Defining Atrocity Set Wheels in Motion,International Herald Tribune, 23 de abril de 1999.

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    tnica o reprimir a su pueblo impunemente. El ministro alemn derelaciones exteriores, Joschka Fischer, se convirti en un abogadode lo que Ulrich Beck, un intelectual alemn, ha denominado el

    Nuevo Humanismo militar de la OTAN: la idea, defendida por la se-cretaria de estado Madeleine K. Albright, de que la defensa de losderechos humanos es una especie de misin.4

    Los intelectuales y estudiosos del derecho saludaron el NuevoIntervencionismo y proclamaron una nueva era en los asuntosinternacionales, en la cual estados ilustrados podran al fin recurrira la fuerza cuando lo consideren justo, descartando las antiguasreglas restrictivas y obedeciendo la moderna nocin de justiciaque sustentan. La crisis en Kosovo ilustra... la nueva voluntad deEstados Unidos de hacer lo que considera correcto, al margen de lalegislacin internacional.5 Ya liberados de los grilletes de la guerrafra y las anticuadas restricciones del orden mundial, los estadosilustrados pueden dedicarse con todo vigor a la misin de enarbolarlos derechos humanos y llevar la justicia y la libertad a todos lospueblos que sufren, incluso por la fuerza, si fuese necesario.

    Los estados ilustrados son Estados Unidos y su socio britnico,aunque quiz tambin otros que integran su lista de cruzados por lajusticia y los derechos humanos. Slo los provocadores, los indolentesy los villanos, esos elementos discordantes del mundo, se oponena esta misin.6 Tal parece que el rango de ilustrado se confiere pordefinicin, y vano ser buscar evidencia o argumento creble quesustente la distincin crtica entre ilustrado y discordante, que se-guramente no proviene de la historia. En cualquier caso, la historiaresulta irrelevante frente a la conocida doctrina del cambio de curso,que afirma que si bien en el pasado pecaron de ligereza o de infor-macin deficiente, ahora regresan al camino tradicional de la rectitud.

    Analizar los antecedentes no es ms que ladridos e invectivas encontra de lo que a travs de la historia ha sido la malhadada polticaexterior de Washington; de ah que resulte fcil de ignorar, segnnos indica uno de los ms prominentes acadmicos/apologistas de

    las normas emergentes.7 Por consiguiente, no tiene caso preguntar

    4 Blair, Newsweek, 19 de abril; Roger Cohen, NYT, 16 de mayo de 1999.5 Michael Glennon, profesor de leyes de la Universidad de California, The New

    Interventionism,Foreign Affairs, mayo/junio de 1999, artculo principal.6Ibid.7 Thomas Weiss, Boston Review, febrero/marzo de 1994.

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    qu podra aprenderse de las trilladas historias del pasado, aun cuan-do la estructura decisoria y su base institucional permanezcan intactase inmutables.

    El 3 de junio, la OTAN y Serbia llegaron a un acuerdo de paz. EstadosUnidos declar triunfalmente la victoria, al concluir con xito lalucha de diez semanas para obligar al seor Milosevic a rendirse.La victoria, aunque no an la paz: el puo de hierro permanece enalto hasta que los victoriosos decidan que se ha acatado su inter-pretacin del acuerdo de paz. El experto en asuntos mundialesThomas Friedman, del New York Times, articul un amplio consenso:Desde el inicio, el problema de Kosovo ha girado en torno a culdebera ser nuestra reaccin frente a cosas inadecuadas en lugaressin importancia. Los estados ilustrados inician el nuevo milenio conuna respuesta a esta pregunta crtica de la era moderna, conforme alprincipio moral de que una vez que comenz la expulsin de refu-giados, ignorar a Kosovo habra sido un error... y, por lo tanto,iniciar una enorme guerra area dirigida a un objetivo limitado eralo nico sensato.8

    Un anlisis de los tiempos nos indica que este conocido discursodifcilmente se sostiene, pues la enorme guerra area se iniciinopinadamente antes de que comenzara la expulsin de refugiadosen un nuevo nivel, lo cual dio como resultado una rpida y extensaescalada de expulsiones y otras atrocidades, hechos ampliamentedocumentados en el peridico para el que colabora Friedman ascomo en otros medios. Por lo menos esto se reconoce, y slo puedenegarse si se adopta la postura de ignorancia intencional, fraseacuada por el abogado del nuevo internacionalismo antes men-cionado, en un incisivo informe que escribi en coautora sobre lasatrocidades de las fuerzas mercenarias de Estados Unidos y la reaccindel Departamento de Estado.9

    Esta ignorancia intencional tiene antecedentes diversos: uno deellos lo encontramos en el prefacio de la obra clsica de GeorgeOrwell, Rebelin en la granja, donde describe cmo en las sociedades

    8 Friedman, Foreign Affairs, NYT, 4 de junio de 1999.9 Donald Fox y Michael J. Glennon, Report to the International Human Rights

    Law Group and the Washington Office on Latin America, Washington, D.C., abrilde 1985, p. 21. Vase tambin Glennon, Terrorism and intentional ignorance,Christian Science Monitor, 20 de marzo de 1986. El informe fue tratado con ignoranciaintencional. Vase mi libro Necessary Illusions, South End, 1989, p. 78.

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    libres las ideas impopulares pueden silenciarse, y hechos incon-venientes mantenerse en la oscuridad, sin necesidad de que paraello exista una sancin oficial. Esta forma siniestra de censura

    literaria es primordialmente voluntaria, observaba Orwell. En par-te se deriva de una buena educacin, que inculca el acuerdo generaltcito de que no sera bien visto mencionar ese hecho en particular.Como consecuencia de tal ignorancia intencional y otros factores,cualquiera que desafe a la ortodoxia vigente es silenciado con unaeficacia sorprendente. Aun cuando Rebelin en la granjaes quiz ellibro ms famoso de Orwell, el prefacio es uno de sus ensayos menosconocidos. Se public con gran bombo 30 aos ms tarde, cuandofue descubierto, antes de caer nuevamente en el olvido.10

    En tanto que la respuesta convencional de Friedman a su preguntaretrica es insustentable, una respuesta creble aparece en el mismoperidico el mismo da, si bien de manera indirecta. Desde Ankara,el corresponsal Stephen Kinzer escriba que defensor de los derechoshumanos ms conocido de Turqua [Akin Birdal], haba sido en-carcelado por exigir al gobierno llegar a un acuerdo de paz con los

    rebeldes kurdos.11 Al ir al fondo de las noticias, reportajes y co-mentarios espordicos, y por lo general sin contenido informativo ofrancamente desinformativos, descubrimos que la sentencia al va-liente presidente de la Asociacin de Derechos Humanos de Turquaes tan slo un episodio de una campaa de intimidacin y hosti-gamiento a los promotores de los derechos humanos que investigane informan sobre las atroces barbaridades y piden a voces la solucinpacfica de un conflicto que se ha sealado como una de las mssalvajes campaas de limpieza tnica y terrorismo estatal en eldecenio de 1990. La campaa se ha recrudecido gracias a la activaparticipacin del lder de los estados ilustrados, que enaltecenuestros valores, protege nuestros intereses y propicia la causa de lapaz (en palabras del presidente Clinton), de una manera sumamentefamiliar para todos aquellos que no prefieran la ignorancia inten-cional.

    Regresamos a los detalles, con la observacin de que estos acon-tecimientos de los aos noventa, que continan an hoy y suceden

    10 Publicado por el bigrafo de Orwell, Bernard Crick, en el Times Literary Supplementdel 15 de septiembre de 1972; reimpreso en la edicin de Everymans Library. Labiografa de Crick no menciona nada ms sobre el asunto.

    11 Kinzer, NYT, 4 de junio de 1999.

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    en el interior de la OTAN y dentro de la jurisdiccin de Europa, sonun ejemplo alarmante y de ninguna manera nico de la respuestaque dan los estados ilustrados a la cuestin de cmo reaccionar

    cuando suceden cosas inadecuadas en lugares sin importancia; lareaccin correcta es ayudar a la escalada de atrocidades, una misinque tambin se cumpli en Kosovo. Estos elementos del mundo realde hoy nos sugieren varias preguntas sobre el Nuevo Humanismo,incluso si aceptamos la doctrina del cambio de rumbo y estamosde acuerdo con borrar la historia y sus lecciones sobre las institucio-nes de poder que reinan incontrovertibles, con la libertad de hacerlo que les parece correcto.

    Como coincidencia, fue el otro peridico importante del pas, elWashington Post, quien proporcion la respuesta creble a la preguntade Friedman, delineando claramente los contornos del NuevoHumanismo en editoriales que aparecieron al final de la guerra. Elprimero se titulaba El accidentado camino de Kosovo, y el segundo,La apertura kurda en Turqua. En el primero se dan consejos a laOTAN, en tanto que el segundo expresa las esperanzas de los amigos

    de Turqua.12En el caso de Kosovo, Washington no deba mostrar la menorcompasin por los villanos responsables de tan salvaje limpiezatnica y otras atrocidades realizadas con bombas de la OTAN. Por elcontrario, la OTAN deba intensificar el bombardeo si detectabacualquier indicio de recalcitrancia para acatar principios que nopueden comprometerse. El primero de estos principios es que lafuerza para mantener la paz ordenada por el Consejo de Seguridadde las Naciones Unidas debe estar encabezada por un general de laOTAN, no un funcionario de las Naciones Unidas, de la Unin Euro-pea, la Organizacin para la Seguridad y la Cooperacin en Europa(OSCE) o alguien ms.13 En otras palabras, la OTAN deba rechazarcategricamente la resolucin del Consejo de Seguridad que recien-temente haba promovido y firmado, la cual abogaba por unapresencia de seguridad internacional desplegada bajo los auspicios

    de la ONU, con participacin importante de la OTAN (sin mencionarnada ms de este ltimo organismo). Cualquier indicio de recal-citrancia para acatar las decisiones unilaterales de la OTAN provocara

    12 Editoriales del WP National Weekly Edition, del 14 de junio de 1999.13 La OSCE comprende a la mayora de los pases de Europa, Turqua, Canad y

    Estados Unidos.

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    una renovada violencia de parte del rgido encargado de vigilar ladisciplina.

    En el caso de Turqua, la historia es diferente. Washington deba,

    a toda costa, mostrar compasin por los villanos responsables dela salvaje limpieza tnica y otras atrocidades cometidas en contrade los kurdos, algo seguramente comparable con los crmenes serbiosen Kosovo y que no se llev a cabo con bombas de la OTAN. No es unaconclusin muy sorprendente, ya que Washington ocupa un lugarprominente entre los villanos. En el caso de Turqua y los kurdos, setrataba del lder cautivo del movimiento separatista kurdo,

    Abdullah Ocalan, quien es el principal responsable de la muerte demiles [sin duda decenas de miles] de personas en la guerra entrekurdos y turcos. El trmino el principal responsable excluye a lasorganizaciones ms importantes de derechos humanos interna-cionales as como a acadmicos independientes, pero incluye a Ankara

    y a Washington. De igual manera, y con un mrito comparable, enBelgrado y quiz en Mosc se trataba de la guerrilla del movimientoseparatista albans, por supuesto el principal responsable de la

    muerte de miles de personas en la guerra entre albaneses y serbiosdurante el periodo anterior al bombardeo de la OTAN, el periodoclave para evaluar la decisin de bombardear. Sin duda se cometieronbarbaridades durante este periodo, y Washington proporcionaabundante informacin al respecto, pero ningn experto serio lasconsidera ni remotamente comparables con las que cometieronlas fuerzas armadas turcas, partidarias de la OTAN el trminoutilizado por el editor para mencionar a las fuerzas militares turcasarmadas y entrenadas por Washington, en las que aumentaba elflujo de armas conforme los horrores crecan y la administracinClinton se empeaba en demostrar la nueva voluntad de EstadosUnidos de hacer lo que considera correcto.

    Los editores no exigen que se bombardee Ankara o Washington.Ms bien consideran que los amigos de Turqua deben esperar queeste pas rena el valor de ampliar su perspectiva para realizar un

    anlisis honesto de la iniciativa de Ocalan y llegar as a un acuerdode paz en referencia a la iniciativa de paz del lder cautivo queha sido rechazada durante siete aos por el gobierno turco y susamigos de Washington, y que todava lo sigue siendo, como informunos das antes el defensor de los derechos humanos ms conocidode Turqua. Si Turqua decide curar su cncer nacional, el proble-ma de la agraviada minora kurda continan los editores, entonces

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    ya no se contrapondr a los valores democrticos humanitarios delas naciones occidentales, cuya amistad valora, en especial, los valoreshumanitarios del pas que provee a Turqua con un enorme arsenal

    de armas letales para curar su cncer nacional a la manera comoprefiere Washington. Para los turcos, no ser fcil darles un espacioa los kurdos, reconocen los editores, ya que si bien ahora stos exigenlos derechos culturales y lingsticos que se les han negado (a dife-rencia de Kosovo) tal vez despus algunos quieran exigir inclusoautonoma y autodeterminacin (como hicieron los albaneses deKosovo durante muchos aos). Por consiguiente, los lderes turcosmerecen la amable comprensin de sus amigos de Washington.

    Una versin ms amplia, a la que regresaremos brevemente, sealacon mayor agudeza el contraste entre el terror gubernamental quecuenta con la aprobacin y el vido apoyo de los estados ilustradossobre todo su lder, y el terror gubernamental nocivo que debecastigarse severamente porque se opone a sus designios. No hay nadanuevo en esto. Para dar un ejemplo, unos aos antes, los editores deeste mismo diario le pedan al gobierno tomar medidas ms eficaces

    para ajustar a Nicaragua al modo de los dems pases centroame-ricanos e imponer una conducta razonable conforme a una normaregional, esto es, ajustar a Nicaragua al modo de los gobiernosasesinos que sembraban el terror, apoyados por Washington, paraque adoptara la norma regional de atrocidades que exceda conmucho cualquier crimen atribuible al enemigo nicaragense, apartedel de desobediencia al gobernante del hemisferio.14

    Se trata de una postura convencional, no slo entre los lderes delos estados ilustrados sino entre sus enemigos y antecesores. En los

    viejos tiempos, Pravdahizo una distincin similar, tambin con unmrito comparable. El historial debera resultar conocido.

    stas son algunas de las cuestiones ms importantes que se susci-taron en la guerra de los Balcanes en 1999; aunque se pasen poralto dentro de los estados ilustrados, ellas se perciben claramenteen otras partes en un amplio espectro. Para elegir ejemplos de diver-

    sos puntos remotos, un prominente comentarista israel sobre asuntosmilitares y estratgicos considera a los estados ilustrados como unpeligro mundial. Describe las nuevas reglas del juego comouna regresin a la poca colonial, ya que recurren a la fuerza disfraza-da de rectitud moral, de la misma manera como los ricos y poderosos

    14 Editorial del WP Weekly, 1 de marzo de 1986.

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    hacen lo que les parece justificable. Otra comentarista, lder delPartido del Centro y esposa del ex jefe del estado mayor, escribe quegan el poder y perdi la paz: las reglas del juego distan mucho

    de haber cambiado... En esta historia no hay bien y mal, slo muymalo y menos malo. En un punto muy diferente del espectro,Alexander Solyenitsin, dolo de Occidente cuando hace los comen-tarios adecuados, ofrece una definicin sucinta del Nuevo Huma-nismo: Los agresores han sacado a patadas a la ONU, abriendo unanueva era donde el poder es lo correcto. Para dar un ltimo ejemplo,

    Vuk Draskovic depuesto por Milosevic por oponerse a su polticade guerra y hacer un llamado en favor de la paz, y alabado porOccidente como el Buen Serbio, la voz de la razn y la independenciaen el gobierno, y la esperanza de la democracia serbia en la etapaposterior a Milosevic bas su oposicin en la tesis de Solyenitsin:Debemos reconocer que el mundo actual se rige por el poder y nopor la ley. Debemos mostrar un gran valor y llegar a un acuerdo.15

    Y volvemos a un ejemplo ms amplio, que representa a una buenaparte de la poblacin mundial quiz una mayora, un respetado

    experto de tendencias militaristas, quien podra estar de acuerdocon una observacin del prominente aunque poco celebradopacifista radical A.J. Muste: Despus de una guerra, el problema esel vencedor, ya que piensa que ha comprobado que la guerra y la

    violencia pagan. Y ahora quin va a darle una leccin?16

    Es intil hacernos ilusiones de que [la OTAN] tratar de defendera los kosovares, agreg Solyenitsin. Si en verdad les preocuparaproteger a los oprimidos, habran defendido, por ejemplo, a losinfelices kurdos, quienes desde hace 40 o 50 aos han sido vctimasde varios pases y estn destinados al exterminio tal vez unaexageracin, pero apenas peor que las formas extremas de re-

    visionismo holocustico que comparan la barbarie serbia que siguial bombardeo con las polticas genocidas de Hitler, comparacin quetendra una gran relevancia si se tomara en serio. La OTAN tolera la

    15 Amos Gilboa, NATO is a Danger to the World, Maariv, 9 de mayo (volveremos asu anlisis posteriormente). Tali Lifkin-Shahak, Power Won, Peace Lost, Maariv, 10de junio; Solyenitsin, AP, 28 de abril; Igor Veksler, TASS, 27 de abril. Draskovic, StevenErlanger, A Liberal Threatens Milosevic With Street Protests, NYT, 27 de abril de1999.

    16 Crisis in the World and in the Peace Movement, en Nat Hentoff, comp., TheEssays of A.J. Muste, Bobbs-Merrill, 1967. Vase mi artculo Revolutionary Pacifismof A.J. Muste, reimpreso en American Power and the New Mandarins, Pantheon, 1969.

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    limpieza tnica y el terror de Turqua porque es el aliado que paga,agrega Solyenitsin, confirmando el juicio occidental sobre el crditoque ha conseguido Turqua con sus acciones en la crisis de Kosovo,

    ya que paga sus deudas una vez ms, ahora sumndose a la rectitudmoral que arguyen los ricos y poderosos con respecto a los horroresal estilo turco.17

    La conexin no parece tomarse en cuenta un hecho que lesresultara interesante a las personas genuinamente preocupadas porla cultura moral e intelectual de los estados ilustrados.

    Los problemas ms importantes que surgieron a la luz de la guerrams reciente de la secesin yugoslava saltaron a la vista ante el ocasode la guerra fra. Entre ellos sobresale el supuesto derecho de inter-

    vencin por motivos humanitarios que tienen gobiernos o alianzas,lo cual ampla el espectro del uso legtimo de la fuerza. Hay unacuerdo general en cuanto al momento adecuado, pero las con-clusiones sobre la intervencin humanitaria se presentan dedistintas maneras, lo cual refleja la evaluacin del intento y las po-sibles consecuencias de las normas emergentes de intervencin

    justificada.18Las opciones ampliadas son de dos tipos: aquellas que ocurrenbajo los auspicios de las Naciones Unidas y de acuerdo con su Cartaconsiderada la base de la legislacin internacional en el periodode la posguerra y aquellas realizadas de manera unilateral, sinautorizacin del Consejo de Seguridad, por pases o alianzas (EstadosUnidos o la OTAN, por ejemplo, o el Pacto de Varsovia en aos anterio-res). Si son lo suficientemente poderosas, arrogantes y disciplinadas,estas alianzas pueden autodesignarse la comunidad internacional(prctica comn en Estados Unidos y con frecuencia en la OTAN).Surgen preguntas en torno de la primera categora, pero se no esel tema que estamos tratando aqu. Ms bien nos preocupan lasnormas emergentes de intervencin justificada a cargo de pases oalianzas que no buscan o no tienen autorizacin de la comunidadinternacional, pero que utilizan la fuerza porque la consideran justa.

    En la prctica, esto se reduce a la nueva voluntad de Estados Unidos

    17 Hugh Pope, Turkey Again is a Key Strategic Ally of the West, Wall Street Journal,25 de mayo de 1999.

    18 Frase tomada del ttulo de uno de los primeros y mejores estudios generalesque se han publicado: Laura Reed y Carl Kaysen, comps., Emerging Norms of JustifiedIntervention, American Academy of Arts and Sciences, 1993.

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    de hacer lo que considera correcto, adems de las operaciones enpases sin importancia que no tienen ningn inters para la super-potencia mundial dominante (por ejemplo, intervenciones en favor

    de la paz en los pases de frica occidental, que recibieron autori-zacin retroactiva de las Naciones Unidas).Desde una perspectiva, la intervencin siempre ha sido legtima,

    incluso meritoria, pero fue obstruida durante la guerra fra porquelos provocadores, los indolentes y los villanos que se oponan a lamisin contaban entonces con el apoyo de las potencias comunistas,empecinadas en la subversin y la insurreccin en su intento porconquistar el mundo.19 Pero una vez concluida la guerra fra, losdiscordantes no pudieron seguir impidiendo que los estados ilustra-dos realizaran sus buenas obras, y el Nuevo Humanismo floreci en-tonces bajo su sabio y justo liderazgo.

    Desde una perspectiva contrastante, el nuevo intervencionismoes la nueva versin de un antiguo disco. Se trata de una varianteactualizada de prcticas tradicionales que pudieron impedirse enun sistema mundial bipolar que permita cierto espacio para la no

    alineacin, concepto que se esfum en cuanto uno de los dos polosdesapareci.20 La Unin Sovitica, y hasta cierto punto China, impu-sieron lmites a la accin de las potencias occidentales en sus dominiostradicionales, no slo por la amenaza militar sino porque de vez en

    19 Un comentario muy comn es que el veto sovitico obstaculiz los empeoshumanitarios de los angloamericanos, aunque no por mucho tiempo, gracias almaravilloso cambio, una vez concluida la guerra fra (editorial del NYT). Para

    apoyar esta tesis es necesario ignorar o negar que, desde el decenio de 1960,cuando la ONU perdi el control, Estados Unidos ha sido el pas que ms ha vetadolas resoluciones del Consejo de Seguridad con relacin a asuntos muy diversos; Franciase encuentra en un distante tercer lugar con relacin a Gran Bretaa, pas que ocupael segundo lugar. Una manera de impedir la comprensin es contar todos los vetossin diferenciar los primeros (en su mayora soviticos, cuando las relaciones de podergarantizaban la obediencia de la ONU a las rdenes de Estados Unidos) de losposteriores, cuando la ONU comenz a reflejar un rango ms amplio de problemasglobales, despus de la descolonizacin. Sobre la doctrina y la realidad, vaseDeterringDemocracy, Verso, 1991; Hill & Wang, 1992, cap. 6.

    20 Otra cuestin es la contraparte: los esfuerzos de Estados Unidos por frenar laintervencin sovitica sin duda horrenda y brutal, aunque de espectro mucho mslimitado que la de Occidente, que la propaganda (incluida la academia) se haencargado de exagerar, al incluir dentro del expansionismo sovitico el apoyo deblancos estadounidenses de subversin o agresin. En cualquier caso, ese componentedel desorden mundial no es una caracterstica prominente de los aos posteriores ala guerra fra que defina el marco temporal de nuestra discusin.

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    cuando, si bien por razones de oportunismo, estuvieron dispuestasa apoyar blancos de subversin y agresin occidental (en la prctica,de manera notoria aquellos con base en Estados Unidos, por razones

    obvias de poder). Ante la debacle del obstculo sovitico, los vence-dores de la guerra fra quedaron en mayor libertad de ejercer suvoluntad disfrazada de buenas intenciones, si bien buscando interesesque resultan sumamente familiares fuera de los mbitos de lailustracin.

    Curiosamente, los autoproclamados pilares de la ilustracin resul-tan ser los ricos y poderosos, los herederos de los sistemas coloniales

    y neocoloniales de dominio global: a saber, el Norte, el primer mun-do. Los discordantes obcecados que osan desafiarlos siempre hanestado del otro lado de la barrera: el Sur y el tercer mundo lospases en desarrollo o menos desarrollados o economas en tran-sicin, todas ellas denominaciones con un fuerte componenteideolgico. La divisin no es clara, y en lo absoluto tiene que vercon los asuntos humanos. Pero es difcil no observar las tendencias,

    y stas sugieren algunas razones para las diferentes perspectivas de

    interpretacin de las normas emergentes de intervencin justificada.El conflicto de interpretacin es difcil de resolver si no se le da ala historia la debida relevancia y si la escena presente se vislum-bra nicamente a travs de los filtros establecidos por los estadosilustrados, que transmiten las acciones perversas de los enemigos ofi-ciales, bloqueando las imgenes inconvenientes. Dar el ejemplo ac-tual ms reciente: se narran e incluso magnifican todo tipo deatrocidades cuando stas se le atribuyen a Belgrado, pero no sicorresponden a acciones de Ankara/Washington. Mientras se ob-serven estas restricciones a los cuestionamientos, la interpretacinpredilecta tiene al menos la posibilidad de pasar la inspeccin.

    Las cuestiones de carcter general se dejarn para el final dellibro (captulos 6 y 7), si bien permanecen en el trasfondo no muydistante de consideracin de crisis humanitarias particulares: los al-baneses de Kosovo, los kurdos de Turqua y otros. Si esperamos

    comprender siquiera un poco lo que sucede en el mundo, debera-mos preguntarnos por qu son siempre los estados con el poder deejercer su juicio y voluntad quienes toman la decisin de intervenirpor la fuerza. Estas cuestiones se plantearon cuando resurgi la tesisde que los estados ilustrados deben utilizar la fuerza cuando lo con-sideran justo; resurgimiento es el trmino correcto, debido a suconocido y distintivo origen. Durante la Conferencia sobre Normas

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    Emergentes realizada por la Academia Americana en 1993, una delas figuras ms distinguidas en el mbito acadmico de las relacionesinternacionales, Ernest Haas, hizo una pregunta muy sencilla y con-

    vincente, que desde esa fecha ha recibido una respuesta clara einstructiva. l observ que la OTAN haba intervenido en Iraq y Bosniapara proteger a los kurdos y los musulmanes, y pregunt: Acaso laOTAN adoptara la misma postura intervencionista si Turqua comen-zara a someter con mayor dureza a los insurgentes kurdos? unapregunta que plantea una clara prueba al Nuevo Humanismo. Serige por intereses de poder o por una preocupacin de tipo huma-nitario? Se recurre a la fuerza en el nombre de principios y valorescomo se afirma? O acaso slo nos estamos enfrentando a algo mscraso y familiar?

    La prueba fue excelente, y la respuesta no tard en llegar. CuandoHaas hizo la pregunta, Turqua comenz a someter con mayor dure-za a la poblacin kurda del sudeste, rechazando el ofrecimiento deun acuerdo pacfico que les concediera derechos culturales y lings-ticos. Muy pronto la operacin lleg a extremos de limpieza tnica

    y terror gubernamental. La OTAN adopt una visin intervencionistamuy definida, en particular su dirigente, quien intervino de mane-ra decisiva para aumentar el terror. Las instituciones ideolgicas seadaptaron, siguiendo tambin un patrn bastante conocido.

    Las implicaciones relativas a los problemas ms graves parecenbastante claras, sobre todo cuando comparamos esta visin inter-

    vencionista con la adoptada durante la crisis de Kosovo: de menorcalibre en trminos morales, no slo por razones de escala (drs-ticamente inferior antes de la decisin de bombardear la RFY) sinoporque se encuentra fuera de los lmites y la jurisdiccin de los po-deres de la OTAN y de sus instituciones, a diferencia de Turqua, queest justo dentro de su mbito. No obstante, los dos casos difierenmarcadamente porque su dimensin es muy distinta: Serbia es unode esos elementos obcecados y discordantes que impiden que seinstituya un sistema global dominado por Estados Unidos, en tanto

    que Turqua es un cliente leal que contribuye ampliamente alproyecto. Una vez ms, no es difcil rastrear los factores que impulsanla poltica, y tambin parecen aclararse las divisiones Norte-Surrespecto a los problemas de mayor envergadura y su interpretacin.

    Los problemas ms importantes que surgen no se resuelven conun solo ejemplo, y en este caso es necesaria una cuidadosa elabora-cin e indagacin. Empero, las conclusiones naturales son bastante

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    plausibles a primera vista, y si las analizamos ms a fondo, se vuelvencompletamente consistentes y claras. Tambin encontramos que estnreforzadas por un amplio rango de consideraciones que rebasan la

    intervencin militar, incluyendo ciertos arreglos internacionales detipo financiero, acuerdos comerciales, control de tecnologa, y recursosmateriales y humanos, as como el cmulo de mecanismos por mediode los cuales el poder se concentra y organiza, y se aplica a sistemasinstituidos de dominacin y control.

    ste es el tipo de preguntas que deberamos hacernos de inmediatocuando se trata de lugares sin importancia, segn la percepcinelitista: preguntarnos qu est sucediendo y por qu, y, lo ms impor-tante, cul es la causa de que los sistemas de poder se encarguen detomar esas decisiones y qu deberamos hacer nosotros al respecto.

    El Nuevo Humanismo logr su expresin ms depurada en la Doc-trina Clinton, definida por el asesor de seguridad nacional AnthonyLake, el principal intelectual de su gobierno: Durante la guerra fracontuvimos la amenaza global a las democracias de mercado, peroahora proseguiremos a consolidar la victoria de la democracia y del

    libre mercado. La prensa ya se haba percatado de que el fin de laguerra fra... significaba la victoria del intervencionismo. Queda porverse si la poltica estar guiada por un realismo con equilibro depoder al estilo Bush o por la nueva visin wilsoniana Clinton-Lakeconforme a la cual Estados Unidos utiliza su poder monoplico paraintervenir en otros pases con el fin de promover la democracia.21

    Varios aos de nuevo wilsonianismo convencieron a los observa-dores de que la poltica internacional estadounidense haba entradoen una noble fase con un resplandor de santidad, si bien vocesms sobrias advirtieron que, al permitir que el idealismo prctica-mente se apropie de nuestra poltica exterior, correramos el riesgode olvidar nuestros propios intereses por servir a otros. Y es entreestos dos polos donde se sigue desarrollando una gran discusin.22

    Si bien de acuerdo con la lgica de la doctrina la nueva era seinici con la cada del muro de Berln en noviembre de 1989, no fue

    21 Lake, NYT, 26 de septiembre de 1993; NYT, 23 de septiembre de 1994. StevenHolmes, NYT, 3 de enero de 1993, citado por Marc Trachtenberg en un anlisis sobrelos antecedentes de las doctrinas que surgieron: Intervention in Historical Perspective,en Reed y Kaysen, op. cit.

    22 Sebastian Mallaby, Uneasy Partners, NYT Book Review, 21 de septiembre de1997. Alto funcionario del gobierno citado por Thomas Friedman,NYT, 12 de enerode 1992.

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    sino un decenio despus, con la intervencin de la OTAN para protegera los albano-kosovares de la brutal limpieza tnica, cuando se defi-nieron claramente sus contornos. Por consiguiente, los bombardeos

    de la OTAN fueron un momento definitivo en los asuntos mundiales,la primera vez en la historia que el resplandor de santidad de lapoltica brilla de un extremo a otro para que todos lo perciban demanera evidente y obvia, anuncian voces respetables.23 Resultaun smbolo muy apropiado que esta nueva era surja al inicio deltercer milenio de la era cristiana, quiz para que sirva como tema deuna retrica inspiradora.

    Incluso los escpticos estaban de acuerdo, mucho antes de Kosovo,en que era obvio que algo importante estaba sucediendo.24 Sinduda era cierto, y la avalancha de retrica apasionada que acompala intervencin de la OTAN en 1999 subraya su importancia.

    Cualquier intento por abordar el tema debera distinguir entredos preguntas: 1] qu debe hacerse, y 2] qu se est haciendo y porqu. Las respuestas a la pregunta nmero dos se refieren a la accinelegida, aunque no la determinan. La historia abunda en ejemplos

    de acciones que se llevaron a cabo sobre bases cnicas y tuvieron con-secuencias beneficiosas previstas, de manera que era convenienteapoyarlas al margen de los motivos o metas. Es ms difcil encontrarejemplos de acciones gubernamentales realizadas por motivoshumanitarios pero, en tanto existen, las consecuencias previstas pu-dieron ser benficas o perjudiciales. Y aunque parezca una pero-grullada, estas distinciones deberan recordarse tanto en el presentecaso como en todos los dems.

    La pregunta nmero dos es de particular importancia cuando seeleva a alturas extraordinarias, como en la retrica contemporneade lderes y comentaristas polticos con relacin al Nuevo Humanismo

    y su ejemplificacin en la intervencin de la OTAN en los Balcanes. Esesta pregunta la que me concierne en este momento. Cabra esperarcon cierto grado de certeza que sigan ocurriendo casos como losanteriormente mencionados y, sin duda, pueden obtenerse lecciones

    importantes al analizar esta pregunta a la luz del amplio rango decuestiones que presenta el Nuevo Humanismo del nuevo milenio.

    Incluso un anlisis superficial muestra que las proclamas del Nuevo

    23 Glennon, New Interventionism; comentario de prensa al que volveremos msadelante.

    24 Trachtenberg, op. cit.

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    Humanismo son, en el mejor de los casos, altamente dudosas. Elcaso ms cercano la intervencin de la OTAN en Kosovo bastapara socavar tan loables discursos. Un anlisis ms amplio del mundo

    contemporneo refuerza esta conclusin y resalta con sorprendenteclaridad los verdaderos valores que se estn enarbolando. Si nosapartamos an ms de las rdenes emitidas por Washington yLondres, e incluimos en la discusin el pasado, rpidamente descu-brimos que la nueva generacin es la vieja generacin, y que elnuevo internacionalismo es la reproduccin de discos gastados ypoco gratos. Tambin deberamos detenernos a considerar las accio-nes de algunos distinguidos antepasados, la justificacin que se ofrecepara sus actos y sus mritos. Una planificacin de alto nivel para elnuevo milenio, al menos la parte que est a la disposicin de quienesprefieren saber, agrega una advertencia para aquellos que en verdadestn comprometidos con los valores que proclaman.

    La prensa britnica inform que la fase del bombardeo de la OTANa cargo de Gran Bretaa se llamara Operacin Agrcola,25 un nom-bre muy adecuado y un tributo a la educacin clsica de ese pas.

    Adems de un notorio criminal que ayud a curar la infeccin celtaque padeca el pas, Agrcola fue suegro de Tcito, bien conocidopor su comentario de una vez expuestos, los crmenes slo tienenrefugio en la audacia, as como por su famosa descripcin del imperioromano: Bandoleros del mundo, siembran desolacin y la llamanpaz.

    Comencemos por cumplir con las reglas y enfocar la atencin enel caso sealado: las atrocidades serbias en Kosovo, que son sin dudareales y abominables. De inmediato descubrimos que el bombardeono fue la respuesta a la limpieza tnica con el propsito de rever-tirla, como alegaban los dirigentes.26 Con la mayor conciencia delas posibles consecuencias, Clinton y Blair optaron por una guerraque llev a una escalada radical de limpieza tnica y otros tantosefectos perniciosos.

    De acuerdo con fuentes de la OTAN, en el ao anterior al bombardeo

    murieron cerca de dos mil personas en Kosovo y varios cientos demiles se convirtieron en refugiados en el interior del pas. La cats-trofe humanitaria poda atribuirse sobre todo a la polica yugoslava

    y a las fuerzas militares, y las vctimas eran en su mayora el grupo de

    25 Thomas Fleming, Independent, 7 de marzo de 1999.26 Clinton, A Just and Necessary War.

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    albaneses, que en el decenio de 1990 constituan cerca de 90% de lapoblacin.

    Antes del bombardeo, y durante dos das despus de su inicio, el

    Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)no mencion ningn dato sobre los refugiados, si bien muchoskosovares albaneses y serbios haban abandonado la provinciadesde aos antes, aunque tambin haban entrado, en ocasiones comoconsecuencia directa de las guerras de los Balcanes, en ocasionespor razones econmicas o de otra ndole.27 Despus de tres das debombardeo, elACNURinform el 27 de marzo que cuatro mil personashaban huido de Kosovo a Albania y Macedonia, los dos pases vecinos.Hasta el 1 de abril, el ACNURno proporcion cifras diarias sobre refu-giados, segn el New York Times. Para el 5 de abril, el New York Timesinform que ms de 350 mil personas haban abandonado Kosovodesde el 24 de marzo, de acuerdo con las cifras proporcionadas porel ACNUR, en tanto que un nmero desconocido de serbios huy ha-cia el norte, a Serbia, para escapar de la creciente violencia desatadatanto por aire como en tierra. Despus de la guerra se hizo saber

    que la mitad de la poblacin serbia se haba desplazado cuandocomenz el bombardeo de la OTAN. Se han dado diversas estima-ciones sobre el nmero de refugiados en Kosovo antes de los bom-bardeos de la OTAN. Marc Weller, profesor en Derecho de laUniversidad de Cambridge y asesor legal de la delegacin de Kosovo(albano-kosovar) en la Conferencia de Rambouillet de 1999, indicque a los pocos das de que se retiraron los observadores inter-nacionales (la Misin de Verificacin de Kosovo, MVK), el 19 de marzode 1999, el nmero de personas desplazadas se elev nuevamente,a ms de 200 mil. Tomando como base la informacin de lainteligencia de Estados Unidos, el presidente del Comit de Inte-ligencia del Senado, Porter Goss, estim que el nmero era de unos250 mil. El ACNUR hizo saber el 11 de marzo que ms de 230 milpersonas permanecan desplazadas dentro de Kosovo.28

    27 Para detalles sobre el flujo de refugiados y la historia en general, vase MirandaVickers, Between Serb and Albanian: A History of Kosovo, Columbia, 1998.

    28 Carlota Gall, NYT, 5 de abril. Resumen sobre la OTAN y el ACNUR que se inici el 1de abril, NYT, 29 de mayo de 1999, acompaando una retrospectiva de John Kifner.Serbios, Guy Dinmore, Financial Times, 1 de abril; Kevin Cullen, BG, 12 de junio de1999. Weller, The Rambouillet Conference, International Affairs75, p. 2, abril de 1999.Goss, BBC, Panorama: War Room, 19 de abril de 1999. Comunicado de prensa del

    ACNUR, 11 de marzo de 1999.

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    El 3 de junio, cuando se lleg a un acuerdo de paz, el ACNURinform que haba 671 500 refugiados allende las fronteras de laRFY, sumados a 70 mil en Montenegro y 75 mil que partieron a otros

    pases.29

    A stos cabra agregar tal vez entre 200 y 300 mil duranteel ao previo a los bombardeos, y muchos ms despus, conforme adiversas estimaciones; de acuerdo con la Cruz Roja Yugoslava, msde un milln fueron desplazados dentro de Serbia despus delbombardeo,30 y muchos abandonaron Serbia.

    Lamentablemente, las cifras de Kosovo resultan demasiado fami-liares. Mencionar slo dos casos que ilustran de manera excelentenuestros valores: en el decenio de 1990, el nmero de refugiadosanterior al bombardeo de la OTAN es similar al que estim el Depar-tamento de Estado para Colombia en ese mismo ao (ya regresaremosa esta ilustrativa comparacin); y los totales que dio el ACNURal finalde la guerra son bastante similares al nmero de palestinos quehuyeron o fueron expulsados de su pas en 1948, otro problemapoltico an vigente. En este caso, el nmero de refugiados ascendia cerca de 750 mil 85% de la poblacin; 400 pueblos fueron

    evacuados con la mayor violencia. La prensa israel no pas por altoesta comparacin, y describi a Kosovo como Palestina en 1948 concmaras de televisin (Gideon Levi). El ministro del exterior, ArielSharon, advirti que si se legitimaba la agresin de la OTAN,el siguiente paso sera un llamado para la autonoma y tratos con la

    Autoridad Palestina en torno a Galilea la subpoblada Galilea(Irving Howe), lo que significaba que la habitaban muy pocos ju-dos y demasiados rabes. Otros comentaron que pareciera que losserbios hubieran estudiado tcticas israeles en 1948, tal fue sucampaa de destruccin de poblados, salvo que, desde luego, lospalestinos no estaban respaldados por la OTAN (Ian Williams, fer-

    viente partidario del bombardeo de la OTAN).31

    Los palestinos podan acogerse a una resolucin de la ONU que lesgarantizaba el derecho de regresar o, en caso de no hacerlo, el derecho

    29 Cifras del ACNUR citadas en BG, 5 de junio de 1999: 443 100 en Albania, 228 400en Macedonia. Sobre Montenegro y el extranjero, John Yemma, BG, 6 de junio.

    30 Cruz Roja Yugoslava, Report on the Humanitarian Situation, 8 de mayo de1999.

    31 En su discurso de la victoria, Clinton informa que se destruyeron 500 pobladosen Kosovo, NYT, 11 de junio de 1999. Levi, Kosovo: It is Here, Haaretz, 4 de abril;Sharon y otros funcionarios israeles, Samdar Peri, Yediot Ahronot, 9 de abril; JudyDempsey, Financial Times, 12 de abril. Levi y Sharon citados por Amnon Kapeliouk,

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    a una compensacin: Resolucin ONU 194, 11 de diciembre de 1948,que aclar el significado que pretenda tener el artculo 13(2) de laDeclaracin Universal de Derechos Humanos, adoptada el ao

    anterior. No obstante, estas garantas dependan de la voluntad delas superpotencias, sobre todo de Estados Unidos, que consider laresolucin de la ONU como una mera formalidad. Entretanto, elartculo 13(2) lleg a ser quiz el mejor conocido de la DeclaracinUniversal, ya que se convirti en un arma ideolgica en contra delenemigo sovitico, quien la viol al rehusarse a permitir la salida delos judos; arma que se esgrimi con gran indignacin, pasin yrectitud moral, siempre omitiendo las palabras finales que garan-tizaban el derecho de una persona de volver a su propio pas, undespliegue de audacia que habra impresionado al mismo Tcito, yque se suceda ao con ao sin que hubiera ninguna nota discordanteni exclamaciones de sorpresa, una ilustracin asaz interesante de lamxima de Orwell. El apoyo al artculo 13(2), empero, permanecien calidad de poltica oficial hasta que fue rescindida por el presidenteClinton, quien formaliz su postura de que las vctimas indignas

    deberan ser gente sin patria, que viviera en condiciones difci-les en algunos de los pases ms pobres del mundo, mucho mspobres que los de Europa.32

    La renuncia formal de Clinton al artculo 13 de la DeclaracinUniversal recibi el comentario habitual ninguno, lo cual esbastante congruente: el aislamiento de Estados Unidos en las Na-ciones Unidas es tan rutinario que tal vez no amerita siquiera uncomentario. Y cuando el mundo est en desacuerdo, como sueleestarlo con tanta frecuencia, esta posicin bien puede pasarse poralto. Por consiguiente, al mencionar la actual violencia en Lbano,cuyo origen se encuentra en las miserables condiciones en que vivenlos palestinos ah exiliados, sin esperanza alguna de volver a su pas,el New York Timesinform que las autoridades [de Lbano] siempre

    Le Monde Diplomatique, mayo de 1999. Williams, Middle East International, 23 de abrilde 1999. Vase tambin Peretz Kidron, Israel: from Kosovo to national unity.MEI, 9 de abril; editorial, Kosovo1948 revisited, en el mismo nmero; TheEconomist, 10 de abril de 1999. Howe, en un reportaje de 1982 sobre su impactantedescubrimiento de que la ocupacin de los territorios haba tenido un efecto deendurecimiento en la sociedad israel, aunque no un efecto de corrupcin, comose documenta en un libro que l resea NYT Book Review, 16 de mayo de 1982.

    32 Vase mi libro World Orders Old and New, Columbia, 1994; edicin ampliada yactualizada sobre la interaccin de Estados Unidos, Israel y Palestina, 1996.

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    han insistido en que debe permitrsele a los palestinos regresar alterritorio del cual huyeron en 1948. Efectivamente, as ha sido,aunque resultara ms informativo sealar que Israel y Estados

    Unidos (desde Clinton) son los nicos pases que rechazan la reso-lucin 194 y el artculo de la Declaracin Universal que lo menciona.Y con esta misma tendencia de moldear la historia, el informecontina describiendo cmo los ataques transfronterizos de las mili-cias palestinas a Israel propiciaron la invasin israel de 1982, una

    versin estadounidense convencional del hecho de que los ataquestransfronterizos haban cesado desde tiempo atrs, con excepcinde los ataques criminales en el sentido opuesto, cuando Israel busca-ba desesperadamente acicatear algn acto terrorista que le sirvierade pretexto para la invasin que tena programada, con apoyo deEstados Unidos. Difcilmente podra acusarse al reportero de fal-sedad; sin embargo, sta ha sido la tnica oficial en Estados Unidossi bien no en Israel, donde se ha reconocido abierta y pblicamentela verdad desde los primeros das en que invadi Lbano en 1982.33

    Tales ejemplos, que conforman una legin, no deberan archivar-

    se en el cajn del olvido, sino colocarse en primer plano, a simplevista, en tanto vemos desarrollarse los siguientes captulos de la historia.La distincin entre vctimas dignas e indignas es tradicional, como

    lo es su sustento, alejado de cualquier principio moral, salvo losderechos exigidos por el poder y el privilegio. La documentacin alrespecto es amplia y apremiante, si bien se excluye de una conver-sacin educada segn la mxima orwelliana.34

    Como ya se dijo, con la oposicin de Clinton al derecho de que lasvctimas de una limpieza tnica en gran escala regresen a su hogar,Washington qued en su conocida posicin de aislamiento con

    33 Sobre esta reconstruccin de la historia actual, vase mi libro Fateful Triangle,South End, 1983, edicin ampliada 1999; Pirates and Emperors, Claremont, 1986,Amana 1988, Black Rose 1988; World Orders. Norman Finkelstein, Image and Reality inthe Israel-Palestine Conflict, Verso, 1995. Vase el eplogo de 1996 a World Ordersparaotras fuentes recientes.

    34 Para comentarios ms amplios, vase Chomsky y Edward S. Herman, PoliticalEconomy of Human Rights, South End, 1979, dos volmenes; Herman y Chomsky,Manufacturing Consent, Pantheon, 1988; Herman, The Real Terror Network, South End,1982; Alexander George, comp., Western State Terrorism, Polity, 1991; William Blum,Killing Hope, Common Courage, 1995; y varias otras fuentes. Sobre el esfuerzo oca-sional por responder, vase Necessary Illusionsy Edward Herman, The PropagandaModel Revisited, Monthly Review, julio-agosto de 1998.

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    respecto a la comunidad internacional y en la igualmente conocidaposicin de rechazar simultneamente los principios de la Decla-racin Universal en casos de vctimas indignas, como los palestinos

    y muchos otros y enarbolarlos con la mayor vehemencia para lasvctimas dignas, esto es, Kosovo y los albaneses. Aun cuando estadistincin si acaso se comenta en los crculos respetables se en-tiende en trminos de intereses de poder, se describe como un doblediscurso o errores. Mas si prestamos atencin a los hechos, esevidente que hay un solo discurso, el tpico de las grandes potencias,

    y aun cuando los planes no salgan como se esperaba los agresoreshan sido derrotados, por ejemplo, los errores son abrumado-ramente tcticos.

    Las categoras digno/indigno suelen identificarse de maneravariable y compleja. As, Saddam Hussein fue amigo y aliado, y dignode recibir considerable ayuda militar y de otro tipo de Estados Unidos

    y Gran Bretaa y de otros estados ilustrados cuando bombar-deaba a los kurdos con gases, torturaba a los disidentes y cometa laspeores atrocidades de su carrera. Sin embargo, de la noche a la

    maana se convirti en la reencarnacin de Atila al desobedecerrdenes, en agosto de 1990, para luego recuperar su estatus defavorito tras la guerra del Golfo, en marzo de 1991, cuando fuetcitamente autorizado por Estados Unidos para aniquilar el levan-tamiento chita en el sur y otro levantamiento kurdo en el norte (elapoyo de Washington se justificaba con la preservacin de la esta-bilidad, canturreaban los sesudos expertos). Volvi a caer endesgracia cuando su poltica se orient a destruir la sociedad iraqu,mientras fortaleca a su dictador. Tales cambios de poltica, que sonfrecuentes, requieren considerable agilidad de aquellos que apoyanla mxima de Orwell.35

    35 Sobre la vacilante poltica con relacin a Iraq conforme al cambio de necesidadespolticas y otros casos similares, vase Deterring Democracy, Afterword, 1992; WorldOrders; Powers and Prospects, South End, 1996. Sobre cmo Saddam fue apapachadoy agasajado por Washington y Londres hasta que cometi el pecado de la desobe-diencia, vase Miron Rezun, Saddam Husseins Gulf Wars, Praeger, 1992, particularmen-te la adulacin de una delegacin de prominentes senadores al Carnicero de Bagdad,cuando le llevaron saludos de George Bush unos meses antes de la invasin de Kuwait.Tambin Mark Phythian, Arming Iraq: How the U.S. and Britain Secretly Built SaddamsWar Machine, Northeastern University, 1997; United States Export Policy Toward IraqPrior to Iraqs Invasion of Kuwait, Hearing Before the Comittee on Banking, Housing and

    Urban Affairs, Senado de Estados Unidos, 102 Congreso, 27 de octubre de 1992,particularmente Gary Milhollin, Licensing Mass Destruction, pp. 102-120.

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    Pero continuemos con Kosovo. Los refugiados afirman que inme-diatamente despus de que comenz el bombardeo, el terror asolla capital, Pristina la cual no se haba tocado hasta entonces, y

    narran la destruccin en gran escala de poblados, atrocidades brutalesy un incremento radical de refugiados quiz un esfuerzo paraexpulsar a la poblacin albanesa. Informes similares, por lo generalbastante crebles, aparecan en los medios y diarios con detalles horri-pilantes, la prctica usual en el caso de vctimas dignas atacadas porenemigos oficiales.

    Robert Hayden, director del Centro de Estudios de Rusia y EuropaOriental de la Universidad de Pittsburgh, present un indicador delos efectos de la gran guerra area: las muertes de civiles serbiosen las primeras tres semanas de guerra superan con mucho las muer-tes de ambos lados en Kosovo durante los tres meses previos a laguerra; sin embargo, estos tres meses se consideraron una catstrofehumanitaria.36 Ciertamente, las muertes de civiles serbios resultanpocas en el contexto de la histeria patriotera que mont el tingladopara la guerra en contra de los serbios. Pero el nmero de muertes

    albanesas en las primeras tres semanas estimadas en ese momentoen cientos, aunque supuestamente fueron muchas ms fue sin dudasuperior al de muertes ocurridas en los tres meses previos y posi-blemente en los aos previos.

    El 27 de marzo, el comandante en jefe de las fuerzas de EstadosUnidos-OTAN, Wesley Clark, anunci que era totalmente predecibleque el terror serbio y la violencia se intensificaran tras el bombardeode la OTAN. Ese mismo da, el vocero del Departamento de Estado,

    James Rubin, afirm que Estados Unidos estaba en extremo alar-mado por los informes sobre la escalada de ataques serbios a losciviles kosovares albaneses, ahora atribuidos en gran medida afuerzas paramilitares. Poco despus, Clark volvi a afirmar que no lesorprenda la escalada de terror serbio tras el bombardeo: Lasautoridades militares ya imaginaban la actitud perversa de Milosevic

    y la terrible eficiencia con que la pondra en accin.37

    36 Hayden, entrevista con Doug Henwood,WBAI, 15 de abril de 1999. Versin editadaen Henwood Left Business Observer 89del 27 de abril de 1999.

    37 Clark, Overview, NYT, 27 de marzo. Vase tambin Sunday Times(Londres), 28de marzo: El comandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, no se sorprendi de lasbita represalia. En este punto era totalmente predecible, afirm, al referirse alhorrendo impacto sobre los civiles. Rubin, Overview, Clark, Newsweek, 12 deabril de 1999.

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    La frase del general Clark, totalmente predecible, es unaexageracin, ya que nada relacionado con el ser humano es to-talmente predecible, y mucho menos los efectos de la violencia

    extrema. No obstante, lo que ocurri era bastante probable. Comoobservara Carnes Lord, profesor de la Escuela de Derecho y Diplo-macia Fletcher, anterior asesor de seguridad nacional durante elgobierno de Bush, los enemigos reaccionan cuando se les dispara,

    y aun cuando los funcionarios occidentales continen negndolo,poca duda cabe de que la campaa de bombardeo ha dado tanto elmotivo como la oportunidad para una operacin serbia mucho msamplia y salvaje de lo que se haba imaginado en un principio 38

    al menos de lo que haban imaginado algunos, si no el comandanteen jefe.

    En Washington ya se esperaba el resultado. El 5 de marzo, elprimer ministro italiano Massimo DAlema visit la capital estadouni-dense y advirti a Clinton que si Milosevic no capitulaba de inme-diato, entre 300 y 400 mil refugiados pasaran a Albania y, ltema, a Italia. Clinton recurri al asesor de seguridad nacional, Sandy

    Berger, quien le comunic a DAlema que en ese caso la OTAN conti-nuara con los bombardeos, con resultados an ms horrendos. Elpresidente del Comit de Inteligencia del Senado, Porter Goss,inform a los medios que nuestro grupo de inteligencia nos advirti,meses e incluso das antes [del bombardeo], que tendramos una

    virtual explosin de refugiados, ms de los 250 mil que se esperabanel ao anterior [antes del bombardeo], que la determinacin serbiase exacerbara, extendiendo el conflicto y provocando una limpiezatnica. Ya desde 1992 los observadores europeos en Macedoniahaban vaticinado un flujo sbito y masivo de refugiados albanesessi las hostilidades se extendan a Kosovo.39

    Las razones de estas expectativas son muy claras: las personasreaccionan cuando se les dispara, y no precisamente coronando alos agresores con flores ni atacando donde el agresor es ms fuertesino donde radica su propia fuerza: en este caso, en tierra, y no en-

    viando aviones bombarderos a Washington y Londres. No es necesarioser un genio para llegar a estas conclusiones, ni tampoco tener acceso

    38BG, 14 de abril de 1999.39 Elaine Sciolino y Ethan Bronner, NYT, 8 de abril de 1999. Goss, op. cit. Vickers,

    op. cit., 273. Retrospectivas diversas en la prensa conforman el informe de Goss. Losobservadores eran de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperacin en Europa (CSCE).

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    a la inteligencia secreta. La amenaza de la OTAN de invadir direc-tamente provoc una reaccin an ms brutal, por razones quedifcilmente habran escapado a Clinton, Blair, o a sus asociados y

    expertos. Valdra la pena recordar cmo reaccion Estados Unidosdurante la segunda guerra mundial cuando no estaba ni remo-tamente bajo amenaza de un ataque japons y, de hecho, no habaestado bajo amenaza alguna desde la guerra de 1812.

    Supuestamente, la amenaza de bombardeo ya haba logradoaumentar las atrocidades, aunque hay poca evidencia al respecto.Cabe suponer que el retiro de la MVKencabezada por Estados Unidosel 19 de marzo, en preparacin para el bombardeo, tuvo las mismasconsecuencias, tambin predecibles. Los observadores eran el nicofreno que quedaba a las tropas yugoslavas, observ el WashingtonPosten un artculo retrospectivo; y liberar ese freno cualquiera lohabra imaginado llevara al desastre. Otras versiones concuerdan.Una retrospectiva detallada que apareci en fecha posterior en elNew York Times conclua que los serbios comenzaron a atacar losbastiones del Ejrcito de Liberacin de Kosovo (ELK) el 19 de marzo,

    aunque el ataque lleg a un punto lgido el 24 de marzo, la nocheen que la OTAN comenz a bombardear Yugoslavia.40 Se necesitarauna megadosis de ignorancia intencional para interpretar los he-chos como una mera coincidencia.

    Oficialmente, Serbia se opuso al retiro de los observadores. Enuna resolucin fechada el 23 de marzo en respuesta al ultimtumque present la OTAN en Rambouillet, la Asamblea Nacional Serbiadeclar: Nosotros tambin condenamos el retiro de la Misin de

    Verificacin de Kosovo de la OSCE. No existe ninguna razn para ellosino convertir este retiro en chantaje y amenaza para nuestro pas.41

    La resolucin de la Asamblea Nacional no se inform en los mediosprincipales, los cuales tampoco publicaron los trminos del acuerdode Rambouillet, si bien en el transcurso de la guerra ste se considercorrecto y justo. Era el proceso de paz nfasis en el, un trminousado para referirse a la postura de Washington, cualquiera que sta

    40 Jeffrey Smith y William Drozdiak, WP Weekly, 19 de abril; John Kifner, NYT, 29 demayo de 1999.

    41 Resumen de transmisiones diversas realizadas en todo el mundo por la BBC, 25de marzo de 1999, del jueves: Segunda parte, Europa central, los Balcanes; RepblicaFederal de Yugoslavia; Serbia; EE/D3492/A, citando a la agencia de noticias Tanjug(del gobierno yugoslavo).

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    sea muchas veces intentos de socavar la diplomacia, prcticaque ha resultado particularmente instructiva con relacin al MedioOriente y Centroamrica.42

    Volveremos a los documentos medulares que sustentaban lasopciones diplomticas mientras Estados Unidos y Gran Bretaa deci-dan bombardear, de acuerdo con los cnones del nuevo internacio-nalismo el Acuerdo Rambouillet y la resolucin de la AsambleaNacional Serbia, observando tan slo que ambos se mantuvieronbajo la mesa y nunca estuvieron a disposicin del pblico, si bienalgunos de los hechos cruciales se hicieron saber una vez que elacuerdo de paz los haca irrelevantes como amenaza para la demo-cracia. Incluso se descubri que algunos hechos eran fatalmentetendenciosos y haban obstaculizado un camino diplomtico quehabra logrado resolver las cosas sin las terribles consecuencias hu-manas de la fuerza bruta, asuntos a los que volveremos despus.

    El bombardeo se llev a cabo cinco das despus del retiro de losobservadores, con la expectativa racional de que el resultado seranlas atrocidades y la limpieza tnica, as como una sbita y masiva

    huida y expulsin de albaneses. Todo ello efectivamente sucedi, almargen de que la escalada hubiera tomado a algunos por sorpresa, apesar de que el comandante en jefe no esperara nada menos.

    42 Para una resea reciente sobre el Medio Oriente, vanse mis libros World OrdersyFateful Triangle, y Finkelstein, op. cit. En ambos casos, vase Necessary Illusions.

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    2. ANTES DEL BOMBARDEO

    Bajo el gobierno del mariscal Tito, los kosovares tuvieron bastantelibertad de autogobierno, especialmente a partir del decenio de 1960

    y hasta la constitucin de 1974, la cual dio a Kosovo un estatus am-biguo, entre provincia autnoma y estado miembro de una fede-racin, coment una acadmica disidente serbia.1 La distincin esimportante ya que los estados miembro de la federacin tenan al

    menos el derecho tcnico de secesin.Despus de una larga etapa de viajes e investigacin, en 1981, unprofesor albans de la Universidad de Pristina lleg a la conclusinde que ninguna minora nacional en el mundo ha logrado los de-rechos de que disfruta la nacionalidad albanesa en la Yugoslaviasocialista.2 No obstante, la situacin se haba comenzado a deteriorardespus de la muerte de Tito, ocurrida un ao antes, en mayo de1980. En 1989, la autonoma de Kosovo fue rescindida tras una seriede revisiones constitucionales y decisiones administrativas del go-bierno serbio dirigido por Slobodan Milosevic. Con ello se reinstituanlos trminos bsicos de la constitucin federal de 1963, devolviendoa Serbia el control directo; estas medidas tambin afectaron a

    Vojvodina, hogar de la minora hngara.Los albaneses de Kosovo se opusieron rotundamente a que se

    revirtieran los acuerdos logrados al fin de la segunda guerra mundial

    y, al parecer, contaban con un apoyo bastante fuerte de los serbios.El disidente yugoslavo ms notorio, Milovan Djilas, justamente ad-mirado en Occidente por su valor al enfrentarse a la dictadura deTito, expres su acuerdo con la poltica de recomposicin de rela-ciones entre Serbia y sus provincias impuesta por Milosevic y deconceder a la nacin ms grande de Yugoslavia (los serbios) elestatus del que disfrutan todas las minoras nacionales. Eliminar

    Kosovo de la mente y el alma serbias significa dejar de ser, afirm.Entre tanto, la agencia oficial de la prensa albanesa declar: No

    1 Jasmina Teodosijevic, Kosovo: Background, manuscrito, abril de 1996. Parauna resea detallada, vase Vickers, op. cit.

    2Ibid., p. 193.

    [33]

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    hay Albania sin Kosovo y viceversa, por lo que debemos demolerla frontera que divide a los albaneses de los albaneses, un senti-miento compartido por los albaneses de Kosovo. La meta poltica

    de la restauracin posterior a 1989, comenta Vickers, era impedirla secesin de Kosovo y propiciar el retorno de serbios a la provincia,muchos de los cuales haban salido durante la poca que describencomo las tcticas genocidas de los separatistas albaneses. Tantoalbaneses como serbios utilizaban la palabra Kosovo como metforadel sufrimiento y las injusticias infligidas a sus naciones en eltranscurso de su turbulenta historia, durante la cual uno u otrobando ha tenido el ltigo.3

    Se ha descrito el resultado de los programas serbios comoapartheid kosovar (Vickers), una versin serbia del Apartheiden Kosovo (James Hooper).4 Mas los albaneses de Kosovo confun-dieron a la comunidad internacional, contina Hooper, al evitaruna guerra de liberacin nacional, optar por un enfoque no violentopromovido por el importante intelectual kosovar Ibrahim Rugova yconstruir una sociedad civil paralela. Su recompensa por este logro

    fueron audiencias corteses y el aliento retrico de los gobiernos deOccidente, pero nada ms. En una ocasin, en una importanteconferencia sobre la crisis de los Balcanes auspiciada por el gobiernobritnico y las Naciones Unidas que se llev a cabo en Londres, sepresent el pleno de la nueva elite poltica kosovar, la cual fue rele-gada a un saln adjunto donde debi conformarse con observar lassesiones en un monitor de televisin, una humillacin enorme.5

    La estrategia no violenta perdi su credibilidad tras los acuerdosde Dayton sobre Bosnia en noviembre de 1995, escribe Hooper,manifestando la conclusin habitual de los especialistas. En Dayton,Estados Unidos efectivamente dividi Bosnia-Herzegovina entreCroacia y Serbia, despus de haber equilibrado burdamente el terrorproporcionando armas y entrenamiento a las fuerzas de FranjoTudjman, el homlogo croata de Milosevic, y haber apoyado laexpulsin violenta de Krajina, de cientos de miles de serbios que

    aqul hizo hecho reconocido como el caso ms extremo de3 Ibid., pp. 235, 239, 213, 228, xif.4Ibid., p. 277; Hooper, Kosovo: Americas Balkan Problem, Current History, abril

    de 1999. Hooper, ferviente aplogo de la accin militar de la OTAN, es director del Conse-jo de Accin en los Balcanes en Washington, y ha sido subdirector del Departamento deEstado para asuntos en los Balcanes, y posteriormente subjefe de misin en Varsovia.

    5 Vickers, op. cit., p. 265.

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    limpieza tnica en las horrendas guerras de secesin en Yugoslavia,y para el cual an no se realiza un juicio;6 en caso de que alguna vezse haga, seguramente no recibir mayor atencin, dado el apoyo

    que propici esta poltica. Miles de serbios expulsados fueron en-viados a Kosovo.Ya con las partes ms o menos equilibradas y exhaustas, Estados

    Unidos irrumpi, desplazando a los europeos a quienes haba asig-nado el trabajo sucio para su gran enojo. Por respeto a Milosevic,narra Hooper, Estados Unidos excluy a los delegados albanesesde Kosovo de las negociaciones de Dayton y evit discutir elproblema de Kosovo. La recompensa por la no violencia fue el ol-

    vido internacional; sobre todo, el olvido de Estados Unidos. Elresultado, concluye Hooper, fue el levantamiento del grupo gue-rrillero Ejrcito de Liberacin de Kosovo (ELK/UCK) y el mayor apoyopopular a una lucha de independencia armada. En mayo de 1999,cuando el Cse haba convertido virtualmente en las fuerzas de tierrade las operaciones militares de la OTAN, se design como comandantemilitar a Agim Ceku, arquitecto de la operacin de limpieza tnica

    de Krajina. El corresponsal britnico Robert Fisk le pregunt alportavoz oficial de la OTAN, su compatriota Jamie Shea, cul habasido la reaccin de la OTAN. El seor Shea dijo no tener comentarios,inform Fisk, debido a que la OTAN no tiene contacto directo conel ELK.7

    Con o sin contacto directo, la OTAN apoyaba abiertamente losataques transfronterizos del ELK, utilizando grupos guerrilleros paraatraer a las fuerzas serbias a los espacios abiertos donde eran aniqui-ladas por los bombarderos estadounidenses. En un caso que provocbastante satisfaccin, se inform que entre cuatro y cinco mil soldados

    yugoslavos o incluso ms haban muerto por un bombarderoestadounidense B-52 que los atrap formados en un campo pararepeler un ataque transfronterizo. Se le orden al B-52 dejar caerun gran nmero de bombas en racimo, armas supuestamenteprohibidas por las convenciones internacionales que Estados Unidos

    6 Se han presentado formalmente tres quejas y peticiones para investigacin ydenuncia ante el Fiscal del Tribunal Internacional sobre Crmenes de Guerra enYugoslavia, incluida la denuncia de un grupo de abogados canadienses, a quienes sesum la Asociacin Americana de Juristas; Alexander Cockburn, 21 de junio de 1999.No he encontrado informes de que se haya tomado accin alguna.

    7 Fisk, Independent, Londres, 15 de mayo de 1999.

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    se ha negado a firmar y que ao tras ao continan cobrando ungran nmero de muertes de civiles.8

    En septiembre de 1990, una sesin parlamentaria ilegal declar a

    Kosovo un estado independiente, adoptando la Constitucin Kacanikque, en ese entonces, an buscaba la solucin al estatus de Kosovodentro del marco de Yugoslavia (Vickers). Un ao ms tarde, lasituacin haba cambiado con la secesin de Eslovenia y Croacia y suinmediato reconocimiento en Occidente en ese ltimo caso, sin elmenor inters por los derechos de la minora serbia, receta segurapara el desastre, como lo observaron numerosas fuentes. Al inicio deestos acontecimientos, en septiembre de 1991, el parlamento kosovaraprob una resolucin para la independencia y soberana deKosovo. Unos das despus, la decisin fue aprobada por casi 100%del 87% de votantes autorizados que participaron en el referndumclandestino ilegal, de acuerdo con las autoridades serbias, aunqueno interrumpido. El 19 de octubre, el parlamento declar la inde-pendencia de Kosovo. Una semana antes, los partidos polticos delos albaneses de Kosovo haban firmado una declaracin llamando a

    la unificacin de todos los albaneses. Albania respondi con elreconocimiento oficial de la Repblica de Kosovo como estadosoberano e independiente a finales de octubre. En una eleccin pre-sidencial y parlamentaria de mayo de 1992, Rugova, el nicocandidato, fue electo presidente con 99.5% de los votos, y su LigaDemocrtica de Kosovo (LDK) gan 75% de los escaos en el par-lamento.9

    El historiador y periodista Tim Judah describe la LDK de Rugovacomo una curiosa imagen refleja del PSS (Partido Socialista Serbio)de Milosevic, durante largo tiempo el poder dominante en la polticaserbia. La LDK tolera poca disidencia y quienes la confrontan sonacremente criticados en sus publicaciones e incluso pueden ser vc-timas de ostracismo entre la cerrada comunidad albanesa; y pobrede cualquier familia albanesa, o negocio o empresario que no paguesu deuda con los recaudadores de impuestos de Kosova.10 Entre

    tanto, para los albaneses en Kosovo... el gobierno serbio es unaocupacin. Un gran nmero de albaneses y serbios haban

    8 William Drozdiak WP-BG, 9 de junio de 1999. Sobre las bombas en racimo, vasems adelante, sec. 3.2, para ejemplos en los aos noventa.

    9 Vickers, Teodosijevic, op. cit.10Judah, The Serbs: History, Myth & the Destruction of Yugoslavia, Yale, 1997.

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    abandonado la regin debido a la represin y las dificultades eco-nmicas.11 Segn el corresponsal del New York Times, Chris Hedges,quien recorri la regin, entre 1966 y 1989, aproximadamente 130

    mil serbios abandonaron la provincia debido al continuo acoso ydiscriminacin de la mayora albano-kosovar.12

    Los serbios afirman que Kosovo est sujeta a un rgimen tan rgidoporque la LDK es un partido separatista, inform Judah, un hechoque la propia LDK proclama... a voz en cuello, al declarar laindependencia nacional con el apoyo de la gran mayora dealbaneses. La poltica de Rugova fue esperar hasta que no quedaranms serbios en Kosovo o su nmero fuera tan insignificante que dealguna manera la provincia cayera en manos de sus verdaderospobladores como una fruta madura. El problema no es tan slouna cuestin de derechos humanos, como consideran muchosoccidentales que buscan simplificar las cosas en el problema deKosovo. Al favorecer la victoria serbia en el conflicto, los lderesalbano-kosovares de ninguna manera apoyaron a los croatas y losmusulmanes bosnios, a pesar de que en el fondo, querran ver a

    los serbios derrotados y humillados. La razn, argumenta Judah, esque no queran que la comunidad internacional enarbolara elprincipio de que las fronteras de la antigua repblica de Yugoslaviase convirtieran en nuevas e inviolables fronteras internacionales,dejando a Kosovo como una provincia atrapada dentro de Serbia,ms que como una repblica, en teora con el derecho de secesinconforme al marco establecido por Tito. En las elecciones yugoslavasde 1992, los albano-kosovares se abstuvieron; la LDK calific a losparticipantes de traidores. Vickers llega a la conclusin de que

    el milln de votos albaneses sin duda habran arrojado a Milosevic del poder,pero como admitieron los lderes kosovares entonces, en realidad no queranque se fuera. A menos de que se siguiera tildando a Serbia de profundamentemala y ellos, por virtud de ser antiserbios, como los chicos buenos, erapoco probable que lograran sus metas. Hubiera sido un desastre que un

    traficante de la paz como [el candidato de oposicin Milan] Panic restauraralos derechos humanos, ya que esto los habra dejado con una agenda escuetapara modificar las fronteras.

    11 Tantos serbios como albaneses, escribe, lo cual parece dudoso dada lademografa y la distribucin de poder. La versin sobre flujos de poblacin que daVickers es bastante ambigua.

    12 Hedges, Kosovos Next Masters, Foreign Affairs, mayo-junio de 1999.

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    En 1992 y 1993, el presidente serbio de Yugoslavia, Dobrica Cosic,propuso en discretos contactos con los lderes albano-kosovares laparticin del territorio para separarlos de Serbia y de otros diver-

    sos enclaves serbios. No obstante, la propuesta fue rechazada por loslderes albaneses de la repblica de Kosovo encabezada porRugova.13 Como se observ, la Repblica ya haba declarado su inde-pendencia, estableciendo un sistema paralelo de educacin y saludque segua funcionando bajo la represin serbia en tanto que Rugova

    viajaba al extranjero para cabildear por la independencia, unindoseal gobierno en el exilio sin que le decomisaran su pasaporte ni loarrestaran tal vez, sugiere Judah, porque las autoridades serbiaspreferan mantener a sus militantes a raya.

    Y as lo hizo, hasta que los albano-kosovares reconocieron, despusde la traicin de Dayton, que Washington slo entiende por la fuerza.Para entonces, una organizacin guerrillera y terrorista llamada elELK comenz a surgir en la provincia, rechazando las polticas deRugova y haciendo un llamado para hacerles la guerra a los serbios(Judah).

    Al analizar los orgenes, el crecimiento y el posible futuro del ELK,Chris Hedges escribe que se fund en 1991, y su membresa estabaintegrada, en su mayora, por algunos clanes en Kosovo y radicalesen la dispora albanesa. Llevaron a cabo el primer ataque armado enmayo de 1993, matando a dos policas serbios e hiriendo a cinco.14

    Hedges describe que la organizacin era una bizarra divisinideolgica, con rastros de fascismo, por un lado, y bocanadas de comu-nismo, por el otro. La primera faccin est dirigida por... los herederosde aquellos que pelearon en las milicias fascistas de la segunda guerramundial y en la divisin de voluntarios Skandenbeg de la SS organizadapor los nazis, o los descendientes de los rebeldes de derecha albaneseskacak, quienes se levantaron en contra de los serbios hace 80 aos.La segunda faccin del ELK, formada en su mayora por lderes en elexilio de la liga, son viejos estalinistas que alguna vez fueron finan-ciados por el xenfobo Enver Hoxha, el dictador de Albania que

    muri en 1985. Hedges esperaba que el ELK gobernara Kosovo unavez que la OTAN lo restaurara en el poder por medio de la violencia.

    13 Vickers, op. cit., p. 268.14 Op. cit. Vase tambin Hedges, Victims Not Quite So Innocent, NYT, 28 de

    marzo de 1999; Ray Bonner, NATO Is Wary of Proposals To Help Arm Kosovo Rebels,NYT, 4 de abril de 1999.

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    Sugiere, adems, que los lderes podran sentirse absolutamen-te desencantados con Occidente y como si no fueran ya lo bastanteimplacables buscar a los radicales islmicos dispuestos a apoyar

    otra batalla de musulmanes en contra de cristianos ortodoxos, alobservar signos de que se haban establecido contactos. La nicadoctrina en la que las dos facciones del ELK estn de acuerdo es enla necesidad de liberar Kosovo del gobierno serbio. Todo lo dems,amenazaban, se decidir despus, aunque no se dice cmo. Ya lodeca Judah, el ltigo cambiara de manos y pasara a la comunidadenemiga, como sucedi en el pasado, la vez anterior bajo la ocupa-cin nazi, cuando las milicias albanesas organizadas por los nazismataron de manera indiscriminada a serbios y montenegrinos enKosovo y expulsaron a decenas de miles (Vickers).

    Reportajes actuales en la prensa indican que las fracturas de fac-ciones siguen siendo profundas, tanto dentro del ELK como entre elnaciente liderazgo albano-kosovar y el anterior gobierno paralelode Rugova. Desde luego, el carcter del conflicto y los participantescambiaron radicalmente con las acciones militares de la OTAN.15

    Al igual que otros observadores, Hedges informa que los albano-kosovares manifestaban un profundo sentimiento de traicin porla falta de apoyo de Occidente a su protesta pacfica y civilizada, lacual ignoraron. Y Dayton nos ense una dolorosa verdad, quequienes quieren la libertad deben luchar por ella (cita de un coman-dante del ELK). Como resultado, escribe Vickers, la creciente deses-peranza y frustracin, que ahora se observaba entre las mujeres y losancianos, permiti que las polticas pasivas de la resistencia albanesase sustituyeran por una estrategia ms ofensiva, manifestada enbombardeos simultneos sobre cinco campamentos que albergabana refugiados serbios en diversos poblados de Kosovo a mediados defebrero de 1996. Eran refugiados expulsados de Croacia durantelas operaciones de limpieza tnica autorizadas por Estados Unidospara que sirvieran como pretexto para la particin el arquitectolocal designado como comandante militar del ELK en mayo de 1999.

    Vickers informa que, para mediados del decenio de 1990, losguerrilleros se haban convertido en una importante fuerza militarque contaba con 40 mil soldados en cuatro regimientos desplegadosen las regiones fronterizas de Kosovo y con base en Albania. Estaban

    15 Para la opinin actual de Judah, vase Inside the KLA, New York Review, 10 dejunio de 1999.

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    equipados con armas, apoyados por la pudiente dispora kosovar yquiz por grupos de militantes islmicos en el Medio Oriente, y eranentrenados en Albania, Irn y Pakistn. A partir de 1995, aumentaron

    los ataques a los cuarteles de polica y otros blancos, oscilando entrematanzas espordicas y ataques organizados. En abril de 1996, des-pus de matar a varios policas y civiles serbios, el ELK anuncioficialmente que haba emprendido un ataque armado en contrade los agresores serbios y que estaba operando una lucha por laliberacin de Kosovo que continuara hasta obtener la total inde-pendencia. Los ataques en contra de policas serbios y otros, in-cluidos supuestos colaboradores albaneses, continuaron durante1997. En diciembre, el ELK hizo su primera aparicin en pblico enel funeral del maestro albans muerto por fuerzas de seguridadserbias. Un portavoz de la repblica de Kosovo observ, el 7 dediciembre, que el movimiento no violento haba sido un fracaso total:

    En un momento en que la comunidad internacional ha subestimado eignorado el factor albans, reduciendo el problema a un asunto de minoras

    que requieren soluciones en marcos ridculos con Serbia, cuando la nicamanera en que Serbia se comunica con Albania es por medio de la violen-cia y la muerte, no debera sorprendernos que una parte del pueblo decidaterminar esta agona y tomar el destino de Kosovo y de su gente en suspropias manos.16

    Para febrero de 1998, las operaciones de la guerrilla alcanzaronuna escala an mayor, en tanto que el ELK no slo combata al

    ejrcito serbio y a la polica del ministerio del interior sino tambinmataba civiles, carteros serbios y otros asociados con Belgrado.17

    Estos acontecimientos provocaron una respuesta an ms dura delos militares y la polica serbios, quienes emprendieron la brutalrepresalia en contra de los civiles que consideraban aliados del ELK.Serbia interpret la posicin oficial del gobierno estadounidensecomo una luz verde para esta reaccin, sugiere Hedges. En febre-ro de 1998, el enviado especial de Estados Unidos a los Balcanes,Robert Gelbard, anunci en Pristina que Estados Unidos considera-ba al ELKcomo un grupo terrorista, sin lugar a dudas, y condenaba

    16 Vickers, op. cit.17 Gellman, op. cit. Otras versiones informan que fue la polica del Ministerio del

    Interior, no el ejrcito, quienes se encargaron de la represin y atacaron a las guerrillas.

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    enrgicamente las actividades terroristas en Kosovo. En el transcurso