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tad" -abordada siempre, e! albur que se juegasin término;
Con este mágico arte, la profesión se torna fanta,sía; mee::anismos de relojería abren la puerta alsuefio. los polvos del alquimista nos escancian lailusión y los. mil encantamientos de la magia nostransportan, siempre lejos. "Es el dominio deAriel y de Vaucanson", dijo admirablemente Roland Manuel; pero yo preferiría decir: es Arie!en Vaucanson. El gran misterio de Ravel es esedisfraz de ilusión, esa gracia ligera y ese corazón-se puede, se debe escriQir en este fúnebre día
- la cruel fra,se-, ese corazón invisible y presente.Tal-era también e! hombre. Nada de cruces, nadade Instituto, nada de contratos para el cine, ni debanquetes 'en la ciudad, ni de vida parisiense, nide lujo.' Los concurrentes a cierto concierto dela Opera, 'Vieron una noche este espectáculo inolvidable: Toscanini acababa de dirigir el "Bolero"; una tem~tad de aclamacione~ se desencadenó sin término en la inmensa sala, los g-ritosentusiastas reclamaban al autor: Ravel, sonriente, platicaba como de costumbre entre la multitud;no tenía ningún incon~eniente en colocarse a sunivel, y no parecía darse cuenta de la formidableovación que se le tributaba. Esa noche, piensoyo, todo el mundo supo por 'qué ese hombre eratan grande. Me parece que ahora la muerte ledará su verdadera estatura. Ese gran inventor'de, sonoridades resolvió, como nadie, el difícilproblema del corázón y la profesión de la fantasíay de lo humano. Quizá se encuentre un símboloen este título: "El niño y los sortilegios", porque él tuvo, sin duda., la magia y el espíritu dela infancia. Por cuanto a mí, vería su testamento en ese magnífico "Concierto para la Mano Izquierda", que llega a hacernos olvidar e! prodigio de la técnica, de tanta como tiene, y quequizá más que cualquiera otra de sus obras, nosencubre una humanidad a pesar suyo estremecida. A tal grado la perfección del métier noshace "cambiar de orden", en e! sentido pascalianode la frase: Maurice Ravel decididamente meparece como un Vermeer de la Música.
De Les Nouvelles Littéraires.-París.
,Un-discurso del Presidente
Benes e los estudiantes
M. Benes, Pr~sidel1te de la República Checoeslovaca, pronunció, el 15 de enero último, un importante discurso político destinado a los estudiantes checoeslovacos, a quienes estuvo a visitaren la misma Universidad. Después de haber tratado cuestiones puramente estudiantiles, el Presidente Benes quiso hablar a los estudiantes delos problemas de la política y el Estado en losaños de la postguerra.
En seguida de haber constatado que la épocaactual es "una formidable escuela de vida" y queno había que "creer en las catástrofes", sino conservar siempre la serenidad, el equilibrio y "nuncadesviarse de la ruta", el Presidente Benes declaró:
"Lo que hoy ocurre en el mundo es característico de todos los períodos revolucionarios. Entales épocas, e! político y e! estadista deben noperder su ecuanimidad y estar siempre por encima de todas las tormentas. Deben preocuparseciertamente aun por los menudos hechos cotidianos, pero conservando una ancha y ,profunda visión de los acontecimientos. El político no consciente de esta necesidad, en' los grandes acontecimientos históricos será una caña azotada por elviento. Ni nuestro Estado ni nuestra nación quieren ser ege junco. Debemos, por el contrario, seruna roca de granito contra la que venga a chocar,sin grandes consecuencias, el oleaje de las tormentas del mundo. Un Estado viril, robusto, tranquilo y digno, he aquí nuestro primer deber nacional y político". ,
Después, hablando a los estudiantes directamente, el Presidente Benes les dijo:
"Tened bien despiert~ la crítica y la prudenciacon respecto a todo aquello que, viniendo de laderecha o de la izquierda, se os presente, en meo'dio del hondo trastorno del mundo actual, comouna solución mesiánica de las dificultades denuestra época. Guardaos de las admiracionesciegas y sed prudentes en la apreciación y críticade los hechos.
"Estad seguros de que todo lo que, aquí o allá,ha sido instaurado como un régimen nuevo, como un mundo nuevo, no puede ser transportadoatolondradamente a otro país. En el dominio político y social, imitar es siempre una experiencia peligrosa".
El Presidente Benes, prosiguió de esta manera:
"Colocad de nuevo a nuestro país en el centrode la historia, atended a su situación geográficay su evolución cultural, a su estructura social ycomprenderéis entonces por qué somos hoy y seguiremos siendo una democracia.
"Nosotros estamos contra toda forma de loque hoy se llama "totalitarismo", ya sea en eldominio social, económico o político. Nuestra democracia quiere ser digna y sentirse profundamente humana, razón por la cllal la llamamos unademocracia humanitaria_
"Os he prevenido ya contra la ciega admiracióny también contra las apreciaciones atolondradasacerca de otros regímenes; pero yo quisiera tamhién deciros otra gran verdad, enuncia,ros esteprincipio: no es nuestro propósito demostrarlesa los demás que deban hacer lo mismo que nosotros hacemos.
"No queremos imponer nuestras ideas a nadie; pero no permitiremos tampoco que sea el
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Esto explica que su iúfluencia se ,haya hechonotar también en medicina. Y es evidencia deello el caso de Claudia Bernard, el gran fisiólo~o. Es sabido que Descartes estudió mucho lafisiolog-ía, la psicolog-ía, los mecanismos del cuerpo humano y animal y efectuó numerosas investig-aciones y experiencias sobre estos problemas. Creía en la medicina y admiraba sobre todolas posibilidades de su porvenir., En ella afirmósu confianza para hacer mejor al hombre y escribió palabras que anticiparon en tres siglos eloptimismo de Metchnikof. En, cambio, era untanto pesimista respecto a los médicos y teníapara sí mismo ciertas normas terapéuticas naturales. Y así en 1650, ya mortalmente enfermobajo el invierno de Estocolmo, discutía con susmédicos suecos y se ne~aba a la sangría, diciéndoles con intencionada ironía de escéptico:"Señores: economizad· la sang-re francesa".
En este aspecto del pensamiento de Descartes,10 esencial consiste en la influencia de su método. En nuestros 'días résulta ya secundarioanalizar con foco técnico sus ideas sobre tales ocuales funciones del organismo. Y hasta seríaun poco ing-enuo o pedantesco. Puede resultarde sentido pintoresco o de valor histórico ~losar
en la actualidad sus comprobaciones sobre la circulación de la sangre después de las de Harvey,
• o sus teorías sobre el movimiento y "los espíritus animales", o sus estudios sobre las pasiones,con los cuales postula la dirección de la psicofisiología, o sus opiniones sobre la fisiología delcerebro y en especial deJa glándula pineal, entonces tan misteriosa, "~la:ndulita situada cercadel centro de la substancia del cerebro, muy a laentrada de sus concavidades".
Entre la profusa paja de todo esto, la críticaactual podría apartar al~unos pocos granos. Perono es esa discriminación lo interesante ni lo queahora intento destacar. Según es ya evídente enotros aspectos de la obra de Descartes, lo valiosoha sido su "método" más Que sus conclusiones.Lo que le ha dacio jerarquía inmortal ha sido,sobre todo, su posición de desconfianza para encontrar la verdad. La duda es lo primero anteella. Pero es sólo una duda provisional, una especie de cuarentena de las ideas. Por ese caminose puede llegar a la evidencia de im conocimientoexacto. Ella es, pues, una actitud paradójicamen- •te escéptica y creadora. El da las "reglas parala dirección del espíritu" al investigar la verdad. Hay pues, un "método" de trabajo. Pero si .éste deriva de premisas filosóficas, implica ala vez una norma científica. La filosofía, comoun índice rector, marca el camino de la ciencia.El metafísico es al mismo tiempo el sabio. De ahíla enorme trascendencia de Descartes para laciencia moderna. Y ello esclarece su influenciacientífica en múltiples aspectos. De este filósofo'deriva buena parte de la obra de Claudia Bernardo Hay un cabal paraleli.smo entre el "mé-
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extranjero quien nos dicte nuestro deber; no intervendremos en los asuntos de nuestros vecinos, pero tampoco permitiremos que el vecino semezcle en los nuestros. Somos críticos de nosotros mismos, tanto como de los demás; pero almismo tiempo tolerantes y decentes. Y consciente, viril y di~namente seguiremos la via que noshemos trazado por voluntad propia.
"Yo estimo que es ésta una de las rutas por lascuales Europa, en los tiempos futuros, podrá salir de la tensión y del caos, y unirse y armonizarse, porque las leyes de la evolución serviránde nornia a la situación interior de cada Estado.
"Tengo fe en todo ello y aplico mis energ-íasa esta tarea con todo mi empeño. A vosotros queconstituís la joven generación, pido que marchéiscon nosotros, con nuestro Gobierno, unidos dentro de .este espíritu democrático. Creo que triunfaremos en esta ~rande obra: la obra de la paz yde la evolución tranquila de Europa".
El diario "Ceské Slovo", al reproducir ínteg-ramente este discurso, que además había sidoampliamente difundido por las estaciones de radio, añade estas palabras:
"Fueron los conceptos del Presidente Benes deuna g-ran cordura y así eomo él lo sug-iere, debemos marchar todos, en interés del Estado y desus días por venit".
Central European Press.-Checoeslovaquia.
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Por NERIO ROJAS
ESTE año se ha cumplido el tercer centenario'de la obra cumbre de René Descartes. Como esnotorio, con el significativo título de Discursodel método para guiar bien a la razón y buscarla verdad de las ciencias, el g-ran filósofo la publicó en Leyden en 1637. Y apareció en su idioma "patrio", en francés, "Ien~ua vul~ar", y noen el latín de los doctos, porque esperaba "quequienes no se sirvan sino de su poca razón natural juzg-arán mejor de mis opiniones que losque sólo crean en los libros antig-uos". Tal actitud, acorde, por lo demás, con su posición intelectual más característica, implicó una beligerancia iconoclasta. Como todo espíritu creador,fue de hecho un revolucionario. Su famoso Discurso define el instrumento lóg-ico con el cualconstruyó sus obras ulteriores. El año 1637 fuedecisivo en su producción. Por eso uno de susbiógrafos lo ha fijado como límite separador de lasclos épocas de su existencia. El no significó unsimple dato de cronología, sino un acontecimiento de la historia. Marcó un período de supropia vida y g-estó el desarrollo de la intelig-encia moderna. En esa fuente pura, y fecundantebebieron, a veces sin saberlo, su ansia de conocimiento tres siglos de ciencia y de filosofía.
Desca'rtes y Claudio Bernard
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