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¿Quiénes somos?

Revista Cactus Nº 28

Dirección:Aura Rodríguez

Edición:Aura Rodríguez

Ricardo Zamudio Rozo

Diagramación e impresión:ARFO Editores e Impresores Ltda.

La Corporación Cactus es una Organización No Gubernamental, ONG, de desarrollo, sin ánimo de lucro, creada en 1995 con Personería Jurídica Res. 066/20 de febrero de 1996 de la Alcaldía Mayor de Bogotá, Colombia.

La finalidad de la Corporación es promover en los medios urbanos y rurales de la Sabana de Bogotá prácticas y relaciones respetuosas de los derechos humanos, económicos, sociales, culturales y am-bientales, orientadas a alcanzar condiciones de vida óptimas especialmente para las trabajadoras, traba-jadores y comunidades, con especial atención a las mujeres y los jóvenes.

Con ese propósito adelanta los programas de:– Comunicación y participación para el desarrollo– Mujeres, trabajo y agroexportación– Agua y soberanía alimentaria

Contenido:Editorial .................................................................................................................................. 2

Este es el puntoTratados de libre comercio: una violencia más contra las mujeresLaura Rangel Fonseca ............................................................................................................ 3

Mi región sabaneraBogotá y Cundinamarca: crecimiento económico hacia fueraDarío Antonio García Cruz .................................................................................................... 6

Desde todas y todos...TLC y los trabajos de las mujeres. Omaira Páez Sepúlveda ........................................ 10

Resistencias y territoriosRed Popular de Mujeres de la Sabana de Bogotá: una experiencia paracompartir. Alba Pineda y Luz Marina Peñaloza Badillo.................................................... 13

FloriculturaTLC y floricultura: más de lo mismo!!! Ricardo Zamudio ............................................ 16

Cuadro a cuadroViviendo la sabana, ayer y hoy. Andrea Cárdenas y Leonardo Luna ............................. 19

Nº 28 Septiembre de 2012 A.A. 7324 Bogotá, Colombia

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Editorial

Los tratados de libre comercioson asunto de las mujeres

Los últimos Gobiernos colombianos han desarrollado como estrategia econó-mica la negociación y puesta en marcha de tratados de libre comercio con países y bloques económicos del mundo; ejemplo de esto son el TLC con Es-

tados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Pero, ¿qué tanto los hombres y mujeres de Colombia conocemos de este asunto?

Algunas organizaciones colombianas durante años hemos venido observando con detenimiento los TLC, sus procesos de negociación, sus efectos reales y proyecta-dos, los actores que los protagonizan y, en general, las diversas dinámicas que giran en torno a ellos. Por eso, este número de la Revista Cactus está dedicado a este tema y en especial en relación con las mujeres, no porque este tipo de tratados no afecten a los hombres, sino por los efectos diferenciados que tienen para ellas y por la importancia que tienen en sus procesos de resistencia frente a políticas económicas que sumergen a Colombia en la pobreza y la inequidad.

Algunos argumentos que alimentan la oposición y resistencia a los tratados de libre comercio son:

1. “La crisis económica mundial ha cuestionado el paradigma del ‘libre comercio’ y todo el sistema económico internacional basado en el predominio del capital financiero y los intereses de las multinacionales, lo que ha conducido a una catástrofe energética, alimenticia y climática”*. Los tratados de libre comercio profundizan la inequidad y pobreza mundial.

2. Ningún acuerdo comercial puede contribuir a superar la pobreza y la discrimi-nación, si se basa en el aprovechamiento de una legislación laboral que reduce los derechos laborales de las mujeres y si no considera sus necesidades, inte-reses y derechos. Los TLC no reconocen la discriminación económica, social y cultural que sufren las mujeres.

3. Los tratados de libre comercio no recogen los intereses de la mayoría de los y las colombianas. Estas mayorías no han sido consultadas, ni han participado de estas decisiones.

4. Con los tratados de libre comercio, que se realizan en condiciones de asimetría económica y política, se pone en riesgo la soberanía de los países, favoreciendo los intereses de reducidos sectores privados.

5. Con la inversión extranjera no se garantiza la generación de más y mejor em-pleo. Adicionalmente, los recursos naturales y sectores estratégicos siguen privatizándose de manera acelerada.

Por lo anterior, siguen siendo vigentes los procesos de seguimiento y resistencias sociales a los tratados de libre comercio, que lejos de generar oportunidades pro-fundizan la pobreza, la inequidad y la discriminación hacia las mujeres y la sociedad colombiana en su conjunto.

* “Suspender la negociación de la Unión Europea con Perú y Colombia: freno a la injusticia y la desigualdad”. Consenso de organizaciones, redes y movimientos sociales a partir de la IV Ronda celebrada entre el 21 y 25 de septiembre en Bruselas. Consultado

en http://www.observatorioueal-alop.eu/wcm/dmdocuments/Pro-nunciamiento%20UE-Andinos_Nov2009_fin.pdf ó

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EstE Es El punto

El Estado colombiano ha venido consolidando un marco legal que reconoce el derecho a la igualdad, el deber de superar, prevenir, sancionar y erradicar la violencia y la discriminación contra las mujeres. Sin embargo, las múltiples

violencias que viven las mujeres colombianas reflejan que su posición política, eco-nómica y social no ha cambiado de manera significativa. Las diferentes políticas públicas no han logrado modificar la definición del papel de las mujeres como úni-cas responsables de la reproducción y cuidado de la vida ni su subordinación a las decisiones y deseos de los varones.

Una violencia máscontra las mujeres

Tratados de libre comercio:

Por Laura Rangel Fonseca

Encuentro “Sin la voz de las mujeres otra América no es posible” en el marco de la Cumbre de los Pueblos: la verdadera voz de las Américas, en Cartagena, del 12 al 14 de abril de 2012.

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EstE Es El punto

Mujeres y mercado laboral:si no se cualifican, profundiza la

discriminación

El aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral se considera un indicador de superación de la discriminación contra las muje-res, debido a que la salida de las fronteras de lo doméstico abre un mundo de saberes y relacio-nes sociales para ellas, que aportan poder y auto-nomía a su vida por el acceso directo a recursos económicos. No obstante, se ha reconocido que persiste la discriminación a las mujeres porque a ellas, aunque representan el 51,2% de la pobla-ción colombiana, les afecta más el desempleo, la informalidad y la brecha salarial, lo cual significa que reciben menos ingresos que un hombre por el mismo trabajo.

La participación laboral de las mujeres se con-centra en sectores de baja remuneración como el comercio, hoteles y restaurantes, y los servi-cios comunales, sociales y personales donde pri-ma la informalidad. Las mujeres siguen realizan-do la mayor parte del trabajo reproductivo. La creciente je-fatura femenina de los hogares colombianos implica que ellas enfrentan todas las responsa-bilidades del sustento y cuida-do de la familia, con menores fuentes de ingreso. La reduc-ción en los servicios sociales del Estado (salud, educación, por ejemplo) han venido re-duciendo su cobertura, lo que acarrea mayores cargas para las mujeres.

En este contexto, las mujeres tienen condiciones adversas para enfrentar las violencias económi-cas, por ejemplo, cuando los padres de sus hijos e hijas se niegan a cumplir con las obligaciones alimentarias. Así mismo, su dependencia de las fuentes de ingreso inhibe su organización sindical o el uso de herramientas jurídicas de protección

de sus derechos laborales. Hoy, muchas mujeres siguen soportando vejámenes físicos y sexuales de sus parejas por sus dificultades para garanti-zar el sostenimiento propio y de las hijas e hijos. La trata de personas, con fines de explotación sexual o servidumbre sigue afectando a mujeres, niñas y niños.

El conjunto de las políticas económicas del país debería partir de estas realidades para buscar la superación de la discriminación y la violen-cia hacia las mujeres. Desafortunadamente no es así.

Las mujeres y la políticade comercio exterior

Los últimos gobiernos han negociado y firmado tratados de libre comercio TLC con la prome-sa de que se generarán nuevos empleos en el país. Al profundizar en los términos de la ne-gociación, en ninguno de los TLC que ya se en-cuentran en vigor (Estados Unidos y Canadá) es posible identificar las ventajas que podrían

proveer para las mujeres.

En el 2007, el Comité para la Eliminación de la Discrimina-ción contra la Mujer, en su 37º período de sesiones en Washington expresó al Es-tado colombiano que “…Así mismo, sugiere que el Estado Parte estudie el efecto de los acuerdos de libre comercio en las condiciones socioeco-nómicas de la mujer y exami-ne la posibilidad de adoptar

medidas compensatorias que tomen en cuenta sus derechos humanos”.

Esta Recomendación no ha sido tenida en cuenta por el Estado. La perspectiva de género estuvo y está ausente en la política de comercio exterior. La Alta Consejería para la Equidad de las Mu-jeres, que tiene entre sus objetivos “Garantizar

“La promoción de sectores exportadores exitosos no es

garantía de mejores condiciones de trabajo y vida para las mujeres. Por el contrario,

refuerzan prácticas lesivas de los derechos laborales y sindicales

para ellas...”.

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los Derechos Humanos Inte-grales e Interdependientes de las Mujeres y la Igualdad de Género, y fortalecer el tema de mujer y género en las ins-tituciones del Estado a nivel nacional y territorial” no ha participado en ninguna nego-ciación. No ha realizado nin-gún estudio que permita iden-tificar los riesgos y amenazas que los TLC tienen para las mujeres y la plena vigencia de sus derechos. Se asume, al parecer, que las políticas ma-croeconómicas no afectan de manera diferenciada a hom-bres y mujeres.

La Corte Constitucional ignoró el pedido de or-ganizaciones y redes de mujeres de declarar la inconstitucionalidad del TLC con Estados Uni-dos, dado que cláusulas relacionadas con los requisitos de desempeño o con la expropiación indirecta restan capacidad al Estado colombiano para desarrollar políticas afirmativas que pro-muevan la superación de la discriminación hacia las mujeres, puesto que el Estado puede ser de-mandado por empresas multinacionales cuando consideren que este tipo de medidas pueden menoscabar sus expectativas de rentabilidad.

La promoción de sectores exportadores exi-tosos no es garantía de mejores condiciones de trabajo y vida para las mujeres. Por el con-trario, o refuerzan prácticas lesivas de los de-rechos laborales y sindicales para ellas, como viene ocurriendo en la producción de flores, o simplemente no las incluyen como sucede en el sector minero, en el que el desplazamiento de comunidades campesinas, afrocolombianas e in-dígenas tiene efectos desproporcionados en las mujeres, quienes pierden sus medios de vida. El debilitamiento de la industria y la agricultura na-cional por la entrada de mercancías importadas a menores precios va a generar, contrario a lo

prometido, pérdida de puestos de trabajo y por lo tanto, mayor informalidad.

De esta forma, los TLC van a impedir el cumpli-miento efectivo de la Ley 1257 de 2008, “Por la cual se dictan normas de sensibilización preven-ción y sanción de formas de violencia y discrimi-nación contra las mujeres”, que en su artículo 12 sobre medidas en el ámbito laboral, establece como funciones adicionales del Ministerio de la Protección Social: 1. Promover el reconocimien-to social y económico del trabajo de las mujeres e implementar mecanismos para hacer efectivo el derecho a la igualdad salarial. 2. Desarrollar campañas para erradicar todo acto de discrimi-nación y violencia contra las mujeres en el ámbi-to laboral. 3. Promover el ingreso de las mujeres a espacios productivos no tradicionales para las mujeres.

De nada sirven los comunicados de las autorida-des sobre crímenes atroces como el que terminó con la vida de Rosa Elvira Cely en Bogotá cuando el Estado privilegia los derechos de las empresas multinacionales por encima de los derechos de las mujeres. Los tratados de libre comercio son un eslabón más de violencia contra ellas. Otro más, que tendremos que romper. ó

EstE Es El punto

Encuentro “Sin la voz de las mujeres otra América no es posible” en el marco de la Cumbre de los Pueblos: la verdadera voz de las Américas, en Cartagena, del 12 al 14 de abril de 2012.

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Crecimiento económico hacia fuera

Bogotá y Cundinamarca:

Por Darío Antonio García Cruz

Mi rEgión sabanEra

La materialización y puesta en marcha de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos resulta ser el fortalecimiento de una política productiva que data al menos de la década de 1960 en el departamento de Cundinamarca.

Pese a que no significa más que la continuación de un determinado modelo de desarrollo, el idealismo de los empresarios y las administraciones municipales y departamentales entre otros actores (que no se puede contemplar como un idea-lismo ingenuo), se verá confrontado con la realidad en términos de los efectos sociales, políticos, económicos y culturales en la región.

Las administraciones departamentales, tanto la pasada como la presente, pese a que tuvieron mínimas reservas respecto de la puesta en marcha de dicho TLC,

1 FEDESARROLLO-Cámara de Comercio de Bogotá. Impacto Económico del TLC con Estados Unidos en la Región Bogotá-Cundinamarca. 2007.

2 LA REPÚBLICA, en sección Economía. Gobierno rechaza importación masiva de lactosuero. Julio 23 de 2012.

3 Op. cit.4 MOLINA

MOLINA, Ernesto. En busca de una teoría crítica para el desarrollo de América Latina. Fundación editorial El perro y la rana, Venezuela 2007.

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Mi rEgión sabanEra

siempre tuvieron un balance positivo del acuer-do: Promulgaron que este traería prosperidad y desarrollo. Nada distinto hicieron empresarios y organizaciones empresariales como la Cámara de Comercio de Bogotá, que valoraron una se-rie de falencias en las cadenas productivas pero vieron estas dificultades de una manera amaña-da: el vaso se veía medio lleno y no medio vacío.

Para quien evalúe las características productivas propias del departamento de una manera críti-ca, el balance, no solo a partir de la puesta en marcha sino desde mucho antes, es que el TLC genera nefastos efectos; pero ello debe comprobarse en el terreno y puede ser muy apresurado un balance dado el corto tiempo en que inició la operación de dicho acuerdo. Pese a ello sí puede esbozarse un contexto productivo que puede arrojar algunas sospe-chas.

El caso de Bogotá y Cundina-marca puede ser diciente. El sector de la floricultura ha planteado la nece-sidad de impulsar un TLC con Estados Unidos, ya que ese mercado es el más importante; pero, parafraseando a Augusto Solano, con o sin TLC no existe un aumento efectivo de las ventas en el exterior porque ya antes las flores entraban al mercado estadounidense con cero arancel. El mayor logro para este sector tiene que ver con estabilizar las bondades del ATPDEA. Pero eso ya se sabía con anterioridad.

¿Qué pasa con otros sectoresproductivos?

Hubo efectivamente estudios previos, que pre-tendían ser serios, sobre las condiciones del de-partamento ante una eventual puesta en marcha del TLC. De hecho, el modelo de ciudad región para Bogotá y Cundinamarca está diseñado de

tal manera que un eje fundamental ha sido la in-ternacionalización de la economía Bogotana y cundinamarquesa, en perspectiva de la firma, pri-mero del ALCA y después del TLC. Los estudios sobre las condiciones productivas del departa-mento anuncian la existencia de nueve cadenas productivas susceptibles de exportación, aunque de hecho con anterioridad se había planteado que ninguna estaba en condiciones óptimas para la puesta en marcha del tratado.

La evaluación de dichas cade-nas arroja un resultado más o menos coincidente. En lo que tiene que ver con textiles y confecciones el TLC pone en riesgo el desarrollo de esta cadena a menos que exista un efectivo proceso de monopoli-zación de su producción. Para enfrentarse al libre comercio la competencia por menor costo está perdida desde el principio con competidores del talante de China e India, de manera que la única salida que tiene dicho sector está en

sumar valor agregado a sus prendas además de flexibilizar mucho más su mano de obra, ubicarse en zonas francas e impulsar procesos de asocia-ción; es decir, monopolización de la producción con el ánimo de abaratar costos:

“En caso de no avanzar rápidamente hacia estos pro-pósitos, la cadena textil-confección de la región se ve-ría abocada a seguir luchando en nichos medios y bajos del mercado, donde difícilmente podrá triunfar por sus altos costos”1.

Con todo y ello, el mercado interno se verá pro-fundamente afectado vía importaciones, de ma-nera que si no se era competitivo al interior, en el exterior pueden correrse muchos más riesgos. Por último, y lo más importante, las trabajadoras y trabajadores de este sector se verán sometidas a pésimas condiciones laborales, mucho más difí-ciles que las existentes.

“Se trata de una propuesta de integración económica hacia fuera que beneficia a los de afuera; es decir, puede que

eventualmente los volúmenes de inversión extranjera aumenten, pero esto no afecta positivamente

las condiciones de vida de la población”.

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Mi rEgión sabanEra

Por su parte, la cadena de productos lácteos se enfrenta a los mismos problemas con algunos agravantes. Es conocido el escandalo desatado por el Ministerio de Agricultura sobre el proble-ma de la excesiva importación de suero lácteo que afecta enormemente a los productores. El mismo Juan Camilo Restrepo, actual Ministro de Agricultura, ha dicho que “frente al riesgo de una competencia desleal o indicios de importa-ciones desmesuradas, si es el caso, invocaríamos una salvaguardia porque no vamos a permitir que con una negociación atolondrada, que se hizo hace cuatro a cinco años, se nos vaya a implantar una competencia desleal a los productores de le-che de Colombia que tantas dificultades tienen”2.

La situación es preocupante porque el volumen de importaciones viene aumentando, lo cual pa-reciera no se tenía previsto cuando se propuso que el TLC era una oportunidad para Cundina-marca y el país. Durante el primer trimestre de este año se han importado más de tres mil to-neladas de lactosueros; esto afecta de tal mane-ra al sector lechero que en los meses de julio y agosto, cuando la producción disminuye y se espera que la leche aumente su precio, este si-gue en descenso. Por su parte el senador Jorge Enrique Robledo, ha sido insistente en denunciar que algunas compañías venden derivados lácteos a base de lactosueros y los ofrecen como si tu-vieran las mismas propiedades de la leche.

Lo anterior solo para referirse a las consecuen-cias que para el mercado interno ha supuesto el “libre comercio”. Hacia fuera la situación tam-bién es preocupante fundamentalmente porque Colombia requiere cumplir con certificaciones sanitarias y de calidad; además la cadena cundina-marquesa debe realizar procesos de asociación (o monopolización) y mejorar en aspectos como el empaque y la reestructuración productiva que impiden la libre exportación de productos lác-teos. El proceso de monopolización ya se viene realizando vía imposiciones sanitarias; sin embar-go el camino que queda es sumamente complica-do pues empobrece mucho más a los pequeños y

medianos productores dejándolos en la quiebra y obligándolos a cambiar la manera como han subsistido hasta ahora.

En lo que tiene que ver con el sector hortofru-tícola, la situación no es menos desalentadora. Existen barreras fitosanitarias que están por su-perarse, el sector debe avanzar en su desarro-llo tecnológico que a la fecha se encuentra en el atraso (sobre todo en lo que tiene que ver con las cadenas de frío para la conservación de alimentos), para lo cual la esperanza es poder comprar maquinaria obsoleta proveniente de Es-tados Unidos; la producción a pequeña escala y la pequeña propiedad no resultan efectivos en la tarea de vender al exterior y tendrá que some-terse al juego de la monopolización o asociación vertical; ello ya se viene haciendo con megapro-yectos como el MEGA.

La cadena de cuero y calzado por su parte, tal y como es conocido en el departamento, tiene que mejorar sus prácticas productivas para eli-minar o disminuir considerablemente el impacto ecológico que genera, requiere realizar recon-versión tecnológica y en el campo de los precios bajos ya tiene la batalla perdida. La mayoría de las empresas que se dedican a esta actividad son micro o pequeñas empresas; las recomendacio-nes que realiza la Cámara de Comercio a este sector son sumar valor agregado y mejorar ma-terias primas de sus productos, hecho que puede realizarse sobre la base de inversión de capital. De la misma manera se tienen dos caminos tra-zados: el monopolio o la extinción.

La cadena de químicos y petroquímica tiene una enorme dependencia de los insumos estadouni-denses y no ha logrado consolidar su cadena productiva, hecho que la hace enormemente vulnerable al mercado de este país. “En el mar-co de estas condiciones generales de la cadena química y petroquímica, cada uno de los subsec-tores que la compone enfrenta retos y opor-tunidades diferenciados que dependen de sus condiciones específicas de producción y com-petitividad”3.

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El sector de metalurgia y metalmecánica (en-samble y demás) requiere de maquinaria sofis-ticada; la esperanza del empresariado está en remanufacturar maquinaria estadounidense, lo que efectivamente los pone en condición de atraso en relación con el mercado norteameri-cano; se espera que dicha renovación tecnológi-ca posicione la productividad de esta cadena en relación con otros países del sur. Si se nos per-mite realizar un análisis de lo anterior, el efecto “colateral” es la agudización de la competencia entre los del sur y el mantenimiento del domi-nio de los del norte.

Por último, en la cadena de servicios de software ya está viéndose cómo las condiciones para los y las trabajadoras son pésimas. Cundinamarca y Bogotá serían competitivos en este campo por-que la tercerización de la mano de obra es efec-tiva.

Es visible que este acuerdo de libre comercio no beneficia enormemente, tal y como lo han enun-ciado las autoridades al departamento; además obedece a una forma de integración histórica de la economía colombiana y Latinoamericana en el comercio internacional:

“los países de América Latina siguieron un patrón de crecimiento ‘hacia fuera’ vinculado al cuadro de la di-visión internacional del trabajo. Fue así como estos países se especializaron en café, banano, carne y otros productos, y todavía siguen ávidos esperando el benefi-cio del intercambio. Ha sido evidente que como táctica para el logro de la estrategia las potencias han señalado la necesidad de aperturismo comercial, y han hecho que la apliquen los receptores de sus exportaciones. En cambio históricamente ellas han construido muros arancelarios y no arancelarios para detener las expor-taciones tercermundistas hacia sus mercados, aunque hayan seguido enarbolando la bandera teórica de las ventajas comparativas”4.

Afirmación de la dependencia

Este básico y muy superficial recorrido por las dificultades que tiene el departamento no tuvo

en cuenta la situación en que están las vías de comunicación, hecho que resulta de una impor-tancia capital y afecta enormemente la capacidad de respuesta ante la puesta en marcha del trata-do de libre comercio.

De manera que, como era de esperar, la región resulta atractiva porque ofrece posibilidades de tercerización de los empleos, zonas francas y demás. Se trata de una propuesta de integra-ción económica hacia fuera que beneficia a los de afuera; es decir, puede que eventualmente los volúmenes de inversión extranjera aumenten, pero esto no afecta positivamente las condicio-nes de vida de la población sino todo lo con-trario, hace que la vida de los sectores más hu-mildes de la población sea cada vez más difícil. Se repite que las potencias compiten con ma-quinaria, manufactura y tecnología de alta y a los tercermundistas les corresponde competir con precios bajos y materias primas (con mínimo o nulo valor agregado) a costa de condiciones cada vez mas precarias de vida de sus habitantes, que resultan ser la mano de obra barata, considerada esta última, y paradójicamente, como una varia-ble de la competitividad.

El libre comercio representa una imposición que realizan los países desarrollados a los demás en su intento por recuperar la tasa general de ganancia del capitalismo; esto se da a costa del atraso de los países subdesarrollados reforzando el lugar de los unos y los otros en la división in-ternacional de trabajo.

Aunque el balance es desfavorable para la pro-ducción local y la agudización de las condiciones precarias de las mayorías solo genera malestar social, no hay nada que los pueblos organizados no puedan lograr. Puede ser este el principio del fin para gobiernos que no respetan la sobera-nía, siempre y cuando organizaciones sociales, colectivos, juntas de acción comunal y procesos regionales decidan hacer algo en favor de las ma-yorías.ó

Mi rEgión sabanEra

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dEsdE todas y todos...

TLC y los trabajosde las mujeres

Por Omaira Páez Sepúlveda

La oposición contra el libre comercio, contra aquel que favorece a países po-derosos cuando pactan tratados comerciales bajo términos de igualdad con economías en gran desventaja, se ha dado en todos los países latinoameri-

canos que transitaron por procesos de “negociación” para la implantación de los tratados. Aun hoy, después de la inundación de productos de las grandes potencias y luego de la puesta en marcha de los grandes proyectos de las compañías mineras, las voces opositoras siguen denunciando y exigiendo el cambio de rumbo a pesar de quienes señalan que el tiempo de oponerse ya caducó.

* Se entiende por commodities, materias primas brutas que han sufrido procesos de transformación muy pequeños o insignificantes.

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dEsdE todas y todos...

Siendo claro que los impactos de este modelo en las mujeres han sido desconocidos por los promotores del libre comercio, aún dentro de los movimientos opositores persisten miradas insensibles al tema de género. No obstante, múltiples organizaciones de mujeres, institucio-nes académicas y feministas, que luchan por ser incluidas en los debates económicos, han pro-fundizado en las discriminaciones que generan violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales de género en relación con el libre comercio.

En primera instancia, los apor-tes de estos sectores que se enfocan en la relación mujeres y libre comercio han resaltado cómo en la globalización eco-nómica se ha venido dando un proceso de feminización del mercado de trabajo, que ha implicado mayor proporción de mujeres en empleos de baja calidad. Es lo que se ha carac-terizado como un aumento de la empleabilidad femenina, ya que esta mano de obra es con-siderada adecuada para los puestos de trabajo creados en el proceso de ajuste y de implanta-ción del modelo económico neoliberal. Se tra-ta de empleos flexibles, de modalidad temporal, que de hecho son empleos con menos derechos, con largas jornadas y un ritmo muy intenso de trabajo (Lavinas 1999 en Faria 2006). Así mismo esta empleabilidad femenina genera una reconfi-guración en la división sexual del trabajo, ya que las mujeres están concentradas en sectores de la producción internacionalizados como el área agrícola en los países productores de frutas y de-terminados commoddities*, como los espárragos en el Perú, nueces en Bolivia, flores en Colom-bia, pescados en otros.

En el mismo sentido, debe resaltarse que la ca-tegoría economía del cuidado, que incluye como trabajo actividades que han sido asociadas a la

“naturaleza” de las mujeres, constituye un apor-te de la economía feminista que “ha partido de la crítica a los modelos androcéntricos, los cua-les consideran al hombre como el único actor económico, destacan la relevancia de disciplinas distintas a la economía para entender escenarios actuales y, más recientemente, ponen en entre-dicho una de las supuestas verdades de la eco-nomía, la neutralidad de las políticas macroeco-nómicas en términos de equidad en general y de equidad en particular”. (López, 2004).

La economía del cuidado ha sido más visible desde que los estados en los procesos de reajuste, que se dieron en forma muy fuerte en la década de 1990 dentro del proceso de liberalización del comercio, recortaron una serie de servicios sociales que antes proveían tenien-do que ser asumidos por las mujeres. Esto implica que a la situación de discriminación en los trabajos remunerados se suma la responsabilidad

asignada a las mujeres de encargarse del trabajo de la casa y de la crianza de los hijos, cuidar a los enfermos y ancianos, que de ninguna manera

“...la doble carga de trabajo, remunerado y no remunerado, sumada al creciente número de mujeres que deben mantener

solas a sus hijos, interfiere en las posibilidades de exigir mayor igualdad en el hogar e impide la participación en las organizaciones laborales, ...”.

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dEsdE todas y todos...

representa ingresos, recursos, ni protección la-boral y que termina haciéndolas más dependien-tes de cualquier trabajo remunerado que puedan conseguir.

De esta manera la doble carga de trabajo, remu-nerado y no remunerado, sumada al creciente número de mujeres que deben mantener solas a sus hijos, interfiere en las posibilidades de exigir mayor igualdad en el hogar e impi-de la participación en las organiza-ciones laborales, en los grupos de apoyo social o en la participación política (Oxfam, 2004).

Los argumentos y las estadísticas que revelan la discriminación con-tra las mujeres han constituido una gran herramienta para exigir la transformación de un modelo eco-nómico que ha agudizado las vio-laciones de sus derechos. Sin em-bargo, la mejor y mayor fuente de información que nos debe impulsar a exigir otro modelo de desarrollo son las vivencias de las trabajadoras

de las maquilas, de las agroindustrias de expor-tación como la floricultura, de los call centers, de grandes hipermercados, entre otros sectores económicos. Es en las experiencias, en las his-torias sobre las trayectorias laborales de estas mujeres, en donde podemos alcanzar a dimen-sionar los cambios que ha logrado imponer el modelo económico neoliberal y la importancia de una mirada diferencial sobre las implicaciones de los tratados de libre comercio en las mujeres.

Bibliografía

Faria, Nalu. (2006). El feminismo latinoamericano y ca-ribeño: perspectivas frente al neoliberalismo. Mujeres y cambio: construir alternativas en la lucha, Enero 2006 Oxfam, Red de mujeres transformando la eco-nomía.

López, Cecilia, (2004). Las mujeres y la globalización ¿oportunidad o amenaza? En Otras Palabras 13-14, Mujeres, globalización y derechos humanos. Enero-diciembre de 2004.

Oxfam, (2004). Más por menos. El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globali-zadas. Oxfam Internacional.ó

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Una experienciapara compartir

Red Popular de Mujeres de la Sabana de Bogotá:

Por Alba Pineda y Luz Marina Peñaloza Badillo

1 Revista La piragua # 35. Género,

mujeres y feminismo. Pág. 145. Panamá 2011. En: http://www.ceaal.org/v2/cpiragua.php

2 Ibid. Pág. 148.

rEsistEncias y tErritorios

Las mujeres somosesa multitud de mariposas -

gatas - panteras y brujas del mundo.Parimos y no parimos

y hacemos del amanecerarrullos de bocas frescas.

Sacudimos el mantely en cada cuerpo erotizado

emprendemos la lucha cotidiana.

(Trozos de Versos en Resistencia de la hondureña Blanca Guijarro)1

Encuentro red mujeres, febrero 2012.

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Una voz empieza a escucharse en la Sabana de Bogotá, las voces de las mujeres re-corren los territorios: voces que se alzan

exigiendo salud, educación, trabajo en condicio-nes dignas, una vida libre de violencias. Mujeres que caminan y se abren paso y espacios en la política, en la radio comunitaria, en la economía a través de prácticas alternativas solidarias. Vo-ces que proponen y debaten alrededor de te-mas como la tierra, ¿en manos de quiénes está?, ¿quiénes la usufrutuan? y sobre los usos que le dan; todo ello alrededor de los cambios que vie-nen sufriendo los territorios sabaneros debido al modelo de desarrollo que se viene imponiendo en la región en los últimos años, transformando el paisaje, las prácticas y las relaciones sociales.

Las tierras que históricamente han alimentado a las familias de este territorio, poco a poco han venido desapareciendo tras montañas de ladrillos y cemento. Zonas francas, auto-pistas, puentes y conjuntos re-sidenciales ahora hacen parte del paisaje sabanero que otro-ra destacaba por sus cultivos de papa, arveja, maíz, entre otros productos que hacen parte de la mesa de las familias sabaneras.

El territorio puede definirse según los expertos y estudio-sos del tema desde distintas perspectivas: a partir de la identidad, las rei-vindicaciones políticas o desde emergencias de proyectos a largo plazo. Desde nuestra práctica política el territorio de la Sabana de Bogotá lo podemos definir como un territorio de luchas y resistencias que se han entretejido y destejido a lo largo de los años.

Desde las organizaciones de mujeres que han surgido en los últimos años, hoy integradas en la Red Popular de Mujeres de la Sabana, se constru-yen procesos de resistencia y acción que vienen

andando en el territorio. Ha sido un espacio de articulación que viene permitiendo el accionar conjunto de organizaciones de los municipios de Zipaquirá, Tocancipá, Madrid, Funza, Mosquera, Facatativá y Tenjo. Como escenario de confluen-cia, aún en construcción, las mujeres le vienen apostando a la constitución de un movimiento social de carácter regional que recoja las distin-tas iniciativas y propuestas de las mujeres y de otros sectores sociales para hacer frente al mo-delo de desarrollo que se viene imponiendo en la Sabana de Bogotá, el cual ha dejado por fuera a sus habitantes y le ha dado la bienvenida al capi-tal nacional y extranjero imponiendo formas de vida, alrededor de la precarización del trabajo, el empobrecimiento de las familias, los cambios en los usos del suelo, lo que se traduce en mayores niveles de desigualdad social y explotación.

Las mujeres que hacen parte del proceso organizativo son mujeres populares, extra-bajadoras y trabajadoras de empresas de la floricultura, trabajadoras domésticas y de la economía informal, madres cabeza de hogar, estudiantes y profesionales que vienen en un proceso de problematiza-ción de su condición y posi-ción dentro del sistema de relaciones de género, enten-diendo que este no es sólo un tema exclusivo de las mujeres,

sino un “problema social y político que requiere cambios en las relaciones sociales, distribución del trabajo y del poder, que exige la eliminación de todas las trabas, ya sean institucionales, de tiempos y espacios; o subjetivas, que impiden que las mujeres incursionen en más áreas del quehacer social”2.

El entendimiento y la comprensión de sus pro-pias experiencias de vida las ha llevado a plan-tearse el tema de la organización alrededor de la formación política, el conocimiento y la exigibi-

rEsistEncias y tErritorios

“...las mujeres le vienen apostando a la constitución de un movimiento social de

carácter regional que recoja las distintas iniciativas y propuestas de las mujeres y de otros sectores

sociales para hacer frente al modelo de desarrollo que se viene

imponiendo en la Sabana de Bogotá, ...”.

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tratados de libre comercio, que favorecen a los grandes inversionistas nacionales y extranjeros en detrimento de las condiciones de vida de las mujeres, jóvenes, hombres, niños y niñas.

Cansadas del silencio, hastiadas de la invisibiliza-ción y la representación las mujeres se deciden a hablar, opinar y participar de espacios donde estuvieron ausentes durante mucho tiempo. Hoy se toman la palabra, se toman las calles para exi-gir sus derechos. La Red Popular de Mujeres de la Sabana es un espacio para la acción política y la movilización alrededor de la exigencia de los derechos en contra de las violencias físicas, emocionales y económicas y, la construcción de alternativas solidarias y emancipadoras.

lidad de sus derechos, la movilización en fechas emblemáticas como el 14 de febrero Día Inter-nacional de las y los Trabajadores de la Flori-cultura, el 8 de marzo Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, el 1 de mayo Día Interna-cional del Trabajo y el 25 de noviembre Día de las No Violencias contra las Mujeres. Así mismo sus procesos organizativos vienen ampliando sus líneas de acción alrededor de proyectos autoges-tionarios de economía e intercambio solidario y la comunicación.

Hoy las mujeres de la Sabana abandonan sus puestos de trabajo históricos para salir a las calles a denunciar, exigir y tejer redes y lazos de unidad y resistencia, para enfrentar decidida-mente las políticas gubernamentales como los

rEsistEncias y tErritorios

ó

Celebración Día de la Mujer 2011. Funza.

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Más de lo mismo!!!TLC y floricultura:

Por Ricardo Zamudio

El pasado 15 de mayo de 2012 se inició formalmente la implementación del TLC entre Colombia y Estados Unidos, lo cual para el sector floricultor co-lombiano representa la posibilidad de mantener las preferencias arancelarias1

que le permiten colocar su producción en el mercado del país del norte.

El TLC implica entonces para los floricultores la consolidación de su acceso al mercado norteamericano, sin que esto implique necesariamente mayor venta de flores o mayores ingresos de los que ya se han tenido en el pasado. De esta ma-nera lo que se puede esperar con el Tratado, en teoría, es el mantenimiento de lo que ya existe: un sector agroexportador relativamente consolidado, que genera empleo en condiciones de precariedad dados los impactos sociales, en la salud de trabajadoras y trabajadores, y los impactos ambientales en las regiones donde está presente.

Floricultura

1 “La Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (ATPA, por sus siglas en inglés) es un régimen de excepción otorgado unilateralmente por el Congreso de los Estados Unidos,… para apoyar la lucha contra el tráfico ilícito de drogas. Fue concedida inicialmente el 4 de diciembre de 1991 ofreciendo ingreso libre de aranceles a cerca de 5.500 productos y venció por primera vez el 4 de diciembre de 2001. Después de esta interrupción el ATPA fue renovado el 7 de agosto de 2002 hasta el 31 de diciembre de 2006 y, a partir de ese momento, ha sido extendido por cortos periodos en diversas ocasiones. …el Congreso de los Estados Unidos, durante el Gobierno del presidente George Bush, decidió modificar su nombre a ATPDEA, es decir, Ley de Preferencias Andinas y de Erradicación de Drogas”. Tomado de Boletín de prensa No. 1 Floricultores e importadores de flores en Estados Unidos se alían para conseguir extensión del Atpdea. Febrero 9 de 2011. En www.asocolflores.org.co

2 “E.U. y Colombia celebran vigencia del TLC”. Elcolombiano.com, mayo 15

TLC Colombia - E.U.: Las flores colombianasson las primeras

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“… la industria de la floricultura genera en Colombia unos 170.000 empleos direc-tos e indirectos, y otros 225.000 empleos en E.U., según cifras oficiales. En 2011, las exportaciones de flores colombianas a Estados Unidos totalizaron 962 millones de dólares2.”

Sin embargo, pese a dicha consolidación potencial, es necesario considerar otros factores que vienen afectando al mercado mundial de las flores: la competencia de países africanos por el mismo mercado, la competencia de otros países lati-noamericanos que también son beneficiarios del Atpdea, como Ecuador y Perú, la revaluación del peso y el aumento en los costos de producción por fletes de transporte, materiales como el plástico y otros. Junto a esto, la demanda mundial se ha reducido y pareciera que el mercado mundial de flores se ha saturado.

¿Qué pasará con las y los trabajadores?

Aunque con el TLC los floricultores consoliden su acceso al mercado norteameri-cano existen otras variables que impactarán, o mejor, seguirán impactando, las ya precarias condiciones laborales de las y los trabajadores florícolas3, lo cual se ma-nifiesta en prácticas empresariales como el no pago de acreencias laborales cuando se cierran empresas, en inestabilidad en las formas de contratación o en el aumen-to de las cargas laborales para mantener o aumentar los niveles de productividad.

En cambio, cuando han habido épocas “de vacas gordas”, no se han conocido aumentos de sueldo ni un mejoramiento estructural en las condiciones laborales para quienes hacen posible las flores con su trabajo; en ocasiones, ni siquiera se ha cumplido con el pago de lo legal.

Junto a esto, también son conocidas las prácticas estatales de apoyo incondicio-nal a los floricultores cuando se encuentran en situaciones de dificultad, pues

reciben apoyos y subsidios del gobierno para poder so-portar las crisis. Ejemplos de ello han sido el Incentivo de Cobertura Cambiaria (ICC) en 2005, para apoyar a flori-cultores y bananeros por los efectos de la revaluación, y el cuestionado Agro Ingreso Seguro (AIS) en 2007, como una manera de incentivar la competitividad de los pro-ductores del campo, dada la apertura de mercados.

Adicionalmente, cuando tra-bajadoras y trabajadores de

de 2012. En http://www.elcolombiano.com/BancoConoci-miento/

E/eu_y_colom-bia_celebran_vi-gencia_del_tlc/eu_y_colombia

celebran_vigen-cia_del_tlc.asp

3 Para mayor información sobre estos temas ver “La realidad bajo los invernaderos. Informe sobre la floricultura colombiana”; mayo de 2011. Autoría: Omaira Páez Sepúlveda.

Consultados en http://www.cactus.

org.co/archivos/documentos/Publi-caciones/informe/Informe%20de%20Floricultura%20Mayo%202011.pdf

4 “En Flores de Las Indias los obreros no aguantaron más y se lanzaron a la huelga”; martes 27 de marzo

de 2012. Ver en http://notasobreras.

net/index.php?option=comcontent&view=article&id=558:la-policia-de-zipaquira-reprime-ilegalmente-la-huel-ga-en-flores-de-las-

indias& catid =10:movimiento-obrero&Itemid=18

5 “Colombia - V Cumbre de los

pueblos: Con el compromiso de articular las luchas sociales a nivel continental se instaló la Cumbre de los Pueblos”. Viernes, 13 de abril de 2012 00:16 Notiagen / Red Cartagena informativa/la pluma.

Floricultura

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determinadas empresas deciden realizar accio-nes legítimas orientadas a que sus patrones pa-guen y reconozcan lo que por ley les pertene-ce, las respuestas han sido aún más represivas, como en el caso de Flores de las Indias en el mes de marzo de 2011 en el municipio de Zi-paquirá4.

Afianzando el modeloagroexportador

De otra parte y coherentemente con las polí-ticas de los últimos gobiernos, en el sentido de consolidar un modelo de desarrollo basado en la agroexportación, el TLC contribuye al afian-zamiento del mismo, fortaleciendo el desplaza-miento de cultivos tradicionales, especialmente de alimentos para el caso de la Sabana de Bogo-tá. Algo similar se vivió en Centroamérica con la firma de TLC: “A esta situación el costarricense (Coronado) dijo que monocultivos de piña, sandía, melón o naranjas así como la palma aceitera están desplazando cultivos tradicionales y afectando la fer-tilidad de los suelos con el uso extensivo de agroquí-micos: cuatro años de cultivo de piña dejan inservible el suelo por diez años5”. Con el TLC no solo se consolida el negocio, también se mantendrán los diversos impactos

sociales, ambientales y de salud que conlleva la floricultura y que han sido documentados desde hace muchos años por diversas organizaciones sociales, de trabajadoras y trabajadores, tanto a nivel nacional como internacional.

En este contexto se hacen imperativos proce-sos de articulación y unidad de organizaciones sindicales del sector y de otras organizaciones sociales, que hagan seguimiento de los mencio-nados impactos, se resistan a la imposición de un modelo agroexportador que ha demostrado no cumplir con las promesas hechas, y que se sigan planteando la construcción de una región y un país distinto, donde se priorice la esperanza y el bienestar de sus habitantes sobre las dinámicas de comercio a ultranza.

“Con el TLC no solo seconsolida el negocio, tambiénse mantendrán los diversos

impactos sociales, ambientales y de salud que conlleva la

floricultura”.

Floricultura

ó

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Viviendo la sabana,ayer y hoy

Hoy acudimos a una agresiva transforma-ción de la Sabana

de Bogotá en función de la competitividad y la inserción de la región en la dinámica mercantil global, de tal forma que los ecosistemas propios de la región, los cultivos y la producción agrícola1 vienen dando paso a la urbanización acelerada, a la construcción de grandes bodegas y zonas francas.

Nuestro territorio Sabanero se viene adecuando a la lógi-ca de la modernización y el desarrollo: Se amplían vías, se asfaltan los caminos y se supera el supuesto “atra-so” de los pobladores rura-les... Bien cabe preguntarse: ¿Quiénes se benefician con estos cambios?

Sin duda, la burguesía nacio-nal y las empresas extran-jeras serán beneficiadas. Por ejemplo, los hijos del ex presidente Uribe com-praron tierras rurales de relativamente bajo costo y las valorizaron gracias a que el Alcalde de Mosquera ex-

1 La producción agrícola disminuyó de un 38.1% en los años 60 a un 9.4% para los 90. Cenelia Serna. Revista Cactus No. 27.

2 http://www.semana.com/opi-nion/rompecabe-zas/177771-3.aspx

Por Andrea Cárdenas y Leonardo Luna

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pidió –en tiempo récord– el decreto que creó el plan parcial que permitió cambiar el uso de la tierra de ‘expansión industrial’ a ‘industrial’2 (Semana, mayo 2012) y, se-gundo, a que los ministros del gobierno las convirtieron en zona franca permanente. De esta forma, Jerónimo y Tomás Uribe en pocas horas convirtieron $33.000.000 en $3.000.000.000 (Coronel, 2009).

Aunque se cuenta con los suelos más fér-tiles de Colombia, todos los recursos y es-fuerzos agrícolas, antes que garantizar ali-mento de calidad y a buen precio para la gente de la región, están centrados en la oferta agroexportadora, (flores, hortalizas, hierbas aromáticas, medicinales y condi-mentarías, follajes, tubérculos, productos procesados y frutas), lo cual incrementa la dependencia alimentaria hacia los países del norte y atenta contra la soberanía del país. Esto, sin contar con los daños ambientales que tiene el uso excesivo de maquinaria agrícola y la aplicación indiscriminada de plaguicidas químicos característicos del mo-delo agroindustrial.

Aunque no “todo tiempo pasado fue me-jor” no se pueden cerrar los ojos sobre las consecuencias de la profundización del capitalismo en la Sabana de Bogotá. Por eso son vigentes las preguntas: ¿Cómo soñamos la tierra de la Sabana? ¿En ma-nos de quiénes y para qué? Se necesitan propuestas alternativas que propugnen por un mejor presente y futuro para las familias rurales, los sectores populares, las clases bajas y medias, los sabaneros de a pie, ¡todos y todas! ó

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