1. la autarquia franquista política económica y resultados-2

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 Los resul tadosde las inves tigac io- nes en la historia económica del franq uismo son unáni mes y coin- ciden en señalar la pro fun did ad y duraci ón de la depresión que su- frió la economía española duran- te los años cuarent a. Basta echar un vistazo a la evolución de las macromagni tudes más significati-  vas —pro ducció n agrari a e indus- trial, comercio exterior, inver- sión, PIB o PIB  per cápita—  para hacerse una idea de la magnitud del desastre. Para la mayor parte de los es- pañole s fueron , sencil lament e, losaños delhambr e, delestrap er- lo, de la escase z de los product os más necesarios, del racionamien- to, de las enfermedades, de la fal- ta de agua, de los cortes en el su- ministro de energ ía, del hundi- mie ntode lossalar ios , delempeo - ramien to de lascondic ion es lab o- rales , del frío y los sabañone s. La otra cara de la moned a fue la restauració n de la propi edad privada,larecuperaci ón de los be- neficios de las empresas y de la banca, el desve rgonz ado enriq ue- cimiento de los grandes estraper- lis tas pro teg ido s del Rég ime n y el resta blecimiento de los privi le- gios de la Igles ia y el Ejército . Ademá s de su inten sidad , el otro rasgo característico de la de- pre sió n de loscuare ntafue su lar - se rec upe rar on los índ ices del PIB y PIB  per cápita,  respectiva- men te,de 193 5 (gr áfi co 1).No obs - tante, debe señalarse que la recu- peración de los niveles de bienes- tar fue más tardía, como conse- cuencia de la apuesta del Régi- men por la ind ust ria pesada , a costa del abandono de la agricul- tura y las industrias de consumo. Así , el niv el de consumo ali men ti- cio de preguerra, en términos de calorí as totales, solo se alcanz ó a media dos de los años cincuenta y el con sumo de alg uno s productos alimenticios de calida d se retras ó hasta ent rad os ya los ses ent a. Comparativamente, la depresión pos bél ica esp año la fue muc ho más intensa y larga que la de los países europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial. Par a el Rég ime n, la gra ve y prolongada depresión fue debida a los daños causados por la Gue- rra Civil, al aislamiento interna- cional y a las adversas condicio- nes climáticas. Lasdestr ucc iones de la gue rra deben ser, sin embargo, matiza- das: fueron limitadas sectorial y territorialmente. Tan solo fueron  verda deramente impor tante s en los tran spor tesy las infr aest ructu - ras . A ell o hayque aña dirla pér di- da de las reservas internaciona- les, el endeudamiento, la desarti- culación económica y los proble- mas monetarios. Los daños fue- aunque algo mayores en la gana- der ía,muy esc aso s en la ind ust ria  y la mine ría,limitadosy muy loca- liz ado s en la viv ien da.En tod o ca- so, fuero n muy infer iores a los que sufri eron los paísesafectados por la Segunda Guerra Mundial. Las pérdidas más graves, cu- riosa mente olvida das por el Régi- men, fueron las de vidas huma- na s. Loscien tosde mil es demuer- tos en los frentes de batalla y en las reta guar dias ; las milesde vícti - mas de la represión tras el final de la gue rra ; los fal leci dos por hamb re,privacio nesy enfermed a- des . Per o no sol o fueronlos mue r- tos . Cie nto s de mil es de esp año les fueron víctimas de variados tipos de represalias y depuraciones, y la población penitenciaria alcan- cifras extraordin arias. Final- capítulo de los exiliados, particu- lar men te imp ort ant e des de el punto de vista del capital huma- no.Resul ta muyllamat ivoque in- cluso un personaje como Himm- ler aconsejara a Franco, durante su vis ita a Madrid, unapolíti ca de men or rig or rep res ivoy másfavo- rable a la integración de la clase obr er a en las estru ct ura s de l “Nuev o Estad o”. La depura ción ideológica y el retorno del funda- mentalismo religioso fueron una pesada losa que impidió el desa- rro llode la lib ert ad y la ini cia tiva. La sociedad española fue una so- ciedad, ademá s de empobrecida, temerosa. Para colmo de males, el lug ar que dejar on vac ío los cient íficos , intele ctuale s y maes- tros rep ubli canos fue ocup ado por elementos del Régimen que, generalmente, car ecía n de las cualid ades y la prep aracióntécni- ca necesaria. El aislamiento intern acio- nal de España tambié n debe mat izar se. En pri mer lugar, hay que decir que fue más es- pectacular, por la retirada de embajadores y la condena de la ONU, que efectivo en términos económicos. Franco había con- tado con las simpatías de Chur- chill, de las grandes empresas americ anas y de las finanz as internacional es; el comerc io con Reino Unido y otros países europeos nunca se interrum- fue fundamental para la super-  vivenc ia del Régime n. Lo cierto es que, por encima de cualquier circunstancia, la du- ración y profundidad de la crisis no puede ser enten dida sin situar enun primer plano la es en ci a po- lític a del Régimen, sus funda men- tos y objetivos y la propia política econó mica desarrollada. Un Régi- men nacido del apoyo directo de las potencias totalitarias y que se alineó de manera entusiasta con ellas hasta casi el final de la gue- rra . La sit uac ión de Esp aña en 1945 fue el resultado de una op- ción voluntaria de Franco que re- sultó equivocada. El denominado bando nacio - nal estaba conforma do por una abig arra da mezc la de fuerz as con- servad oras (burgu esía y grand es propietarios agrarios), reacciona- rias, como los tradicionalistas, el Ejér cito y la Iglesia e, incluso, al- gun as auto proc lamadas rev o- lucion arias, como Falan ge y las JON S. Est aba n uni daspor su opo - sición al progresismo de la Repú- blica y por una serie de princi- pios: nacion alismo , autori taris- mo, corporativismo, ansias impe- riales y rechazo del liberalismo, delsocial ismo y de lasinflue nci as culturales exteriores. Eran viejas ide as.Lo ori gin alen el Mov imi en- to Nacional fue el carácter extre- mado de estos planteamientos. Algun os dirig entes , entr e los La década de los cuarenta del siglo XX Españ a vivió una larga y dura posgue rra. La autar quía, fruto del nacionalis mo exagerad o del régimen de Franc o, tuvo efectos devastadores en la economía. Hasta 1952 el país no empezó a recuperar los niveles de vida de 1935. Los años del hambre Ciudadanos de Madrid hacen cola ante un almacén del Auxilio Social, un organismo creado por el régimen de Franco para ayudar a la población más necesitada. / Efe Las grandes crisis de la economía española Franco creía que el modelo liberal era responsable del fracaso de España El propio Estado asumió la tarea de industrializar el país CARLOS BARCIELA 22 NEGOCI OS EL PAÍS, DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2012 »economía global

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  • Los resultados de las investigacio-nes en la historia econmica delfranquismo son unnimes y coin-ciden en sealar la profundidad yduracin de la depresin que su-fri la economa espaola duran-te los aos cuarenta. Basta echarun vistazo a la evolucin de lasmacromagnitudesms significati-vas produccin agraria e indus-trial, comercio exterior, inver-sin, PIB o PIB per cpita parahacerse una idea de la magnituddel desastre.

    Para la mayor parte de los es-paoles fueron, sencillamente,los aos del hambre, del estraper-lo, de la escasez de los productosms necesarios, del racionamien-to, de las enfermedades, de la fal-ta de agua, de los cortes en el su-ministro de energa, del hundi-miento de los salarios, del empeo-ramiento de las condiciones labo-rales, del fro y los sabaones.

    La otra cara de la moneda fuela restauracin de la propiedadprivada, la recuperacinde los be-neficios de las empresas y de labanca, el desvergonzado enrique-cimiento de los grandes estraper-listas protegidos del Rgimen y elrestablecimiento de los privile-gios de la Iglesia y el Ejrcito.

    Adems de su intensidad, elotro rasgo caracterstico de la de-presin de los cuarenta fue su lar-ga duracin: hasta 1951 y 1952 no

    se recuperaron los ndices delPIB y PIB per cpita, respectiva-mente, de 1935 (grfico 1). No obs-tante, debe sealarse que la recu-peracin de los niveles de bienes-tar fue ms tarda, como conse-cuencia de la apuesta del Rgi-men por la industria pesada, acosta del abandono de la agricul-tura y las industrias de consumo.As, el nivel de consumo alimenti-cio de preguerra, en trminos decaloras totales, solo se alcanz amediados de los aos cincuenta yel consumo de algunos productosalimenticios de calidad se retrashasta entrados ya los sesenta.Comparativamente, la depresinposblica espaola fue muchoms intensa y larga que la de lospases europeos afectados por laSegunda Guerra Mundial.

    Para el Rgimen, la grave yprolongada depresin fue debidaa los daos causados por la Gue-rra Civil, al aislamiento interna-cional y a las adversas condicio-nes climticas.

    Las destrucciones de la guerradeben ser, sin embargo, matiza-das: fueron limitadas sectorial yterritorialmente. Tan solo fueronverdaderamente importantes enlos transportes y las infraestructu-ras. A ello hay que aadir la prdi-da de las reservas internaciona-les, el endeudamiento, la desarti-culacin econmica y los proble-mas monetarios. Los daos fue-ron pequeos en la agricultura,

    aunque algo mayores en la gana-dera,muy escasos en la industriay laminera, limitados ymuy loca-lizados en la vivienda. En todo ca-so, fueron muy inferiores a losque sufrieron los pases afectadospor la Segunda Guerra Mundial.

    Las prdidas ms graves, cu-riosamente olvidadas por el Rgi-men, fueron las de vidas huma-nas. Los cientos demiles demuer-

    tos en los frentes de batalla y enlas retaguardias; lasmiles de vcti-mas de la represin tras el finalde la guerra; los fallecidos porhambre, privaciones y enfermeda-des. Pero no solo fueron losmuer-tos. Cientos demiles de espaolesfueron vctimas de variados tiposde represalias y depuraciones, yla poblacin penitenciaria alcan-z cifras extraordinarias. Final-mente, hay que tener en cuenta el

    captulo de los exiliados, particu-larmente importante desde elpunto de vista del capital huma-no. Resultamuy llamativo que in-cluso un personaje como Himm-ler aconsejara a Franco, durantesu visita aMadrid, una poltica demenor rigor represivo yms favo-rable a la integracin de la claseobrera en las estructuras delNuevo Estado. La depuracinideolgica y el retorno del funda-mentalismo religioso fueron unapesada losa que impidi el desa-rrollo de la libertad y la iniciativa.La sociedad espaola fue una so-ciedad, adems de empobrecida,temerosa. Para colmo de males,el lugar que dejaron vaco loscientficos, intelectuales y maes-tros republicanos fue ocupadopor elementos del Rgimen que,generalmente, carecan de lascualidades y la preparacin tcni-ca necesaria.

    El aislamiento internacio-nal de Espaa tambin debematizarse. En primer lugar,hay que decir que fue ms es-pectacular, por la retirada deembajadores y la condena de laONU, que efectivo en trminoseconmicos. Franco haba con-tado con las simpatas de Chur-chill, de las grandes empresasamericanas y de las finanzasinternacionales; el comerciocon Reino Unido y otros paseseuropeos nunca se interrum-pi, y la ayuda de Argentina

    fue fundamental para la super-vivencia del Rgimen.

    Lo cierto es que, por encimade cualquier circunstancia, la du-racin y profundidad de la crisisno puede ser entendida sin situaren un primer plano la esencia po-ltica del Rgimen, sus fundamen-tos y objetivos y la propia polticaeconmicadesarrollada.UnRgi-men nacido del apoyo directo delas potencias totalitarias y que sealine de manera entusiasta conellas hasta casi el final de la gue-rra. La situacin de Espaa en1945 fue el resultado de una op-cin voluntaria de Franco que re-sult equivocada.

    El denominado bando nacio-nal estaba conformado por unaabigarradamezcla de fuerzas con-servadoras (burguesa y grandespropietarios agrarios), reacciona-rias, como los tradicionalistas, elEjrcito y la Iglesia e, incluso, al-gunas autoproclamadas revo-lucionarias, como Falange y lasJONS. Estaban unidas por su opo-sicin al progresismo de la Rep-blica y por una serie de princi-pios: nacionalismo, autoritaris-mo, corporativismo, ansias impe-riales y rechazo del liberalismo,del socialismo y de las influenciasculturales exteriores. Eran viejasideas. Lo original en elMovimien-to Nacional fue el carcter extre-mado de estos planteamientos.

    Algunos dirigentes, entre losque podemos sealar al propio

    La dcada de los cuarenta del siglo XXEspaa vivi una larga y dura posguerra. La autarqua, fruto del nacionalismo exagerado del rgimen de Franco,tuvo efectos devastadores en la economa. Hasta 1952 el pas no empez a recuperar los niveles de vida de 1935.

    Los aos del hambre

    Ciudadanos de Madrid hacen cola ante un almacn del Auxilio Social, un organismo creado por el rgimen de Franco para ayudar a la poblacin ms necesitada. / Efe

    Las grandes crisis de la economa espaola

    Franco crea queel modelo liberalera responsable delfracaso de Espaa

    El propio Estadoasumi la tareade industrializarel pas

    CARLOS BARCIELA

    22 NEGOCIOS EL PAS, DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2012

    economa global

    Para Larracoechea, el Ejecu-tivo debera potenciar el lideraz-go de las empresas de alimenta-cin espaolas en los mercadosexteriores y adecuar las nor-mas de competencia a la reali-dad actual. Antes las marcasramos poderosas y se nos acu-saba de posicin dominante. Pe-ro hoy son las grandes cadenasde distribucin las que concen-tran el 60% del consumo; locual es negativo para las gran-des marcas y para el sector pri-mario, donde el paro no deja de

    crecer y las empresas de ce-rrar, afirma.

    Ms comedido, Meunier espartidario de reflexionar sobresi queremos un futuro con unmundo con 2.000 marcas com-pitiendo u otro con dos o tresmarcas, como ocurre en ciertos

    mercados, donde no se aportariqueza a la economa. Un pe-ligro que hemos visto sobre to-do durante 2009 y 2010, y me-nos en 2011, es el crculo viciosode la destruccin de valor; cuan-do se pone el precio por encimade todo, se invierte menos eninnovacin y en comunicacin.En dos aos se han perdido2.200 millones de euros por larebaja de precios que ha tenidolugar en el sector del gran con-sumo, asegura Meunier.

    El directivo sostiene que Nes-tl ha seguido otra poltica. Noha recortado precios y ha lanza-do productos nuevos ms bara-tos, aportando valor, dice. Me-unier deja clara la apuesta de lamultinacional suiza por Espa-a, donde lejos de la creenciageneralizada, las fbricas sonmuy competitivas en nuestrosector.

    Nestl cuenta con 12 plantasde produccin que exportan a80 pases del mundo y una plan-tilla de 6.000 personas. Todoslos aos las fbricas espaolasse colocan en el puesto nmerouno o nmero dos por competi-tividad a nivel mundial. Por esoinvertimos en Espaa.

    Meunier ejemplifica estaapuesta con las inversiones de220 millones de euros en susnuevas instalaciones de Girona(donde la multinacional decidiproducir cpsulas de caf antesque en otros pases europeos oasiticos por esa mayor compe-titividad) y en la ampliacin de

    la planta del Pas Vasco. La in-versin continua y la formacinde la plantilla permanente mar-can esa diferencia, sostiene elejecutivo. As, las exportacio-nes han crecido un 25% en 2010y en 2011 lo harn por encima,presume.

    Para el Grupo Pascual, lacompetitividad tambin empie-za con la gente. Invertimos800 euros al ao por empleadoen formacin, afirma IgnacioGarca-Cano. Con nueve fbri-cas en Espaa, la compaa ex-porta a 62 pases, pero an que-da mucho recorrido, puestoque las ideas que se generan

    aqu tienen la capacidad de via-jar a otros pases. Obviamente,adaptadas.

    La innovacin tiene su con-trapartida, pese a los ajustes enel presupuesto del consumidor,opina Isabel Ontoso, presidentade Leo Burnett Iberia, que ponecomo ejemplo el xito de pro-ductos de alta gama como Nes-presso. Todas las grandes mar-cas que estn apostando por in-novar, comunicar y seducir alcomprador, sufren menos conla crisis. Aunque todas estn su-friendo porque los hbitos deconsumidor han cambiado, se-ala.

    La alimentacin supone un13% del presupuesto de los hoga-res espaoles, en tanto que latelefona es el 12%, dice Meu-nier asombrado por la descom-pensada distribucin, en su opi-nin, del gasto familiar. Algoque Isabel Ontoso justifica en lacreencia de que el consumidorhoy no quiere renunciar a nadaaunque tenga que hacer ajus-tes.

    Estamos en la era del loquiero todo y lo quiero ya, unaera en la que es difcil satisfacer-le porque insiste en no perder-se nada. Por eso gana terreno elconsumo de comida rpida,puesto que la opcin de una res-tauracin ms barata a lo me-jor le puede permitir ir al cine.

    Sin embargo, los consumi-dores siguen siendo fieles a lasmarcas de fabricantes pese a lacrisis, defiende Oroval, con laconviccin de que representanel 75% de sus compras habitua-les. El profesor de Esade sealaque actualmente 800 marcasde 50 categoras de productocomponen las tres cuartas par-tes de la cesta de la compra delconsumidor espaol.

    Y la intencin de empresasde gran consumo, como Nestlo Pascual, es seguir ah, hacien-do que sus productos se diferen-cien mediante la innovacin yla comunicacin, para seduciral comprador y que no deje demeter sus referencias en el ca-rrito de la compra.

    Para la responsable de Leo BurnettIberia, lo importante que debe hacer elnuevo Gobierno es volver a generar elcrculo virtuoso del crecimientoeconmico. Favorecer la libreconcurrencia, que retornen lasinversiones a la comunicacin, quevuelva la publicidad a TelevisinEspaola para generar competencia ycapacidad de elegir entre los usuarios,sostiene Ontoso.

    Esas seran las medidas prioritarias que el Ejecutivo de MarianoRajoy debera introducir para que el sector publicitario puedarecuperarse del cataclismo que est protagonizando desde 2007.

    La Asociacin Espaola de Empresas deProductos de Marca fue creada en 1989y agrupa a unos 50 de los principalesfabricantes de alimentacin, bebidas,droguera y perfumera. Su objetivo esque se reconozca el peso que estasempresas tienen en la economaespaola. Y su postura es que exista unalibre competencia entre estos grandesfabricantes y las empresas dedistribucin. Eso s, Larracoechea insta

    al Gobierno a que cambie las reglas del juego sobre lo que se puedecopiar y lo que no para que quienes no invierten en innovacin y enpublicidad dejen de beneficiarse de los que s lo hacen.

    El Centro de la Marca de ESADE harealizado lo que define como unainvestigacin pionera, en colaboracincon Promarca, para cuantificar elimpacto de las marcas de fabricante enla economa espaola. Y ha creado unObservatorio para vigilar su evolucin.Publicada en 2010, la investigacincompara la aportacin de valor de estasenseas frente a la de las marcas dedistribucin. Y la balanza es clara. Los

    productores de bienes de gran consumo aportan el 2% del valor aadidode la economa espaola y generan el 7% del empleo, en tanto que lasmarcas blancas solo crean el 0,1% del valor y el 0,9% del trabajo. Enopinin de Oroval, la Administracin debe priorizar lainternacionalizacin de las empresas y no solo las exportaciones.

    Una plantilla profesional, con operariosy directivos comprometidos, es elbaluarte que defiende el responsable deNestl en Espaa como clave del xito dela marca en nuestro pas y en el resto delmundo. No estamos por la rotacin dela gente, defiende Meunier, al tiempoque aade que los operarios de lasfbricas de la compaa en Espaallevan trabajando 20 aos de media paraNestl. Y pone el ejemplo del milln deeuros que acaba de invertir la empresa en preparar al centenar detrabajadores de la nueva fbrica de Girona llevndolos a otras plantas delgrupo en Suiza e Inglaterra durante tres y doce meses para aprender.

    Una empresa tiene que ser fiel a suADN, independientemente del contextoeconmico; si no lo hacemos, nuestrasmarcas morirn, afirma el nuevodirector general de Pascual, que sedeclara partidario de evitar la palabracrisis. Vivimos una nueva realidad.Tenemos que dejar de darnos penaporque nuestro futuro es brillantsimo,sostiene en la creencia de que elconsumidor reclama productos nuevos,como la leche de soja o la mezcla de zumos con leche, que le procurenuna vida ms sana, al tiempo que reduce su presupuesto. Y en esarealidad es donde Pascual piensa presentar batalla.

    Un mundo sin publicidad es unmundo ms pobre, afirma eldirector general de NestlEspaa, quien saca a colacinun informe de la OCDE que hademostrado que los pases quecuentan con mayor PIB percpita son aquellos que msgastan en publicidad. Sincomunicacin no hayinnovacin. Pues unainnovacin que no se comunica,no existe, sentencia.

    Pese a ello, se ha producidouna reduccin salvaje de lasinversiones publicitarias,sostiene la presidenta de LeoBurnett. De 2007 a 2011 hancado un 40%, lo que pone enpeligro la calidad de loscontenidos de los medios decomunicacin y a todo el sectorpublicitario, una industria en laque Espaa ha sido puntera yahora nuestro talento se vafuera porque no podemospagarlo, se queja.

    Segn el presidente dePromarca, el 35% de la inversinpublicitaria que se mueve ennuestro pas la generan lasempresas de bienes de granconsumo. Larracoechea ve conbuenos ojos la campaa deapoyo a las marcas defabricantes que han lanzadoalgunas televisiones. Es laprimera vez que los mediosreconocen que si las marcassufren, ellos sufren.

    La publicidad tiene que volver a TVE

    La alimentacin y las bebidas supo-nen el 13% del presupuesto de loshogares espaoles.

    Cmoinnovar sinpublicidad?

    Con la formacin continua se logra innovacin

    ISABEL ONTOSO Presidenta y CEO de Leo Burnett Iberia

    BERNARD MEUNIER Director general de Nestl Espaa

    Hay que proteger la creacinIGNACIO LARRACOECHEA Presidente de Promarca

    Vivimos una nueva realidadIGNACIO GARCA-CANO Director General del Grupo Leche Pascual

    Internacionalizacin, no solo exportacionesJOSEP M. OROVAL Director del Centro de la Marca de Esade

    El consumidorespaol lleva 800marcas en su cestade la compra

    Se mueve por elprecio, pero estdispuesto a pagarartculos premium

    El sector de granconsumo generacerca del 8% del PIBespaol

    Segn Nestl, es unode los pocos que haconservado elempleo en la crisis

    EL PAS, DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2012 NEGOCIOS 15

    empresas & sectores

  • Franco y a su gran amigo el inge-niero naval militar Juan AntonioSuanzes, tenan ideas propias so-bre economa y sobre la historiaeconmica de Espaa. Franco lle-g a afirmar que las concepcio-nes econmicas del Nuevo Esta-do provocaran cambios en lasteoras econmicas vigentes. So-bre la situacin del pas, conside-raban que elmodelo liberal habasido el responsable del fracaso deEspaa durante el siglo XIX, porlo que corresponda al Estado latarea de industrializar el pas. UnEstado fuerte, totalitario, capazde imponer sus designios. Y nohablamos de personajes secunda-rios. Recordemos que Suanzesdesempe la presidencia del INIdesde su creacin hasta 1963 yque ocup la cartera de Industriay Comercio y la presidencia delInstituto Espaol de Moneda Ex-tranjera entre 1945 y 1951.

    El nacionalismo y el rechazo alo extranjero culminaron en elideal de la autarqua. Con el tiem-po, y a la vista del fracaso, los diri-gentes del Rgimen intentaroncambiar la historia, afirmandoque la autarqua haba sido im-puesta desde el exterior. Lo ciertoes que las bibliotecas estn llenasde libros y revistas donde se pue-den encontrar centenares de tex-tos de losms destacados dirigen-tes y economistas franquistas de-fendiendo el proyecto autrquico.El propio general no dej dudasal respecto: Espaa es un pasprivilegiado que puede bastarse as mismo. Tenemos todo lo quehace falta para vivir y nuestraproduccin es lo suficientementeabundante para asegurar nuestrapropia subsistencia. No tenemosnecesidad de importar nada.

    Desgraciadamente para elpas, el objetivo autrquico erauna quimera y parta de la igno-rancia de la teora econmica vi-gente. Para Espaa, un pas pe-queo y atrasado, con un merca-do interior pobre, con insuficien-te ahorro, subdesarrollado cient-fica y tecnolgicamente, con unalto nivel de analfabetismo, congrave escasez dematerias primasy bienes intermedios, mal dotadode productos energticos y caren-te absolutamente de petrleo, eraun suicidio.

    El logro de la autarqua exi-ga el control estricto del comer-cio exterior. Los aranceles que-daron arrumbados ante instru-mentos ms poderosos de inter-vencin como el comercio de Es-tado, las licencias y contingen-tes, los acuerdos bilaterales y, so-bre todo, el control de cambios yelmonopolio del comercio dedivi-sas. En definitiva, las decisionessobre lo que se poda o no impor-tar se sustraandel mbito empre-sarial y quedaban en manos delas autoridades. Para colmo demales, Franco, como otros dicta-dores, consideraba el tipo de cam-bio comoun smbolo del prestigiointernacional del pas. El tipo decambiode la peseta estuvoperma-nentemente sobrevalorado, agudi-zando los problemas de la balan-za de pagos.

    Espaa se haba beneficiadode manera extraordinaria de suneutralidad durante la PrimeraGuerra Mundial. Los pases quepermanecieron neutrales duran-te la Segunda Guerra lograron,igualmente, importantes benefi-cios. Demanera inversa, la autar-qua y la posicin favorable al Eje

    perjudicaron gravemente al pas.La confianza del Rgimen en

    que la autoridad, ejercida sin vaci-laciones y acompaada de sancio-nes (incluida la pena de muerte),poda conseguir un orden econ-micoms eficiente que el delmer-cado se consagr, incluso, comoley fundamental del Nuevo Esta-do. El Fuero del Trabajo procla-maba, en uno de sus puntos, demanera rotunda y castrense: Sedisciplinarn los precios. La ideadeque los precios podan discipli-narse, que podan someterse alas rdenes de la autoridad,mues-tra ignorancia y desprecio de losms elementales mecanismoseconmicos. Para desgracia de lamayor parte de los espaoles, losprecios, indisciplinados ymalicio-sos, se burlaron de las normasque pretendan sujetarlos bajomontaas de papel del BOE y seescaparon de las frreas, pero in-competentes, manos de los inter-ventores, elevndose de forma in-contenible.

    La fijacin de precios, el esta-blecimiento de cupos y el raciona-miento, as como la larga vigen-cia de estos mecanismos quepueden tener un cierto xitotemporal enmomentos de excep-cionalidad, tuvo efectos devas-tadores, aunque perfectamenteesperables conforme a la teoraeconmica (previa a la revolucinnacional-sindicalista, claro). Fijarprecios oficiales por debajo de losque se alcanzaran en el mercadotiende a reducir la oferta, provocaunmayor deseo de consumo y ge-nera un mercado negro. Los pro-ductores tendern a producir bie-nes alternativos no sometidos aintervencin y, por lo tanto, deprecios libres, e intentarn redu-cir los costes, utilizando menos ypeores insumos. En ltimo extre-mo, preferirn dedicar sus pro-ductos a usos alternativos antesde entregarlos a los organismosde intervencin a los bajos pre-cios oficiales. En cualquiera delos casos, el resultado ser el mis-

    mo: reduccin de la oferta y pre-cios ms altos en el mercado ne-gro. Estos efectos depresivos fue-ron particularmente graves ensectores como el energtico y elde la construccin y rehabilita-cin de viviendas, consecuenciade la fijacin de bajas tarifas y lacongelacin de los alquileres.

    El establecimiento de raciona-mientos y cupos tuvo efectos simi-lares. Resultaba imposible hacercoincidir los deseos de consumi-dores y productores con las canti-dades asignadas y los precios queestaban dispuestos a pagar. Erafrecuente el caso de un industrialcuyo cupo de una materia primafuera insuficiente y estuviera dis-puesto a adquirir cantidades adi-cionales a precios ms altos. O elde un consumidor que tuviera de-recho al racionamiento de unpro-ducto que para l careca de va-lor, pero cuya cotizacin en elmercado fuera muy elevada. Entodos estos casos de desajuste en-tre la demanda y los cupos o racio-

    namientos asignados, el equili-brio solo poda conseguirse acu-diendo a transacciones ilegales.Paradjicamente, el mercado ne-gro sirvi para resolver, aunquefuera con extraordinarios costes,algunas de estas ineficiencias.

    Evidentemente, haba otra so-lucin ms barata y segura deconseguir cupos ms elevados:acudir directamente a los organis-mos interventores. Si se contaba

    con las influencias polticas ade-cuadas, se podan conseguir pin-ges beneficios. La corrupcin seconvirti as en otro de los rasgoscaractersticos de la posguerra.

    Socialmente, el mercado ne-gro tuvo dos caras. Por un lado, lade los estraperlistas, una clase denuevos ricos con hbitos de con-sumo y ostentacin de riquezaque se hicieron clebres. Por otraparte, las clases populares de lasgrandes ciudades industriales, demayoritaria filiacin republicana.

    Desdeunpuntode vista econ-mico, el Nuevo Estado mostruna debilidad extrema. El raqui-tismo del presupuesto, conse-cuencia de un sistema fiscal insu-ficiente, anticuado, inflexible, ine-ficaz, injusto yminado por el frau-de, dificult la reconstruccin delpas. Las elevadas exigencias delos gastos militares y de los cuer-pos de seguridad y las necesida-des del servicio de la deuda deja-ban exhausto el presupuesto. Losgastos que podan mejorar las in-

    fraestructuras, el nivel educativoy la salud de los ciudadanos que-daron bajo mnimos. Acabar conaquella situacin exiga una refor-ma fiscal que, necesariamente,tendra que haber afectado a lospoderosos, y eso era, dada la esen-cia del Rgimen, imposible.

    Sin recursos y sin capacidadde aumentar los ingresos, el dfi-cit de la hacienda resultaba inevi-table. Los gobernantes optaronpor una solucin fcil a corto pla-zo, pero con efectos letales a me-dio y largo plazo. Se procedi a laemisin de deuda que, adquiridapor los bancos, era monetizadamediante su pignoracin en elBanco de Espaa.

    La monetizacin del dficitfue una fuente permanente de in-flacin y un saneado negocio parala banca que consolid su podersobre la economa espaola. Ade-ms, aument la injusticia fiscalya que la inflacin golpems du-ramente a las capas ms desfavo-recidas de la sociedad.

    La inversin privada se mos-tr sumamente dbil como conse-cuencia de las grandes incerti-dumbres generadas por la inter-vencin y el futuro del Rgimen.Por su parte,muchos de los recur-sos (tan escasos y valiosos) canali-zados en inversiones pblicas ter-minaron en grandiosos fracasos.As sucedi con ENCASO, el bu-que insignia del INI, incapaz desuministrar los productos nacio-nales sustitutivos del petrleo.

    En 1951 se produjo un cambiode Gobierno que inclua algunosministros Cavestany, Arbura yGmez de Llano ms o menoscrticos con la poltica autrquicay partidarios de introducir refor-mas de signo liberalizador. Estecambio se haba venido gestandodesde haca bastante tiempo. Losespaoles, vctimas de tantas pe-nalidades, empezaron a manifes-tar abiertamente sumalestar, des-encadenndose las primerashuel-gas y protestas. Tambin comen-zaron a expresarse opiniones,dentro del propio Rgimen, favo-rables a un cambio de rumbo.

    Pero los cambios vinieronimpulsados, fundamentalmen-te, desde el exterior, desde Esta-dos Unidos, la gran potencia do-minante en el mundo occidental.El estallido de la guerra fra, lacada de China en manos del Par-tido Comunista, la fabricacin dela bomba atmica por la URSS yla guerra de Corea impulsaron elproceso de acercamiento haciaEspaa. La ayuda americana, vi-tal para el Rgimen, tuvo, sin em-bargo, limitaciones cuantitativasy cualitativas; fue condicionada;exigi importantes contraparti-das y se mantuvo en un mbitoestrictamente bilateral.

    Nuestro pas estaba fuera delos organismos creados enBrettonWoods y delGATT; exclui-do del Plan Marshall y de laOECE; al margen de la UEP, de laCECA, del AcuerdoMonetario Eu-ropeo y del Tratado de Roma. Ladictadura y la persistencia deplanteamientos autrquicos e in-tervencionistas impidieron queEspaa se beneficiase plenamen-te de la poca dorada del capitalis-mo (grfico 1). A finales de losaos cincuenta, la virtual quiebraexterior oblig a adoptar un pro-grama de excepcin, de nuevogestado en el exterior: el Plan deEstabilizacin de 1959.

    Tras el xito del Plan, los aossesenta fueron, finalmente, losdel desarrollo. Las causas no hayquebuscarlas en la poltica econ-mica interna, sino en el efecto dearrastre de una economa mun-dial en la mejor dcada de la his-toria. Sin embargo, el modelo deindustrializacin ocultaba proble-mas y carencias que semanifesta-ran al acabar la etapa de prospe-ridad: la economa segua interve-nida y fuertemente protegida, lahacienda mantena todos sus de-fectos, el sistema financiero con-tinuaba gozando de su posicinoligopolista, persista el atrasotecnolgico, cientfico y educati-vo y se haba levantado un sectorindustrial basado en tecnologasmaduras y de elevados consumosenergticos.

    Carlos Barciela Lpez es catedrti-co de Historia e Instituciones Econ-micas de la Universidad de Alicante.

    La fijacin deprecios por partedel Gobierno causgrandes daos

    Con el mercadonegro naci unanueva clase:los estraperlistas

    EL PASFuente: L. Prados de la Escosura, Estadsticas Histricas de Espaa. y A. Carreras, La industrializacin: una perspectiva a largo plazo,Papeles de Economa Espaola, 73.

    PIB de Espaa(1931-1959)

    PIB per cpita real espaol en DlaresGeary-Khamis de 1990

    % del PIB per cpita real espaol sobre la mediade Italia, Francia, Alemania y Reino Unido

    0

    25

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    75

    100

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    1750

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    Las grandes crisis de la economa espaola

    PRXIMO CAPTULOAjuste yTransicin, por C. Sudri

    EL PAS, DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2012 NEGOCIOS 23

    economa global

    El sector de la alimentacinquiere que se reconozca su im-portancia en la economa. So-mos el sector ms importantede la produccin espaola, pordelante del automvil o la cons-truccin; con una participacindel 17% en el PIB industrial.Tambin somos el primero entrminos de empleo, adems deuno de los pocos que no ha des-truido puestos de trabajo duran-te los ltimos aos de crisis. Ytenemos una balanza de pagospositiva. Y eso tiene que ver conel valor que creamos, afirmabacon conviccin Bernard Me-unier, director general de Nest-l en Espaa en un desayunoorganizado conjuntamente porla Asociacin Espaola de Em-presas de Productos de Marca(Promarca) y EL PAS esta sema-na.

    A lo que el presidente de Pro-marca, Ignacio Larracoechea,agregaba: El gran consumo esel segundo sector industrial es-paol, tras el turismo, por con-tribucin al PIB general, con un

    8%. Adems del segundo sectorexportador, con el 9% del total.Y con una tasa de paro del10,5%, la mitad de la tasa globalespaola. Una industria que sedefiende de la crisis mejor quecasi todas las dems porque ven-de productos de consumo bsi-co, alimentacin e higiene. Yque cuenta con grandes empre-sas lderes mundiales, como Cal-vo o Borges, continuaba Larra-coechea, tras afirmar que la pre-sencia espaola en el mundo do-mina en productos como la le-che, el aceite, el pescado, los vi-nos y cavas, productos frescos ytambin en paales e higiene fe-menina.

    Con estos antecedentes, lasmarcas de gran consumo pidenapoyo al nuevo Gobierno de Ma-riano Rajoy para poder mante-ner su capacidad de innovar ypara reequilibrar la cadena devalor que generan, que se ha vis-to tocada por la crisis; y parapotenciar su internacionaliza-cin. La innovacin se est fre-nando en el gran consumo, don-de el 80% de los nuevos lanza-mientos fracasan porque no se

    genera la distribucin necesaria.Detener el desarrollo y la capaci-dad de elegir del consumidor esnegativo para la economa, sos-tiene el nuevo director generalejecutivo del Grupo Leche Pas-cual, Ignacio Garca-Cano.

    Las marcas de fabricante delsector de gran consumo gene-ran 22.000 millones de euros ala economa espaola, segn eldirector del Centro de la Marcade Esade, Josep M. Oroval. Y seestn viendo muy afectadas por

    el incremento en el consumo delas marcas blancas. Ladescompensacin es enorme.Las cinco grandes cadenas dedistribucin controlan el 75%de las compras que se realizanen el pas y alguna de estas cade-nas puede llegar a suponer el20% de las ventas de ciertos fa-bricantes, incide el profesorasociado de Esade. Eso le estmermando a las empresas su ca-pacidad de generar valor a laeconoma, de crear empleo yhasta los ingresos que percibeel Estado por el pago de impues-tos lo estn notando.

    En su opinin, las marcas degran consumo (y las empresasespaolas en general) tambinnecesitan el apoyo del Gobiernoa la internacionalizacin. Esprioritario. La foto de la sema-na pasada est bien [dice en re-ferencia a la reunin manteni-da por varios ministros con loslderes de las mayores compa-as del pas], pero ojal estavez llevemos las iniciativas ade-lante y no se quede todo solo enuna mera foto, como hasta aho-ra, agrega Oroval.

    El gran consumo reclama apoyo al PPLas marcas de alimentacin piden al nuevo Gobierno ayuda a lainternacionalizacin y que ponga freno al dominio de las cadenas de distribucin

    CARMEN SNCHEZ-SILVA

    Perdurar a basede inversinCmo se consolida unamarca? La respuesta es tansencilla como tradicional. Coninversin. Inversin eninnovacin y produccin einversin en comunicacinpara conectar con losconsumidores, que es esencialpara conseguir que una marcaperdure en el tiempo, lesseduzca y la incluyan en susvidas, deca Isabel Ontoso,presidenta de Leo BurnettIberia. Todos los participantesen el desayuno organizado porPromarca y EL PAS

    coincidieron con Ontoso en eldiagnstico.

    Las marcas que sobrevivena lo largo del tiempo sonaquellas que crean valor cadaao. Un valor para la economa,la sociedad y los accionistas. Esel concepto que en Nestlllamamos creacin de valorcompartido. Y nosotrossabemos bien lo que esperdurar, pues contamos conmarcas con ms de 150 aos deantigedad y nuestra presenciaen Espaa supera los 100 aos,considera Bernard Meunier.

    14 NEGOCIOS EL PAS, DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2012

    empresas & sectores