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MULTICULTURALISMO REVOLUCIONARIO Pedagogas de disensin para el nuevo mileniopor PETER MALLAREN

ALICIA DE ALBA

prlogo por

siglo veintiuno editores mulCOESPANA

)3K1

>XIsiglo veintiuno editores, s.a. de c.v.CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIN COYOACAN 04310 MXICO, D F

siglo veintiuno de espaa editores, s.a.CALLE PLAZA 5, 28043 MADRID. ESPAA

portada de patricia reyes baca primera edicin en espaol, 1998 siglo sexi editores, s. a. de c. v. isbn 968-23-2160-3 primera edicin en ingls, 1997 westview press, filial de harpercollins publishers, inc., boulder, co. ttulo original: revolutionary multiculturalism. pedagogies of dissent

for the new millertniumderechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en mxico / printed and made in mexico

NDICE

CARTA A ADRIANA PUIGGRS. A MANERA DE PRLOGO, PRLOGO INTRODUCCIN

por ALICIA DE ALBA

Xi XXX111

ADAPTACIN DE LOS OLVIDADOS EN LA ERA DE LA RAZN CLNICA 1. ESCRITOS DESDE LOS MRGENES: GEOGRAFAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGA Y PODER,

1

por P. MCL. Y HENRY A. GIROUX

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2. POLTICA LIBERATORIA Y EDUCACIN SUPERIOR: UNA PERSPECTIVA FREIREANA 3. EL ETNGRAFO COMO FLXEUR POSMODERNO: LA CAPACIDAD DE REFLEXIN CRTICA Y EL POSHIBRIDISMO COMO COMPROMISO NARRATIVO 4. LA CMARA DE LOS HORRORES DE JEAN BAUDRILLARD: DEL MARXISMO A LA PEDAGOGA TERRORISTA,

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77

por P. MCL. Y ZEUS LEONARDO

117

5. PEDAGOGA GANGSTA Y GUETOCENTRISMO: LA NACIN HIPHIP COMO ESFERA CONTRAPBLICA 6. POLTICAS GLOBALES Y ANTAGONISMOS LOCALES: LA INVESTIGACIN Y LA PRCTICA COMN COMO DISIDENCIA Y POSIBILIDAD, Y KRIS GUTIRREZ 7. UTOPAS PROVISIONALES EN UN MUNDO POSCOLONIAL: ENTREVISTA CON PETER MCLAREN,

152

por

P. MCI..

193

por GERST BIESTA Y SIEBREN M'EDEMA

224

8. IMPENSAR EL CAUCASISMO, REPENSAR LA DEMOCRACIA: CIUDADANA CRTICA EN GRINGOLANDIA

238

vui

NDICE

EPLOGO MS ALL DEL UMBRAL DEL PLURALISMO LIBERAL: HACIA UNA DEMOCRACIA REVOLUCIONARIA

296

POSFACIO EL MULTICULTURALISMO: LA FRACTURA DE LAS ALMAS CULTURALES, DONALDO MACEDO Y LILIA Y. BARTOLOM

por 304

Responde t.. .T, que partiste de Cuba, responde t, dnde hallars verde y verde, azul y azul, palma y palma bajo el cielo? Responde t. T, que tu lengua olvidaste, responde t, y en lengua extraa masticas el gel y el yu, cmo vivir puedes mudo? Responde t. T, que dejaste la tierra, responde t, donde tu padre reposa bajo una cruz, dnde dejars tus huesos? Responde t. Ah, desdichado, responde, responde t, dnde hallars verde y verde, azul y azul, palma y palma bajo el ciclo? Responde t.NICOLS GUILLN

CARTA A ADRIANA PUIGGRS A MANERA DE PRLOGO

Universidad de Essex, Inglaterra 15 de mayo de 1998 Querida Adriana: Estoy confundida; he intentado empezar a escribir el prlogo de la edicin en castellano del libro Multiculturalismo revolucionario, de nuestro querido amigo Peter McLaren, pero me ha costado mucho trabajo, no s por qu no puedo. Me encuentro cerca de la fecha lmite que me ha dado Siglo XXI para entregar el prlogo y cremelo que en realidad lo quiero hacer, deseo poder escribirlo. El libro me ha gustado y disgustado mucho al mismo tiempo. Me ha movido fibras complejas y sensibles, pero cuando me siento frente a la computadora escribo tres o cuatro lneas y me quedo sin ms. Despus, en cualquier momento del da o de la noche, la portada del libro se me presenta y vienen a mi mente de manera precipitada y desordenada un torrente de ideas; entonces me alegro y digo "ahora s podr empezar a escribir", pero cuando me encuentro de nuevo frente a la computadora o con lpiz y papel, el torrente de ideas se torna borroso y empieza a desvanecerse; entonces aparece un malestar, pero ese malestar no se me revela con claridad, parecera que se vincula ms con el que me haya disgustado el libro que con el que me haya gustado, y me digo a m misma "bueno, escribe sobre el malestar". Lo intento, cremelo, pero no puedo, entonces quedo paralizada y enmudecida. En esos momentos me desespero, no entiendo qu me pasa y frecuentemente pienso que me gustara comentar contigo lo que me est sucediendo en este intento de escribir unas palabras introductorias al libro de McLaren, dirigidas a los lectores de habla hispana. Y justo hoy, que es Bank Holiday' en Inglaterra, he decidido que as lo voy a hacer. Escribir el prlogo escribindote a ti y de esa manera creo que me podr comunicar mejor con aquellos lectores a los que va dirigida esta edicin.En Inglaterra algunos lunes no se trabaja. A esos lunes los llaman Bank Holiday, y hasta donde he logrado investigar es una costumbre o tradicin directamente relacionada con los bancos. Los banqueros decidieron cerrar los bancos algunos lunes del ao y esa situacin devino en tomar estos das como de descanso para todo el inundo. Entre parntesis, la semana inglesa, los bank haliday, la duracin de los periodos de actividad acadmica (term) en la universidad, etc., tendran que ser motivo de anlisis en nuestras prcticas universitarias, escolares, laborales, etc. No crees? En nuestros pases trabajamos muchas horas, muchos das. Los horarios laborales son muy prolongados y las cargas de trabajo muy fuertes. Este aspecto de la cultura inglesa me ha llamado la aten[xil

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CARTA A ADRIANA PUIGGRS

Cape Town, South Africa, 17 de julio de 1998 Querida Adriana: Me encuentro escuchando jazz en el Green Dolphin y he tomado un trozo de papel para escribir. Estoy con Rosa Nidia Buenfil y una joven acadmica australiana. Nos encontramos en Sudfrica en un Congreso Mundial de Educacin Comparada. sta es mi primera visita al frica y por azares del destino ha sido justo aqu: Sudfrica. Pas en el cual Nelson Mandela es, al mismo tiempo, smbolo y realidad cotidiana. Smbolo de una de las luchas ms importantes de este siglo. Smbolo constitutivo de importantes imaginarios revolucionarios de la segunda mitad del siglo xx. Realidad cotidiana, como presidente del pas, en este complejo momento postapartheid. El jazz es una msica especial, una msica soul y sea lo que para cada quien pueda ser el alma (soul), es ste un significante que intenta simbolizar el entrecruzamiento de las ms profundas creencias, valores, sentimientos, luchas. Tal vez por ello emerge de nuevo Multiculturalismo revolucionario. Como te deca, el libro no slo es muy interesante sino que, en mi caso, ha tenido la facultad de moverme algunas de las fibras ms sensibles de mi ser, de mi alma. S, el jazz es una msica profunda, que toca el alma, como la toca tambin lo que escribe McLaren. El Green Dolphin es un lugar turstico, no me cabe duda;- pero tiene "algo fuerte y profundo", debe de ser el jazz. .. Vemos la carta y algunos platillos parecen un tanto exticos. He pedido avestruz. Vamos a probar. Recuerdas "the flneur/flneuse" de Multiculturalismo revolucionario? No s si lo que sucede es que me he identificado con "the flneur/flneuse" de McLaren o si me encuentro en profundo conflicto con esta figura o ambas cosas a la vez. Ahora mismo me siento un poco flneuse. Me abstraigo, olvido que estoy en una mesa compartiendo la velada con dos colegas, y mi mente y mi alma se van con el jazz y se transforman. Ahora estoy 'sola', dentro de la msica, en este extico lugar y me atrapa el buzz 2 "the flneur/f/neuse". El jazz que estamos escuchando se ha convertido en el combustible que necesitaba para empezar a escribir este prlogo de manera fluida. Eso siento en este momento. Te deca, el Green Dolphin es un restaurante elegante y bonito que se encuentra en the waterfront 3 de Cape Town; de pronto me vuelvo a hacer consciente de que estoy en frica, en Sudfrica y empiezo a mirar a mi alrededor para ver quines estamos escuchando jazz e irremediablemente vienen a mi mente y a mi corazn el apartheid, Mandela, su lucha, este pueblo, este pas, que tanto me hacin de manera particular. Pienso en la relacin entre periodos de trabajo programado (con horario y compromiso de presencia fsica), periodos de trabajo que tal vez podramos denominar nomclicos y/o intermitentes y periodos de descanso y esparcimiento. Mirada fija y profunda del que se posiciona en el lugar del observador. Los muelles.

CARTA A ADRIANA PUIGGRS

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dado en tan pocos das. Aunque no me guste, s que el asunto de la raza es y ha sido muy importante aqu, as que me empiezo a fijar en el tipo fsico de los comensales y escuchas, y para mi sorpresa prcticamente no encuentro poblacin africana, bueno, hay uno o dos mulatos y otros dos colours, 4 tambin estn algunos japoneses y comensales y escuchas de diferentes partes del mundo, pero siendo un pas con casi el 80% de poblacin africana' no deja de llamarme la atencin que no se vea poblacin africana en este lugar. De pronto dejo de ver a los comensales y escuchas y me fijo en los msicos, los miro fijamente, hay mulatos y colours y mi mente se va a otros lugares, pienso en Mxico y en Amrica Latina, pienso en los mltiples problemas de todo tipo que tenemos. Mi mente se centra en Mxico. Qu poco se habla en Mxico de discriminacin, qu fuerte es la ideologa con la que hemos sido educados la mayora de los mexicanos. Esa ideologa que pregona que los mexicanos no somos "discriminadores" como los gringos, que entre nosotros lo que se ha dado es un fuerte mestizaje. Qu fuerte ha sido para las generaciones posrevolucionarias la incorporacin en nuestras subjetividades de la grandeza indgena antes de la llegada de los espaoles y despus el abandono casi total del significante indgena en la educacin primaria, para ser remplazado por el de campesino. Qu pas con los indgenas en este proyecto poltico e ideolgico? Parecera que en Mxico hay un exitoso mestizaje y nada ms. Tendramos que deconstruir esa historia, deconstruir la historia de nuestros contactos culturales y reinscribirla en nuestras subjetividades. Estoy pensando en Mxico, en nuestra composicin tnica, en nuestros indgenas, en nuestros contactos culturales, en los zapatistas. Es difcil y doloroso. Decido regresar. Rosa Nidia y la chica australiana sonren, estn frente a m. Comentamos que el vino es muy bueno y los platillos son exticos y deliciosos. Rosa Nidia ha pedido una magnfica langosta. Olvid mi cmara, no podr tomar fotos. Me vuelvo a abstraer, me voy. Estar en Sudfrica es fuerte e intenso. Parecera que es un momento en el que confluyen mltiples cuestiones, discusiones tericas, bsquedas, afectos, dificultades, viajes, rupturas, deconstrucciones, nuevas elaboraciones. Parece ser que me encuentro en un momento de un cierto cierre de todo aquello que, en el constante devenir de la vida, empez enColours denominaban en Sudfrica a los distintos tipos de mestizos. Esto es, a quienes no pertenecen ni al grupo de poblacin de blancos ni al grupo de poblacin africana, ni al grupo de poblacin cle indians. Hasta donde logr comprenderlo, es similar a los trminos "mestizo" y "mulato" que se utilizan en Amrica Latina. Poblacin en Sudfrica por grupos de poblacin. Octubre de 1996 Africanos 76.7 % 10.9 % Blancos 8.9 % Mestizos Indios 2.6 % No especificado/otros 0.9 % Datos del censo de octubre de 1996; Statistics South Africa, 1998, http:// www.css.gov.za/censuspr/population.htm.

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CARTA A ADRIANA PUIGGROS

1988. S, parecera que estoy en un intenso proceso de un cierto cierre de todo lo vivido en los ltimos aos y al mismo tiempo en un complejo momento de apertura. De apertura a. ..? No lo s, siento que este momento es especial y tal vez sa es otra de las razones por las cules se me ha dificultado "hablar" en l. Parecera que estoy viviendo una catarata de emociones, ideas, planes, reflexiones, evaluaciones, agradecimientos, deseos, tristezas, alegras, y que por ser tantas cuestiones y tan intensas se encuentran en el borde entre lo "indecible" wittgensteiniano y el esfuerzo por mostrar lo que no se puede decir (Wittgenstein, 1953). De pronto me doy cuenta de que estoy hablando de un periodo de diez aos. Diez aos. Han pasado ya diez aos desde que marqu el nmero telefnico de Giroux y con mi precario ingls le habl de nosotros y del inters que tenamos en establecer un contacto directo con l. Esa llamada es uno de los elementos constitutivos de la huella de un momento de apertura, que veo como tal, diez aos despus, y que hubiera sido incapaz de nombrar en aquel entonces. En 1988 no nos visit Giroux en Mxico, en su lugar se nos revel McLaren, a l lo conocimos de manera directa primero. El de 1989 sera un ao muy especial, de mltiples encuentros, de gran intensidad. Recuerdo que fue en 1989 cuando visit a Peter McLaren y a Henry Giroux en Miami University, en Oxford, Ohio, en Estados Unidos. Una de las cosas que ms me impacto fue el enorme poster o afiche de Mandela que Giroux tena en su cubculo. A ellos les habl de ti, fuiste la primera persona que apareci en ese escenario. Poco despus ustedes tres se conocieron. Entre mis fotos de viaje tengo una en la que estn t y McLaren y en ocasiones se la muestro a aquellos a los que les quiero empezar a abrir mi mundo. El poster de Mandela, la visita, el ao, se han quedado como parte de esa huella profunda en todo mi ser, parte de ese momento de apertura, de ese inicio de algo importante que poco a poco se ha desarrollado y enraizado tanto en m como en otros muchos latinoamericanos, no lo crees t as? Recuerdas que nuestra lectura de los tericos norteamericanos antes de Giroux, McLaren y Apple era otra? Creo sinceramente que con ellos empezamos a leer de otras formas lo que nos vena del norte imperialista. Empezamos a ser capaces de discriminar mejor las posturas, de aceptar que entre ellos existen diferencias, y nos atrevimos a empezar a entrar en contacto con ellos. Me doy cuenta de que la dificultad para escribir ha persistido, ha pasado ms de un mes desde que empec a escribir el prlogo y ahora que las ideas fluyen no slo en mi mente sino a travs de mi pluma me desespero porque tengo poco papel. Empiezo a hacer la letra pequeita y a escribir en todos los espacios y rincones de mi pedazo de papel. Hago apuntes que luego pienso desarrollar. Se me acab el papel, me siento desesperada y enojada, el malestar vuelve a aparecer, pero no tengo ms espacio para hacer apuntes sobre l.

CARTA A ADRIANA PUIGGRS

Universidad de Cape Town, 18 de julio de 1998 En mis apuntes de la noche anterior leo "aparece en mi mente l: nosotros y ellos". El nosotros y ellos me ha seguido, se me ha impuesto, desde hace algn tiempo. Es algo que me preocupa en relacin directa con la educacin. El nosotros y ellos puede ser constitutivo de lo educativo? Existe una diferencia constitutiva en relacin con el nosotros o ellos, constitutivo de lo poltico? En eso estoy, pero no s si me acerca o me aleja de Multiculturalismo revolucionario. La influencia del pensamiento de Laclau ha sido muy fuerte en m en los ltimos aos. Lo es ms ahora que estoy de sabtico con l, en la Universidad de Essex. El pensamiento de Laclau me tiene cada vez ms cautivada y atrapada. Su pensamiento me ha llevado a considerar la posibilidad de una sobredeterminacin ontolgica compleja de lo humano, que a su vez puede entenderse a travs de diversos nfasis ontolgico-discursivos. De tal forma que ese nfasis ontolgico-discursivo se refiere a la va que elegimos para construir discursivamente la realidad, para leerla y escribirla. No me interesa la especificidad positivista, lo que me interesa son las distintas miradas ontolgico-discursivas. Qu te puede dar una mirada que no te da otra? Tengo claro que los diversos hilos de los procesos de sobredeterminacin se entrecruzan de manera compleja y fina. Me interesa ese entrecruzamiento y me interesa ver, en tal entrecruzamiento, la posibilidad de distintas respuestas discursivas a la dislocacin. 6 La dislocacin es constitutiva y la respuesta a la dislocacin nos habla de la mirada con la cual se construye la realidad que esa dislocacin ha constituido. Estoy totalmente de acuerdo en que nosotros o ellos es una respuesta constitutiva de lo poltico, donde la dislocacin se concibe corno antagonismo. Estoy de acuerdo tambin que en lo educativo hay mltiples momentos polticos, hay un entramado tal entre lo educativo y lo poltico que no nos hemos preocupado por una posible respuesta educativa a la dislocacin. He discutido con Laclau la posibilidad de que tal respuesta sea nosotros y ellos. Parece que l est acuerdo con esto. Creo que me sal de Multiculturalismo revolucionario, no lo s, no s si lo lamento o no, de nuevo aparece el malestar. Vuelvo a enmudecer. Universidad de Essex, Inglaterra, agosto 1, 1998 Peter habla en su libro de multiculturalismo, es interesante y valioso; el problema es que yo no puedo pensar la relacin entre las culturas desde ningn tipo de multiculturalismo o pluriculturalismo; estas posturas me limitan. Lo lamento; estoy en un grave problema. Reconozco que en este libro Peter logra entrar a6 Me refiero al concepto de dislocacin en los trminos en que ste ha siclo formulado por Laclan (1990).

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CARTA A ADRIANA PUIGGROS

niveles de mayor profundidad en los asuntos de las relaciones culturales de lo que para m es el contacto cultural. Parece que empiezo a comprender por qu McLaren lo sigue viendo y viviendo como multiculturalismo. Parecera que la clave est en su manejo de la figura del flneur, en el asumirse como un flneur, como l mismo se describe en el libro. Para Peter el flneur es aquel que est y no est, que pertenece y no pertenece, que, observa pero de pronto ya est ms all de la observacin. Como flneur slo puedes llegar a concebir las complejas relaciones entre las culturas como pluriculturales o multiculturales, y estoy convencida de que es un gran esfuerzo y una valiosa aportacin la que McLaren hace en este libro. Peter est tocado por otras culturas, por nosotros, los latinoamericanos, y ahora de manera ms especfica, en su vida en Los ngeles, por los latinos, por los chicanos, por los europeos, por los asiticos, por su conflicto con la whiteness, etc. Parecera que Peter est tocado por los otros, por la otredad, y al mismo tiempo atrincherado en su posicin de flneur. Est en un complejo momento poltico, de confrontacin, de reconocimiento de las diferencias, de reconocimiento del otro, pero an no encuentra puntos fuertes de identificacin con el otro que le permitan pasar a un momento educativo o pedaggico, a un momento cultural, a un momento amoroso, en el cual lo constitutivo se subvierte, del nosotros o ellos al nosotros y ellos. El contacto cultural no es "necesariamente" educativo. Tiene momentos. Podramos decir que el momento inicial, de dislocacin, es primordialmente relacional, y su carcter relacional lo conserva en todos los otros momentos; el carcter desigual y conflictivo del contacto cultural se refiere ms a los momentos y movimientos polticos dentro de ste, y el carcter productivo se refiere ms a un momento primordialmente cultural y educativo. Encontr algunos hilos entre el nosotros o ellos y el nosotros y ellos. Multiculturalismo revolucionario de Peter McLaren y la cuestin del nosotros o ellos y el nosotros y ellos.

Universidad de Essex, Inglaterra, agosto 3, 1998 Querida Adriana, las historias de nuestras relaciones como latinoamericanas y entre latinoamericanas y latinoamericanos han sido otras. Creo que para nosotras(os) es difcil mantenernos en el espacio "the flneur/flneuse", que parece ser el espacio en el cual Peter McLaren se reconoce ms a s mismo. Nosotros hemos vivido profundos procesos de contacto cultural, ms que de multiculturalismo. Por ello es que cuando t regresaste a Argentina un buen da amanec con una profunda necesidad de ir a Buenos Aires, de irte a ver, y entonces empec a comprender que nuestros aos de convivencia nos haban trasformado mutuamente, nos haban afectado. Antes de ese momento pens que lo "argen-mex" se ubicaba slo del lado de los argentinos, pero a partir de ese da me empec a hacer cargo de la parte que a m me corresponda y de

CARTA A ADRIANA PUIGGRS Cmo

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mi identidad haba sido trastocada. Fue entonces cuando empec a ser latinoamericana, al asumir la parte de "argen-mex" que a m me tocaba. Desde mi punto de vista la diferencia radical entre el contacto cultural y el multiculturalismo es que el contacto cultral te trasforma, entras a l siendo una y sales siendo otra. En el contacto cultural no puedes ser slo un/a flneur/flneuse, porque eres parte constitutiva de l. El contacto cultural es como el contado amoroso, puede llegar no slo a trasformar sino a crear, tanto as que en el contacto amoroso se puede llegar a crear un nuevo ser, como en el contacto cultural se puede llegar a crear un nuevo ser cultural. Por supuesto que la dislocacin es constitutiva de toda nueva produccin, pero en las relaciones amorosas, como en las culturales y en las educativas, para producir o crear una nueva entidad, un nuevo ser, tiene que haber una relacin de nosotros y ellos (t y yo), ms que de t o yo. Y desde luego, aunque las relaciones amorosas, culturales y educativas tienen momentos conflictivos, de ruptura, no es en esos momentos en los que se produce o crea. No es en los momentos de disyuncin, sino en los momentos de conjuncin. En fin, tal vez estoy desvariando. Quisiera cambiar mi discurso y hablar ms de multiculturalismo, pero no puedo, termino hablando de contacto cultural. Cuando pienso en ello el malestar vuelve a aparecer. Por ello la dificultad para escribir persiste. Avanzo muy lentamente. El mecanismo es el mismo. Tengo Multiculturali.smo revolucionario atravesado en mi ser, en mi mente. Continuamente pienso en lo que voy a escribir, y cuando me siento a hacerlo escribo de lo que a m me preocupa en estos momentos y cuando me doy cuenta que de lo que tengo que escribir es del libro de McLaren, suelo quedarme muda. Adriana: estoy hablando del libro de McLaren? De cualquier forma, si logro escribir aunque sea un solo prrafo me siento bien, cuando menos hasta antes de que el malestar aparezca. Ahora la situacin se torna ms compleja; he rebasado el tiempo que me ha dado la editorial para entregar el prlogo, incluso he rebasado el segundo plazo. Pero no puedo evitarlo, me empiezo a desvanecer, pasado maana me voy a pasar el verano a Mxico. Quitar mi flat, 7 ahora la confusin se ha extendido a todas las esferas de mi vida. No s qu har, tengo que llevar demasiadas cosas a Mxico. Tengo? No, no es cierto. iiiTengo que quitar una casa!!! Eso es mucho para ir a pasar un verano en Mxico. No entiendo qu pasa. Deb de haber entregado el prlogo y en lugar de ello me encuentro ante el inminente viaje. De cualquier forma terminar de escribir esta carta, se la enviar a Adriana y la enviar como prlogo del libro a Siglo XXI. Espero que este esfuerzo sirva de algo. Me doy cuenta de que estoy hablando conmigo misma. En fin, no puedo ms.

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Departalnent0.

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CARTA A ADRIANA PUIGGROS

Ciudad Universitaria, Mxico D. F., agosto 25, 1998 Querida Adriana: El regreso a Mxico ha sido difcil. Las tareas acadmicas me han atrapado. Hoy tuve una reunin de Comisin Dictaminadora en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM, despus me reun con mis estudiantes y becarios en el cEsus para revisar los avances de investigacin y planear las actividades de los prximos meses. Pensaba tomarme unas largas vacaciones en Mxico, pero estoy en la universidad, la realidad mexicana me comi y las tareas y proyectos que tena y tengo en Inglaterra all se quedaron. Dentro de un mes ya no estar en Mxico y ahora s con certeza que no tendr vacaciones. No deb haber venido a Mxico. Es fuerte, muy fuerte, moverse tanto, poner y quitar casas. Instalarse y desinstalarse. Empezar a ser capaz de estar y en seguida huir. Otra vez estoy desvariando. Intento hacer un esfuerzo y volver a algunas de las tareas que ahora tengo en Inglaterra e inmediatamente aparece el prlogo. Entonces voy a buscar mis papeles y me encuentro con mis apuntes de aquella noche en el Green Dolphin; parecera que ah est todo el prlogo, condensado en esas notas. Abigarrado en unos cuantos significantes, aquella noche, en aquel momento, en el cual necesitaba tanto un cuaderno. Pero no, las leo cuidadosamente y lo que tengo en mente las rebasa, no todo est ah, hay ms, pero aquella noche fue una pena que no llevara papel y lpiz. Tratar de llevar siempre papel y lpiz, antes lo haca, no s por qu no llevaba papel para notas aquella noche. De pronto me quedo leyendo en mis apuntes de aquella noche: "Mxico, discriminacin, cuestin tnica, contacto cultural versus multiculturalismo." He logrado volver, ya estoy de nuevo aqu, en la carta, escribindole a Adriana Puiggrs. La verdad, Adriana, t que viviste tantos aos en Mxico sabes que en Mxico existe un grave problema de discriminacin que tiene su expresin ms srdida, encubierta y cnica en la discriminacin a los indgenas. Sabes que esto es cierto, sabes tambin que la Revolucin mexicana s produjo cambios drsticos y positivos en el pas, sabes tambin que Mxico es mgico, pero t y yo no debemos de ignorar lo anterior y tendramos que empezar a aceptar pblicamente y de manera explcita que en Mxico existe un grave problema de discriminacin racial, tnica, para usar un significante con cierta fuerza que nos remite a discusiones presentes, y no slo un problema de injusticia social, que t sabes bien tambin es muy fuerte en Mxico. McLaren es un hombre valiente, l se ha atrevido a acercarse a los problemas de la cultura, de la discriminacin de clase, sexo, raza y gnero, en un contexto en el cual tales problemas son relevantes, pero una de las cuestiones msCentro cle Estudios sobre la Universidad (ceso) de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (uNANO.

CARTA A ADRIANA PUIGGRS

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interesantes en la obra de McLaren es que siempre intenta ir ms all, no se queda en su contexto, viaja, se deja influir, se deja tocar, aunque luego regrese y se atrinchere en su a la vez cmodo y tormentoso lugar de frneur. Amrica Latina y el Caribe: Brasil, Argentina, Cuba, Mxico, han dejado huellas en su ser y en su pensamiento. Estoy segura, porque lo conozco, de que sus experiencias en esta regin del mundo lo han marcado, lo han tocado, pero l se sigue viviendo como unfifineur, en relacin con nosotros y en su relacin con nosotros. Y es que no es fcil anclar de una cultura a otra, as como as, pregntamelo a m que en este 1998 he estado en distintos lugares del mundo. Pregntamelo a m, que en estos diez aos he tratado de vivir en el contacto cultural, permitiendo que ste me trastoque, me cambie, me disloque constantemente. Te lo pregunto a ti, es fcil transitar de una cultura a otra? Qu significa entrar y estar en contacto cultural?

Madrid, Espaa, septiembre 23, 1998 Querida Adriana: Se termin mi verano en Mxico; en un momento pens que nos podramos encontrar ah aunque fuera por unos minutos. Lamento que no haya sido as; antes de enviarte esta carta me pondr en contacto contigo. Por qu no has contestado los mails que te he enviado de Essex? La diputacin, eso es, ests muy ocupada, pero yo me siento mal de estar tanto tiempo sin tener una comunicacin directa contigo. Por ahora mi comunicacin es esta carta-prlogo. Adriana: por qu me pidi Peter que escribiera el prlogo a su libro, si l sabe que tengo fuertes diferencias con todo tipo de multiculturalismos? Bueno, creo que lo sabe, en este momento lo estoy dudando. Una cosa es reconocer, como lo he hecho, que su libro es un importante paso hacia el contacto cultural, que el contacto cultural es uno de los retos ms importantes que enfrentamos en esta etapa de crisis y que Multiculturalismo revolucionario aporta grandes avances para comprender la problemtica del multiculturalismo brindando nuevas y significativas formas de comprender y analizar el asunto, y otra cosa es escribir un prlogo al libro. Escribir una entrada a su libro. Una entrada para aquellos estudiosos de la educacin y para quienes por diversas razones estn interesados en la educacin, que vivan en pases de habla hispana. Son dos cosas distintas y por ello me cuesta trabajo entender por qu Peter me ha pedido esto? Claro que no se lo he preguntado, no lo quiero hacer, slo quiero escribirlo, aunque me cueste tanto trabajo. Tal vez su invitacin a escribir el prlogo sea, finalmente, una respuesta a mis mltiples invitaciones a llevar nuestra relacin acadmica del plano de la multiculturalidad al del contacto cultural. No lo s, tal vez se es mi deseo. No me entiendo. T me puedes entender, Adriana?

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CARTA A ADRIANA PUIGGRS

Londres, Inglaterra, 2 de octubre de 1998 (a 30 aos de la matanza de Tlatelolco) 10:30 horas Este da quisiera estar en Mxico. En mi correo electrnico emes genteg me he encontrado con varias invitaciones para las diversas celebraciones que se van a realizar en Mxico alrededor de y en este da con motivo del aniversario de la masacre de Tlatelolco. El movimiento del 68 es una herida constitutiva de mi generacin. Parecera que Peter nos est mostrando una herida constitutiva de su propia compleja, posmoderna e hbrida subjetividad. En Multiculturalistno revolucionario McLaren afirma "La subjetividad es un proceso de mediacin entre el 'Yo' que escribe y el 'Yo' que es escrito, el 'Yo' que habla y el 'Yo' que es hablado" (1997:25). Y en este concepto de subjetividad nos ofrece una valiosa veta de anlisis, reflexin y elaboracin terica, y al mismo tiempo nos muestra uno de los rasgos ms importantes de su propia subjetividad, de esa herida constitutiva a la que me estoy refiriendo. l escribe. l es el "Yo" que escribe a los dems, que escribe y habla a los otros. Y en pocos espacios de su obra literaria se muestra ese "Yo" con tal claridad corno en Multiculturali.stno revolucionario, justo cuando desarrolla el concepto "theffrineur/flneuse", haciendo constantes referencias a s mismo, al sentirse identificado con esta figura, o bien al asumir que un punto nodal de su propia subjetividad es el ser un f/zineur. En esta figura conceptual es en la que encuentro de manera paradjica mayores elementos de coincidencia terica y poltica y mayores elementos de discrepancia, de desacuerdo. Para McLaren "the franeur/ffineuse" es, entre otras cosas, el etngrafo primordial, en la cultura del capitalismo tardo, posorganizado y posmoderno. Situado en las grandes metrpolis (posmodernas), en las cuales vive dentro de las vertiginosas estrategias de representacin. "The flaneur/fliineuse" busca ir ms all del misterio de la vida cotidiana, sabiendo que tal bsqueda puede subrepticiamente llevarlo a la lgica del mercado, por la cual se siente atrado y fascinado con la misma fuerza con que siente repulsin por ella. "The flbneur/lkineuse" es el etngrafo urbano que enfrenta el dilema de vivir entre los espacios de la ciudad, que no puede escapar a sus recuerdos y su creatividad. Que vive deambulando siempre alrededor de la ocupacin exisNo he podido abrir mi correo de Inglaterra ni en Mxico, ni en Espaa, ni aqu en Londres, por ello estoy usando en estos das y para los asomos ms urgentes una direccin electrnica provisional.

CARTA A ADRIANA ITTIGGRS

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tencial geogrfica de sus propios deseos y miedos, como aquel que vive en la esclavitud de la existencia posmoderna y de los espacios pblicos de la posmodernidad hbrida. McLaren sostiene "Nosotros experimentamos flrineriem corno la raz (le todo el trabajo poltico e intelectual que hacemos" (1997:79). Por supuesto "the flneur/flneu.se" es mucho ms de lo expresado en la lneas anteriores, pero en todas sus caractersticas existe este rasgo de existencialidad borderline y es en tal subjetividad donde McLaren plantea su pedagoga de la esperanza, a la cual se refiere Donaldo Macedo en su posfacio. Y aqu encuentro mltiples puntos de acuerdo. Sostengolloy en da la nocin de sujeto escindido. Estoy convencida de que su riqueza terica nos permite una mejor comprensin de la condicin humana, una mejor comprensin de nosotras/os mismas/os. No me son ajenos los escenarios que Peter McLaren describe cuando desarrolla la nocin de flncur/f/lineuse y los que con tal nocin asocia. No digo que los conozco perfectamente, slo afirmo que no me son ajenos. No s bien lo que sucede, pero s puedo ver que en mis propios escenarios existen los que l describe y otros. He crecido en la ciudad, en una de las ciudades ms grandes del mundo, y he tenido la oportunidad de estar en grandes metrpolis. He vivido por cortas y medianas temporadas en algunas de estas metrpolis. Pero tambin he tenido el privilegio de vivir tres meses en la zona andina del Ecuador, de asomarme un poco al mundo indgena de esta zona. De conocer en ella algunas experiencias de educacin indgena, de discutir sobre nuestros pueblos, nuestros problemas. He tenido tambin el privilegio de ser una de las pocas mexicanas que ha trabajado para los indgenas teniendo un jefe indgena. He tenido el privilegio de asomarme un poco a la educacin indgena en Mxico. He tenido el privilegio de conocer y estar en lugares pequeos, en el campo, en los cuales la gente, pobre o rica, es diferente y generosa. He tenido el privilegio de estar en estos lugares, no citadinos, en ambos lados del Atlntico. Como una especie de conector entre dos ideas, dije en el prrate> anterior "No s bien lo que sucede, pero s puedo ver que en mis propios escenarios existen los que l describe y otros". Y al releerlo me llam la atencin la palabra otros. En realidad, Adriana, cremelo que no s bien lo que sucede, lo que me sucede, pero s te puedo decir que mi escisin es distinta a la de McLaren... Soy parte de "su" otredad y al mismo tiempo soy parte de ese "Yo", que escribe y habla a los otros. Slo que mi "Yo" escribe y habla a los otros en espaol." sa,Cuando McLaren emplea el trmino flnerie se refiere a la actividad desarrollada por "thefineurtilneuse - .

Aunque algunos de esos escritos sean traducidos posteriormente al ingls. Muy pocos todava, por cierto. Porque s que hay que aprender a hablar en ingls, lo s y estoy dispuesta a aprenderlo, aunque cremelo que es uno de los esfuerzos ms grandes de los realizarlos en tni vida entera. Quiero "aprender" a hablar en ingls porque me queda claro que es la nica va de acceso a ciertas discusiones, y tales discusiones me interesan y me interesan mucho. Pero as como Mcia-

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por ejemplo, es una diferencia importante. Creo que por eso la nocin de fineur/flneu,se me ha convulsionado, me ha afectado tanto. Porque me toca, me afecta, me trastoca, me ha hecho pensar y al mismo tiempo me ha paralizado. Parecera como si yo quisiera que McLaren fuera ms all del flnerie y se atreviera a entrar en contacto. Pero, qu derecho tengo a querer o pretender algo as? De nuevo no lo s. Tal vez no tengo ningn derecho, eso es lo ms probable. Lo que tengo es la posibilidad de hacerlo. La posibilidad que me brinda este espacio. De nuevo estoy desvariando, y para de algn modo terminar, te dir que as como para McLaren la "flnerie [es] la raz de todo el trabajo poltico e intelectual que hacemos" (1997:79), para m lo es el contacto cultural. 22:45 horas Querida Adriana:

He vuelto, tengo que seguir. Siento con fuerza el malestar, pero esta vez quisiera encararlo. Vamos a ver qu sucede. Cuando nos habla de "the flneur/frneuse", McLaren dice que hay momentos en los cuales reconoce la necesidad de interrogar los discursos de aquellos/as otros que lo ubican (locate) como un gringocentric, que se delata por sugeroconsciousness.

Esto es, McLaren reconoce que en algunos momentos tiene la necesidad no slo de hablar de los otros, sino d'e ser hablado por los otros, la necesidad no slo de escribir a los otros, sino de ser escrito por los otros. Pero es muy interesante sealar que l nos da el punto nodal de cmo tenernos que hablarlo o escribirlo: como un gringocentric, como alguien que se delata por su geroconsciousnes. Y ah encuentro un punto de desacuerdo, de ruptura, de molestia. Por fin parece que puedo empezar a tocar de manera directa el malestar. Esto es, si "Yo" voy a ser el "Yo" que habla y escribe al otro y el otro es McLaren, le exijo que escuche cmo este "Yo" lo escribe y lo habla, y rechazo su intento de imponerse/me aun en mis propios escritos sobre l. Un punto nodal de la herida constitutiva de su subjetividad es que, como l mismo lo reconoce en mltiples ocasiones, l se habla a s mismo, se escribe y se concibe del lado de la complejidad hbrida posmoderna, en el borde con el intento de entrar en contacto con la otredad. Pero su relacin con la otredad es una relacin que tiene fuertes tintes redentores, y a m tales tintes me disgustan. l, que siempre se ubica a s mismoren al mismo tiempo que se siente atrado por la lgica del mercado siente repulsin por ella, yo me siento atrada por el ingls con la misma fuerza con que siento repulsin por l. Me queda claro que an no estoy en contacto con este idioma, con este juego de lenguaje, pero mi intencin es entrar en contacto, superar el momento de la biculturalidad y atreverme a entrar en l. Pero no s si lo lograr.

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como un gringocentric, que se delata por su geroconsciousness, que est luchando por emancipar a los otros. Le preocupa la emancipacin de los otros a los cuales l est ayudando. Y slo se concibe as, aunque se mantenga en el borde de. Y es este rasgo de McLaren el que rechazo con fuerza. No busco un redentor, busco un colega acadmico, un compaero poltico, una interlocucin seria. Una relacin que se atreva a entrar en contacto, que trastoque el juego. Que quiera jugar de manera paralgica, como dira Lyotard (1979), que escuche al otro y no slo quiera ser escuchado, que lea al otro y no slo quiera ser ledo, que se arriesgue a ser hablado y escrito por el otro y no slo a ser el "Yo" que escribe y habla a los otros. Y creo, Adriana, que stas son algunas de las fibras ms sensibles que este libro me ha tocarlo. Si bien hoy, en estos meses que trascurren al devenir este 1998, he retomado muchos ms elementos de las aportaciones de los tericos posmodernos y posestructuralistas del nombrado o llamado primer mundo, tambin es cierto que an sostengo mi crtica a la miopa terica de tales tericos, la cual consiste en la imposibilidad que tienen para usare`-' sus propias herramientas tericas como medios para verse a s mismos de manera distinta en su relacin con la otredad y asumir que durante todos estos aos y siglos de colonizacin, de dominio, la influencia no slo es de ellos hacia nosotros, sino que de mltiples formas nosotros, los otros, la otredad, tambin los ha afectado, ha tenido y tiene influencia en ellos (de Alba, 1995). Y si fuesen capaces de empezar a pensar en esta posibilidad y de mirar el misterio de la vida cotidiana, ms all de su trinchera de conquistadores-redentores, de su complejo, lacerante y cmodo espacio "theflineur/ffineuse", probablemente podramos empezar a hablar de contacto cultural. De contacto cultural relacional, conflictivo, desigual y productivo. Entendiendo al contacto cultural como el "intercambio de bienes culturales e interrelacin entre grupos, sectores o individuos de distintas culturas y por lo tanto con diferentes cdigos semiticos y manejo y uso de signos (significantes y significados) que produce cambios en los distintos sujetos que participan de l y en sus contextos" (de Alba, 1997:3) Asumiendo que "El contacto cultural se ha dado a lo largo de toda la historia de la humanidad [y que] sus caractersticas constitutivas y fundantes son: relacionalidad, conflicto, desigualdad y productividad. El contacto cultural es relacional porque se genera, produce y define, en la relacin abierta y precaria entre sus distintos elementos. Existe conflicto en el contacto cultural porque los sujetos involucrados en l tienen dificultades estructurales para establecer comunicacin y ante ellos se presenta la exigencia de construir elementos de significacin que funjan como puentes entre sus cdigos semiticos, entre sus culturas. Esta primera construccin semitica y semntica se genera en el conflicto y exige que los distintos sujetos del contacto cultural modifiquen y trastoquen sus identidades para ello. El contacto cultural es desigual porque en la si''En sentido wittgensteniano (Wittgenstein, 1953).

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tuacin inicial de conflicto en la que se inicia el contacto cultural los diversos sujetos que se encuentran en situacin de contacto tienen distintos elementos y cargas de poder en las diversas esferas y formas posibles de relacin y de mltiples maneras cada uno tiende a imponer su poder en el proceso de contacto. El contacto cultural es productivo porque la relacionalidad, el conflicto y la desigualdad propician y aceleran el dislocamiento de las identidades de los sujetos que estn en juego en el contacto cultural, se producen mltiples interpelaciones entre los sujetos, proliferan los significantes flotantes y, a travs de mecanismos de identificacin, se generan rasgos nuevos y originales de identificacin y nuevas condensaciones de significacin, nuevos elementos semiticos y semnticos que permiten no slo la comunicacin y la afectacin entre las culturas y sus sujetos, sino su trasformacin y, en plazos relativamente prolongados e intensos, la emergencia de nuevas culturas" (de Alba, 1997:4). Esto es, para m McLaren es un tipo brillante que ha hecho contribuciones muy valiosas al campo de la educacin. No es un gringocentric, que se delata por su geroconsciousness. Es un canadiense que vive en Estados Unidos, que sufre la fuerte influencia de los otros, de la otredad, pero no se atreve a enfrentarla a travs del contacto y se mantiene en la borderline de la hibridez multicultural que le permite posicionarse en el espacio de "the flneur/flneuse" Querida Adriana: hasta donde he podido verlo, si bien es cierto, McLaren slo dedica un captulo a "theflneur/flneuse", en Multiculturalismo revolucionario esta figura es constitutiva de todo el libro, como lo es de la herida constitutiva de la subjetividad del mismo McLaren, la cual nos muestra de manera clara en su libro. Adriana: hoy 2 de octubre de 1998 sali una gran parte del malestar. Pero an no le logro ver forma de prlogo a lo que he escrito. El tiempo ha corrido demasiado rpido. No s nada de Siglo XXI. Tal vez el libro est en prensa; de cualquier forma, en algn momento, voy a terminar este esfuerzo. Universidad de Essex, a 20 de octubre de 1998 Querida Adriana: He vuelto a la Universidad de Essex, finalmente pude abrir mi correo electrnico de aqu. Me encontr un correo de Siglo XXI. Me dicen que slo estn esperando el prlogo para enviar el libro a la imprenta. El correo es del mes pasado. Les he contestado, me disculp y les dije que si an les poda enviar el prlogo. Estoy , temerosa, no he recibido respuesta. No les volver a escribir hasta que les pueda enviar el prlogo. Quisiera terminar pero no puedo. El malestar casi ha desaparecido y he empezado a experimentar un grato bienestar. No he vuelto a leer nada de lo que te he escrito; cuando termine lo har, pero no pienso hacerle cambios.

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La portada del libro ha estado de nuevo todos estos das en mi mente y de pronto parecera corno si hubiera hecho un cambio en el enfoque del ttulo. Todos estos meses anteriores tena la atencin puesta en la palabra Multiculturalisino y de pronto parece que sta se vuelve borrosa y la atencin por completo se centra en la palabra revolucionario. Tambin me fijo en el subttulo Pedagogas de disensin Para el nuevo milenio. Todo esto me gusta, me gusta mucho y me embarga un grato bienestar. Hace diez aos que conozco a McLaren. Su pensamiento me parece atrevido, comprometido y productivo. l mismo lo es. Se vuelca en el trabajo. Comparto su desesperacin por querer cambiar al mundo y por saber que lo que hace es insuficiente en relacin con lo que tendra que hacerse. Estoy sorprendida, el bienestar tambin me enmudece? Eso parece. Tendr que empezar a preocuparme de esto ms all de esta carta-prlogo. Universidad de Essex, 25 de octubre de 1998 Querida Adriana:

Qu alegra el poder estar en contacto otra vez contigo. Nunca me imagin que no contestabas mis mails porque no los estabas recibiendo. Qu torpe soy, cmo no pens antes que podras haber cambiado de direccin electrnica. No s por qu no tena tu direccin, porque vivo rodeada de gente que la tiene y todos hablamos de ti. Por supuesto siempre te enviaba saludos y los reciba de tu parte, pero en verdad no imagin que se fuere el problema. Lo que sucede es que he estado tan metida este ao en esta experiencia de vivir en Inglaterra, poder hablar y discutir regularmente con Laclau, intentar revisar las traducciones de los trabajos que he presentando en ingls, etc., que es como si estuviera, no en otro planeta, sino en otra dimensin, en la cual, como el/la finewrif/i/neuse de Peter, estoy y no estoy. He vivido realmente ms como frneuse que en cualquier otro momento de mi vida; mi identidad es constantemente retada por el ambiente. No es la gente, no es el clima, no es la universidad, soy yo. En realidad tengo que decirte que la gente me parece extraordinaria. Me he sentirlo muy apoyada, existen muchas ancdotas que algn da te platicar sobre esto. El asunto es que, conscientemente, quiero entrar ms en el ingls, en este juego de lenguaje, pero sufro mucho por ello, no puedo, no quiero, me resisto. Ahora enfoco mi mirada a mi propia escisin constitutiva y a mi ser y estar aqu durante 1998. Entonces Multiculturalismo revolucionario tiene otras significaciones para m, y no s cunto de lo que te dije el 2 de octubre sobre Peter me lo dira hoy a m misma. De cualquier forma aparece el bienestar. Recuerdo a Peter con mucho gusto. Le tengo afecto. Tiene una visin compleja y profunda de la realidad. Est comprometido con los otros, aunque dije que la parte redentora de ese compromi-

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so no me gusta y lo sostengo. Hoy lo sostengo sin malestar e inmediatamente pienso en los mltiples aspectos en los que estoy de acuerdo con McLaren. En todo lo que la lectura de sus libros me ha dejado. En lo difcil que ha sido releer Multiculturalisino revolucionario, con el propsito de escribirle un prlogo. Y la catarata de ideas aparece de nuevo. Decido parafrasearlo. En Mulliculturalismo revolucionario, Peter seala:

Dentro de la presente coyuntura histrica, con su apelacin a la universalidad, su punto de vista de la historia como totalidad, su cultura etnocntrica, su celebracin de la codicia y el individualismo, la pregunta que hay que plantearse acerca del lenguaje y la teora debera empezar con las condiciones que se requieren para desarrollar nuevas prcticas tericas capaces de recuperar a la historia como el discurso del Otro, reclamando a la democracia como un espacio de lucha, dentro de la visin socialista, y desarrollando una tica radical que rechace las posturas teleolgicas y el consenso y asuma la voz de la diferencia y el dilogo Creo encontrar en este prrafo una fuerte coincidencia con l.Adriana: considero que t, McLaren y muchos ms de nosotros, hemos roto con paradigmas y teoras, con las cuales estbamos identificadas/os y comproinetidaszbs, porque nos dimos cuenta de que eran insuficientes para seguir luchando, para seguir esforzndonos por comprender nuestras realidades e intentar cambiarlas, trasfrmarlas. Por ello es que muchos de nosotros hemos incorporado aportes del posestructuralismo, de las posturas posmodernas. Porque no queremos ms esa universalidad que se erige como tal de manera dspota y arrogante, ignorando o queriendo ignorar que slo es un inters particular, que por su propio inters se erige como universal. En esta ocasin no me he quedado muda pero el cansancio me ha vencido. Volver pronto, lo s.

Tren Wivenhoe-Londres, 26 de octubre de 1998 Querida Adriana: He vuelto pronto, s que ya tendra que haber enviado esta carta-prlogo a Siglo XXI. No he recibido respuesta an, pero como te deca no volver a escribirles hasta que pueda envirselos. Creo que uno de los aspectos nodales que hay entre el flltellr de McLaren y mi flneuse es nuestro exterior constitutivo, la diferencia entre stos. La diferencia de exterior constitutivo, de contexto, de mundo-mundos, t' de lenguajes," "Cuando hablo de mundo-mundos me refiero a la complejidad social actual y a las distintas formas existentes de concebirla, de nombrarla. Se habla de primer mundo, de tercer inundo, de pases desarrollados, subdesarrollados y en vas de desarrollo. Sin duda estas formas de concebir

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de juegos de lenguaje, que nos constituyen y en y entre los cuales surfeamos, na-

vegamos, caminamos, meditamos, hablamos, escribimos, vivimos. A m me gusta pensar en el mundo-mundos en el que vivimos y nos constituimos como sujetos ms como espacios complejos de contacto cultural que como espacios hbridos posmodernos. Es slo una diferencia, pero tengo necesidad de decirla, de escribirla. British Library, Londres, 26 de octubre de 1998 Querida Adriana : El asunto de Pinochet es importante. Estoy de acuerdo contigo y con Laclau en que pase lo pase en los siguientes das, el haberlo detenido ha roto la inmunidad y eso es algo muy importante para los chilenos, para los latinoamericanos y para todo el mundo. Todos los das veo las noticias en la tele por las maanas, a veces las escucho por radio. Compro uno o dos peridicos cada dos o tres das. En ocasiones los veo de manera general y luego elijo qu leer; en otras me voy directo a lo que me interesa. Quisiera tener ms tiempo para leer el peridico. Las noticias son un lazo de comunicacin con el mundo, vital para m. Cuando leo el peridico, escucho la radio o veo las noticias en la televisin, no pienso en el grave problema que tengo con el ingls y mientras menos pienso en l, ms entiendo lo que leo, escucho o veo. Es interesante. Hay vas de entrada a los juegos de lenguaje. Las noticias me permiten un acceso importante al ingls. Volviendo al prrafo que ayer parafrase de McLaren, me parece que an tenemos que trabajar mucho y a fondo en cuanto a la bsqueda de nuevas prcticas tericas, a la ruptura de paradigmas, a la puesta en cuestin de nuestras teoras. En todo esto siempre me he identificado con Peter y he aprendido mucho leyendo sus libros, as corno he aprendido mucho de ti, de Laclau y de algunos otros autores. Me parece que dirigir la mirada hacia lo terico ha sido una preocupacin compartida por muchos de nosotros. Es un fuerte punto de coincidencia y convergencia. Vuelve a mi mente el nosotros o ellos y el nosotros y ellos. Me queda claro que en el nosotros o ellos hay un exterior que te constituye y que se mantiene como exterior constitutivo despus del momento o de la operacin constitutiva, aunque en la relacin poltica se puedan dar mltiples espacios de negociacin una vez que el enemigo se ha vuelto un adversario. Tambin me queda claro que en el nosotros y ellos existe un exterior constitutivo que desaparece despus del momento o de la operacin de la constitucin, porque la y une y alal inundo se vinculan con el espacio social de aquel que las concibe y con la forma particular en la cual organiza en su propia subjetividad la complejidad social sealada" (de Alba, 1995:129).

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unir trastoca terriblemente, cambia. Es un modo diferente de constitucin de la identidad. En cuanto a contacto cultural, en este momento estoy pensando que las visiones multiculturalistas y pluriculturalistas se mantienen en la relacionalidad, el conflicto y la desigualdad. Son momentos del contacto cultural signados por relaciones nosotros o ellos. En el momento de la productividad del contacto cultural nos encontramos con relaciones tipo nosotros y ellos. Ya que una vez que el momento constitutivo se ha producido, nos encontramos con algo distinto, con una nueva identidad, que se ha constituido por la conjuncin de elementos. Querida Adriana: estaba hablando de la importancia de trabajar ms y a fondo en estas cuestiones tericas y de lo mucho que he aprendido leyendo a McLaren, a ti, a Laclau, etc. En este momento recuerdo que en alguna parte riel prrafo que parafrase de Peter, l dice: ". . la pregunta que hay que plantearse acerca del lenguaje y la teora debera empezar con las condiciones que se requieren para desarrollar nuevas prcticas tericas...". Y al enfatizar esta idea recuerdo que en uno de tus libros haces una exhortacin para que pongamos nuestros discursos educativos o pedaggicos en cuestin; ste es un punto neurlgico de coincidencia con McLaren.As como la crisis recorre los discursos educacionales, atraviesa tambin la pedagoga, la teora pedaggica y las ciencias de la educacin, o cuino mejor nos guste llamar a este ltimo campo del saber. Los conceptos con los cuales operamos y que nos constituyen como pedagogos responden a las leyes de la gramtica normalizadora o a alguna de sus expresiones modernistas [. . .] Si no nos atrevemos a poner estos discursos en cuestin, estaremos solamente en condiciones de recibir la imagen especular de nuestra propia decadencia como educadores. Nos lamentaremos del desbarranque de la escuela pblica, sin haber alcanzado a comprender los complejos movimientos que lo causan, ni abrir nuevas perspectivas terico-programticas (Puiggrs, 1995:63-64).

Muchos de nosotros estamos de acuerdo con McLaren en que no queremos ms una historia capaz de explicar la totalidad del devenir humano. Queremos conocer nuestras diferentes historias, queremos reescribir nuestras historias. Y queremos reinscribirnos nosotros histricamente en nuestras superficies de inscripcin y como superficies de inscripcin. Queremos tambin conocer las historias de los otros, tal vez no de todos los otros del mundo, pero s de todos los otros que nuestro tiempo de vida y lucidez nos permita. Porque tal vez al entrar cada vez ms en contacto con los otros y al dejarnos afectar por ellos, al tiempo que nuestras subjetividades e identidades se hagan ms fuertes y productivas, paradjicamente, mientras ms precarias y abiertas sean, los otros sern menos y nosotros seremos ms. Estamos luchando por ganar cada vez ms espacios para la democracia, por democratizar todos los espacios. T, ahora, como diputada del FRPASO en Argentina, ests trabajando en la primera lnea de lucha por la democracia en tu pas.

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Estoy de acuerdo con McLaren en que la democracia es un espacio de lucha, por ello es que tenernos que alertar tanto nuestra escucha como nuestra palabra. Sobre todo aquellos que tenemos la oportunidad de hablar y de escribir, tenernos que alertar nuestra escucha. Ya que, para escuchar la voz de las diferencias, es necesario tener la capacidad y el inters de escucharlas, es necesario saber callar para poder escuchar. Tenernos que aprender a escuchar, como una de nuestras armas de lucha democrtica. Cmo podramos dialogar si no nos escuchramos? Tal vez una de las cosas que ms me gusta del pensamiento de McLaren es la capacidad que tiene para plantear preguntas nodales. Algunas de ellas me hacen pensar una y otra vez en la tarea que he asumido corno acadmica mexicana y latinoamericana. Hay dos en particular con las cuales quisiera terminar de escribir el da de hoy.Tenemos que recordar que las formas de placer que producimos y las economas de afectividad que creamos como educadores y trabajadores culturales tendrn consecuencias polticas por las cuales la historia nos recordar. Vamos nosotros a investir a los ms dbiles y vulnerables miembros de la sociedad? Estamos capacitados para responsabilizarnos de hacer historia? (1997:71).

Wivenhoe, Essex, Inglaterra, 1 de noviembre de 1998 Querida Adriana: Hoy es da de muertos en Mxico. Ayer por la noche vinieron a la casa los nios del vecindario, diciendo trick or /real'," con los tpicos disfraces del Halloween norteamericano. Lo importante es jugar un poco con los nios, hacer como que te asustas con los disfraces y, desde luego, darles dulces. De nuevo me siento "the flcineuse" de McLaren, pero ya no tengo tanto conflicto, tampoco tengo ese estado de excitacin que ha aparecido como opuesto al conflicto, al que he llamado bienestar. Lo que sucede es que he empezarlo a descansar. Inexplicablemente he empezado a descansar en relacin con esta carta-prlogo, Stephen y Mara' dedicaron una buena parte de su tiempo a explicarme que sa era una tradicin que vena de los Estados Unidos, que no era inglesa. MeTruco o dulces. ' En agosto quit mi fat (departamento) e hice el compromiso de venir a vivir con Stephen y Mara. La familia de ella es cle Ucrania y aunque ella naci en Inglaterra conserva muchas de las tradiciones ucranianas. De ese ncleo de ucranianos ella es una mujer interesante, es la primera que se casa con un ingls, la primera que vive antes en unin libre, la primera que va a la universidad, la primera... Ambos estudiaron en la Universidad de Essex. Tienen un hijo, Nikolai, de 11 aos. Ambos son maestros ele ingls. Estoy viviendo una experiencia extraordinaria con ellos. Vivir con ellos no es solo vivir con una familia inglesa, sino en una familia inglesa. Estoy ms en contacto con ellos cada da. Es muv interesante y apasionante.4 I

dijeron que la celebracin del Halloween tena unos diez aos y que haban sido los nios los que la haban iniciado, debido a la televisin, que incluso para las personas mayores, aun hoy en da, era un poco agresivo que les tocaran a sus puertas con esos disfraces y les dijeran trick or treat. Estaban un poco preocupados, como si les importara que yo fuera a pensar que una costumbre de ese tipo era una costumbre "inglesa". Les habl un poco del da de muertos en Mxico, pero no les interes mucho; entonces sub a mi cuarto a buscar entre mis fotos alguna de la ofrenda que puse el ao pasado. No s qu pas con las fotos. Ese corte que hice en el verano fue terrible, me sac de aqu y de todo lo que aqu estoy haciendo, justo cuando empezaba a "poder" hacerlo. S que no deb haber ido a Mxico, pero fui y ya est. No encontr la foto de la ofrenda, seguramente me la llev en el verano a Mxico, como otras tantas cosas que todava no deba de haberme llevado. Encontr otras fotos, entre ellas esa de la que te habl el pasado 18 de julio, cuando estaba en la Universidad de Cape Town, aquella foto sobre la cual ese da te escrib: "Entre mis fotos de viaje tengo una en la que estn t y McLaren y en ocasiones se la muestro a aquellos a los que les quiero empezar a abrir mi mundo." Anoche se las mostr a Mara y a Stephen y tambin les dije que estaba muy preocupada por el prlogo. Les empec a abrir mi mundo, ser que el buzz de "the flneuse" se ha empezado a trasformar en la mirada de quienes empiezan a querer entrar en contacto, a querer ser amigos? Te deca, ayer estuve todo el da en casa, Niki estuvo en casa de sus amigos durante el da, por la noche lleg con dos de ellos y se quedaron a dormir. En la maana tuve clases con Stephen y despus me puse a lavar mi ropa y no pude hacer nada ms. Me dediqu a estar en casa, y estuve mucho tiempo con ellos. Les mostr varias fotos, habl en especial sobre algunas de ellas; ahora recuerdo, hice tres nfasis. Habl de mis amigos acadmicos de diversas partes del mundo, de los que tena fotos aqu: t, Peter McLaren, Michael Apple, Colin I,ankshear, Tom Popkewitz, Roberto Follari, Paolo Bifani, Benjamn Arditi, Alicia Gurdan, Rosa Nidia Buenfil, ngel Daz Barriga, Lourdes Chehaibar, Tere Bravo y Bertha Orozco. Habl de mi familia: mi mama, Edgar, Ivn, mis hermanos, mis cuadas, mi familia de Espaa y mi familia de Cancn. Habl de mis amigos y mis estudiantes: Margarita Gutirrez, Alfa Aponte, Marie France Medana, Miguel Angel Arias, Anglica Alcntara, Ana Gallardo, Esther y Poncho. Stephen y Mara dejaron de ver la televisin y vieron con atencin las fotos. Me sent junto a Mara y a ella se las mostr primero, luego ella se las pasaba a Stephen; no s por qu lo hice, es la primera vez que le muestro tantas fotos a alguien en todo este ao que llevo en Inglaterra. Hicieron comentarios sueltos pero al final Mara dijo algo que me llam la atencin: "Alicia, qu bonitas fotos, estoy sorprendida. Cuando viene [se refiri a alguien cercano a ella] trae muchas fotos y todas ellas son de los objetos que tiene, su casa, su auto, etc., y en las fotos slo aparecen l, su esposa y sus hijos. Me parece increble que tengas contigo fotos de tantas personas, es algo bonito, muy bonito, de verdad."

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Justo cuando termino de escribir el comentario de Mara tengo la impresin de encontrar en esta ocasin el meollo tanto del conflicto central en la escritura de este prlogo como del bienestar que la lectura del libro me produjo. Tal meollo es: multiculturalismo o contacto cultural?

Querida Adriana: Como te deca el da que empec a escribirte esta carta, durante todos estos meses constantemente se me presenta la portada de Multiculturalismo revolucionario; hoy no es la excepcin, en este momento la tengo frente a m. Es una portada en la que estoy segura de que Peter intervino, se percibe, se siente en ella la presencia de Peter McLaren. Es una portada fuerte, compleja. Un pastiche o una expresin esquizofrnica del mundo posmoderno, diran Baudrillard o Jameson. Una lucha por entender al otro y atreverse a entrar en contacto cultural, me parece a m. De pronto la portada me atrapa, me acuerdo con mucho cario de Peter. Recuerdo cmo le ha impactado a l todo lo vinculado con los muertos y con la muerte en Mxico. Y es entonces cuando me doy cuenta de una forma especial que en la portada hay dos muertes, una de ellas es claramente mexicana, y por azares del destino al mirar la portada comprendo que en algn momento tengo que terminar esta carta y envirtela a ti y enviarla a Siglo XXI. Tengo la sensacin de haberme quedado con la mayora de las cosas que quera decir, el anlisis conceptual minucioso que quera hacer de algunas de las ideas de Peter, la mayora de los puntos de acuerdo que quera destacar. Veo todo mi material, mis notas, mis apuntes y me embarga una fuerte emocin. Entonces comprendo que sa es la tarea de cada lector; la ma ha sido intentar trasmitirles,. a travs de esta carta que te he escrito a ti, lo mucho que este libro de Peter me ha movido y me ha dejado. Cada quien podr saber lo que el libro le puede mover y dejar si se atreve a leerlo y se deja atrapar por l, como me atrap a m. Y entonces, con una infinita y compleja emocin, hoy 1 de noviembre de 1998, a las 21:18 h, en mi habitacin de Wivenhoe, Inglaterra, cuando en Mxico las ofrendas, con sus flores de cempazchitl, se estn poniendo en las tumbas de nuestros muertos y en nuestras casas, para acordarnos de ellos y hablar con ellos y de ellos .. . Hoy, 1 de noviembre, da de muertos en Mxico, decido dar por terminado este precario e inacabado esfuerzo, reconociendo en Peter McLaren su valioso trabajo, su inters por los otros, su indudable compromiso, su decisin de dedicar su vida al esfuerzo de construir un mundo mejor.ALICIA DE ALBA

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REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

de Alba, Alicia (1997), "Posmodernidad y educacin. Implicaciones epistmicas y conceptuales en los discursos educativos", Posmodernidad y educacin, Mxico, Porra/cEsu-LNANI, pp. 129-175. ----, "Educacin: Contacto cultural, cambio tecnolgico y perspectivas postmodernas", trabajo presentado en la XLI reunin anual de la Comparative and Internacional Education Society, "Educacin, democracia y desarrollo en el fin de siglo", Mxico, 19-23 de marzo de 1997. Laclau, Ernesto (1993), Nuevas reflexiones sobre la revolucin de nuestro tiempo, Buenos Aires, Nueva Visin. Lyotardjean-Francois (1987), La condicin postmoderna. Informe sobre el saber, Madrid, Ctedra, trad. de Mariano Antoln Rato. Puiggrs, Adriana (1995), Volver a educar. El desafo de la ensenanza argentina a finales del siglo xx, Buenos Aires, Ariel. Wittgenstein, Ludwig (1988), Investigaciones filosficas, Mxico, Crtica/Instituto de Investigaciones Filosficas, trad. de Alfonso Garca Surez y Ulises Moulines.

Otras fuentes

Statistics South Africa, septiembre de 1998. http://www.css.gov.za/censuspr/popula tion.htm.

PRLOGO

En el verano de 1995 un pequeo grupo de maestros del estado de Missouri se reunieron durante un seminario de tres semanas. Uno de los participantes era una mujer blanca, maestra de primero de primaria en una ciudad pequea a las afueras de St. Louis. Por primera vez en la historia de esa ciudad grandes cantidades de afroamericanos estaban mudndose a la comunidad y, por ende, nios negros asistan a lo que antes eran clases exclusivamente de blancos. Otro participante era un hombre negro que se estaba especializando en estudios afroamericanos. Tras optar por convertirse en maestro de secundaria para trasmitir la herencia cultural que tanto valoraba, estaba resuelto a mantener el proceso de capacitacin que haba conformado su identidad. El grupo tambin inclua a la subdirectora del departamento de matemticas de una universidad comunitaria en la zona central de Missouri, que haba impartido clases de recuperacin en las que se ayudaba a pensar y razonar matemticamente a nios que siempre reprobaban o que apenas pasaban matemticas. Los resultados de su labor fueron notables; quienes llegaron para cursar carreras tcnicas de dos aos se dieron cuenta de que tenan la capacidad de convertirse en fsicos, qumicos e ingenieros. Los asistentes al seminario eran una mezcolanza: maestros de francs en preparatorias y de arte y ciencias sociales en secundarias. Lo que nos una en este seminario sobre educacin multicultural era nuestro compromiso con capacitar a todos los estudiantes, con la justicia social y con la educacin en pro de una democracia revitalizada e incluyente. En Estados Unidos est suscitndose un cambio epistmico. Se est prestando mucha atencin con toda razn a los militaristas de derecha y a la prevalencia de los llamamientos divisivos y alarmantes al aislamiento y los privilegios grupales. Muchos grupos nos estn pidiendo alejarnos del pluralismo y la diversidad: los grupos de derecha que se oponen al feminismo y a la justicia para las minoras raciales, as como los liberales que sostienen que las acciones afirmativas han tenido xito o que un enfoque constante en la diversidad es un lujo que ya no nos podemos dar o una fuerza que se ha vuelto peligrosamente divisiva. Los ataques a la accin afirmativa, la oposicin a una inclusin constante de la mujer y la gente de color en todos los aspectos de la vida estadunidense, estn alimentados no slo por la derecha sino por izquierdistas hastiados de las pugnas de la poltica de coalicin, de encontrar maneras para que los grupos verdaderamente diversos trabajen juntos dentro de las instituciones para forjar y aplicar programas en comunidades, escuelas y negocios. Si bien hay muchas personas que se oponen al feminismo y a las acciones afirmativas, tambin hay gente en el pas que an se siente muy comprometida [xxxiii]

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con la diversidad, la democracia y el respeto a todos los pueblos. Dentro de este grupo, que incluye a maestros que deciden dedicar tres semanas de sus vacaciones de verano a estudiar educacin multicultural, existe un compromiso sostenido con el seguimiento a la labor de inclusin; entender cada vez ms clara,. mente las barreras econmicas, polticas y culturales a la justicia social y comprender cmo podemos compartir verdaderamente el poder y pasar de una simple crtica a estrategias para edificar y trasformar las escuelas, los sistemas econmicos y la vida comunitaria. En este horizonte, en la realidad de un cambio epistmico, la obra de Peter McLaren adquiere importancia. La izquierda cultural y los nuevos movimientos sociales critican al capitalismo y su efecto en la comunidad porque son partidarios de la nueva derecha dentro de Europa y Estados Unidos. Tanto en la derecha corno en la izquierda est surgiendo un llamado a la comunidad, una crtica al capitalismo y un intento por encontrar estructuras y valores que nos ayuden a vivir bien. Dado el disputado terreno de qu es la comunidad, la labor de McLaren es esencial porque nos ayuda a comprender y dilucidar las diversas dimensiones de las tareas que enfrentamos como educadores, descubriendo con nuestros estudiantes la naturaleza de las injusticias que conforman nuestra vida, verdaderamente viendo, determinando y fomentando los procesos de la subjetividad emancipatoria y la identidad grupa'. Las escuelas son sitios clave en la evocacin de una cultura de capacidad, y McLaren nos ayuda a comprender tanto lo imperioso como lo complejo de esta labor. La obra de McLaren es valiosa por tres razones. En primer lugar, expresa las maneras como el posfordismo afecta y trasforma la educacin en Estados Unidos. Nos ayuda a ver de qu forma nuestro trabajo como educadores est resultando afectado por la desigualdad creciente en el acceso a los recursos valiosos y por una mayor divisin de clases en Estados Unidos y en el resto del mundo. Por otra parte, no slo dirige nuestra atencin hacia las formas de represin y opresin sino que analiza tambin los sitios de resistencia, los movimientos mediante los cuales estudiantes, trabajadores y comunidades crean y mantienen formas de identidad individual y grupal que desafan los dictados de una economa de consumo. Por ltimo, McLaren aborda la tarea monumental de la solidaridad entre grupos marginados. Nos ayuda a reconocer las diferencias en las formas de opresin y resistencia que experimentan las mujeres y los distintos grupos raciales, as como el diferente enfoque de quienes tienen que ver con asuntos ambientales, quienes subrayan los aspectos de clase, y quienes destacan las cuestiones relacionadas con las discapacidades. McLaren se mantiene fiel a un anlisis crtico de la manera en que verdaderamente podemos combatir estas diferencias. Partimos de nuestra identidad particular, pero mediante el proceso de comprenderla de forma crtica y de interactuar con personas de otros estratos sociales, cambiamos, ampliamos y trasformamos nuestra identidad como mujeres, corno gente de color, como miembros de diferentes estratos sociales. McLaren nos ayuda a comprender qu se requiere

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para crear estructuras de solidaridad y responsabilidad que, a diferencia de la estructura comunitaria de la nueva derecha, no dependan de la homogenizacin para que haya cohesin, ni de la exclusin de las diferencias o de la instrumentalizacin de la mujer para que haya identidad grupal y orden social. La obra de McLaren refleja un cobrar conciencia del proceso de formacin de las costumbres pedaggicas que intensifican esta forma de identidad grupal. Nos ayuda a ver dnde estamos aprendiendo cmo escucharnos los unos a los otros y trabajar juntos, y seala aquellas maneras en las que an necesitamos ajustar nuestras costumbres pedaggicas y polticas. Si bien dudara en decir que estos tiempos son un desafo ms grande que otros periodos de la historia, son nuestros tiempos y nuestro desafo. Las crisis del capitalismo, la opresin racial y la discriminacin sexual son evidentes y marcadas, y las respuestas son esquivas. Ningn movimiento social tiene todas las respuestas. El feminismo es necesario, pero hace falta algo ms. Necesitamos formas de agricultura e industria ecolgicamente sustentables y, no obstante, tambin necesitamos algo ms que una conciencia ecolgica. La justicia racial es indispensable, pero se requiere algo ms que justicia racial. Las dimensiones de la opresin son plurifacticas, y una comprensin profunda de la injusticia social requiere una integracin de las crticas por parte de feministas, personas de color, tericos poscoloniales, ecologistas y analistas de la explotacin de clases. Y, empero, incluso si maana desapareciera el capital trasnacional, si se viniera abajo debido a sus propias contradicciones, qu tomara su lugar? Cules son las maneras justas y ecolgicamente slidas de organizar la agricultura, la industria, las escuelas y la poltica? Las respuestas, la visin creativa de cmo se vera un nuevo mundo, son ambiguas y esquivas. Nuestra crtica es mucho ms definitiva que nuestra visin de un mundo justo. Aparentemente, en este sentido la nueva derecha puede ofrecer ms: una visin concreta de un mundo anterior de armona social. Sabemos que el mundo de valores familiares elogiados por la derecha, el mundo de armona y orden, en realidad fue un sistema de violencia y control social donde floreci el racismo y donde se controlaban y limitaban los derechos fundamentales de las mujeres como ciudadanas y como seres humanos. Y, no obstante, qu visin podemos ofrecer? Es en este aspecto donde nos ayuda la obra de McLaren. En esta poca difcil de crticas relativamente claras y respuestas ambiguas, y a falta de una visin apremiante compartida por los izquierdistas, McLaren apunta a la labor de los educadores. En esta poca estamos labrando la tierra, sembrando las semillas del cambio social fundamental. Todava no es claro cul forma adoptar nuestra ;sin, pero en la descripcin que McLaren proporciona sobre qu podemos liacer ahora se detallan los procesos que permiten el surgimiento de esa visin. Primeramente, podemos seguir evocando las voces de todos los grupos y mantenerlas en un dilogo crtico. McLaren representa esto en su obra misma, en su intento por entender todos los segmentos de los nuevos movimientos

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sociales y de la izquierda cultural. Asimismo, nos reta a analizar las maneras que pueden llevar a nuestros estudiantes a ver las diferencias entre ellos, a abrirse a la labor de equipo en comunidades donde hay diversidad, y a aprender a buscar y or las voces de quienes no se encuentran representados en su propio vecindario o escuela. En segundo lugar, demuestra las maneras en que nosotros, corno educadores, junto con nuestros estudiantes, podernos descubrir las formas de opresin que limitan y constrien nuestra vida. A partir de ese eje de respeto mutuo, de inteligencias cimentadas en la comunidad y, sobre todo, de crtica e imaginacin avivadas por el compromiso crtico con gente de otras comunidades, estamos viviendo los procesos que producirn una visin de instituciones y estructuras comunitarias renovadas. Estamos apoyando a estudiantes que conocen su historia y sitio poltico, que pueden razonar crtica y creativamente, que pueden emplear la diferencia y que pueden descubrir que las diferencias siempre un reto y con frecuencia dolorosas son los medios para adquirir una percepcin profunda y una nueva visin. Peter McLaren importa. Lalo, discuta con l, y deje que lo desafe para alimentar las llamas de la resistencia, tomar en serio los conflictos de nuestras propias prcticas culturales y educativas, y juntos adoptemos una responsabilidad autocrtica para abrir la puerta a la esperanza.SH A RON D. WELCH

Universidad de Missouri-Columbia

INTRODUCCIN ADAPTACIN DE LOS OLVIDADOS EN LA ERA DE LA RAZN CNICA

El precio de la libertad es la muerte. NIAt.com xMALIK EL SHABAZZ)

No queremos estar cerca de esa cosa plida y vieja. mAt.cost x itAll NIALIK EL SHABAZZ)

El deber de cada revolucionario es hacer la revolucin.CHE GUEV \ RA

ste es un libro sobre la esperanza, escrito con toda la objetividad que la ira puede permitir, y con el objetivo de desafiar las polticas sociales y educativas, las prcticas fabricadas en esta era de la razn cnica. A medida que se acerca el fin de este milenio y mi momento en la tierra se alarga en un suspiro de medio siglo, veo en retrospectiva mis 25 aos como educador y activista social y encuentro pocas cosas que lamentar. No obstante, debo confesar que mi cansancio con el mundo ha sobrepasado gran parte de lo que yo pensaba era mi resolucin inviolada, un sentimiento de ira y desesperacin por vivir y morir en estos nuevos tiempos, en esta coyuntura actual y dolorosa de la historia mundial. Trato de ocultar a mis alumnos mi desesperanza y mi ira hacia el sistema; muchos de ellos anhelan encontrar en mis escritos maneras fuertes y rpidas de desmantelar permanentemente las estructuras de opresin que encarcelan el espritu y endurecen los corazones de tantos de nuestros hermanos y hermanas en lucha. Tal vez sea una irona interesante que quienes comentan sobre lo que a su parecer es mi estilo y determinacin juvenil no se (len cuenta de que mis chamarras de motociclista, mis camisetas de franela y mis vaqueros deslavados son menos una moda retrgrada o una adicin patolgica a los sesenta que una fina cubierta para mi alma abrumada. A pesar de las condiciones sociales actuales que nos asedian, no me encuentro en un estado perpetuo de consternacin, obligado a camuflar una desesperanza secreta. En mis horas ms oscuras, en ms de una ocasin se me ha concedido lo que podra describirse como un resplandor efmero del espritu humano, una ligera liberacin de la profunda inercia de esta alma planetaria. Ocasionalmente la luz fragmenta la oscuridad en diversas formas: un movi1

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miento social incipiente que trata de unir los barrios; un mensaje casual que se vuelve un grito de convocatoria a la justicia social en una comunidad en estado de sitio; un milln de negros marchando hacia Washington; cien mil personas caminando a lo largo de la Cesar Chvez Avenue en protesta por la propuesta 187 con una resolucin tan formidable que hasta el mismo aire parece electrizado; cientos de preparatorianos en East Los ngeles desafiando a sus maestros y saliendo de sus aulas para mostrar su solidaridad con los activistas en contra de la propuesta 187. Incluso un simple acto pedaggico, como un grupo de estudiantes tratando de cancelar la imagen del mexicano como el demonio de California al confrontar a los racistas blancos en uno de mis seminarios, es suficiente para insertar una pequea cua entre la desesperanza y la resignacin cnica. Los espacios de esperanza s aparecen, pero rara vez por un accidente histrico. A veces ocurren en la indecisin momentnea del mercado, otras en una rara parlisis del odio en la amenazante maquinaria del capital; pero sin importar la razn, estos espacios necesitan tomarse estratgicamente. Los espacios de esperanza clan aliento a las fuerzas de la justicia, pero en s mismos no son suficientes. Los espacios con frecuencia privados deben darse a conocer al pblico; deben ampliarse para que dejen de ser espacios y se conviertan en mbitos, para que dejen de ser espacios individuales y epistemologas privadas y se conviertan en mbitos pblicos de esperanza y lucha e identidades colectivas. Dnde quedamos como nacin aquellos de nosotros que vivimos en esta elogiada democracia occidental? Mire a su alrededor, querido camarada; mire dentro y fuera, ya que el afuera es verdaderamente un espejo de quines somos como pueblo. La dickensizacin de las megalpolis posmodernas como Los ngeles (el ensalzamiento de la riqueza personal de los pocos que viven en lugares como Beverly Hills a expensas de los muchos que viven en lugares como Compton o East Los ngeles) no es un acontecimiento histrico natural (la historia no tiene nada de natural): es el desmembramiento polticamente ideado de la conciencia natural, y est cmodamente vinculado a la restructuracin econmica global. Una de las compaas propiedad de latinoamericanos ms importante en Estados Unidos, International Garment Processors, lava, inspecciona, etiqueta y embarca prendas de mezclilla para Gap, Sasson, Liz Claiborne y Guess. Ubicada en El Paso, Texas, donde paga a sus trabajadores 6 dlares la hora, la compaa se trasladar a Ensenada, Baja California, Mxico, donde pagar a sus trabajadores el mismo salario que otras maquiladoras: 1.25 dlares la hora. Debido al Tratado de Libre Comercio de Norteamrica y a la eliminacin gradual de los aranceles sobre las prendas de vestir, las empresas se estn trasladando a lugares donde es ms fcil explotar a la poblacin global ms vulnerable. Mantener su existencia exigua resulta cada vez ms aterradora y terrible-

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mente difcil para millones de personas del Tercer Mundo as como para los habitantes urbanos del primero incluyendo a millones de habitantes de Estados Unidos. El capitalismo global est excluyendo a una gran cantidad de personas del empleo formal mientras que los pobres, atrapados dentro de los escmarios posfordistas de restructuracin global y sistemas de especializacic i flexibles, parecen cada vez menos capaces de constituirse en movimientos sociales estables y homogneos. Hoy en da estn desapareciendo los mtodos estandarizados de produccin en masa mediante los cuales las empresas se reorganizan y mantienen bajos los costos de produccin para seguir siendo competitivas en el mercado internacional. Las economas de eficiencia global estn eludiendo la capacidad de las naciones-Estado para servir de intermediarias en el control del dinero y la informacin. Los mercados laborales se segmentan cada vez ms a medida que los empleos de tiempo completo son remplazados con puestos de medio tiempo que ni siquiera ofrecen prestaciones como la atencin mdica y dental. Los das de la fabricacin mediante produccin masiva que renda altos beneficios y salarios estn ocultndose tras el horizonte a medida que el primer mundo le dice adis a los regmenes industrializados. No obstante, la industria no ha desaparecido del todo en Estados Unidos. En Los ngeles, mi lugar de residencia, puede atestiguarse la latinizacin de la clase trabajadora del sur de Estados Unirlos; los latinos actualmente constituyen 36% de la fuerza laboral del sector manufacturero en el condado de Los ngeles (la base manufacturera ms importante del pas). Y la explotacin de estos trabajadores va en aumento. Pete Wilson, gobernador de California, se ha unido a la lista de gobernadores que estn intentando que se descarte el requisito estatal de que los condados proporcionen programas generales de ayuda a las familias de escasos recursos. Wilson tambin desea que la gente pobre que no puede proporcionarles un ambiente seguro a sus hijos los d en adopcin: Puesto que desde el punto de vista de Wilson la pobreza evidentemente es una condicin que slo padecen quienes no se esfuerzan lo suficiente por obtener seguridad financiera o incluso por hacerse ricos, las familias que no tienen un futuro econmico garantizado no merecen tener hijos. Suben los precios de las acciones de las compaas que reducen su personal y despiden a cientos de empleados, mientras que esto antes sola ser indicio de que una empresa se encontraba en problemas. Ahora indica fortaleza y ello hace enorgullecerse a los accionistas. Las empresas estn incrementando su manufactura externa al ceder el trabajo rutinario a empresas filiales y a proveedores externos, con lo cual reducen los costos inherentes a emplear personal profesional de tiempo completo y hacen su estructura ms "efectiva en costos". Reducir los costos se vuelve lo ms importante a medida que la empresa se aleja hasta de un compromiso perifrico con el mundo de la tica. De hecho, el capitalismo ha hecho de la tica algo obsoleto. La compraventa de poder es as

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ms bien un asunto de esttica, y aunque la esttica no tiene nada que ver con la tica, sta queda incluida debido a la terrible belleza de la cosificacin. Los bienes de los principales 358 multimillonarios del mundo superan el ingreso anual total de aproximadamente la mitad de la poblacin del orbe. La guerra contra la pobreza ha cedido el paso a la guerra contra los afectados por la pobreza, una guerra que trata sobre lo viles que pueden llegar a ser las guerras. El trabajador promedio tiene que ingenirselas sin el lujo de una vida decente debido a que mejorar las condiciones de la mayora de la poblacin del mundo sera una tajada demasiado grande de la rentabilidad corporativa de la elite gobernante. En pocas ocasiones ha sido tan evidente tanto desprecio por los pobres y por la gente de color sin derechos civiles como en la poltica llena de odio de las ltimas dcadas. Durante un decenio los narcotraficantes de la zona de la baha de San Francisco vendieron toneladas de cocana a las bandas callejeras de Los ngeles los "Crisps" y los "Bloods" y trasfirieron miles de dlares de utilidades de la droga a la FDN (Fuerza Democrtica Nicaragense o Contras), que estaba dirigida por la CIA estadunidense (Barrs, 1996). La lucha que entabl Estados Unidos contra el gobierno sandinista, de 1982 a 1986, contribuy a llevar el crack a las calles de las principales ciudades estadunidenses en una poca en la que el gobierno estaba librando una guerra contra el narcotrfico en todo el pas. Mientras Nancy Reagan posaba para los fotgrafos con una calcomana que deca "Slo di no", el gobierno estadunidense supuestamente estaba facilitando los tratos entre narcotraficantes en las calles de South Central, en Los ngeles (Barrs, 1996), en una zona donde varios de mis ex estudiantes ensean en las escuelas pblicas. Podra suponerse que la CIA considera sacrificables a esos negros y latinos en los vecindarios donde se consume el crack. De acuerdo con Gary Webb (1996:17) el crack es "un producto tan endiabladamente deseable que los consumidores literalmente matan por conseguirlo". Tal vez no sean tan sorprendentes los rumores de que la cocana introducida en los barrios negros de Los ngeles durante los aos ochenta haya estado vinculada a los crteles colombianos, la CIA y el FDN, pero no le pidan al gobierno que asuma alguna responsabilidad por engendrar los principales mercados de crack. La CIA incluso ha estado negando esa historia. Al gobierno y al blanco promedio tambin siempre le ha resultado fcil destrozar a los citadinos pobres, particularmente en los barrios negros y latinos. Odiar a los pobres ha sido una tradicin democrtica que hace sentir orgulloso a este pas. En 1996 el distrito Crenshaw de Los ngeles fue testigo de un aumento en el nmero de protestas populares y vigilias a la luz de las hogueras debido a los informes en torno a que la CIA diriga la venta de estupefacientes en la zona South Central de la ciudad. El creciente nmero de manifestantes no haba sido tan impresionante desde las secuelas de la golpiza a Rodney King. La cifra desproporcionadamente alta de negros que estn purgando condenas en la crcel por acusaciones de narcotrfico crea un escenario que parece ms una guerra

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contra las comunidades negras que una guerra contra las drogas (Connell, 1996). John Deutch, director de la CIA, fue a Watts en noviembre de 1996 para hablar con la gente de South Central (principalmente con los medios de informacin que estaban reunidos ah), sin duda preocupado porque la controversia pudiera afectar negativamente las iniciativas de su dependencia para recaudar fondos. No muchos resultaron engaados por los esfuerzos de desinformacin de Deutch, ni por lo que los crticos cnicos pudieran suponer es el rgano principal de la CIA: el peridico Los Angeles Times (que antes haba publicado una serie de tres artculos sobre la relacin de la CIA con el narcotrfico y la haba calificado de infundada). A la gente de South Central le costaba tragarse el anzuelo de que una dependencia que se cree ha derrocado a gobiernos extranjeros y asesinado a personajes polticos pudiera ser suficientemente imparcial como para investigarse a s misma. Como ejemplo de la habilidad de la dependencia para monitorearse, Deutch cit el caso de cmo le pusieron las manos encima a ciertos agentes que estaban usando indebidamente unas tarjetas de crdito. La comparacin fue absurda y slo aument la falta de credibilidad de la dependencia. Por supuesto, las sospechas de que la CIA patrocinaba guerras contra la gente de color no tenan nada de novedoso, particularmente en el terreno internacional. Lo que primero viene a la mente fue el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala y la operacin de Baha de Cochinos en Cuba en los aos sesenta; el golpe militar contra el presidente Joo Goulart en Brasil en 1964; la invasin estadunidense a Repblica Dominicana en 1965; el derrocamiento del gobierno de Allende en Chile en 1973; las "guerras sucias" en Argentina y Uruguay a principios de los aos setenta; las actividades contrainsurgentes en El Salvador, Guatemala y Nicaragua en los ochenta, y el rescate financiero del Partido Revolucionario Institucional (PRO en Mxico en 1976 ; 1982, 1988 y 1995. Los estadunidenses perpetan la tradicin democrtica de odiar a los pobres y luego, como para apaciguar su culpa, sbitamente se apiadan de ellos y donan pavos a algn albergue el Da de Accin de Gracias o regalan ropa usada a los veteranos de guerra desempleados. No obstante, la caridad tiende a estigmatizar al receptor y a ensalzar al donador. Los actos sinceros de caridad son encomiables, pero pocas veces el dar es sustituto de la erradicacin de las causas de la pobreza, algo que parece ser fcil de encontrar en el capitalismo avanzado. La gran mayora de los estadunidenses an contina utilizando como chivo expiatorio a los inmigrantes, sobre todo a los trabajadores indocumentados, y busca la salvacin en las vas cada vez ms sonoras y polticamente diablicas de esta era prometedora de mercados de bonos y capitalismo "rpido". A medida que los recursos fiscales salen de las ciudades del interior hacia las del exterior, de los suburbios de la posguerra a los suburbios posmodernos o a las "ciudades suburbiales" donde predominan los blancos, las condiciones de vida marginales para la gente de color sern cada vez con ms frecuencia la norma. La codicia y la avaricia de la clase gobernante estadunidense parecen no te-

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ner igual en la historia. No obstante, los objetivos decididamente siguen siendo los mismos. Segn palabras de Michael Parenti (1996:46): A lo largo de la historia, los intereses gobernantes slo han querido una cosa: todo; las tierras, los bosques, la caza, el ganado, las cosechas, los depsitos minerales y los metales preciosos ms selectos de la tierra; todos los bienes, las riquezas y ganancias; todas las ins