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Mercedes López Curso de Acceso UNED Fonética y Fonología FONÉTICA Y FONOLOGÍA Introducción En primer lugar, es imprescindible entender que la lengua es un sistema. Todas las lenguas están constituidas por niveles, cuyas unidades se agrupan formando otras que funcionarán en el nivel superior. Así, cuando hablamos de Fonética y Fonología, estamos refiriéndonos al nivel inferior del sistema. También es necesario tener presente la distinción entre lengua y habla. Si la lengua es el sistema de signos que emplea una comunidad lingüística, un modelo abstracto, el habla no es más que la puesta en funcionamiento, el uso, la actualización en una situación concreta de ese sistema. Es decir, la lengua es habla en potencia, y en ella se actualiza. Las ciencias y sus objetos de estudio Las dos ciencias que estudian este primer nivel son la Fonología y la Fonética. Mientras la primera estudia los fonemas, la segunda estudia los sonidos (también llamados alófonos o variantes). Veamos cuáles son estos objetos de estudio de las ciencias a las que nos referimos: Para definir qué es un fonema, realizaremos el siguiente ejercicio: pronunciad con naturalidad, pero fijándoos bien en dónde colocáis vuestra lengua al realizar la n, las siguientes palabras: ancla, ancha, antes, Ana. Estoy segura de que habréis comprobado que no todas esas enes suenan igual. Sin embargo, las reconocemos como enes, y las distinguimos de una eme o una eñe. Pues bien; eso precisamente, es lo que entendemos como fonema: es un conjunto de rasgos que distinguen unas unidades de otras: la ene es nasal, como la eme y la eñe; sin embargo, sabemos que todos esos sonidos ene que hemos pronunciado (que serían las variantes del fonema, también llamadas alófonos) tienen en común la nasalidad, pero se oponen (se diferencian) del resto de sonidos nasales en que la eme, por ejemplo, es bilabial (se articula uniendo los labios). Es decir, el fonema es, algo así como una especie de cajón de sastre en el que entrarían sus realizaciones efectivas posibles. Es, por lo tanto, una abstracción que pertenece al plano de la lengua, mientras que el alófono o sonido pertenecería al plano del habla, por cuanto es una realización efectiva de esa abstracción. Para hacer el inventario de fonemas de una lengua, utilizamos, entonces, una serie de rasgos, que tienen que ver con cuatro aspectos: - El modo de articulación (si los pronunciamos con un cierre total del paso del aire, si se produce una fricción en algún punto...). - El lugar de articulación (en qué lugar del aparato fonatorio los pronunciamos). - La acción de las cuerdas vocales: vibración o ausencia de vibración (lo que daría lugar, respectivamente, a sonidos sonoros y sonidos sordos).

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Mercedes López Curso de Acceso UNED

Fonética y Fonología

FONÉTICA Y FONOLOGÍA

Introducción En primer lugar, es imprescindible entender que la lengua es un sistema. Todas las lenguas

están constituidas por niveles, cuyas unidades se agrupan formando otras que funcionarán en el nivel superior. Así, cuando hablamos de Fonética y Fonología, estamos refiriéndonos al nivel inferior del sistema.

También es necesario tener presente la distinción entre lengua y habla. Si la lengua es el sistema de signos que emplea una comunidad lingüística, un modelo abstracto, el habla no es más que la puesta en funcionamiento, el uso, la actualización en una situación concreta de ese sistema. Es decir, la lengua es habla en potencia, y en ella se actualiza.

Las ciencias y sus objetos de estudio Las dos ciencias que estudian este primer nivel son la Fonología y la Fonética. Mientras la

primera estudia los fonemas, la segunda estudia los sonidos (también llamados alófonos o variantes).

Veamos cuáles son estos objetos de estudio de las ciencias a las que nos referimos:

Para definir qué es un fonema, realizaremos el siguiente ejercicio: pronunciad con naturalidad, pero fijándoos bien en dónde colocáis vuestra lengua al realizar la n, las siguientes palabras:

ancla, ancha, antes, Ana.

Estoy segura de que habréis comprobado que no todas esas enes suenan igual. Sin embargo, las reconocemos como enes, y las distinguimos de una eme o una eñe. Pues bien; eso precisamente, es lo que entendemos como fonema: es un conjunto de rasgos que distinguen unas unidades de otras: la ene es nasal, como la eme y la eñe; sin embargo, sabemos que todos esos sonidos ene que hemos pronunciado (que serían las variantes del fonema, también llamadas alófonos) tienen en común la nasalidad, pero se oponen (se diferencian) del resto de sonidos nasales en que la eme, por ejemplo, es bilabial (se articula uniendo los labios). Es decir, el fonema es, algo así como una especie de cajón de sastre en el que entrarían sus realizaciones efectivas posibles. Es, por lo tanto, una abstracción que pertenece al plano de la lengua, mientras que el alófono o sonido pertenecería al plano del habla, por cuanto es una realización efectiva de esa abstracción.

Para hacer el inventario de fonemas de una lengua, utilizamos, entonces, una serie de rasgos, que tienen que ver con cuatro aspectos:

- El modo de articulación (si los pronunciamos con un cierre total del paso del aire, si se produce una fricción en algún punto...).

- El lugar de articulación (en qué lugar del aparato fonatorio los pronunciamos). - La acción de las cuerdas vocales: vibración o ausencia de vibración (lo que daría lugar,

respectivamente, a sonidos sonoros y sonidos sordos).

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- La acción del velo del paladar, que impide o permite el paso de aire por la nariz (lo que da lugar a los sonidos orales y a los nasales).

En el caso de las vocales, solo son pertinentes el modo de articulación, que tiene que ver con la altura a la que se coloca la lengua; y el lugar de articulación, con el que se describe si la lengua está situada en la parte anterior, posterior o central de la boca. El resto de rasgos distintivos (o sea: el resto de rasgos que caracterizan un fonema, coincide en todas ellas, de ahí que no se tengan en cuenta).

El grafema y las transcripciones fonéticas y fonológicas En realidad, ni la fonética ni la fonología estudian el grafema. El grafema (lo que llamamos

comúnmente “letra”) pretende ser una representación escrita de la lengua oral. Cuando surge la necesidad de plasmar por escrito lo que se dice oralmente, aparecen las primeras escrituras. Los sistemas utilizados son muchos; desde los ideográficos ― en los que los símbolos no representan tanto palabras como conceptos― hasta los silábicos, en los que lo representado son sílabas, muchas veces sin distinción de la vocal que forma parte de la sílaba, lo cual implica que una sílaba me respondería al mismo símbolo en estos tipos de escritura que una sílaba mi. Teniendo en cuenta esta dificultad, la representación escrita de la lengua va evolucionando hasta el sistema de “notación fonética”. Quizá el nombre no sea del todo apropiado, puesto que, de un lado, los grafemas no recogen la enorme cantidad de variantes (por tanto, no es exactamente “notación fonética”) y, de otro, el mismo grafema puede pronunciarse de distintas maneras, según las lenguas. Todos hemos pasado por la experiencia de leer, por ejemplo, girl en inglés, y comprobar que cualquier semejanza entre la realidad de su pronunciación en esa lengua y nuestra versión españolizada es mera coincidencia.

Para transcribir realmente los sonidos y los fonemas de todas las lenguas, contamos con un maravilloso invento: los alfabetos fonéticos. En ellos, los símbolos (que no propiamente grafemas) responden a los sonidos y fonemas que existen, independientemente de la lengua que estemos transcribiendo.

Si consultamos un diccionario, de cualquier lengua, pensado para extranjeros, muy probablemente encontraremos unos símbolos encerrados entre corchetes al lado de cada entrada: es la transcripción fonética de esa palabra. Este es un claro ejemplo de que la escritura en grafemas y la transcripción no siempre coinciden: Girl : [g3:l]. N chica, f; muchacha f. Escritura Transcripción Definición Fonética

Conociendo todos los símbolos del alfabeto fonético, podríamos pronunciar, en teoría, cualquier palabra en cualquier idioma.

Generalmente, los diccionarios representan la transcripción fonética, y no la fonológica. La transcripción fonológica aparece entre barras oblicuas y no entre corchetes. En ella, se presentan los fonemas que conforman el significante, y no la forma concreta en que se realiza. Así, tomando como ejemplo la palabra dado, la transcripción fonológica respondería a /dádo/, mientras que la fonética sería [dáδo]. Si realizamos el mismo experimento que hemos llevado a cabo con el ejemplo de la n visto más arriba, comprobaremos que no pronunciamos igual los dos fonemas /d/ que aparecen en dado: mientras en el primero la lengua choca contra los dientes por detrás, en el segundo la lengua asoma un poco entre ellos, produciéndose un roce. De ahí que, a pesar de ser el

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Fonética y Fonología mismo fonema, lo transcribamos como alófonos distintos en la transcripción fonética. En este curso de Acceso, no es necesario conocer los símbolos que corresponden a cada sonido, aunque sí conviene dominar los símbolos que reflejan los fonemas.

La sílaba El hecho de que fuera considerada por algunas gramáticas anteriores al estudio de los

fonemas y los alófonos como la unidad más pequeña del lenguaje demuestra su importancia. Es un conjunto de fonemas y, como tal, puede estar constituida por un solo fonema: son las sílabas monofonemáticas, frente a las polifonemáticas, constituidas por varios fonemas. Para verlo con más claridad, tomemos como ejemplo una sílaba constituida por tres vocales, como en averigüéis

Por otro lado, también podemos clasificar las sílabas en abiertas, que acaban en una vocal a la que denominamos libre, o cerradas, cuando acaban en consonante (como en el ejemplo propuesto). En este caso la sílaba se denomina trabada.

. Si pronunciamos esta sílaba, comprobaremos que vamos pasando de la mayor estrechez y la menor tensión de gü (fase inicial o explosiva) a la máxima abertura y tensión en é, (fase central o núcleo silábico) para volver a destensar y cerrar en is (fase implosiva o final).

Los rasgos suprasegmentales: acento y entonación Todos hemos vivido la experiencia de oír hablar a un extranjero en su lengua e identificar de

qué lengua se trata, aunque no entendamos lo que dice, por desconocerla absolutamente. Y todos somos conscientes de que las lenguas tienen una cierta “melodía”. Aunque algunos hablantes que no tienen el español como lengua materna son capaces de articular los segmentos (los fonemas, e incluso los alófonos) de nuestra lengua con absoluta corrección, notamos “algo” que los delata como usuarios de español como segunda lengua.

En general, esa “música” está “compuesta” por los rasgos suprasegmentales. Los rasgos suprasegmentales que se estudian en el manual de la asignatura son el acento y la entonación.

Estos rasgos colaboran definitivamente al entendimiento entre los hablantes, de modo que interpretamos si nuestro interlocutor nos pregunta algo o lo afirma, por ejemplo.

Cuando hablamos de “acento”, debemos ser conscientes de que no nos referimos a la tilde o acento ortográfico. Casi todas las palabras en español tienen una sílaba tónica, independientemente de que, siguiendo las normas ortográficas, esa sílaba tónica deba marcarse con una tilde.

Como aparece en vuestro manual, el acento en español cumple diversas funciones, entre las que se destacan la función diferencial (que distingue /termíno/, /término/ y /terminó/) y la función enfática.

En cuanto a la entonación, es importante el concepto de tonema. Es evidente que, cuando hablamos, hacemos pausas. No solo las representadas por puntos y

comas en la escritura; también "agrupamos palabras" y separamos esos grupos con silencios brevísimos que no siempre se reflejan con signos de puntuación si transcribimos con grafías lo dicho. En el lenguaje escrito tenemos los signos gráficos, pero en el lenguaje oral tenemos otro recurso (mucho más rico, además), que es la entonación. Por ejemplo, en: Ha venido Carlos y ¿Ha venido Carlos?, el mayor contraste entre ambas se produce al final de la oración. Y, precisamente, ese es el tonema final de la oración. Pero los tonemas no solo están al final de las oraciones, también aparecen dentro de ellas, en el caso de que estén formadas por más de uno de esos "agrupamientos" de los que hablábamos más arriba, al que llamaremos grupo fónico. El tonema es la parte entonativa que corresponde a las sílabas finales a partir de la que lleva el último acento en cada uno de esos grupos fónicos. Si "dibujamos" con la imaginación la entonación de ¿Dice que Felipe estudia bachillerato artístico? comprobaremos que es claramente ascendente, sobre todo a partir de cierto punto (la sílaba "-tís-" de la palabra artístico). Esa parte ascendente que hemos dibujado sería el tonema ascendente, que responde, en este caso, a la interrogación. Si

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Fonética y Fonología afirmamos Dice que Felipe estudia bachillerato artístico, la entonación final (el tonema final) es descendente, y se representaría con una flecha que señalara hacia abajo:↓. El tonema horizontal responde normalmente a una pausa que no coincide con el final de la oración, como en el ejemplo: Dice, →lleno de razón, que Felipe estudia el bachillerato artístico", donde → marcaría un tonema horizontal, frente al que marcaría el final de lleno de razón, que sería ascendente, más similar al de la interrogación, y que se representa con una flecha que apunta hacia arriba,↑. Un buen sistema es el de "dibujar con la imaginación" esas variaciones tonales que hacemos ante cada pausa.

Para finalizar, es fundamental ser consciente de que las consideraciones varían según estemos analizando las secuencias en cuestión desde el punto de vista de la fonética o desde el punto de vista normativo ortográfico. La enorme riqueza de la fonética del español obliga a normalizar los criterios mediante los cuales una secuencia es considerada diptongo o hiato, por ejemplo, para aplicar así las normas ortográficas.