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Los humanismos actuales los podemos dividir en dos grupos: ateos y de

inspiración cristiana:

� Humanismos ateos:

• Clásicos del siglo XX:

� Feuerbach

� Marx

� Nietzsche

� Freud

• Existencialistas:

� Sartre

� Camus

• Científico(antihumanismo):

� Monod

• Postmodernos:

� Vattimo

� Humanismos de inspiración judeo-cristiana:

• Personalismo:

� Mounier

� Martin Buber

� Levinás

HUMANISMO ATEO

Ser ateo es negar que haya Dios, o negar que haya dioses, o negar que haya alguna

realidad que pueda llamarse “divina”. El ateísmo teórico o negación de Dios, se suele distinguir

del ateísmo práctico del que vive como si Dios no existiera, afirme o no teóricamente su

realidad. Vamos a estudiar el pensamiento de cuatro hombres del siglo XIX que han hecho que

el siglo XX sea como es y no de otra manera. Cada uno de ellos tiene una visión del hombre. Y

los cuatro coinciden en afirmar que Dios y la religión son un obstáculo para que el hombre se

realice.

Tema 4 Sentido de la vida sin Dios Estamos solos

En una primera acepción, se ha aplicado este término al

movimiento cultural que se produjo en Italia en el siglo XV y se

extendió desde allí a toda Europa en el siglo siguiente. Entre

sus características más importantes podemos recordar las

siguientes:

El hombre no se considera ya, como en siglos anteriores, una

parte más de la naturaleza sino que va a ver el mundo como algo

que puede dominar. El hombre no se siente sometido a las fuerzas

naturales e intenta, por medio de la ciencia, dominarlas.

Rompe, por ello, con la tradición medieval, rechazando su forma

de vivir, su forma de organizar la convivencia y sus ideas. Se

pretende volver a la cultura grecorromana, cuyas obras

artísticas y literarias, así como filosóficas, se buscan y

estudian apasionadamente.

Esto va acompañado de una creciente separación de la tutela de

la Iglesia. La cultura se hace profana. Comienza lo que se

llamará mucho tiempo después “el proceso de secularización”. Se

crea un ideal de hombre: el hombre cultivado, erudito, dominador

de todas las artes y técnicas, convencido de que por la

educación clásica se llegará a la perfección. Ejemplos logrados

pueden ser Miguel Angel y Leonardo.

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KARL MARX (1818-1883)

Nace en Tréveris (Alemania) en el seno de una

familia judía. Muere en Londres en 1883.

� Las ideas de Feuerbach fueron su punto de partida. Sus

dos aportaciones originales dan origen al análisis que él

efectúa:

• La praxis: el hombre no se realiza sólo

comprendiendo las cosas, sino sobre todo,

actuando sobre ellas. Los filósofos interpretan el

mundo, pero lo que hay que hacer es cambiarlo.

• El análisis político-económico-social: el hombre es de una u otra manera según las

circunstancias que lo rodean. Por ello, para entender al hombre, hay que analizar la

sociedad, la política y la economía de esa sociedad. Esta es la base del materialismo

histórico que resume la filosofía de Marx: una idea materialista sobre el hombre y

las cosas.

� Materialismo histórico: cualquier sociedad es un conjunto de hombres que se relacionan.

Siempre se había pensado que los hechos y las realidades dependían de las ideas. Marx

piensa lo contrario: son los hechos los que determinan las ideas. Concretamente, los medios

de producción determinan las relaciones de producción y éstas, a su vez, determinan las

formas sociales políticas concretas y las ideas de la sociedad.

� El hombre: es el ser superior de la realidad material, la única. Se diferencia de los animales

en su capacidad de producir por sí mismo los bienes para satisfacer sus necesidades. Marx

distingue en el trabajo:

• Un momento de objetivación: el hombre transforma el producto y

deja su marca en él.

• Un momento de subjetivación: el hombre, que tiene necesidad de

ese producto, se adueña de él, lo consume y así crea su propia vida.

� Pero en la sociedad capitalista el hombre no puede realizar el segundo momento porque es

el empresario el que se adueña de parte del producto que el trabajador ha elaborado. Esta es

la “alienación económica”: perder a favor de un ajeno lo que el propio esfuerzo ha

producido. De ahí se avanza a la alienación política y a la alienación ideológica. El hombre

necesita ser liberado de todas las alienaciones para poder llegar a ser un auténtico hombre

por medio del trabajo. Según Marx este sueño sólo se realizará en la sociedad comunista

aunque no se alcanzará fácilmente: sólo mediante el “mecanismo de la lucha de clases”.

� La religión: para Marx es una ideología que justifica y deforma la realidad. Es el opio del

pueblo, común consuelo para sus sufrimientos. Y desaparecerá cuando lo hagan las demás

alienaciones.

KARL MARX

• Los hechos determinan las ideas

• La composición de la sociedad está determinada por la economía. Y

varía a lo largo de la historia

• Cuando los medios de producción pasen a manos del proletario, la

sociedad será justa

• El hombre está alienado

• La religión es una ideología que impide al hombre mejorar: es

opio del pueblo

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Friederich NIETZSCHE (1844-1900)

Nace en Röcken, cerca de Leipzig, en Sajonia. Sus obras

principales son “así habló Zaratustra”, “más allá del bien y del

mal”, “la voluntad de poder”, “ el anticristo”,...

� La muerte de Dios:

el hombre ansía

grandeza, la libertad,

la felicidad. Nada

puede frenar esta

ansia. Dios y la moral, que ponen ante el

hombre como frenos, son suprimidos. Y

Nietzsche proclama la noticia: Dios ha

muerto. Pero no sólo suprime la fe en Dios,

tampoco admite la fe en la razón, ni en la

ciencia, ni en el progreso. Si no hay Dios,

no hay origen ni destino. Por tanto, tampoco hay bueno ni malo ya que bueno es lo

que nos acerca al destino final y malo lo que nos separa de él.

Nietzsche sitúa al hombre más allá del bien y del mal.

� El superhombre: esta realidad es incapaz de vivirla el

hombre vulgar, razonable y obediente. Hace falta un

“superhombre”. La grandeza del hombre es ser camino hacia

el superhombre. Frente a la ciencia del hombre y su

debilidad, el superhombre posee un nuevo saber y unos

nuevos valores: fuerza, placer, voluntad de poder, búsqueda

intensa de la vida.

� El eterno retorno: este superhombre no quiere ningún tipo

de límites, quiere la eternidad. Este hombre superior no

puede aceptar que la vida no se perpetúe, que no sea eterna.

La barrera insoslayable de la muerte preocupó a Nietszche,

en cuanto parecía ser el desmentido de su doctrina. El fin de

la vida constituía el límite de quien no aceptaba límites. La solución a este desafío

es el eterno retorno: es la vida afirmada para siempre en una cadena de sucesivas

repeticiones del mismo yo, en el mismo mundo, con los mismo acontecimientos,

con las mismas personas. Supone vivir infinitas veces. Con ello la muerte queda

vencida y la vida triunfa definitivamente. El pensamiento del eterno retorno sólo

puede ilusionar al superhombre. El débil se verá abrumado por la idea de revivir

infinitas veces su triste vida actual. Sólo el que es capaz de aceptar totalmente la

vida y apurarla hasta el fondo, se alegrará con esta doctrina.

FRIEDERICH NIETZSCHE

• No hay fe, ni razón, ni ciencia, sólo vida

• La muerte de Dios, gran liberación del hombre

• El nuevo hombre, el superhombre, tiene unos valores nuevos

• Dios ha muerto, viva el hombre

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Sigmund FREUD (1856-1939)

Nació en Austria. Estudió medicina y realizó investigaciones

neurológicas. A los treinta años se trasladó a París donde cambió la

neurología para dedicarse a la psiquiatría.

� Tratando casos de histeria Freud pensó que tenía que haber en

el hombre “algo” que, aunque existe realmente, no es conocido conscientemente:

había descubierto “lo inconsciente”.

� Aproximadamente Freud describe la máquina psíquica humana de la siguiente

manera:

• En la personalidad se dan como tres comportamientos:

lo consciente (aquello de que nos damos cuenta), lo

inconsciente (aquello que, aun estando en nosotros no

conocemos), y lo preconsciente (un lugar de paso

intermedio entre los dos comportamientos anteriores).

• A la vez se dan en la personalidad lo que sólo de un

modo aproximado, podríamos describir como

“órganos psíquicos”: el “YO” (que es la parte racional

del hombre), el “SUPER YO” (que viene a ser como

una conciencia indicadora de lo permitido y lo prohibido que se va haciendo al

asimilar el niño como propias las inhibiciones educadoras) y el “ELLO” (que

es lo totalmente inconsciente, constituido por los impulsos instintivos con que

nacemos y todo lo que, al ser rechazado por el yo, es reprimido).

• La energía que impulsa esta maquinaria es la libido, el impulso innato del

placer.

� La libido, que está en el “ello”, sale en busca de satisfacción. Al aflorar

desde lo inconsciente estos impulsos (sexuales, agresivos), el super yo

pretende someterlos a las normas. Y entonces se produce un conflicto que

tiene como árbitro al yo. Cuando el yo decide seguir las indicaciones del

supero super yo, los impulsos son reprimidos y al no permitírseles

realizarse, son mandados al inconsciente. Pero los impulsos pueden ser

reprimidos, pero no suprimidos. En el inconsciente las represiones y los

impulsos siguen agitándose y buscando su salida, su realización. Las

enfermedades mentales aparecen cuando el sujeto no sabe resolver o no

puede soportar los conflictos entre los tres comportamientos de su

personalidad. Entonces es preciso traer a la conciencia

las situaciones reprimidas, para que siendo satisfechas, se eviten las anómalas que

producían desde los niveles inconscientes.

� La religión: Freud se encuentra en sus pacientes con el fenómeno religioso y quiere

interpretarlo. Como todos los demás fenómenos psíquicos, su origen habrá que

buscarlo en las profundidades del psiquismo. De hecho, constata Freud, todos

experimentamos deseos de trascendencia, de inmortalidad, pero la realidad frustra

esos deseos. Este conflicto crea en el hombre una cierta angustia vital, una

inseguridad. Frente a esta situación se desatan ciertos mecanismos defensivos: la

religión como consuelo, como narcótico. Es para Freud “una ilusión” y por ser una

solución falsa a los conflictos del hombre la considera una neurosis.

SIGMUND FREUD

• El hombre está determinado por el inconsciente

• La religión es una neurosis colectiva