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2.642 PLIEGO 3-9 DE ENERO DE 2009 Combatir la POBREZA, construir la PAZ MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI PARA LA CELEBRACIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ (1 de enero de 2009)

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Combatirla POBREZA,

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LA CELEBRACIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ(1 de enero de 2009)

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la mujer ni el derecho de los cónyugesa elegir responsablemente el númerode hijos5 y, lo que es más grave aún,frecuentemente ni siquiera respetanel derecho a la vida. El exterminiode millones de niños no nacidos ennombre de la lucha contra la pobreza es,en realidad, la eliminación de los sereshumanos más pobres. A esto se oponeel hecho de que, en 1981,aproximadamente el 40% de lapoblación mundial estaba por debajodel umbral de la pobreza absoluta,mientras que hoy este porcentaje se hareducido sustancialmente a la mitad ynumerosas poblaciones, caracterizadas,por lo demás, por un notableincremento demográfico, han salido dela pobreza. El dato apenas mencionadomuestra claramente que habría recursospara resolver el problema de laindigencia, incluso con un crecimientode la población. Tampoco hay queolvidar que, desde el final de laSegunda Guerra Mundial hasta hoy,la población de la tierra ha crecido encuatro mil millones y, en buena parte,este fenómeno se produce en países quehan aparecido recientemente en elescenario internacional como nuevaspotencias económicas, y han obtenidoun rápido desarrollo precisamente

gracias al elevado número de sushabitantes. Además, entre las nacionesmás avanzadas, las que tienen un mayoríndice de natalidad disfrutan de mejorpotencial para el desarrollo. En otrostérminos, la población se estáconfirmando como una riqueza y nocomo un factor de pobreza.

4. Otro aspecto que preocupa sonlas enfermedades pandémicas, como porejemplo, la malaria, la tuberculosis y elsida que, en la medida en que afectan alos sectores productivos de la población,tienen una gran influencia enel deterioro de las condiciones generalesdel país. Los intentos de frenarlas consecuencias de estas enfermedadesen la población no siempre logranresultados significativos. Además, lospaíses aquejados de dichas pandemias,a la hora de contrarrestarlas, sufrenlos chantajes de quienes condicionanlas ayudas económicas a la puesta enpráctica de políticas contrarias a la vida.Es difícil combatir sobre todo el sida,causa dramática de pobreza, si no seafrontan los problemas morales conlos que está relacionada la difusión delvirus. Es preciso, ante todo, emprendercampañas que eduquen especialmentea los jóvenes a una sexualidad

plenamente concorde con la dignidadde la persona; hay iniciativas en estesentido que ya han dado resultadossignificativos, haciendo disminuirla propagación del virus. Además, serequiere también que se pongana disposición de las naciones pobreslas medicinas y tratamientos necesarios;esto exige fomentar decididamente lainvestigación médica y las innovacionesterapéuticas, y aplicar con flexibilidad,cuando sea necesario, las reglasinternacionales sobre la propiedadintelectual, con el fin de garantizara todos la necesaria atención sanitariade base.

5. Un tercer aspecto en que se ha deponer atención en los programas delucha contra la pobreza, y que muestrasu intrínseca dimensión moral, es lapobreza de los niños. Cuando la pobrezaafecta a una familia, los niños sonlas víctimas más vulnerables: casila mitad de quienes viven en la pobrezaabsoluta son niños. Considerar la pobrezaponiéndose de parte de los niñosimpulsa a estimar como prioritarioslos objetivos que los conciernenmás directamente como, por ejemplo,el cuidado de las madres, la tareaeducativa, el acceso a las vacunas,

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Un corazón que se ensancha ysale al encuentro del necesitado1. También en este año nuevo quecomienza, deseo hacer llegar a todosmis mejores deseos de paz, e invitar coneste Mensaje a reflexionar sobre el tema:Combatir la pobreza, construir la paz.Mi venerado predecesor Juan Pablo II,en el Mensaje para la Jornada Mundialde la Paz de 1993, subrayó ya lasrepercusiones negativas que la situaciónde pobreza de poblaciones enteras acabateniendo sobre la paz. En efecto,la pobreza se encuentra frecuentementeentre los factores que favoreceno agravan los conflictos, incluidasla contiendas armadas. Estas últimasalimentan a su vez trágicas situacionesde penuria. “Se constata y se hace cadavez más grave en el mundo –escribióJuan Pablo II– otra seria amenazapara la paz: muchas personas, es más,poblaciones enteras viven hoyen condiciones de extrema pobreza.La desigualdad entre ricosy pobres se ha hecho más evidente,incluso en las naciones másdesarrolladas económicamente. Se tratade un problema que se plantea

a la conciencia de la humanidad, puestoque las condiciones en que se encuentraun gran número de personas sontales que ofenden su dignidad innatay comprometen, por consiguiente,el auténtico y armónico progresode la comunidad mundial”1.

2. En este cuadro, combatir la pobrezaimplica considerar atentamente elfenómeno complejo de la globalización.Esta consideración es importante yadesde el punto de vista metodológico,pues invita a tener en cuenta el frutode las investigaciones realizadas por loseconomistas y sociólogos sobre tantosaspectos de la pobreza. Pero la referenciaa la globalización debería abarcartambién la dimensión espiritualy moral, instando a mirar a los pobresdesde la perspectiva de que todoscomparten un único proyecto divino,el de la vocación de construir una solafamilia en la que todos –personas,pueblos y naciones– se comportensiguiendo los principios de fraternidady responsabilidad.

En dicha perspectiva se ha de teneruna visión amplia y articuladade la pobreza. Si ésta fuese únicamentematerial, las ciencias sociales, que nosayudan a medir los fenómenosbasándose sobre todo en datos de tipocuantitativo, serían suficientes parailuminar sus principales características.Sin embargo, sabemos que hay pobrezasinmateriales, que no son consecuenciadirecta y automática de carenciasmateriales. Por ejemplo, en lassociedades ricas y desarrolladas existenfenómenos de marginación, pobrezarelacional, moral y espiritual: se tratade personas desorientadas interiormente,aquejadas por formas diversasde malestar a pesar de su bienestareconómico. Pienso, por una parte,en el llamado “subdesarrollo moral”2 y,por otra, en las consecuencias negativasdel “superdesarrollo”3. Tampoco olvidoque, en las sociedades definidas como“pobres”, el crecimiento económicose ve frecuentemente entorpecido porimpedimentos culturales, que nopermiten utilizar adecuadamente losrecursos. De todos modos, es verdad quecualquier forma de pobreza no asumidalibremente tiene su raíz en la faltade respeto por la dignidad trascendentede la persona humana. Cuando no seconsidera al hombre en su vocaciónintegral, y no se respetan las exigenciasde una verdadera “ecología humana”4,se desencadenan también dinámicasperversas de pobreza, como se poneclaramente de manifiesto en algunosaspectos en los cuales me detendrébrevemente.

Pobreza e implicaciones morales

3. La pobreza se pone a menudo enrelación con el crecimiento demográfico.Consiguientemente, se están llevando acabo campañas para reducir la natalidaden el ámbito internacional, incluso conmétodos que no respetan la dignidad de

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Casi la mitad de quienes viven hoyen la pobreza absoluta son niños

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el cambio tecnológico, cuyos beneficiosse concentran en el nivel más altode la distribución de la renta y,por otra, la evolución de los preciosde los productos industriales, queaumentan mucho más rápidamente quelos precios de los productos agrícolasy de las materias primas que poseenlos países más pobres. Resulta asíque la mayor parte de la poblaciónde los países más pobres sufreuna doble marginación: beneficios másbajos y precios más altos.

Lucha contra la pobrezay solidaridad global

8. Una de las vías maestras paraconstruir la paz es una globalizaciónque tienda a los intereses de la granfamilia humana8. Sin embargo, paraguiar la globalización se necesitauna fuerte solidaridad global9, tantoentre países ricos y países pobres, comodentro de cada país, aunque sea rico. Espreciso un “código ético común”10, cuyasnormas no sean sólo fruto de acuerdos,sino que estén arraigadas en la leynatural inscrita por el Creadoren la conciencia de todo ser humano(cf. Rm 2, 14-15). Cada uno de nosotros,¿no siente acaso en lo recóndito de suconciencia la llamada a dar su propiacontribución al bien común y a la pazsocial? La globalización abate ciertasbarreras, pero esto no significa que nose puedan construir otras nuevas;acerca los pueblos, pero la proximidaden el espacio y en el tiempo no creade suyo las condiciones para unacomunión verdadera y una auténticapaz. La marginación de los pobresdel planeta sólo puede encontrarinstrumentos válidos de emancipaciónen la globalización si todo hombrese siente personalmente herido porlas injusticias que hay en el mundoy por las violaciones de los derechoshumanos vinculadas a ellas.La Iglesia, que es “signo e instrumentode la íntima unión con Dios y de launidad de todo el género humano”11,continuará ofreciendo su aportaciónpara que se superen las injusticias eincomprensiones, y se llegue a construirun mundo más pacífico y solidario.

9. En el campo del comerciointernacional y de las transaccionesfinancieras, se están produciendoprocesos que permiten integrarpositivamente las economías,contribuyendo a la mejora de lascondiciones generales; pero existentambién procesos en sentido opuesto,que dividen y marginan a los pueblos,creando peligrosas premisas paraconflictos y guerras. En los deceniossucesivos a la Segunda Guerra Mundial,el comercio internacional de bienes yservicios ha crecido con extraordinariarapidez, con un dinamismo sinprecedentes en la historia. Gran partedel comercio mundial se ha centrado enlos países de antigua industrialización,a los que se han añadido de modosignificativo muchos países emergentes,que han adquirido una ciertarelevancia. Sin embargo, hay otrospaíses de renta baja que siguen estandogravemente marginados respecto a

los flujos comerciales. Su crecimiento seha resentido por la rápida disminuciónde los precios de las materias primasregistrada en las últimas décadas,que constituyen la casi totalidadde sus exportaciones. En estos países,la mayoría africanos, la dependenciade las exportaciones de las materiasprimas sigue siendo un fuerte factor deriesgo. Quisiera renovar un llamamientopara que todos los países tenganlas mismas posibilidades de accesoal mercado mundial, evitandoexclusiones y marginaciones.

10. Se puede hacer una reflexiónparecida sobre las finanzas, que atañea uno de los aspectos principalesdel fenómeno de la globalización,gracias al desarrollo de la electrónicay a las políticas de liberalizaciónde los flujos de dinero entre los diversospaíses. La función objetivamente másimportante de las finanzas, el sostener a

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a las curas médicas y al agua potable,la salvaguardia del medio ambiente y,sobre todo, el compromiso en la defensade la familia y de la estabilidadde las relaciones en su interior. Cuandola familia se debilita, los daños recaeninevitablemente sobre los niños. Dondeno se tutela la dignidad de la mujery de la madre, los más afectados sonprincipalmente los hijos.

6. Un cuarto aspecto que mereceparticular atención desde el puntode vista moral es la relación entre eldesarme y el desarrollo. Es preocupantela magnitud global del gasto militaren la actualidad. Como ya he tenidoocasión de subrayar, “los ingentesrecursos materiales y humanosempleados en gastos militares y enarmamentos se sustraen a los proyectosde desarrollo de los pueblos,especialmente de los más pobresy necesitados de ayuda. Y esto vacontra lo que afirma la misma Cartade las Naciones Unidas, que comprometea la comunidad internacional, y a losEstados en particular, a “promover elestablecimiento y el mantenimiento dela paz y de la seguridad internacionalcon el mínimo dispendio de los recursoshumanos y económicos mundialesen armamentos” (art. 26)”6.

Este estado de cosas, en vez de facilitar,entorpece seriamente la consecuciónde los grandes objetivos de desarrollode la comunidad internacional. Además,un incremento excesivo del gasto militarcorre el riesgo de acelerar la carrerade armamentos, que provoca bolsasde subdesarrollo y de desesperación,transformándose así, paradójicamente,en factor de inestabilidad, tensióny conflictos. Como afirmó sabiamentemi venerado predecesor Pablo VI,“el desarrollo es el nuevo nombrede la paz”7. Por tanto, los Estados estánllamados a una seria reflexión sobre losmotivos más profundos de los conflictos,a menudo avivados por la injusticia,y a afrontarlos con una valienteautocrítica. Si se alcanzara una mejorade las relaciones, sería posible reducirlos gastos en armamentos. Los recursos

ahorrados se podrían destinar aproyectos de desarrollo de las personasy de los pueblos más pobres ynecesitados: los esfuerzos prodigadosen este sentido son un compromiso porla paz dentro de la familia humana.

7. Un quinto aspecto de la lucha contrala pobreza material se refiere a la actualcrisis alimentaria, que pone en peligrola satisfacción de las necesidadesbásicas. Esta crisis se caracteriza notanto por la insuficiencia de alimentos,sino por las dificultades para obtenerlosy por fenómenos especulativos y, portanto, por la falta de un entramadode instituciones políticas y económicascapaces de afrontar las necesidadesy emergencias. La malnutrición puedeprovocar también graves dañospsicofísicos a la población, privandoa las personas de la energía necesariapara salir, sin una ayuda especial,de su estado de pobreza. Esto contribuyea ampliar la magnitud de lasdesigualdades, provocando reaccionesque pueden llegar a ser violentas.Todos los datos sobre el crecimientode la pobreza relativa en los últimosdecenios indican un aumentode la diferencia entre ricos y pobres.Sin duda, las causas principalesde este fenómeno son, por una parte,

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La falta de libertad y la injusticiaavivan muchos de los conflictos

Las religiones siguen orando unidas por la paz mundial

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la emancipación y la inclusión en lasociedad de las capas de población quea menudo se encuentran por debajodel umbral de la pobreza extrema y alas que, al mismo tiempo, difícilmentepueden llegar las ayudas oficiales.La historia del desarrollo económicodel siglo XX enseña cómo buenaspolíticas de desarrollo se han confiadoa la responsabilidad de los hombres ya la creación de sinergias positivas entremercados, sociedad civil y Estados.En particular, la sociedad civil asumeun papel crucial en el procesode desarrollo, ya que el desarrollo esesencialmente un fenómeno culturaly la cultura nace y se desarrollaen el ámbito de la sociedad civil13.

13. Como ya afirmó mi veneradopredecesor Juan Pablo II, la globalización“se presenta con una marcada nota

de ambivalencia”14 y, por tanto, hade ser regida con prudente sabiduría.De esta sabiduría, forma parte el teneren cuenta en primer lugar las exigenciasde los pobres de la tierra, superando elescándalo de la desproporción existenteentre los problemas de la pobrezay las medidas que los hombres adoptanpara afrontarlos. La desproporciónes de orden cultural y político, así comoespiritual y moral. En efecto, se limitaa menudo a las causas superficialese instrumentales de la pobreza, sinreferirse a las que están en el corazónhumano, como la avidez y la estrechezde miras. Los problemas del desarrollo,de las ayudas y de la cooperacióninternacional se afrontan a veces comomeras cuestiones técnicas, que se agotanen establecer estructuras, poner a puntoacuerdos sobre precios y cuotas,en asignar subvenciones anónimas,sin que las personas se involucrenverdaderamente. En cambio, la luchacontra la pobreza necesita hombresy mujeres que vivan en profundidadla fraternidad y sean capacesde acompañar a las personas, familiasy comunidades en el caminode un auténtico desarrollo humano.

Conclusión

14. En la Encíclica Centesimus annus,Juan Pablo II advirtió sobre la necesidadde “abandonar una mentalidadque considera a los pobres –personasy pueblos– como un fardo o comomolestos e importunos, ávidosde consumir lo que los otros hanproducido”. “Los pobres –escribe– exigenel derecho de participar y gozar de losbienes materiales y de hacer fructificarsu capacidad de trabajo, creando asíun mundo más justo y más prósperopara todos”15. En el mundo globalactual, aparece con mayor claridad quesolamente se construye la paz si seasegura la posibilidad de un crecimientorazonable. En efecto, las tergiversacionesde los sistemas injustos antes o despuéspasan factura a todos. Por tanto,únicamente la necedad puede inducira construir una casa dorada, perorodeada del desierto o la degradación.Por sí sola, la globalización es incapaz

de construir la paz; más aún, generaen muchos casos divisiones y conflictos.La globalización pone de manifiestomás bien una necesidad: la de estarorientada hacia un objetivo de profundasolidaridad, que tienda al bien de todosy cada uno. En este sentido, hay queverla como una ocasión propicia pararealizar algo importante en la luchacontra la pobreza y para ponera disposición de la justicia y la pazrecursos hasta ahora impensables.

15. La Doctrina Social de la Iglesia se hainteresado siempre por los pobres. Entiempos de la Encíclica Rerum novarum,éstos eran sobre todo los obrerosde la nueva sociedad industrial; en elmagisterio social de Pío XI, Pío XII, JuanXXIII, Pablo VI y Juan Pablo II se handetectado nuevas pobrezas a medidaque el horizonte de la cuestión social seampliaba, hasta adquirir dimensionesmundiales16. Esta ampliación de lacuestión social hacia la globalidad hayque considerarla no sólo en el sentidode una extensión cuantitativa, sinotambién como una profundizacióncualitativa en el hombre y en las

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largo plazo la posibilidad de inversionesy, por tanto, el desarrollo, se manifiestahoy muy frágil: se resiente de los efectosnegativos de un sistema de intercambiosfinancieros –en el plano nacionaly global– basado en una lógica a muycorto plazo, que busca el incrementodel valor de las actividades financierasy se concentra en la gestión técnicade las diversas formas de riesgo.La reciente crisis demuestra tambiénque la actividad financiera está guiadaa veces por criterios meramenteautorrefenciales, sin consideración delbien común a largo plazo. La reducciónde los objetivos de los operadoresfinancieros globales a un brevísimoplazo de tiempo reduce la capacidadde las finanzas para desempeñar sufunción de puente entre el presente y elfuturo, con vistas a sostener la creaciónde nuevas oportunidades de produccióny de trabajo a largo plazo. Una finanzarestringida al corto o cortísimo plazollega a ser peligrosa para todos, tambiénpara quien logra beneficiarse de elladurante las fases de euforia financiera12.

11. De todo esto se desprende quela lucha contra la pobreza requiere unacooperación tanto en el plano económicocomo en el jurídico que permitaa la comunidad internacional,y en particular a los países pobres,descubrir y poner en práctica solucionescoordinadas para afrontar dichosproblemas, estableciendo un marcojurídico eficaz para la economía.Exige también incentivos para crearinstituciones eficientes y participativas,así como ayudas para luchar contra lacriminalidad y promover una cultura dela legalidad. Por otro lado, es innegableque las políticas marcadamenteasistencialistas están en el origende muchos fracasos en la ayuda a lospaíses pobres. Parece que, actualmente,el verdadero proyecto a medio y largoplazo sea el invertir en la formación delas personas y en desarrollar de maneraintegrada una cultura de la iniciativa.Si bien las actividades económicasnecesitan un contexto favorable para sudesarrollo, esto no significa que se debadistraer la atención de los problemas delbeneficio. Aunque se haya subrayadooportunamente que el aumento de la

renta per capita no puede ser el finabsoluto de la acción político-económica,no se ha de olvidar, sin embargo,que ésta representa un instrumentoimportante para alcanzar el objetivo dela lucha contra el hambre y la pobrezaabsoluta. Desde este punto de vista, nohay que hacerse ilusiones pensando queuna política de pura redistribución de lariqueza existente resuelva el problemade manera definitiva. En efecto, el valorde la riqueza en una economía moderna

depende de manera determinantede la capacidad de crear rédito presentey futuro. Por eso, la creación de valorresulta un vínculo ineludible, que sedebe tener en cuenta si se quiere lucharde modo eficaz y duradero contrala pobreza material.

12. Finalmente, situar a los pobres enel primer puesto comporta que se les déun espacio adecuado para una correctalógica económica por parte de losagentes del mercado internacional,una correcta lógica política por partede los responsables institucionales yuna correcta lógica participativa capazde valorizar la sociedad civil locale internacional. Los organismosinternacionales mismos reconocen hoyla valía y la ventaja de las iniciativaseconómicas de la sociedad civil o de lasadministraciones locales para promover

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El actual sistemafinanciero se basaen una lógica amuy corto plazo

Los pobres sufrenunos beneficiosmás bajos y unosprecios más altos

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necesidades de la familia humana. Poreso la Iglesia, a la vez que sigue conatención los actuales fenómenosde la globalización y su incidenciaen las pobrezas humanas, señala nuevosaspectos de la cuestión social, no sólo enextensión, sino también en profundidad,en cuanto conciernen a la identidaddel hombre y su relación con Dios.Son principios de la doctrina social quetienden a clarificar las relaciones entrepobreza y globalización, y a orientar laacción hacia la construcción de la paz.Entre estos principios conviene recordaraquí, de modo particular, el “amorpreferencial por los pobres”17, a la luz delprimado de la caridad, atestiguado portoda la tradición cristiana, comenzandopor la de la Iglesia primitiva (cf. Hch 4,32-36; 1 Co 16, 1; 2 Co 8-9; Ga 2, 10).“Que se ciña cada cual a la parte que lecorresponde”, escribía León XIII en 1891,añadiendo: “Por lo que respecta a laIglesia, nunca ni bajo ningún aspectoregateará su esfuerzo”18. Esta convicciónacompaña también hoy el quehacer dela Iglesia para con los pobres, en loscuales contempla a Cristo19, sintiendocómo resuena en su corazón el mandato

del Príncipe de la paz a los Apóstoles:“Vos date illis manducare–dadlesvosotros de comer” (Lc 9, 13). Así pues,fiel a esta exhortación de su Señor,la comunidad cristiana no dejaráde asegurar a toda la familia humanasu apoyo a las iniciativas de unasolidaridad creativa, no sólo paradistribuir lo superfluo, sino cambiando“sobre todo los estilos de vida, losmodelos de producción y de consumo,las estructuras consolidadas de poderque rigen hoy la sociedad”20.Por consiguiente, dirijo al comienzode un año nuevo una calurosa invitacióna cada discípulo de Cristo, así comoa toda persona de buena voluntad,para que ensanche su corazón hacialas necesidades de los pobres, haciendocuanto le sea concretamente posible parasalir a su encuentro. En efecto, siguesiendo incontestablemente verdaderoel axioma según el cual “combatirla pobreza es construir la paz”.

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1. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de1993, 1.

2. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 19.

3. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 28.

4. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 38.

5. Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorumprogressio, 37; JuanPablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 25.

6. Carta al Cardenal Renato Raffaele Martino con oca-sión del Seminario Internacional organizado por el Con-sejo Pontificio para la Justicia y la Paz sobre el tema“Desarme, desarrollo y paz. Perspectivas para un des-arme integral” (10 abril 2008): L’Osservatore Romano,ed. en lengua española (18 abril 2008), p. 3.

7. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 87.

8. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 58.

9. Juan Pablo II, Discurso a las asociaciones cristianasde trabajadores italianos (27 abril 2002), n. 4:L’Osservatore Romano, ed. en lengua española (10 ma-yo 2002), p. 10.

10. Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea plenaria de laAcademia Pontificia de Ciencias Sociales (27 abril 2001),n. 4: L’Osservatore Romano, ed. en lengua española (11mayo 2001), p. 4.

11. Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 1.

12. Cf. Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, Com-pendio de la Dosctrina Social de la Iglesia, 368.

13. Cf. ibíd., 356.

14. Discurso a empresarios y sindicatos de trabajadores(2 mayo 2000), n. 3: L’Osservatore Romano, ed. en len-gua española (5 mayo 2000), p. 7.

15. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 28.

16. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 3.

17. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 42;Cf. Id. Carta enc. Centesimus annus, 57.

18. León XIII, Carta enc. Rerum novarum, 41.

19. Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 58.

20. Ibíd.

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