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CAPÍTULO 5. JESÚS Y SUS ENSEÑANZAS. Palestina en el advenimiento de Jesús. Jesús, contenido de sus enseñanzas. El Cristianismo y el Imperio Romano: propagación del Cristianismo, primeras comunidades cristianas, las persecuciones. El triunfo del Cristianismo. OBJETIVOS ESPECÍFICOS: Al terminar el capítulo, el estudiante debe ser capaz de: 1. En un mapa mudo de Palestina correspondiente al siglo I, escribir el nombre, por lo menos, a cinco detalles geográficos relacionados con la vida de Jesús. 2. Dada la organización socio-religiosa de la población de Palestina del siglo I, establecer, por medio de un esquema, la diferencia entre judíos y gentiles y entre fariseos y saduceos. 3. Redactar una síntesis biográfica de Jesús. 4. Puntualizar, en una síntesis, el contenido de la doctrina del Cristianismo, en referencia a las concepciones de Dios, el hombre y el mundo. 5. Dado el contenido del Sermón de la Montaña, escribir en forma sintética un juicio valorativo acerca del mismo. 6. Redactar una síntesis en la que se destaque la importancia de San Pablo en la propagación del Cristianismo. 7. Redactar una explicación del por qué algunos gobernantes del Imperio romano persiguieron a los cristianos. SÍNTESIS PALESTINA EN EL ADVENIMIENTO DE JESÚS. Era una provincia romana. Sus pobladores se dividían en judíos y gentiles y aquéllos, en lo religioso, en saduceos y fariseos. JESÚS: Los evangelios son la fuente para el estudio de su vida, que comprendió una etapa privada y tres años de predicación. Sus enseñanzas se basan en el Judaísmo, destacándose la concepción de Dios como universal, la igualdad del género

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CAPÍTULO 5.

JESÚS Y SUS ENSEÑANZAS.

Palestina en el advenimiento de Jesús. Jesús, contenido de sus enseñanzas. El Cristianismo y el Imperio Romano: propagación del Cristianismo, primeras comunidades cristianas, las persecuciones. El triunfo del Cristianismo.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS: Al terminar el capítulo, el estudiante debe ser capaz de: 1. En un mapa mudo de Palestina correspondiente al siglo I, escribir el nombre, por lo menos, a cinco detalles geográficos relacionados con la vida de Jesús.

2. Dada la organización socio-religiosa de la población de Palestina del siglo I, establecer, por medio de un esquema, la diferencia entre judíos y gentiles y entre fariseos y saduceos.

3. Redactar una síntesis biográfica de Jesús.

4. Puntualizar, en una síntesis, el contenido de la doctrina del Cristianismo, en referencia a las concepciones de Dios, el hombre y el mundo.

5. Dado el contenido del Sermón de la Montaña, escribir en forma sintética un juicio valorativo acerca del mismo.

6. Redactar una síntesis en la que se destaque la importancia de San Pablo en la propagación del Cristianismo.

7. Redactar una explicación del por qué algunos gobernantes del Imperio romano persiguieron a los cristianos.

SÍNTESIS

PALESTINA EN EL ADVENIMIENTO DE JESÚS. Era una provincia romana. Sus pobladores se dividían en judíos y gentiles y aquéllos, en lo religioso, en saduceos y fariseos. JESÚS: Los evangelios son la fuente para el estudio de su vida, que comprendió una etapa privada y tres años de predicación. Sus enseñanzas se basan en el Judaísmo, destacándose la concepción de Dios como universal, la igualdad del género

humano ante Él y la promesa del Reino de los Cielos para todos los buenos. EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO ROMANO: Los apóstoles, encabezados por San Pablo, propagan la doctrina por todo el Imperio; se agrupan en comunidades llamadas ecclesias y sufren numerosas persecusiones por parte de los emperadores. Al fin triunfará el Cristianismo en época de Constantino y de Teodosio.

I. PALESTINA EN EL ADVENIMIENTO DE JESÚS.

Palestina había pasado sucesivamente por las dominaciones de los egipcios,

mesopotámicos, persas y macedónicos; cuando se desmembró el Imperio de Alejandro

quedó como parte del reino de los Lágidas (Egipto) y luego fue conquistada por la dinastía

de los Seléucidas. En el 63 a. C. fue tomada Jerusalén por Pompeyo, y Palestina pasó a

ser dominada por los romanos, que le dejaron sus propios reyes y obligaron al pueblo a

pagar tributo. El rey Herodes Antipas figura como gobernante sometido a los

conquistadores; es él quien reinaba allí cuando nació Cristo. Más tarde se convertirá

aquel reino en la provincia romana de Judea.

Internamente el pueblo estaba dividido. En los social había marcada diferencia entre el

judío y el gentil. Judío era el hombre de raza semita descendiente de los nómadas que

habían salido con Abraham de Ur de Caldea y que, según la tradición, eran el pueblo

elegido por Jehová para habitar la Palestina o Tierra Prometida. Los gentiles eran los

extranjeros; la religión judía no era para ellos.

En lo religioso se continuaba siendo monoteísta, creyendo en Jehová y practicando la Ley

de Moisés. Sin embargo, habían dos sectas dentro de la propia Jerusalén: los saduceos,

que se mostraban liberalistas y no creían en la inmortalidad del alma, y los fariseos,

cumplidores de la Ley de Moisés no solo con precisión sino con exageración: así, veían

en Jehová un Dios violento, implacable e intransigente y también ellos eran violentos,

implacables e intransigentes con los que consideraban como violadores de la Ley. Por

ellos apedreaban a la mujer adultera, crucificaban al blasfemo y cumplían con exceso el

rito del sábado (llegaron hasta dejar tomar Jerusalén por Antíoco IV y por Pompeyo al

negarse a defender la ciudad en sábado). Criticaron duramente a Jesús por el quebranto

de este día. Su culto, no por obra de la Ley sino por tergiversación de la doctrina, es

demasiado dedicado al cuerpo y poco al alma: dan limosna y oran a manera de

ostentación. Los ritos los siguen en las sinagogas. Tienen la tradición de los profeta, que

les anuncian un Salvador (1). En Jesús ven un profeta fracasado al que condenan a

muerte después de acusarlo de blasfemo. (2)

________________

(1) Creencia del Mesianismo.

(2) Marcos: XIV, 61-64. Al responder Cristo al tribunal que si era el Hijo de Dios, lo consideran blasfemo.

II. JESÚS.

La vida de Jesús se conoce a través de los cuatro evangelios, considerados como fuentes

históricas, que escribieron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sus discípulos directos el

primero y el último, y propagadores de la nueva doctrina junto con San Pablo y San Pedro

los otros dos. De ellos el más profundo es el último, el de San Juan, de mayor contenido

helénico, que coloca a Cristo como eterno desde las primeras palabras: “En el principio el

Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios”. (3), es decir, Cristo, la palabra

divina, existió siempre y es el mismo Dios.

_________________

(3) Juan: I, 1.

El ambiente geográfico relacionado con la historia de Cristo es bien sencillo: las dos

comarcas de la Palestina –Galilea al norte y Judea al sur– con unas pocas ciudades y

aldeas unidas por caminos polvorientos. Entre ellas están: Belén, donde nació (4) y

Jerusalén donde fue ajusticiado, ambas en la Judea, al oeste del mar Muerto; Nazaret,

donde pasó su infancia o parte de ella, y Cafarnaúm, a la que llamó “su ciudad”, que

visitaba a menudo, ambas en Galilea; Betania, Caná, Naim, Betsaida, Magdala, –en la

propia Palestina– y Sidón y Tiro en Fenicia, todas relacionadas con la propagación de sus

enseñanzas. Se agregan a las ciudades el río Jordán, donde fue bautizado por Juan el

Bautista, el Monte Carmelo, que se coloca como escenario del famoso Sermón de la

Montaña, el Lago de Genesaret, desde donde predicó a bordo de una barca, y el Monte

de los Olivos, donde estuvo por última vez antes de caer en manos de los fariseos,

camino del pretendido juicio.

Poseedor de un carácter atrayente de multitudes, con hábil manejo del artificio de las

parábolas, con don de palabra fácil, aparece Jesús en el ambiente judío predicando la

Buena Nueva, el Evangelio, predicación en la que dura tres años. Su extraordinaria

doctrina no convenía a los intereses de los fariseos, por lo cual se negaron a ver en él al

Mesías y lo hicieron condenar a muerte por el procurador Pilatos.

Belén.

_________________

(4) la fecha tradicional de su nacimiento es el año 1 del siglo I, o sea a los 30 años del reinado de Augusto,

pero cronologías modernas establecen el año -4 como el nacimiento y el 28 como el de su muerte. Confrontar

Jean Delorne, Chronologíe des Civilizations, Presses Universitaires de France (París, 1956).

III. CONTENIDO DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS.

La doctrina de Cristo tiene sus raíces en el Judaísmo, al cual completa en muchas partes,

además de corregir las tergiversaciones que de él habían hecho los fariseos, resultando

una enseñanza eminentemente humana a la vez que espiritualista.

El hombre –carne y espíritu– debe prestar mayor atención al espíritu que a la carne,

puesto que ésta muere, más aquél es eterno.

En el transcurso de la vida terrenal el Hombre debe ser agradable a los ojos de Dios para

ganar el Reino de los Cielos, la vida eterna: debe orar, hacer el bien, desprenderse de los

bienes terrenales, pero sin ostentaciones, sin escándalo. Dice al respecto: “Cuidad de no

practicar vuestra justicia a la vista de los hombres con el objeto de ser mirados por ellos”

(5), “…cuando haces limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano

derecha, para que tu limosna quede oculta…” (6).

El Mundo es creación divina donde todos los hombres son iguales: son todos hijos de

Dios.

Dios es el Ser Supremo, Creador, Santificador y Redentor del mundo; hay por lo tanto una

Trinidad en cuanto a misión y una unidad en cuanto a substancia. Cristo figura así ligado

a la religión judía como el Mesías, el Redentor, el Hijo anunciado por los profetas, lo cual

afirma en varios pasajes evangélicos.

Dios es universal –para los judíos y para los gentiles–, no par aun solo pueblo o una sola

raza.

Todas estas enseñanzas están contenidas en las prédicas de Jesús que recogen los

cuatro evangelistas. De ellas se destacan:

1. EL SERMÓN DE LA MONTAÑA.

Es llamado por muchos la Doctrina del Amor, cuyo contenido más revolucionario lo

constituyen las ocho bienaventuranzas. Dice el evangelista que seguía a Jesús gran

cantidad de gente, y “al ver estas multitudes, subió a la montaña y habiéndose sentado,

se le acercaron sus discípulos. Entonces abrió su boca y se puso a enseñarles así:

Bienaventurados los afligidos porque ellos serán consolados. Bienaventurados los

mansos porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de

justicia porque ellos serán hartados. Bienaventurados los que tienen misericordia porque

para ellos habrá misericordia. Bienaventurados los de corazón puro porque ellos verán a

Dios. Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios.

____________

(5) Mateo: VI, 1

(6) Mateo: VI, 3

Bienaventurados los perseguidos por amor de la justicia porque a ellos pertenece el reino

de los cielos. Dichosos seréis cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando

dijeren mintiendo todo mal contra vosotros por causa mía. Gozaos y alegraos porque

vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas, que

vinieron antes que vosotros” (7).

Aquí vemos como la grandeza de esta nueva doctrina radica en lo original y sublime. En

una época en que todos buscan el goce material, en que tan poco se preocupan por el

amigo, menos por el enemigo, en que hay diferencias sociales arraigadas y hechas ley,

esclavitud, desprecio por el caído, tributo impuesto al vencido, odio entre los mismos

creyentes de una doctrina, castigos severos para los que no cumplen leyes drásticas, ese

en ese ambiente tan diferente a lo que Cristo quiere, él lanza su Doctrina del Amor. Se

muestra como representante del Reino de los Cielos y es él quien lo promete para todos

los olvidados en el Imperio, para todos los despreciados hasta su época por la

generalidad de los pueblos: es el amor por ellos, los pobres de espíritu o incapaces de

mostrarse orgullosos ante el semejante, teniendo siempre esperanza en un Ser Superior;

los humildes, los incapaces de planear guerras, de despreciar al enemigo, los que

padecen y lloran, los que tienen compasión del semejante, los puros de espíritu, los

amantes de la justicia, los calumniados y ultrajados. Es el amor por esa parte de la

humanidad considerada como bajo pueblo en el orbe romano, el pueblo de quien nadie se

acordaba, al cual llama Cristo “la sal de la tierra” y “la luz del mundo” (8), es decir, no se

limita a pedir compasión para ellos sino que los coloca como lo primordial en la

humanidad viviente.

Cristo hizo énfasis en las bienaventuranzas con prédicas constantes donde demuestra

que ellas no son una concepción aislada. En el mismo Sermón de la Montaña

encontramos esta corrección a la Ley judía: “habéis oído que se dijo “amarás a tu prójimo

y aborrecerás a tu enemigo”. Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a

los que os aborrecen y rogad por los que os persiguen y calumnian para que seáis hijos

de vuestro Padre que está en los cielos” (9).

Numerosos autores quedan maravillados ante lo grandioso del Sermón de la Montaña.

Así, se le considera como la prueba “de que podremos elevarnos por encima de nosotros

mismos y ser más que hombres. La promesa de esta posibilidad suprema, de esta

esperanza: de nuestra ascensión por encima de la bestia” (10). Cuando Cristo habla en su

sermón “la luz inunda nuevamente la Tierra y la fuente de un amor desconocido irrumpe

de repente en el corazón mismo del duro Imperio Romano” (11).

______________________

(7) Mateo: V, 1-12.

(8) Id.: V, 13 y 14.

(9) Id.: V, 43-48.

(10) Giovanni Papini: “Historia de Cristo”, Edit. Diana, México, 1953, pág. 130 (Versión del Italiano de Agustín

Paggio).

(11) François Mauriac: “Vida de Jesús”, Flammarion, Paris, 1958, pág. 65 (Versión del Francés de Aureo

Yépez Castillo).

2. LA UNIVERSALIDAD DE DIOS.

Los judíos se habían considerado siempre como el pueblo monoteísta elegido por Jehová

y tenían toda la doctrina del Antiguo Testamento, con su base en el Decálogo de Moisés,

como impuesta sólo para ellos. Los demás pueblos eran “gentiles”, extranjeros, por lo cual

el judaísmo no veía posibilidad de que ellos llegaran a ser sus miembros. Jesús, con la

raíz de sus esperanzas en la misma religión judaica, predica para todos y en sus actos

demuestra la universalidad de su doctrina. Son pruebas de ésta:

a) Las parábolas con que explica el Reino de los Cielos, que muestran cómo este reino es

para todos los buenos (no para los judíos solamente).

b) La crítica a los fariseos por lo superficiales que son el cumplimiento de la doctrina es

una prueba de que ellos, por el solo hecho de ser judíos, no tienen seguro el premio de la

vida eterna.

c) La parábola del buen samaritano, donde está clara su predilección por el hombre bueno

aunque sea extranjero (fue un samaritano el que socorrió al moribundo en el camino,

después de que dos judíos pasaron por allí sin auxiliarlo; el samaritano fue mejor visto

ante los ojos de Dios que los dos judíos) (12).

d) La parábola de los sembradores de la viña: el propietario ofreció un denario a los que

trabajaran allí, y en la noche pagó el denario tanto a los que llegaron primero (que

representan a los judíos, que oyen primero la palabra de Dios) como a los que llegaron de

último (los gentiles). El denario es el Reino de los Cielos.

IV. EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO ROMANO.

1. PROPAGACIÓN DEL CRISTIANISMO.

Inmediatamente después de la desaparición de Cristo empezó la extensión de la nueva

doctrina por todo el Imperio. La labor la cumplieron tanto sus discípulos directos como los

que siguieron a éstos. Se cumple con ello el universalismo de las enseñanzas de Jesús:

la propagación de las mismas entre todos los pueblos y clases sociales. Pedro, Esteban,

Bernabé, Felipe, Juan, figuran entre los primeros proselitistas, sobrepasados en actividad

por Pablo de Tarso.

San Pablo era judío fariseo, hijo de padres judíos nacido en Tarso de Cilicia, por lo cual

también era ciudadano romano (ya que Julio César había otorgado la ciudadanía romana

a los cilicios en su recorrido por Oriente después de sus victorias sobre Pompeyo).

Aparece en el escenario de Palestina como perseguidor de los discípulos de recién _____________

(12) Ver Lucas: X, 30-37.

ajusticiado. Los Hechos de los Apóstoles (fuente histórica para esta etapa del

Cristianismo, escritos por San Lucas) lo presentan como cuidador de las ropas de los

lapidadores de San Esteban, el primer mártir cristiano (13). Pasa a ser el más entusiasta

seguidor de las ideas de Cristo después del episodio de la luz de Damásco (14). Por su

obra en pro de la extensión de la doctrina se le llama el Apóstol del los Gentiles.

El Coliseo de Roma, en cuyas arenas murieron miles de cristianos.

Corresponde a San Pablo no solo la propagación de las ideas de Jesús sino también la

organización de la Iglesia y el ordenamiento de las nuevas creencias. Hizo tres notables

viajes por la cuenca del mediterráneo oriental –Asia Menor y Grecia– y uno a Roma,

propagando por todas partes las enseñanzas cristianas mediante discursos, fundando

iglesias y controlando las mismas con sus epístolas. Entre las ciudades visitadas por él

figuran Tiro, Antioquía, Tarso, Rodas, Éfeso, Samos, Filipos, Atenas, Corinto, Regio y la

propia capital imperial, donde murió ajusticiado.

2. LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS.

Los cristianos se agruparon en el Imperio Romano en comunidades llamadas ecclesias.

De ellas formaban parte sólo los iniciados en la doctrina. Allí todos eran iguales, con la

sola jerarquía de la misión de cada uno: los obispos eran encargados de guiar a los fieles

en el cumplimiento de la religión en sí; los presbíteros oficiaban en las ceremonias

religiosas y los diáconos administraban los bienes de la comunidad. La ceremonia

principal consistía en el recuerdo de la Última Cena (el ágape), que dio a la larga, origen a _____________________

(13) Hechos: VII, 58.

(14) Hechos: IX, 1-9, Epístola a los Gálatas: I, 11-18.

la misa. Los bienes de los cristianos pertenecían a la eclessia respectiva y se repartían de

acuerdo con las necesidades de cada quien. Las reuniones hubieron de ser secretas

debido al peligro de las persecuciones que empezaron los propios fariseos y continuaron

los romanos. Cada comunidad procurará extenderse y dar origen a otras. Toda la

organización, la fe, el comportamiento de sus miembros, serán controlados por los

apóstoles mediante las epístolas (15).

3. LAS PERSECUCIONES.

Los emperadores romanos desencadenaron grandes persecuciones contra los cristianos,

las cuales tuvieron su causa primordial en el original sentido igualitario de las enseñanzas

de Jesús, que violentaba la estructura imperial. Son otros motivos: la negativa de los

cristianos a rendir culto a la estatua del emperador, como era costumbre, y el carácter

secreto de las reuniones, lo cual hizo que los gobernantes especularan a su antojo sobre

las mismas.

Entre los principales perseguidores estuvieron: Nerón, que los acusó de quemar Roma;

Trajano, que quiso anularlos por el solo hecho de ser cristianos; Aureliano, que impuso

como obligatorio el culto al sol; y Diocleciano, que vio en ellos un factor de perturbación

en el gobierno absolutista que implantó.

Las persecuciones consistían en negativas a darles cargos en el Imperio y, cuando se le

apresaba, en condenas a muerte por decapitación, crucifixión, por el fuego o como presas

de las fieras en el circo. Los resultados fueron nulos para el Imperio: no pudieron

exterminarlos. Para los cristianos fueron efectivas: despertaron la fe hacia la nueva

doctrina en gente que veía morir a tantos mártires en actitud tal que parecía ser un premio

la muerte. Las comunidades se multiplicaron y terminaron triunfando sobre los

perseguidores.

V. El TRIUNFO DEL CRISTIANISMO.

La actitud tolerante hacia la nueva creencia, puesta de manifiesto por Constantino en el

Edicto de Milán (313), su interés en evitar los problemas dogmáticos dentro de la misma

creencia al reunir el Concilio de Nicea (325) y el Edicto del 380 en que Teodosio declara

como única religión aceptable en el Imperio a la cristiana, son pruebas evidentes del

triunfo del Cristianismo en el Imperio Romano.

Mas el triunfo no se quedó allí. Con la división del Imperio por el propio Teodosio, con la

penetración de los bárbaros en el Occidente, no logró quebrantarse la unidad cristiana, y

en contraposición a los que podría haber sucedido, fue la propia Iglesia Cristiana la

salvadora de la cultura romana frente a la embestida bárbara. Antes que imponerse, los __________________

(15) Las cartas pastorales de los prelados católicos son hoy una remembranza de esas epístolas.

bárbaros debieron doblegarse ante las creencias cristianas; los obispos fueron en muchos

casos sus consejeros, por lo cual no se perdió el contacto con el mundo antiguo, con ese

mundo destruido en el sentido material. La nueva época que sustituía a la Antigua,

llamada Edad Media, tuvo en la Iglesia su guía. Las órdenes monásticas que se formaron

a lo largo de dicha época se preocuparon por guardar contacto con ese mundo romano

desaparecido, no sólo respetando la jerarquía que Roma adquiría como capital de la

Iglesia, respetando igualmente el latín (lengua oficial romana) como lengua cristiana, sino

también admirando a los grandes representantes de ese mundo clásico, copiando sus

obras, glosando sus versos. Así pasa la Iglesia Católica a ser la institución salvadora del

legado grecolatino.

LECTURA ILUSTRATIVA

FRAGMENTOS DE LOS EVANGELIOS.

Parábola del Sembrador. Aquel día salió Jesús de su casa y se sentó junto al mar. Se le acercaron numerosas muchedumbres. El, subiendo a una barca, se sentó, quedando la muchedumbre sobre la playa, y les dijo muchas cosas en parábolas: Salió un sembrador a sembrar, y la simiente, parte cayó junto al camino, y viniendo las aves, la comieron. Otra cayó en terreno pedregoso, donde no había tierra, y luego brotó porque la tierra era poco profunda; pero levantándose el sol, la agostó, y como no tenía raíz, se secó. Otra cayó entre cardos, y los cardos crecieron y la ahogaron. Otra cayó sobre tierra buena y dio fruto. Una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos que oiga.

Mat.: XIII, 1-9.

Oíd, pues, vosotros, la parábola del sembrador. A quien oye la palabra del reino y no la entiende, viene el maligno y le arrebata lo que se había sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. Lo sembrado en terreno pedregoso es el que oye la palabra y desde luego la recibe con alegría; pero no tiene raíces en sí mismo, sino que es voluble, y en cuanto se levanta una tormenta o persecución a causa de la palabra, al instante se escandaliza. Lo sembrado entre espinas es el que oye la palabra; pero los cuidados del siglo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y queda sin dar fruto. Lo sembrado en buena tierra, es que oye la palabra y la entiende, y da fruto, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.

Mat.: XIII, 18-23.

La observancia del sábado. Caminando El a través de las mieses en día sábado, sus discípulos mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos? Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

Marc.: II, 23-28.

Parábola del Buen Samaritano. Tomando Jesús la palabra, dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en poder de los ladrones, que le desnudaron, le cargaron de azotes y se fueron, dejándole medio muerto. Por casualidad, bajó un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, pasando por aquel sitio, le vio también y pasó delante. Pero un samaritano, que iba de camino, llegó a él, y viéndole, se movió a compasión, acercóse, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino; le hizo montar sobre su propia cabalgadura, le condujo al mesón y cuidó de él. A la mañana, sacando dos denarios, se los dio al mesonero y dijo: Cuida de él, y lo que gastares, a la vuelta te lo pagaré. ¿Quién de estos tres te parece haber sido prójimo de aquél que cayó en poder de ladrones? El contestó: El que hizo con él misericordia, Contestóle Jesús: Vete y haz tú lo mismo.

Luc.: X, 30-37. Recriminación a los escribas y fariseos. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni permitís entrar a los que querían entrar. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito y luego de hecho, le hacéis hijo de la gehena dos veces mas que vosotros! Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: Si uno jura por el templo, eso no es nada; pero si jura por el oro del templo queda obligado! Insensatos y ciegos! ¿Qué vale más, el oro o el templo que santifica el oro? Y si alguno jura sobre el altar, eso no es nada; pero si jura por la ofrenda, que está sobre él, ése queda obligado. Ciegos, ¿qué es más, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar jura por él y por lo que está encima de él. Y el que jura por el templo, jura por él y por quien lo habita. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que en él se sienta. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que diezmáis la menta, el anís y el comino, y no os cuidáis de lo mas grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la buena fe! Bien sería hacer aquello, pero sin omitir esto. Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un camello. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que limpiáis por defuera la copa y el plato, que por dentro están llenos de rapiñas y codicias! Fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa y el plato, y límpialo también luego por defuera. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que os parecéis a sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, más por dentro están llenos de huesos muertos y de toda suerte de inmundicia! Así también vosotros por fuera parecéis justo a los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiéramos vivido nosotros en tiempos de nuestros padres, no hubiéramos sido cómplices suyos en la sangre de los profetas. Ya con esto os dáis por hijos de los que mataron a los profetas. Colmad, pues, la medida de vuestros padres. Serpientes, raza de víboras, ¿cómo escaparéis al juicio de la gehena?

Mat.: XXIII, 13-33.

CUESTIONARIO-GUIA

RECOMENDACIÓN. Lea con toda atención la síntesis y el contenido del capítulo. Observe el mapa y las ilustraciones fotográficas que contiene éste. Lea los trozos de los Evangelios que

forman el cuerpo de la Lectura Ilustrativa y fíjese que ellos están íntimamente relacionados con la explicación que tiene el tema sobre las enseñanzas de Jesús. Responda el cuestionario en su cuaderno.

1. Sobre el punto referente a la situación de Palestina para el siglo I, haga un

resumen que contenga: las dominaciones por las que había pasado, la diferencia

entre judíos y gentiles, fariseos y saduceos. Finalmente, relea en el capítulo 2, en la

sección sobre los hebreos, que era el Mesianismo, y resuma en qué consiste esa

creencia. Reproduzca el Mapa de Palestina que contiene este capítulo.

2. Haga, con sus propias palabras, una breve biografía de Jesús. Básese en el

contenido del capítulo.

3. Redacte los puntos siguientes sobre las enseñanzas de Jesús: concepción del

Hombre, del Mundo, de Dios; contenido e importancia del Sermón de la Montaña.

4. Señale las razones por las cuales se persiguió inicialmente a los cristianos por

parte de los gobernantes del Imperio Romano. Nombre los principales

perseguidores.

5. Diga por qué es importante San Pablo en la propagación del Cristianismo.

6. ¿Qué diferencia existe entre la actitud de Constantino y la de Teodosio frente al

Cristianismo?

7. Reflexione sobre estos puntos: Cristo se desplazó apenas unos cuantos

kilómetros, sin los medios de comunicación que tenemos hoy, dijo sermones ante

grupos no muy numerosos de personas, y sin embargo, su doctrina se extendió por

el mundo. Cristo nació en un medio de total injusticia y desigualdad, donde nadie

pensaba ni siquiera en la liberación de los esclavos, y sin embargo conformó una

doctrina sublime e igualitaria ante Dios: el Reino de los Cielos es su promesa para

todos los buenos. Su impacto en la Historia es tal, que hoy se divide ésta en dos

grandes campos cronológicos: antes y después de Cristo.

Bibliografía: A. YEPEZ CASTILLO: “Historia Universal, Educación Básica 8°”, Edit. Larence (Venezuela 1993).

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NOTA: Copia para uso privado transcrita directamente del libro.