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ORACIÓN MENSUAL COMUNITARIA CON INTENCIÓN MISIONERA SUBSIDIO LITÚRGICO PARA ORACIÓN MENSUAL EN COMUNIDADES SDB- MADRID / MARZO’05 11 MARZO: VÍA CRUCIS POR LAS VÍCTIMAS DEL MUNDO

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ORACIÓN MENSUAL COMUNITARIA CON INTENCIÓN MISIONERA

SUBSIDIO LITÚRGICO PARA ORACIÓN MENSUAL EN COMUNIDADES SDB- MADRID / MARZO’05

11 MARZO: VÍA CRUCIS POR LAS VÍCTIMAS DEL MUNDO

ANIMACIÓN MISIONERA SALESIANA / DELEG. INSP. MISIONES-VOLUNTARIADO (SDB-MADRID)

SUBSIDIO LITÚRGICO PARA ORACIÓN MENSUAL EN COMUNIDADES SDB- MADRID / MARZO’05

VIACRUCIS EUCARÍSTICO Y MISIONERO: POR LAS VÍCTIMAS DEL MUNDO * ORIENTACIONES Y SUGERENCIAS: - Seleccionar y acotar textos si parecen demasiado extensos. - Preparar cantos tipo Taizé o de breves estribillos para insertar en ciertos momentos. - Repartir estaciones a diversas personas o distribuir entre varios lectores para alternar guía, textos, intenciones, etc. - Preparar 15 velitas rojas pequeñas que en cada momento de silencio se irán encendiendo. - Sobre el altar se pueden colocar el cáliz y una patena con formas para ir poniendo alrededor las velitas o formar con ellas una cruz que puede estar ya indicada o dibujada sobre el altar. - Se pueden proyectar imágenes o poner fotografías o murales que hablen de sufrimiento, bien tomadas de noticias del periódico o de escenas como el 11M, etc.

?Ambientación: En el contexto de este Año Eucarístico promulgado por el Papa el pasado 11 de octubre, y

preparándonos para celebrar la Pascua del Señor, vamos a intentar meternos de lleno en el drama que llevó a Jesús a la muerte con el fin de traernos la salvación. Lo hacemos con esta oración contemplativa, sencilla pero profunda, como es el Viacrucis en referencia constante a la Eucaristía y a la Oración Sacerdotal del texto de S. Juan (Jn17), junto con otras realidades de nuestro mundo y de las misiones.

Además, en esta fecha del 11 de marzo se cumple el primer aniversario del atentado terrorista en Madrid y nuestro recuerdo y oración por las víctimas: por los que murieron, por los que han conseguido sobrevivir y por los familiares de todos ellos. Les tendremos presentes, unidos a Cristo víctima inocente que se entregó por la salvación de todos. Y con ellos pedimos por tantas víctimas que en nuestro mundo sufren a causa del mal físico y moral, por la injusticia, el egoísmo y la insolidaridad.

La cruz que llevó Jesús estaba formada por otras muchas, todas las víctimas inocentes de la historia en cada país y continente; también por nuestras vidas y las del mundo entero. Por muchas cruces, tantas como vidas. A partir de ese momento quedaron fundidas en una sola: LA CRUZ DE CRISTO. Al recorrer estas 14 estaciones vamos a ir poniendo, sobre ellas, nuestra realidad personal. Todos, al rezar este Viacrucis, vamos a ir formando la gran cruz que Jesús llevará hasta el final sobre sus hombros por nosotros. En esa cruz nos lleva a cada uno, a tí y a mí; tus pecados y los míos. En nuestro Vía Crucis, cada uno abrazará esa cruz, la llevará como Jesús. Éste será el gesto por el que aceptamos ser salvados: caminando al lado de Jesús...tenemos más oportunidades y más posibilidades de poder llegar hasta el Monte Gólgota.

Desde que Jesús cargó esa cruz tan descomunal y salvífica, nuestro camino no es el de la cruz, sino CON LA CRUZ. Hagamos memoria de las últimas horas de Jesús sobre nuestra tierra. Reavivemos aquel acontecimiento en nuestra historia y en cada una de nuestras vidas. Y, al inicio de este Viacrucis Eucarístico y Misionero, pensemos que no es cuestión de abrazar cualquier cruz sino de portar LA CRUZ que Jesús aceptó por nosotros y por todos los seres humanos. Es bueno pensar que nuestras vidas dieron y dan forma a ese madero y que en él, Dios, hecho hombre, ha querido clavar nuestra fragilidad para darle muerte y hacernos el inmerecido regalo de la VIDA INMORTAL. ¿LE ACOMPAÑAMOS?

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1ª ESTACIÓN: JESÚS ES ENTREGADO A LA MUERTE

- Guía: Como Jesús, miles de seres humanos son entregados diariamente a la muerte de forma injusta y cruel. Sus lágrimas y súplicas no encuentran respuesta ni compasión. Nunca será suficiente ninguna justicia humana. Sólo queda el eco de una oración, como la de Jesús, porque sólo en Dios encuentra sentido su sacrificio cuando dice: "Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique, según el poder que le diste sobre toda carne, para que a todos los que Tú le diste les dé Él la vida eterna".

Pensemos que todos los días, en cada altar, se nos entrega Jesús. En cada eucaristía se repite el sacrificio de su pasión y muerte para que nunca olvidemos que las palabras se quedan cortas, y el viento se las lleva, si no van acompañadas de amor. En la vida (a veces dura, desconcertante y cruel) la eucaristía nos inyecta el coraje necesario para que nuestra entrega nunca quede al borde del camino ni a la intemperie de los que piensan que no merece la pena darse por nada sino es por algo a cambio.

- Intención: Ofrecemos esta primera estación por la víctimas de la crueldad humana en los chantajes del narcotráfico y la prostitución; por quienes son ejecutados en sillas eléctricas y campos de exterminio. Por todos ellos hacemos un breve silencio y encendemos esta luz...

* Silencio / Se enciende una vela. - Oración: Señor, eres condenado a muerte porque en ningún momento has dejado de ser fiel a tu

misión. En ningún momento has dejado de anunciar el Amor del Padre, de trabajar por la fraternidad entre los hombres, de ponerte al servicio de todos los que sufren. Tú has dicho que estas eran las únicas cosas importantes, y por esto te condenan. Haz que también nosotros sepamos poner toda nuestra vida con el servicio y el amor que nos has demostrado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ - Guía: Un joven guatemalteco lleva sobre sus hombros una pesada carga de madera destinada a fabricar ataúdes para los cadáveres de los campesinos que han sido secuestrados, asesinados y abandonados en cualquier cuneta, o de los niños que no han podido sobrevivir a una enfermedad que han contraído nada más nacer. La vida humana está llena de cruces: pobreza, sufrimiento, maltrato, hambre, violencia, soledad, muertes de todo tipo...

En cada eucaristía, el Señor, asume nuestras fragilidades y torpezas. Con su Palabra nos ilumina y hace, que por la comunión de su cuerpo y de su sangre, nunca nos falten las fuerzas (no las cruces) para poder llevarlas sin que opriman nuestras vidas, sólo nuestros hombros. No es difícil mirar a Jesús, y sin preguntarle nada, que de antemano nos responda: no me pidáis que os quite la cruz...pedidme que Dios os dé la fuerza necesaria para poder llevarla. Porque con su ejemplo nos lo ha dicho todo y su palabra da sentido a todo sufrimiento: "Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo". - Intención: Ofrecemos esta estación por cuantos llevan cruces muy pesadas en sus vidas a causa de la explotación, la enfermedad, el racismo, la desesperación, el paro, las divisiones familiares y la violencia doméstica. Por todos ellos hacemos un breve silencio y encendemos esta luz...

* Silencio/ Se enciende una segunda vela. - Oración: Señor, enséñanos a seguir tu camino. Enséñanos a salir de la pereza, de nosotros

mismos, del afán de seguridad. Enséñanos a caminar al lado de los otros hombres, como Tú has caminado, aunque nos cueste y nos complique la vida. Tú vas delante, con nuestra cruz. No dejes que nosotros nos quedemos sentados, mirándote sin más. ¡¡¡ Haznos caminar!!!. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

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3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ - Guía: Ese pequeño vietnamita, bosnio, paquistaní está solo en el mundo. ¿Por qué? Tal vez sus padres fueron asesinados, secuestrados o encerrados en un campo de trabajo. Tal vez intentaron escapar del enemigo y cayeron en una emboscada. Tal vez trataron de huir en un barco atestado de refugiados y se ahogaron. Tal vez murieron por el tsunami... Tal vez, tal vez... Pero su hijo se ha quedado solo. Cuando miro esos ojos clavados en un futuro vacío, veo los ojos de millones de niños aplastados por los poderes de las tinieblas. Este pequeño y frágil niño necesita que alguien le abrace, le bese y le acaricie. Necesita sentir las manos fuertes y amorosas de su padre y de su madre. A lo largo y ancho del mundo, los niños caen bajo el peso de la violencia, la guerra, la corrupción y la crueldad humana. Tienen hambre, hambre de pan y de afecto, mientras permanecen sentados en las desangeladas salas de frías y anónimas instituciones... esperando que alguien les preste atención. Duermen junto a extraños que les utilizan para satisfacer sus inconfesables deseos. Vagan por las calles de las grandes ciudades, tratando de sobrevivir a solas o en pequeñas bandas. Son miles, millones de ellos en todo el mundo. Nunca han oído decir: «Tú eres mi hijo amado, en quien me complazco» (Lc. 3,22). Abandonados y solos, ellos nos hacen ver que hemos perdido la capacidad de amar.

También hoy muchos seres humanos siguen cayendo bajo el poder de tantas cosas que los oprimen y les hacen doblar las rodillas en el suelo y clavar la vista en la tierra. Hoy, tal vez más que nunca, el ser humano va siendo aplastando bajo la gran cruz de muchas de sus decisiones desacertadas. ¡Cuántas cosas nos alejan de Dios y del Espíritu del Evangelio! No es triste caer. Lo penoso es quedarnos hundidos. Por eso Jesús nos recuerda su oración al Padre cuando dice: "Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste".

-Intención: Ofrecemos esta estación por quienes sucumben ante su propia debilidad o la de los demás a causa de las circunstancias de la vida, las opiniones ajenas, la falta de seguridad y personalidad, Por los niños que son explotados y maliciados con el trabajo, el abuso y las pasiones humanas. Por todos ellos hacemos un breve silencio y encendemos esta luz...

* Silencio/ Se enciende una tercera vela. - Oración: Señor, con Tú caída te has acercado a todos los que caen en el camino de la vida, para

ayudarlos a levantarse. Te has acercado, sobretodo, a los que caen más profundamente, más dolorosamente: los que caen en la desesperación, en la locura de la violencia, en el afán del placer o de dominio al precio que sea, en la droga, en la delincuencia que no tiene salida, en la miseria. ¡Señor, ayúdalos y haz que nosotros también nos sintamos responsables de su situación. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

4ª ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

Guía: Me encuentro delante de una mujer, que acaba de perder a su hijo en la guerra, está invadida por una infinita tristeza, pero no está en absoluto abatida. Me mira fijamente a los ojos, con una inmensa confianza en la victoria que está más allá de la muerte. Uno de nosotros le pregunta, sintiéndonos parte responsable de una guerra tan absurda como todas las guerras; ¿Podrán perdonarnos por la violencia que habéis padecido? Después de un largo silencio, respondió, “Sí, les perdonamos”, otro se volvió y le preguntó , “Pero, ¿podrán perdonarnos también los años de sufrimiento y angustia provocados por el bloqueo económico que nuestro

país ha impuesto al suyo?, y la respuesta fue la misma, e incluso más decidida, “les perdonamos, y nos gustaría trabajar con ustedes por un mundo mejor, para que la muerte de nuestros hijos no sea inútil. Como María, aquella que, durante nueve meses, llevó en su seno a Cristo llamado a ser eucaristía nos encontramos, frente a frente con El, camino del calvario. Cada vez que invocamos el nombre de María,

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podemos abrirnos al encuentro personal de Aquel que todo lo da para que aprendamos la lección de que, en el amor y en el perdón, se encuentra la mayor expresión de entrega. - Intención: Ofrecemos esta estación por todas las madres que sufren desprecio, explotación y humillación, sin ser reconocidas en su dignidad y sus derechos. Por las que no pueden hacer nada ante la injusticia, el sufrimiento y la muerte de sus hijos; por las que han perdido la entereza y las que aún conservan, a duras penas, la esperanza en el camino estrecho del dolor. Por todas ellas hacemos un breve silencio y encendemos esta luz...

* Silencio/ Se enciende una cuarta vela. - Oración: Señor: María, vuestra madre, ha salido al encuentro. Entre el gentío, le has visto los

ojos y te has sentido profundamente acompañado por ella. Haz que su mirada acompañe a todas las madres que sufren, a cuantos se sienten agotados de luchar en esta vida. Haz que su mirada nos acompañe también a nosotros.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

5ª ESTACIÓN: JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO

- Guía: Dos hombres trabajan juntos en Bangladesh en la construcción de sus pequeñas cabañas. Unas cabañas sumamente sencillas, hechas de barro, bambú, piedras y yute, pero en las que la gente puede tener la sensación de un hogar y vivir bajo un techo protector. Cuando miro a estos dos hombres llevando a una su pesada carga de piedras, me impresiona la armonía de sus cuerpos. Es casi como si estuvieran recitando una danza. La pesada carga parece convertirse en una carga ligera, en una cesta de frutas. Y cuando pienso en la sociedad terriblemente competitiva en la que vivo, donde el suelo es cada día más caro y donde los especuladores construyen interminables hileras de edificios para venderlos a precios astronómicos, siento una cierta envidia de estos “bailarines”. Sus casas son de lo más sencillo: tal vez ni siquiera tengan un suelo de cemento o de madera; puede incluso que no haya mesas ni sillas ni armarios.... pero son un lugar seguro para su familia y sus amigos y ellos tendrán la estimulante sensación de haber hecho juntos algo inestimable y sagrado. Los ricos tienen dinero. Los pobres tienen tiempo. Nosotros no dejamos de ir de un lugar a otro, de hacer cosas, de inquietarnos por todo lo que podemos comprar con dinero; pero rara vez sentimos que estamos verdaderamente juntos. Los pobres tienen siempre montones de tiempo... y, sobre todo, la profunda esperanza de que, aun cuando tengan muy pocas cosas a las que aferrarse siempre tienen mucha gente a la que amar.

Jesús ora diciendo: "He manifestado tu nombre a los hombres que me has dado de este mundo. Tuyos eran, y Tú me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora saben que todo cuanto me diste viene de Ti". La eucaristía, en la vida del seguidor de Jesús, se convierte en ayuda puntual y necesaria para ascender y poder llegar a la perfección cristiana, para relativizar las cosas terrenas y apreciarlas en comunión con los demás, también las tristezas y las alegrías. Jesús dejó que, parte del peso del gran madero, fuese compartido por Simón de Cirene. Cristo, por su eucaristía, se convierte en nuestro personal Cirineo: Nos empuja. Nos anima. Nos levanta para que sea más fuerte el pan celestial que las contrariedades y las cosas humanas. - Intención: Ofrecemos esta estación por las personas que entregan su vida desinteresadamente por los demás y por cuantos se exponen con arrojo a salvar la vida de otros a causa de su profesión: bomberos, policías, agentes de seguridad, personal de salvamento, animadores y educadores de jóvenes y niños... En silencio pedimos por todos ellos y encendemos una luz...

* Silencio/ Se enciende una quinta vela. - Oración: Gracias, Señor, por tanta gente buena que ayuda a los demás, por tanta gente que dedica su tiempo al servicio de todo aquello que es justicia, amor, solidaridad. Gracias, Señor, por la gente que ha dado su vida para que otros la mantengan. Bendícelos, Señor.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

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6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA SALE AL ENCUENTRO DEL SEÑOR Guía: ¡Que vuelva a casa! Éste es el grito de dolor de esa mujer que sostiene en sus manos un retrato de su marido, de su padre, de su hijo, “desaparecido”. Es como si dijera: ¿acaso no veis mi dolor, mi tormento? Como Verónica, había estado con Jesús cuando éste enseñaba, curaba a los enfermos, y anunciaba el reino. Jesús se había convertido en el centro de su vida. Ahora le veía cruelmente arrancado de su lado. Cuando le vio acercarse, salió de entre la multitud y corrió hasta él y cubrió su rostro sudoroso y sanguinolento con su propio velo. Jesús respondió a este acto de amor y de duelo dejando impresa

en el velo la imagen de su rostro: el rostro de una humanidad “dislocada”. El rostro de cada hombre o mujer que sufre la separación, la segregación y el desplazamiento.

Jesús también ha rezado por cada uno de ellos antes de morir diciendo: "Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que Tú me diste; porque son tuyos, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y yo he sido glorificado en ellos. Y yo ya no estoy en el mundo; pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a Ti".

También nosotros somos llamados a participar en el modo de vida de Jesús, lo cual sugiere andar por caminos nuevos y con una conciencia lúcida, limpia y recta. Salir al paso del Señor, entrar en comunión con El, supone hacer un pequeño esfuerzo para que, nuestro interior, quede tan limpio como su rostro quedó en el encuentro con la Verónica. La eucaristía es el medio por el que Jesús deja, en lo más hondo de nuestras entrañas, el vivo retrato de su amor. Donde se manifiesta vivo y peregrino en medio de nosotros. La eucaristía blanquea todos los días, no el semblante del que la celebra, sino el alma y los corazones de aquellos que la frecuentan. - Intención: Ofrecemos esta estación por las personas desaparecidas a causa de las guerras, los secuestros, las persecuciones políticas y religiosas. Pidamos especialmente por los desaparecidos en los recientes desastres naturales de riadas, terremotos y maremotos. Y por las familias de cuantos sufren su pérdida. Les recordamos en un breve silencio y encendemos una luz por todos ellos.

* Silencio/ Se enciende una sexta vela. - Oración: Señor, Verónica tuvo piedad de Ti, y mostró su amor por Ti. Ella es ahora modelo para

todos los que queremos acercarnos a Ti. Enséñanos a nosotros a ser también como ella. Enséñanos a no pensar solamente en nuestras preocupaciones -grandes o pequeñas-, enséñanos a estar atentos a los otros y a pensar en ellos. Enséñanos a transmitir gozo y esperanza para los que sufren la desaparición de sus seres queridos.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

7ª ESTACIÓN: CAE EL SEÑOR POR SEGUNDA VEZ

- Guía: El pobre campesino de Brasil está completamente exhausto. Ha estado trabajando la tierra durante horas, días, semanas, meses.... para poder dar de comer a su familia. Después de tantos años de duro trabajo, nada ha cambiado en el fondo; no puede competir con quienes disponen de los más modernos medios técnicos. Por otra parte el dinero que obtiene de la cosecha no le llega siquiera para enjugar las deudas contraídas para poder vivir su familia de un modo mínimamente decente. Este desesperado campesino es tan sólo uno de los millones de seres humanos que se han convertido en víctimas de los grandes poderes económicos, sobre los que no tienen ningún tipo de control. Jesús se identificó con la gente sencilla y rogaba por ellos diciendo: "Padre santo, guarda en tu nombre a éstos, que me has dado, para que sean uno como nosotros". Pero ahora yo vengo a Ti, y hablo estas cosas en el mundo para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos".

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La eucaristía es fuente y cumbre de vida cristiana. En ella recogemos los mejores deseos y el aliento del Espíritu para calcar nuestra vida en la de Jesús Maestro. Con ella damos gracias a Dios por tantas cosas que alcanzamos y que son signo elocuente de su presencia. Sucumbimos en nuestros propósitos; a veces es difícil seguir adelante en aquello que prometimos pero, la eucaristía, camino hacia la Pascua definitiva, nos ayuda siempre a mirar –no tanto hacia atrás- cuanto al horizonte que nos espera: el triunfo con Jesús - Intención: Ofrecemos esta estación por cuantos son víctimas del abuso y la injusticia de los poderosos, dejándoles sin tierra para poder sobrevivir y alimentar a sus familias. Por los inmigrantes y refugiados que se ven obligados a desplazarse de sus lugares de origen. Por cuantos mueren a causa del hambre, las mafias, las pateras, la explotación y el chantaje. Al recordarles hacemos silencio y encendemos una luz por todos ellos...

* Silencio/ Se enciende una séptima vela. - Oración: Señor, ayúdanos a reconocer nuestras injusticias y cobardías, nuestras faltas de solidaridad con quienes sufren. Ayúdanos a sentir el mal que hay a nuestro alrededor, el que provocamos y dejamos pasar. Danos fortaleza para ser más comprometidos con quienes nos necesitan y no dejarles caer a su suerte con nuestra pereza e indiferencia.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo. 8ª ESTACIÓN: JESÚS HABLA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN - Guía: Las mujeres de Palestina, de Irak y de otras partes del mundo, lloran la destrucción de sus pueblos, de sus tierras y de sus hogares. Sus hijos, a los que ellas criaron y educaron con ternura y afecto, de pronto yacen muertos delante de ellas. Sus maridos, de repente se encuentran en paradero desconocido, les han arrebatado sus tierras, sus cosechas están devastadas, sus casas bombardeadas. Por eso lloran, lloran como aquellas mujeres de Jerusalén, acostumbradas a llorar por los criminales condenados a muerte.

Eran plañideras de profesión. Su llanto era considerado una obra de misericordia. Pero Jesús les dice: no lloréis por mi; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Si queremos llorar por Jesús , tenemos que llorar por la humanidad sufriente a la que Jesús vino a sanar.

Antes de morir Jesús lloró. Sabía que su destino era hacer la voluntad del Padre y le esperaba un muerte muy dolorosa. Como él también han sido muchos los que han acogido un terrible final por ser fieles a su conciencia, a su vocación, a sus ideales. Jesús oró por todos ellos diciendo: "Yo les he dado tu palabra, y el mundo les aborreció; porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo".

El silencio de algunos, -en un mundo que cabalga entre el bien y el mal, que es tensado entre la injusticia y la justicia o interpelado por la falsedad y la verdad-, es roto por la voz valiente y decidida de aquellos que saben escuchar una Palabra que ha descendido del cielo. La Eucaristía, en itinerario hacia la Semana Santa, es la propuesta del Señor animándonos a compartir las penas y tristezas de tantos hermanos nuestros que no encuentran consuelo a sus lágrimas. - Intención: Ofrecemos esta estación por los huérfanos y las viudas, por los que han sido abandonados o viven en soledad y depresión, por las víctimas inocentes de nuestro mundo, particularmente por las del atentado del año pasado en Madrid, por sus familias y por cuantos son paño de lágrimas de quienes más sufren en nuestro mundo. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes también al encender esta luz por todos ellos...

* Silencio/ Se enciende una octava vela. - Oración: Señor, enséñanos a mirar este mundo con tus ojos de misericordia y compasión. Enséñanos a rezar por cuantos sufren y lloran sin consuelo en este mundo. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo

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9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ - Guía: Un hombre tropieza y cae al suelo. Está tan débil que no es capaz de ponerse nuevamente en pie sin ayuda. Abre su mano y espera con impaciencia que otra mano agarre la suya y le ayude a incorporarse. La mano humana es en verdad misteriosa: puede crear o destruir; acariciar o golpear; puede hacer gestos de acogida o de condena ; bendecir o maldecir; sanar o herir; pedir o dar....Una mano puede convertirse en puño amenazador o en símbolo de seguridad y protección; puede ser lo más temido o lo más deseado del mundo. Jesús antes de morir oró diciendo: "No pido que los tomes del mundo, sino que los guardes del mal. Como Tú me enviaste al mundo, así yo los envié a ellos al mundo. Y yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados por la verdad". Cien veces que nos proponemos los seres humanos no caer…cien veces que caemos bajo el peso de nuestras propias contradicciones. El Señor, con el leño sobre sus hombros, en cada eucaristía nos hace una transfusión de vida divina. No son las caídas continuas del discípulo de Cristo las que nos alejan de El, sino el acostumbrarnos, como tantas veces lo hacemos, a vivir bajo la pesada cruz de la mediocridad, la oscuridad y la tibieza. - Intención: Ofrecemos esta estación por cada uno de nosotros, cada vez que somos víctimas de nuestros egoísmos, de nuestros intereses y de nuestra insolidaridad; por haber permanecido en la indiferencia o abandonado a los demás en sus problemas y soledades, por no ser capaces de ofrecer nuestras manos y todo nuestro ser para vivir en comunión plena con Cristo a través de los demás. Con nuestro silencio pedimos perdón y oramos los unos por los otros al encender esta luz.

* Silencio/ Se enciende la novena vela. - Oración: Señor, el camino se te ha hecho pesado y duro. No has podido más, y nuevamente caes al suelo. Como el tuyo, también es pesado y duro el camino de muchos de nosotros y de muchos hombres y mujeres próximos a nuestras vidas: los que están marcados por enfermedades, los que viven en la incerteza y la angustia de la falta de trabajo, los que se sienten solos, los que sufren la desunión y la ruptura dentro de su propia familia. Señor, acuérdate de todos ellos. Y haz que encuentren en nosotros y en los otros cristianos la ayuda que necesitan.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo

10ª ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS

- Guía: Hay una mujer internada en un hospital de Katmandú, no tiene más que una manta con la que cubrir su envejecido cuerpo. Su vida, en otro tiempo llena de gratos sonidos y alegre colorido se ha visto reducida al silencio. Todo y todos han desaparecido. Un día llegaron unos extraños a su aldea y la llevaron al hospital de la ciudad, al pabellón psiquiátrico. Dijeron que estaba loca, no hubo nadie que la defendiera, que hablara en su nombre o protegiera su dignidad. Ahora su mente es pura confusión.

He aquí la verdadera desnudez. Toda dignidad humana ha desaparecido. Son incontables los hombres y mujeres ancianos que viven su desnuda existencia al margen del acelerado mundo de nuestro siglo. Los años no les han dejado más que una existencia desnuda totalmente a merced de los ocasionales favores que alguien quiera concederles. Jesús también ha orado por todos ellos antes de morir diciendo: "Ellos no son del mundo, como no soy del mundo yo. Santifícalos, en la verdad, pues tu palabra es verdad".

Vivir, en toda su intensidad la Eucaristía, es compartir la suerte de Aquel que en obediencia a Dios todo lo dio (sufriendo) y de todo fue arrancado, despojado y hasta considerado enajenado mental. Atender su Palabra es abandonar caminos equivocados, desprendernos de aquellos disfraces que distorsionan la grandeza que llevamos dentro. Contemplar y vivir la eucaristía es ver a un Señor que, antes de subir a la cruz, es presentado como vino en Belén por primera vez al mundo: desnudo y despojado de toda riqueza.

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- Intención: Al recordar esta estación vivida por Jesús, oremos por cuantos son despojados de su dignidad humana, de sus derechos y libertades: por los más pobres de nuestro mundo, los que están arrinconados y olvidados en cárceles, hospitales, residencias, psiquiátricos. Por todas las víctimas del olvido y desprecio humanos. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes también al encender esta luz por todos ellos...

* Silencio/ Se enciende la décima vela. - Oración: Tú lo has dado todo, Señor. Te lo han quitado todo, te has quedado sin nada. A veces nosotros también, Señor, nos sentimos un poco como Tú: muy pobres, muy solos, con muy pocos lugares donde ser acogidos. En estos momentos de tú desnudez, haznos sent ir cerca de Ti. Haz que comprendamos que nuestra pobreza es hermana de la tuya. Haz que sintamos el gozo de poderte acompañar y así acompañar a los que sufren más la desnudez y vergüenza en nuestro mundo. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo 11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ - Guía: Hoy, un hombre sudanés está agonizando. Se encuentra absolutamente solo, no se le conoce nombre. Es uno de los muchos moribundos que pueblan un gran hospital. Él es el número 42. La vida le pende de un hilo, lo sabe, ha perdido las fuerzas, está totalmente agotado. La vida, no ha sido fácil para él, siempre marcado por la pobreza, en la que ha librado muchas batallas y obtenido pocos triunfos. Antes le daban miedo la enfermedad y el dolor, pero ahora se siente en paz., sabedor de que pronto habrá pasado todo. Jesús desde la cruz ha orado por todos los que como él son víctimas inocentes del mal humano. Él ha dicho: "Padre no ruego solamente por éstos, sino por cuantos crean en mi por su palabra, para que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en mí y yo en Ti, para que también ellos sean en nosotros, y el mundo crea que Tú me has enviado". Ascender al calvario acompañando al Señor, es intentar componer un acorde lo más perfecto posible en nuestra existencia con las notas que El nos marca en el Evangelio. Celebrar la eucaristía es hacer memoria de aquellas horas santas e históricas de Jesús. Fue clavado para que el hombre entendiese la gran locura de Dios: el amor de Dios por el hombre es capaz de cualquier cosa. La eucaristía nos anima y nos educa a ver la cruz, no como un adorno cincelado en oro o plata, sino el árbol desde donde nos cae gratuitamente a todos el fruto de la redención - Intención: Al recordar esta estación vivida por Jesús, oremos por todos los moribundos, por cuantos mueren solos y desesperados, sin consuelo ni compañía. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes también al encender esta luz por todos ellos...

* Silencio/ Se enciende la undécima vela. - Oración: Señor, ha llegado tu hora. Ha llegado el final del camino, la hora del sacrificio definitivo. Tu fidelidad al Padre, tu fidelidad a los hombres, te ha llevado hasta aquí. También muchos hermanos nuestros mueren trágicamente, víctimas del odio y la venganza, que son crucificados por ser fieles a tu amor y a la solidaridad con los más necesitados. Acuérdate, Señor de todos ellos en tu Reino. Gracias, Señor. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo

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12ªESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

- Guía: Muerte, destrucción y aniquilación nos rodean por doquier. Una gran parte de los recursos de la tierra, si no todos, se emplean al servicio de la muerte. La industria armamentista devora inmensas sumas de la renta nacional de muchos países. Las reservas de armas convencionales y nucleares crecen día a día. Millones de personas se ganan la vida fabricando ingenios que, si alguna vez se usan, sólo producirán la muerte. Pero el poder de la muerte es mucho más sutil y omnipresente que esas fuerzas explícitamente brutales de destrucción. Las fuerzas de la muerte no sólo son visibles en la violencia que impera en muchas familias y barrios,

sino además forman parte de determinadas maneras que tiene la gente de relajarse y divertirse.

Jesús ha orado en la suprema hora de su muerte diciendo: "Yo les he dado a conocer la gloria que Tú me diste, a fin de que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que Tú me enviaste y amaste a éstos como Tú me amaste". No hay triunfo sin esfuerzo, ni herida sin dolor. El calvario era y sigue siendo un monte para todo aquel que quiera entender, mirar y comprender la salvación de Dios: la Palabra clavada nos habla escandalosamente, como en Belén también un día lo hizo, del amor que Dios nos tiene. Nos descoloca. Nació en la soledad de una noche y murió solitario en la hora de nona.

La eucaristía es presencia real y misteriosa de un Jesús que muere y resucita, que habla y se presenta con la misma actualidad con la que lo hizo en aquellos que vivieron codo con codo sus días de pasión y de gloria. - Intención: Al recordar esta escena vivida por Jesús, oremos por nuestros seres queridos difuntos: familiares, amigos y conocidos, hermanos de Congregación y bienhechores. Pedimos también por todas las personas que mueren sin que nadie les recuerde ni eleve una oración por ellos. Por quienes mueren alejados de Dios. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes al encender esta luz por todos ellos... * Silencio/ Se enciende la duodécima vela. - Oración: Señor, ,tú no has vacilado en entregarte en manos de los verdugos y de aceptar el suplicio de la cruz por nosotros. Tu cruz es luminosa. Tu cruz es fuente de gracia y de vida que brota para todo ser humano. Desde el silencio de tu muerte, sólo nos queda pedirte que cuando nos llegué a cada uno de nosotros la hora de nuestra muerte, sepamos recibirla con fe y confianza. Señor, te rogamos que en esa hora suprema nos recibas con amor en tu Reino. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo 13ª ESTACIÓN: JESÚS PUESTO EN BRAZOS DE MARÍA - Guía: En el diciembre de 1980 cuatro religiosas que aliviaban el sufrimiento de sus semejantes y enseñaban con su vida que las personas pueden amarse verdaderamente unas a otras, fueron brutalmente asesinadas en la carretera que va del aeropuerto a la ciudad de San Salvador. Las violaron, las torturaron y arrojaron sus cuerpos en una fosa común. Sus cadaveres fueron encontrados, cubierto de lodo y basura, poco después de que hubieran sido asesinadas. “¿ Hasta cuándo, Señor, hasta cuando reinará la injusticia?

El amor a Jesús hizo que aquella cuatro religiosas llevaron en sus corazones el dolor de los pobres del mundo. La vida de un cristiano es una vida de amor a Jesús. No hay amor sin dolor, como no hay compromiso sin sufrimiento, ni consagración sin pérdida, ni entrega sin desgarro. Cuando intentamos eludir el dolor, nos incapacitamos para amar. Cuando elegimos el amor, elegimos también las lágrimas.

ANIMACIÓN MISIONERA SALESIANA / DELEG. INSP. MISIONES-VOLUNTARIADO (SDB-MADRID)

Cuando se hizo el silencio en torno a la cruz, una vez que todo estuvo consumado, el dolor de María se extendió hasta los confines de la tierra. Pero cualquiera que llegue a experimentar ese dolor en su corazón lo experimentará también como el manto protector del amor de Dios y lo apreciará como el misterio escondido de la vida porque Jesús ya antes había orado por ellos diciendo: "Padre, lo que Tú me has dado quiero que donde yo esté, estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que Tú me has dado, porque me amaste antes de la creación del mundo".

Subir para bajar y bajar para subir. Es el doble movimiento de la Pascua que nos espera. Subió Jesús al madero y, con él, nos abrió la puerta a la Resurrección. La eucaristía, día tras día, nos enseña que el Señor sigue bajando para hacernos escalar a las más altas cotas de generosidad y de entrega, de perdón y de sacrificio, de humildad y de reconciliación, de fe y de esperanza ¿Seremos capaces de ver la otra cara de la cruz o nos quedaremos enganchados en la simple astilla de madera que produce sufrimiento y llanto? - Intención: Al recordar esta escena pedimos por todos los misioneros y misioneras que sufren persecución a causa del Evangelio, por todos los cristianos que viven su fe comprometidamente hasta el punto de estar amenazados de muerte. Por los que son silenciados o desaparecidos y no pueden expresar públicamente sus creencias. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes al encender esta luz por todos ellos...

* Silencio/ Se enciende la decimotercera vela. - Oración: Señor nuestro Jesucristo, delante de tu cuerpo muerto y bajado de la cruz te pedimos que todos los seres humanos reciban la salvación que nace de tu cruz y el consuelo maternal de María a quien nos diste como madre de todos.

- Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo

14ª ESTACIÓN: JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO - Guía: José de Arimatea depositó el cuerpo de Jesús «en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido enterrado todavía... Mientras tanto, las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. Luego regresaron y prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según la Ley ... » (Lc 23,53-56).

Hay que morir para vivir y, aunque muchos se empeñen en lo contrario, hay que vivir para aprender a morir. Es la gran lección que, magistralmente, Jesús nos enseña en este vía crucis. Por Dios y por el hombre lo podemos alcanzar ¡todo! Sin Dios y sin el hombre ¡nada! Así oró Jesús diciendo: "Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te conocí, y éstos conocieron que Tú me has enviado, y yo les di a conocer tu nombre, y se lo haré conocer, para que el amor con que Tú me has amado esté en ellos y yo en ellos".

La eucaristía es el sacramento de la presencia de un Dios que, en la aparente debilidad de la especie del pan y del vino, nos ayuda a fructificar y a prepararnos para el auténtico banquete que nos espera: el cielo En cada eucaristía quedan sepultados millones de granos de fe que, como la mostaza, serán un día grandes árboles en los que anidarán para siempre y felizmente los hijos que creyeron y esperaron en las promesas de Jesús en la tierra. ¿Vivimos cada eucaristía como un aperitivo de aquello que nos espera por gustar en compañía de Dios el día de mañana? - Intención: En esta última estación vamos a pedir por los jóvenes que son víctimas de tantas formas de falsa felicidad. Que confunden el descanso y la diversión con el riesgo y la temeridad y mueren víctimas

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del alcohol, las drogas, la velocidad y tantos modos erróneos de usar mal su tiempo, su cuerpo y su vida. Desde nuestro silencio orante les tenemos presentes al encender esta luz por todos ellos... * Silencio/ Se enciende la decimocuarta vela. - Oración: Señor, ahora recordamos tus palabras: "Si el grano de trigo cuando cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto". Señor, en silencio, delante de tu sepulcro, velamos juntos por la fe y la esperanza. Porque creemos que el grano de trigo podrido en la tierra dará fruto. Porque creemos que el amor - tu amor- será siempre más fuerte que el mal, el egoísmo y la muerte. Porqué creemos que tú resucitas de entre los muertos, vas delante de tu pueblo, este pueblo de hombres y mujeres salvados, llamado a ser testimonio de la gran noticia de tu salvación. - Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos... - Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo

15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA DE ENTRE LOS MUERTOS - Guía: Al alborear el primer día de la semana, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, tras descubrir que el sepulcro estaba vacío, escucharon cómo un joven vestido de blanco les decía: «No está aquí». Más tarde, dos de los discípulos, Pedro y Juan, entraron en el sepulcro y vieron las vendas en el suelo, así como el sudario con que había sido cubierta la cabeza de Jesús Y al atardecer de aquel mismo día, se presentó en medio de sus discípulos diciendo: «La paz con vosotros», y les mostró sus manos y su costado. Todo esto ocurrió realmente. Y del silencio del Sábado Santo brotaron incontenibles unas nuevas palabras que tocaron los corazones y las mentes de los hombres y mujeres que habían conocido y amado a Jesús. Esas palabras - “ ¡Es verdad! ¡Ha resucitado! “ - no fueron gritadas desde las terrazas ni escritas y exhibidas en grandes pancartas por la ciudad, sino susurradas al oído, como un mensaje íntimo que sólo podía ser escuchado y comprendido por un corazón que hubiera anhelado la venida del reino y hubiera reconocido sus primeros signos en las palabras y obras del hombre de Nazaret. También algunos discípulos presurosos manifestaron su presencia eucarística cuando lo encontraron por el camino y le reconocieron al partir el pan. Jesús sigue vivo y presente entre nosotros y nosotros damos fe de ello. Con todas las víctimas del mundo, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que hacen germinar un mañana lleno de esperanza proclamamos nuestra fe y nuestra alegría en el Dios Padre de Jesús, muerto y resucitado por nuestra salvación y concluimos nuestro Via-crucis que es también Vía-Lucis diciendo...

ORACIÓN FINAL COMÚN Creemos que con este drama tuyo, Cristo, no sólo ha desarrollado una escena de dolor y de deshonra sino que se ha cumplido algo más profundo. Parece que precisamente allí donde se tocan los brazos de tu cruz están las grandes paralelas, las grandes líneas constituyentes de los destinos humanos. Hay una ley de justicia que desde las profundidades de Dios se precipita sobre Ti, Cristo víctima, hay una condena que, desde los abismos del mal, te obliga a morir.

Las dos leyes se cruzan y en vez de neutralizarse entre sí conspiran en precipitarse sobre Ti, Cristo, y en hacer de Ti un cordero inmolado por los pecados del mundo. Y Tú, Cristo crucificado, tienes los brazos abiertos porque en la cruz se encuentran no sólo la justicia y el pecado, sino también el amor. "Por nosotros y por nuestra salvación bajó sobre esta tierra"; es la apertura del cielo que fulgura con amor sobre el mundo, lo ama y llega allí. Amén

(Pablo VI)