09 el planeta salvaje

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La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes 09 y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Madrid en corto y ECAM. correo electrónico: [email protected]. blog: lacinematecasevilla.wordpress.com twitter: @la_cinemateca. facebook: www.facebook.com/lacinematecasevilla hojas de sala: issuu.com/cinematecasevilla Febrero 2012 El planeta salvaje La planéte sauvage. D: René Laloux. G: René Laloux, Steve Hayes según la novela de Stefan Wul. Mú: Alain Goraguer. Mo: Dick Elliott, Rich Harrison. P: Argos Films, Les Films Armorial, Institut National de l'Audiovisuel (INA). Francia-Checoslovaquia, 1973. 73’. P: Premio Especial del Jurado, Cannes (1973). La película muestra un futuro en el que los seres humanos, llamados "Oms" han sido llevados al planeta de los gigantes Draags, donde son conservados como mascotas. Los Draags son una raza extraterrestre con forma humanoide, pero mucho más antigua, con piel azul, orejas como aletas de pez y enormes ojos rojos. Los Draag viven mucho más tiempo que los humanos - una semana Draag es equivalente a un año humano. Algunos Oms han sido domesticados como mascotas, pero otros corren libres y salvajes y son exterminados de manera periódica. El trato de los Draags hacia los humanos contrasta con su alto nivel de desarrollo tecnológico y espiritual. Fábula futurista que adapta una novela del francés Stefan Wul (Ohms en serie), El planeta salvaje supone un canto a la tolerancia y la coexistencia pacífica entre seres diferentes, una reflexión en torno a la necesidad de entendimiento y la importancia del diálogo en cualquier sociedad moderna que se precie de serlo. Esta es la base de la película, pero no lo fundamental. Lo que importa al final es la forma en que se plasma toda la historia en imágenes, para lo que se contó con la colaboración del genial Roland Topor, dibujante, escritor (entre sus obras, El quimérico inquilino), miembro del Grupo Pánico junto a Jodorowsky y Arrabal y figura esencial de la ilustración fantástica moderna. Él diseñó todo ese mundo fantástico poblado de seres extraños e imposibles, estilizado y surreal, fascinante siempre. Su imaginación visual no tiene parangón y es toda una delicia perderse en esas extravagantes arquitecturas alienígenas, en esos sketches descriptivos plagados de humor negro, crueldad y divertida poesía del horror. Una maravilla de película, en definitiva. El planeta salvaje se enmarca dentro de la mejor tradición del cine animado para adultos, en el que Cuando el viento sopla sigue siendo uno de sus mejores hitos. El filme de René Laloux se ha convertido en uno de los clásicos de la animación europea, y con el paso de los años ha ido adquiriendo un estatus de culto que empezó con su estreno en el año 1973. La película desarrolla una trama típicamente del género al que pertenece de la ciencia-ficción. En ésta, los Oms (humanos) viven oprimidos bajo la dirección de los Draag, unos androides de 12 metros de altura y piel azul. No obstante existe un pequeño grupo de Oms que se organiza y aprende a adquirir el conocimiento técnico de los Draag para rebelarse contra ellos. Sin embargo lo verdaderamente fascinante del filme de Laloux, aún a día de hoy, es el mayúsculo trabajo de Roland Topor para crear este universo entre lo onírico y el terror surrealista, recogiendo en él ciertas influencias de Salvador Dalí. El diseño de escenarios y personajes, elaborado con trazos muy sencillos, resulta tan sorprendente, como aterrador y cercano. Por instantes parece una obra psicodélica, donde el espectador asiste con pasmosa atención a un nuevo mundo de formas, texturas, y colores asombrosos. Una sensación reforzada por una composición musical de Jean Guérin cercana al rock progresivo europeo de la época. A pesar de lo trillado de su trama, de Planeta Salvaje se pueden extraer muchas lecturas. Una de ellas es en clave metafórica estableciendo un paralelismo con la ocupación soviética de Checoslovaquia (el filme es una co- producción entre Francia y Checoslovaquia). Pero también se puede ver como un alegato a favor de la educación como herramienta para la convivencia tolerante entre pueblos distintos. Planeta salvaje es una muy interesante cinta de animación, que no solamente asombra por su desborde imaginario y creativo, sino que además resulta un filme revelador sobre la condición humana. Una película cuya reacción inmediata lleva a proponerse no pisar nunca más una hormiga.

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Page 1: 09 El planeta salvaje

La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes 09

y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Madrid en corto y ECAM.

correo electrónico: [email protected]. blog: lacinematecasevilla.wordpress.com twitter: @la_cinemateca. facebook: www.facebook.com/lacinematecasevilla hojas de sala: issuu.com/cinematecasevilla Febrero 2012

El planeta salvaje La planéte sauvage. D: René Laloux. G: René Laloux, Steve Hayes según la novela de Stefan Wul. Mú: Alain Goraguer. Mo: Dick Elliott, Rich Harrison. P: Argos Films, Les Films Armorial, Institut National de l'Audiovisuel (INA). Francia-Checoslovaquia, 1973. 73’. P: Premio Especial del Jurado, Cannes (1973). La película muestra un futuro en el que los seres humanos, llamados "Oms" han sido llevados al planeta de los gigantes Draags, donde son conservados como mascotas. Los Draags son una raza extraterrestre con forma humanoide, pero mucho más antigua, con piel azul, orejas como aletas de pez y enormes ojos rojos. Los Draag viven mucho más tiempo que los humanos - una semana Draag es equivalente a un año humano. Algunos Oms han sido domesticados como mascotas, pero otros corren libres y salvajes y son exterminados de manera periódica. El trato de los Draags hacia los humanos contrasta con su alto nivel de desarrollo tecnológico y espiritual. Fábula futurista que adapta una novela del francés Stefan Wul (Ohms en serie), El planeta salvaje supone un canto a la tolerancia y la coexistencia pacífica entre seres diferentes, una reflexión en torno a la necesidad de entendimiento y la importancia del diálogo en cualquier sociedad moderna que se precie de serlo. Esta es la base de la película, pero no lo fundamental. Lo que importa al final es la forma en que se plasma toda la historia en imágenes, para lo que se contó con la colaboración del genial Roland Topor, dibujante, escritor (entre sus obras, El quimérico inquilino), miembro del Grupo Pánico junto a Jodorowsky y Arrabal y figura esencial de la ilustración fantástica moderna. Él diseñó todo ese mundo fantástico poblado de seres extraños e imposibles, estilizado y surreal, fascinante siempre. Su imaginación visual no tiene parangón y es toda una delicia perderse en esas extravagantes arquitecturas alienígenas, en esos sketches descriptivos plagados de humor negro, crueldad y divertida poesía del horror. Una maravilla de película, en definitiva.

El planeta salvaje se enmarca dentro de la mejor tradición del cine animado para adultos, en el que Cuando el viento sopla sigue siendo uno de sus mejores hitos. El filme de René Laloux se ha convertido en uno de los clásicos de la animación europea, y con el paso de los años ha ido adquiriendo un estatus de culto que empezó con su estreno en el año 1973. La película desarrolla una trama típicamente del género al que pertenece de la ciencia-ficción. En ésta, los Oms (humanos) viven oprimidos bajo la dirección de los Draag, unos androides de 12 metros de altura y piel azul. No obstante existe un pequeño grupo de Oms que se organiza y aprende a adquirir el conocimiento técnico de los Draag para rebelarse contra ellos. Sin embargo lo verdaderamente fascinante del filme de Laloux, aún a día de hoy, es el mayúsculo trabajo de Roland Topor para crear este universo entre lo onírico y el terror surrealista, recogiendo en él ciertas influencias de Salvador Dalí. El diseño de escenarios y personajes, elaborado con trazos muy sencillos, resulta tan sorprendente, como aterrador y cercano. Por instantes parece una obra psicodélica, donde el espectador asiste con pasmosa atención a un nuevo mundo de formas, texturas, y colores asombrosos. Una sensación reforzada por una composición musical de Jean Guérin cercana al rock progresivo europeo de la época. A pesar de lo trillado de su trama, de Planeta Salvaje se pueden extraer muchas lecturas. Una de ellas es en clave metafórica estableciendo un paralelismo con la ocupación soviética de Checoslovaquia (el filme es una co-producción entre Francia y Checoslovaquia). Pero también se puede ver como un alegato a favor de la educación como herramienta para la convivencia tolerante entre pueblos distintos. Planeta salvaje es una muy interesante cinta de animación, que no solamente asombra por su desborde imaginario y creativo, sino que además resulta un filme revelador sobre la condición humana. Una película cuya reacción inmediata lleva a proponerse no pisar nunca más una hormiga.