02 - Ética (cap 2-3-4) - aranguren

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Ética para todos

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Captulo 2 EL PRINCIPIO ETIMOLOGICO Las viejas investigaciones sobre las ciencias, sobre cualquier ciencia, comenzaban siempre con una explicacin etimolgica. Pero esta explicacin, sobre ser muy somera, nunca pretenda tener la menor importancia. Se contentaba con esclarecer el quid nominis y habra considerado quimrico el intento de acercarse a la realidad, a quid rei, a travs de la etimologa. Y, sin embargo, con referencia a las ciencias filosficas, el mtodo etimolgico, como una de las vas de penetracin en lo real, est plenamente justificado, y las pginas de este captulo tienen por objeto mostrar su fecundidad para el estudio de la tica. Es un hecho de toda evidencia el acercamiento contemporneo de la filosofa a la filologa. Por supuesto, todo filsofo, por el hecho de serlo, es ya phillogos, o sea, como dice Platn2, amigo de razonar y argumentar. Pero el filsofo no puede contentarse con ser amigo de las razones; necesita ser tambin amigo de las palabras. Pensamos con palabras y en cada palabra importante queda prendido un pensamiento y predeterminado, hasta cierto punto, el destino intelectual de quienes habrn de usarla en el futuro. Cada palabra es un cauce3 por el que discurrirn, con libertad, s, pero dentro de l, cuantos comienzan a investigar aceptndola simplemente sin hacerse cuestin previa de ella. Naturalmente despus de Heidegger y Zubiri es ya completamente ociosa toda justificacin desde el punto de vista filosfico de la investigacin etimolgica. La etimologa nos devuelve la fuerza elemental, gastada con el largo uso, de las palabras originarias, a las que es menester regresar para recuperar su sentido autntico, la arkk, que es, como dira Zubiri, no lo arcaico por el mero hecho de serlo, sino por o que tiene de rquico. La etimologa nos da, pues, y por de pronto, la autenticidad de la palabra originaria; pero tambin, a travs de ella, la autntica realidad (lo cual no quiere decir, naturalmente, que nos d toda la realidad). Reparemos un momento en la etimologa de la palabra etimologa: jtoc significa, como teo; de donde deriva, lo verdadero, lo real, lo que es en realidad4. Pero como si fuese todava poco descubrirnos la realidad, la etimologa hace an ms. Segn ha hecho ver Zubiri, con la1920 Eneaconexin semntica se manifiesta la pertenencia a un mismo mbito de ser, y de este modo es puesto en nuestras manos un valioso hilo conductor de la investigacin y el razonamiento (cfr., por ejemplo, la conexin entre yjGoc y :0oc, sobre la que habremos de hablar). Es verdad que la orientacin filolgica de la filosofa encierra, como todo, sus peligros. Hace algunos meses un distinguido profesor de Hispanoamrica, excesivamente precavido, tal vez, contra ellos, me escriba esto: ... la nueva edicin de las Obras completas de Scheler viene apareciendo en medio de la casi total indiferencia de los crculos filosficos alemanes. Crame que considero esto tremendamente injusto e hijo de un desvo de la filosofa hacia la filologa, de que se abusa hoy mucho en los crculos heideggerianos. Por ese camino pienso que la filosofa podra llegar a un nuevo alejandrinismo, as sea de tipo ms perfecto. Personalmente me inclino a pensar que el riesgo estara ms bien en la atencin exclusiva al habla lejana (races griegas, germanas y snscritas), con olvido o pretericin del tymon actual, del habla viva. La etimologa nos devuelve las palabras a su plenitud original, y patentiza, en el canto rodado, gastado, de hoy, la figura aristada, enrgica, expresiva que posey. Pero lo malo de los cantos rodados no es que lo sean, sino que no sepamos que lo son. Cuando acertamos a verlos tal y como a travs de un largo proceso han llegado a ser, humildes y batidos, cansados y limpios, cmo rechazarlos? Die armen W orlen, die im Alltag darben die unscheinbaren \V orlen, lieb ich so,escribi Rilke. Y Quevedo supo sacar esplndido partido de las frases hechas. Se dir que esto es literatura o poesa, pero no filologa. Sin embargo, Xavier Zubiri est haciendo la suya, y cada' vez ms, apoyndola en locuciones del habla castellana, cuyo sentido ms hondo acierta a desentraar: hacer un poder, no somos nada, cada cual es cada cual, etctera. Una filosofa plenamente filolgica tiene que cuidar no slo de la palabra lejana, sino tambin de la cercana; no slo de la lengua muerta, sino tambin del habla viva. La una y la otra lo son de la realidad. Una investigacin etimolgica sobre la tica parece desde el principio mismo que, en cierto modo, puede ser ms provechosa an que la llevada a cabo sobre la metafsica, por ejemplo. La razn es que en nuestro caso disponemos de dos vas de acceso al origen: la griega y la latina. Se ha hecho notar muchas veces, sobre todo por Heidegger, y sin duda con razn, que las traducciones latinas de las palabras griegas filosficamente ms importantes, han oscurecido su genuino sentido. Los romanos, privados probablemente de aptitud filosfica y, en cualquier caso, vueltos a la cultura griega cuando la hora de la filosofa creadora haba pasado ya, mal podan aprehender a travs de una transmisin escolar estoicos, epicreos, acadmicos, peripatticos, neoplatnicos, que, para usar laLos principios de la tita21expresin de Heidegger, hubiera sido menester destruir, lo que de verdad pensaron los grandes filsofos griegos. Pero las cosas presentan un cariz algo distinto por lo que se refiere a la tica. En primer lugar, el hombre puede dispensarse de hacer metafsica; pero quiera o no, y por muy inmoral que llegue a ser su comportamiento, es siempre, es constitutivamente moral. Por otra parte, tanto el pueblo romano como la poca en que ste vivi, estuvieron vertidos a la filosofa prctica, a la filosofa como medio de vida; es decir, a la tica. El pensamiento postaris-totlico, y concretamente el pensamiento romano desde el punto de vista tico, son importantes. En tercer lugar, el hombre romano, en la mejor hora de su historia, se distingui por su firme carcter moral. Y en la lengua ha quedado constancia de ello La disciplina filosfica de que tratamos se conoce con dos nombres: tica y Moral (filosofa moral), procedentes del griego uno, del latn el otro. Analicemos la etimologa griega, en primer lugar, y la etimologa latina despus. La palabra tica '(ii0txr ztarrj|tr(, ~i ene25riendo anormalmente un singular, y no solo gramatical sino, sobre todo, real, el singular tbos, ayudaba a la prdida del concepto fundamental de la tica, el que Ic haba dado su nombre mismo. Mos termina por perder su sentido plenior para significar en la filosofa escolstica habitus, que es ms que consuetudo o thos, pero menos que thos, aunque, por otra parte, contenga una nueva dimensin, la de habitado, que traduce el griego hxis. La etimologa de mos es desconocida. El padre Santiago Ramrez se ha ocupado de ella14 con una cierta amplitud ms bien inslita entre los escolsticos, y cita un sabroso texto de Guillermo de Auvernia que, por arbitrario que sea etimolgicamente, muestra cmo a su autor le quedaba todava sentido para el mos como segunda naturaleza del hombre, como realidad conquistada. Helo aqu: Dcterminavimus tib quae differentia sil nter habitus ct mores, ci dicemus quia mores sunt habitus ex quibus sine praemeditatione est frecuentia operum. ut ait Avicenna; et exemplum de hoc est n hominibus, qui non solum sinc praemeditatione sed etiam sine meditatione ct cordis appositione pcrcurnint psalmos vel alias narrationes, quibus nssueti sunt. Mos igitur dicitur vel ab co quod mox, hoc est sine mora ex co est operatio; vel verissimilius a mora, hoc est Iongitudinc assuefactionis. Unde vulgata accptione pro eodem accipiutntur mos et consuetudo: unde dem est dicere secundum vulgatam intentionem: iuxta consuetudtnem. Habitus ergo non statim ut est mos. sed per moram transit in morem ita vene did possit quia mos est habitus morosas. Naturalmente, el padre Ramrez rechaza tal etimologa para aceptar la de modas y moderatio dada como posible (nunca como cierta) por la filologa antigua. Esta ltima etimologa, sobre no ser ya admitida por la investigacin actual, tiene el inconveniente de que est forjada, no desde la filologa, sino desde una interpretacin ya tica, y por cierto muy alejada de la primitiva moral griega, la moral homrica, por ejemplo: la de que la moralidad consiste en la moderacin de las pasiones por la razn. Mos sera el modo de ser positivamente moral, pero no se toma as la parte buena por el todo, como por lo dems ha terminado ocurriendo tantas veces (ejemplos: fortuna, valetudo)? Pues la verdad es que tan carcter es el malo como el bueno, de la misma manera que tan fortuna es la mala como la buena." El thos se forja no slo mediante las acciones ajustadas a la recta razn, sino tambin, como dice Aristteles, con las cumplidas xa-a tov 4>e8ov y asimismo las napa vjvpOov Xfov. . Al terminar de leer el par de pginas que el padre Ramrez ha dedicado a esta cuestin comprendemos que, en el fondo, no le interesaba la definitio etymologica y que slo ha accedido a ella por cumplir un requisito, la explicacin del quid nominis. Por eso, casi no nos sorprende su precipitada afirmacin de que tiene la misma raz, oFe0, que -JjOot; y 0o; ~. Su mtodo de filosofar no tiene nada que ver con la filologa.26 EcaAgreguemos ahora, a manera de inciso y crtica generalizados, que uno de los problemas que tiene planteados la Escolstica de nuestro tiempo es justamente ste, el de su relacin con !a filologa. La paradoja de que una filosofa que se titula aristotlico-tomista est contribuyendo tan escasamente al mejor conocimiento de Aristteles, se comprende si reparamos en que boy una filosofa que tiene por modo de expresin y de pensamiento el latn, difcilmente puede cumplir con ninguno de los requisitos de una filosofa plenamente filolgica: extraarse de la lengua de ayer y entraarse en el habla de hoy, Al pensar en latn deja de mantenerse a la vista la distancia que nos separa del mundo antiguo y as perdemos la capacidad de sentir aquel asombro del que, segn Aristteles, surge la filosofa: asombro ante las palabras que, por ms que hayan dado origen a las nuestras, no son las nuestras, son extraas, pero estn en el origen del pensar. Y, por otra parte, se renuncia a enraizar el pensamiento en el habla viva. Es verdad que, a cambio de eso, se gana una precisin recibida y de validez universal. Mas acaso esta precisin no se salvara igualmente, apelando siempre que se creyese conveniente a la expresin latina acuada, pero inserta en un texto y, lo que es ms importante, en un pensamiento abierto a la palabra viva? El problema de la Escolstica de la Escolstica que, contra lo que creen algunos, est muy lejos de haber perdido virtualidad, est, pues, en su modo de expresin, que es, a la par, su modo de pensamiento. La Escolstica medieval fue creadora, primero, porque fue sinttica, y despus, porque continu exprimiendo el jugo filosfico de una lengua que los romanos beneficiaron muy escasamente. La segunda Escolstica prosigui siendo creadora porque el latn continuaba siendo la lengua de cultura, permeable a las solicitaciones de la realidad. Impulsos ticos tan importantes como los dados, no slo por los escolsticos de la Contrarreforma, sino lambin por Hugo Grocio, Spinoza, Leibniz, Pu-fendorf, Thomastus, etc., penetraron a travs del latn. Continuamos hoy en la misma situacin? Evidentemente, no. Toda filosofa que aspire hoy a ser creadora aunque lo sea, como la Escolstica, den'ro de una tradicin tiene que volverse al lenguaje de la realidad (aun manteniendo para sus conveniencias y como medio auxiliar y meramente transmisor el latn). Creo que los escolsticos ms atentos a la realidad vienen ya comprendindolo asCaptulo 3 EL PRINCIPIO PREFILOSOFICO Hemos dicho ya que el concepto de la tica no puede, no debe ser un punto de partida, sino un punto de llegada. Sin embargo, cuando iniciamos una investigacin, cualquiera que sta sea, sabemos ya, a lo menos imprecisa, vaga o aproximadamente, algo sobre ella; sabemos de que, ms o menos, se trata. Por de pronto poseemos el quid nominis Pero ste, cuando se ahonda en l, siempre da algo sobre el quid rei, como acabamos de ver. Sera imposible iniciar ninguna investigacin sin disponer previamente de algo praecognitum, aunque, por supuesto, esos praecogni-ta sean sometidos, en el curso de aqulla, a revisin, precisin y correccin, es decir, a lo que, siguiendo a Heidegger, hemos empezado ya a llamar repeticin Veamos, pues, prefilosficamente, de qu entendemos tratar cuando se trata de tica. Pero entindase bien nuestro propsito. En las pocas lneas que siguen bajo el presente epgrafe no pretendemos dar, ni mucho menos, una exhaustiva descripcin fenomenolgica .de lo moral que no nos interesa, entre otras razones, porque nuestro mtodo sobre el que a su tiempo hablaremos no es simplemente el mtodo fenomcnolgico. Lo que nos importa retener de la fenomenologa es su enseanza ele mirar a las cosas mismas, a la realidad, frente al oroceder especulante en el vaco. Pero, naturalmente, una autntica investigacin no puede consistir en mera intuicin de esencias. Necesita recurrir a la interpretacin, necesita proceder a una fundamentacin y sistematizacin, y necesita, en fin, estar haciendo uso. constantemente, de la anticipacin y la repeticin. Recurdese que nuestro actual propsito es el de de-finir, el de acotar la tica. Pero para ello hemos de empezar por saber hacia dnde cae esa tierra con el fin de encaminarnos a ella y situarnos sobre ella. Esto es lo que tratamos de hacer ahora, partiendo, segn el ejemplo de Aristteles 1 y de Kant2, de ~a tpaivjieva, del conocimiento comn. Por de pronto se advierten en el lenguaje usual dos empleos, a primera vista completamente diferentes, de la palabra moral. Segn el ms frecuente, sta envuelve una calificacin tica. Pero otras veces hablamos de tener una moral baja o elevada, preguntamos: cmo va esa moral?, o decimos de alguien que est desmoralizado. Al pa- 2728Eticu rccer, estas expresiones no hacen referencia a la tica, sino ms bien al estado psicolgico de aquel a quien se aplican. Entonces es que se ha convertido el vocablo moral en un termino equvoco? Mas, por qu el lenguaje moderno ha creado esta nueva acepcin de la palabra moral? Arbitrariamente? No ser que por debajo de las apariencias estos dos sentidos estn ligados entre s? Naturalmente, la pura descripcin prefilosfica no puede responder a estas preguntas, Pero retengamos el hecho lingstico observado porque, segn veremos a su tiempo, es significativo. Del anterior sondeo etimolgico ha resultado, como concepto o pre-concepto central de la tica, el de carcter adquirido por hbito. Los actos, tomados aisladamente, ran, pues, una importancia moral subordinada. La obra de Aristteles que, pese a su profundidad o precisamente por ella, es en buena parte descripcin prefilosfica, expresa grficamente esto mismo en el refrn una golondrina no hace verano \ Lo que importara entonces es la vida entera, nuevo concepto que, como veremos a su tiempo, es importante para nosotros. Veamos ahora qu nos dice el saber comn. Por una parte se habla, ciertamente, de acciones buenas; se reputa de buena una accin y de mala otra. Pero esto nos dice todava muy poco sobre su autor, porque todos o casi todos los hombres, por buenos que sean, han cometido alguna accin censurable, y no hay apenas hombre, por malo que sea, que no haya hecho en su vida algo bueno. Damos un paso ms para la caracterizacin mora] cuando decimos de alguien que es de buenas costumbres. Del preconcepto de acto pasamos as al de hbito (virtud o vicio). Pero los hbitos de adquieren y se pierden y enrazan en la vida o se desarraigan de ella. As se dice dealguien que lleva una vida virtuosa o una vida viciosa. Pero estasexpresiones son, o pueden ser, ambiguas. Por ejemplo, mala vida puede significar, de una parte, un, por decirlo as, status de imperfeccin como la vida religiosa o vivir en religin significa un estado de perfeccin. Estado o status es aqu un concepto sociolgico, el marco dentro delcual se vive, el tipo de vida. Pero, evidentemente, no todos los queviven en un status de perfeccin son perfectos y, por el otro extremo, la categora mala vda o vida airada funciona, para el saber tico-popular de hoy, anlogamente a como, para el saber tico-popular de la poca de Jess, funcionaba la categora publcanos. Es un mal modo de vivir. Pero aparte del modo hay luego el vivir concreto, cambiante, real de cada cual: nuestra vida, moral o inmoral, redimible o irredimible, la inmanencia o la salida del marco vital al que un da ajustamos nuestro vivir concreto. De las acciones pasamos a los hbitos y de los hbitos a la vida concreta, individual, real. Hay todava alguna otra instancia ms hondamente entraada en la persona? Un hombre que ha vivido toda su vida honradamente puede caer en el ltimo instante y, viceversa, el hombreLos principios de la tica 29de vida ms depravada puede arrepentirse a la hora de la muerte. Por eso el saber popular hace compatibles a veces las malas acciones y la mala vida con el ser bueno V La calificacin moral parece estar siempre pendiente, sub iudice, abierta: asediada y amisible la bondad, pero tambin apropiable y asequible... 1 carcter moral no es, como el genio ^ figura, hasta la sepultura. UrT solo acto, cuando es decisivo, puede sobreponerse a los Hbitos, por inveterados que sean, y aun a la vida entera. Pero el saber popular valora este acto, no tomndolo aisladamente, sino por pensar que en l se ha revelado el autntico y definitivo modo de ser. Pues lo que importa no es el acto bueno, sino el hombre bueno que se revela como tal en los actos decisivos de su vida, 1 hombre, segn el juicio popular, es moralmente coherente; su bondad no depende de la veleta de sus actos, sino que se revela o se oculta a travs de ellos. Y por lo dems, tambin el saber popular toma parte contra la pretensin de hacer consistir la moralidad de un acto solamente en la buena intencin, cuando afirma que el infierno est empedrado de buenas intenciones. Mas, por otra parte, hablamos de quien es bueno por naturaleza, en contraste con quien se propone ser bueno, contrariando su inclinacin. El problema de la bondad como inclinacin y la bondad como deber, del que habremos de ocuparnos filosficamente, aparece ya, como se ve, en una reflexin prefilosfica. Desde un punto de vista distinto, hay personas que nos parecen buenas y no son religiosas; otras, al revs, muy religiosas no nos parecen de buenos sentimientos. El problema anterior del deber y la inclinacin se entrecruza aqu con el de la distincin entre la religiosidad y la moralidad. Cuando alguien se muestra religioso y no es moralmente bueno, qu es lo que acontece en su alma? Contestar que se trata de un fenmeno de farisesmo no siempre es satisfactorio. Y si el hombre religioso se reconoce, se confiesa malo? Y si lo que est haciendo, a lo largo de sn vida, es luchar por ser menos malo? Ser verdad que, como pretenda Lutcro, el hombre no puede ser moralmente bueno delante de Dios? Cabe separar as la religin de la moral? La descripcin prefilosfica deja aqu este problema, que volveremos a lomar, filosficamente, cuando estudiemos las relaciones entre la moral y la religin. Algunas veces calificamos a un hombre de inmoral; otras de amoral. Qu queremos decir con esta distincin? Llamamos inmoral 3I hombre que, comprendiendo lo que debe hacer, no lo hace. Al que posee sentido moral, pero carece de fuerza moral (por eso Aristteles habla expresivamente, en este caso, de ukrasta) y es arrastrado por las pasiones. Es el video meliora proboque, deteriora seqtior. Por el contrario, llamamos amoral ai que parece carecer de sentido moral. El problema de la ceguera para el valor moral, o para determinados valores morales, aparece aqu, antes de que nadie hubiese hecho filosofa de los valores. Pero, vistas las cosas desde otro ngulo, puede el hombre ser in-moral }UEtnao mucho menos a-moral? (Recurdese que estas palabras son de formacin moderna: la Escolstica habla de lo in-honcstum. pero no de lo in-morale.) Conducta (en francs, ms explcitamente, conduite) significa conduccin, accin de conducirse. Pero el hombre deja alguna vez de conducirse, de hacer su propia vida? La vida, como ha hecho ver Ortega, es quehacer, pero el quehacer, ticamente, es quehacerse, y por eso pudo Cicern definir prefilosficamente la moral como vitae degendae ratio5, modo de conducir la vida. Es verdad que se dice de alguien, por ejemplo, que no tiene carcter, que se deja llevar por los dems, por los acontecimientos o por sus propios impulsos primarios, y que su vida es un puro se laisser aller. Pero, en rigor, en tal caso slo se trata de un modo deficiente de conducirse por eso es absurda la expresin, tambin francesa, inconduite, de la forma deficiente de carcter de quien da rienda suelta a sus pasiones, se deja dominar, etc. (La Bruyre ha descrito la forma de carcter de quienes no tienen carcter.) El hombre, como veremos, es constitutivamente moral porque es constitutivamente libre, tiene por fuerza que hacerse suficiente o deficientemente su propia vida. He aqu, pues, otro grave y primordial problema tico: el de la realidad inexorablemente moral del hombre. Heidegger ha dicho que la metafsica como comportamiento y tambin la tica consisten en tener que ocuparse del ser, en tener que estar o morar en el ser. Paralelamente puede decirse, como veremos, que el hombre tiene que ser moral, es decir, tiene que conducir su vida, o como dira Aristteles, tiene que obrar siempre con vistas a un agatbn. Justamente por eso la vida tiene siempre un sentido. Y ese sentido de la vida es precisamente lo que llamamos moral. Pero con vista a qu hace el hombre su vida? Hacia dnde la conduce? La respuesta prefilosfica surge inmediata: todos los hombres persiguen la felicidad. S, ms en qu consiste la felicidad? Dnde y cmo conseguirla? Y, por otra parte, esa bsqueda de la felicidad es una tarca propiamente tica? No consistir la tarea tica, ms bien, en realizar el bien, en cumplir el deber o en lograr la perfeccin? Y qu tipo de relacin se da entre estas cosas: felicidad, perfeccin, bien, deber? He aqu un haz de cuestiones morales que se encuentran ya planteadas, previamente a toda reflexin filosfica. Intencionadamente las dejamos por ahora, no slo incontestadas, sino hasta imprecisamente formuladas. Esta rpida descripcin prefilosfica nicamente pretenda ser una primera aproximacin al tema de la moral. A continuacin iremos, poco a poco, delimitndolo.Capitulo 4 EL PRINCIPIO GENETICO-IIISTORICO Hemos visto el origen etimolgico de la palabra tica. Veamos abora el origen histrico de la disciplina que Aristteles denomin con este ttulo. La tica no se desgaj del cuerpo unitario de la Filosofa formando desde el principio una disciplina separada y suficiente, sino subordinada a la Poltica. El hombre griego de la poca clsica senta la polis como inmediatamente incardinada en la Naturaleza, en la physis. La dike, untura o justeza, que es una categora csmica antes que tica, consiste en el ajustamiento natural, en el reajuste tico-csmico de lo que se ha desajustado (nmesis) y en el reajuste tico-jurdico de! dar a cada uno su parte (justicia). La dke, pues, se reparte, es decir, se hace nomos. Mas, por otro lado, la funcin del lgos como physis propia del hombre (cada cosa tiene su physis, tambin, por tanto, el hombre; de ella emergen sus propios movimientos frente a los extrnsecos que proceden de la tykh) consiste en comunicar o participar en lo comn, y en lo comn zax' eur/_rv es la plis. Pero ya hemos visto que el nomos, como concrecin de la dike, es precisamente lo que ajusta y reajusta lo comn, es decir, lo que csmicamente ordena la physis y lo que tico-jurdicamente ordena la plis. El nomos, por valer para la physis entera (vdji.o? (puotxoi;) vale, por tanto, para la plis (voto? soXituoc) La ley no es sentida como una limitacin de la libertad, sino precisamente, segn ha hecho ver Zubiri, como su supuesto y su promocin (eleuthera frente a la esclavitud y la tirana, y autarqua de la plis) Lcon Robin ha sealado el arcaizante doble sentido con que emplea Platn la palabra den, como fuerza imperecedera que liga ordenadamente el cosmos y como ob-ligacin moral. La moralidad pertenece primo et per se a la plis: las virtudes del individuo reproducen, n su escala, las de la politeia con su reduccin conforme a un riguroso paralelismo. Es verdad que la concepcin platnica no expresa directa, espontneamente el viejo equilibrio comunitario, sino que representa, con su intento de plena eticizacin dd Estado, una reaccin extremada ante la amenaza del fracaso del nomos de la plis (muerte de Scrates, aparicin del individualismo, interpretacin del nomos como convencin, desintegracin social). Platn piensa, Jl 32 Etica con razn, que ha habido un individualismo reprobable, el de los sofistas, y un individualismo bienintencionado y en cierto modo plausible, el de Scrates. Pero l reacciona contra ambos, contra el individualismo en general J, porque a su juicio es el individualismo del que la sofstica no representa sino una expresin el que ha conducido a lo que Jaeger llama una reductio ad absurdum del Estado entero. He aqu por qu la tica de Platn es, rigurosamente, tica social, tica poltica. Es la polis, y no el individuo, el sujeto de la moral. El bien del individuo, en !a medida en que importa}, est incluido en el de la plis, y ambos en el de la physis o cosmos, presidido por la Idea del Agatbn. Precisamente por eso, la virtud suprema es la virtud de la dike o articulacin, la dikaiosyne4, Pero dikaiosyne y nomos no tienen simplemente un origen natural, sino que por ser natural es tambin divino. Vase, por ejemplo, el mito contado en el Protgoras sobre la T-vr icXtTXT como don de los dioses. El Platn viejo, el Platn de Las Leyes, es un hombre pesimista y, al revs que Scrates, no confa en que los hombres puedan alcanzar la virtud como resultado de! esfuerzo personal, sino que, segn piensa, es necesaria la produccin de un sistema legal y la instauracin de un gobierno oligrquico que logre el establecimiento de una sociedad directamente enderezada a la realizacin de los fines morales. Solamente unos pocos hombres los mejores, los gobernantes son capaces de practicar la virtud por s mismos. Los dems tienen que ser conducidos a ella, no por la dialctica, sino por la persuasin, por la retrica. Platn, como casi todos los pensadores que piensan por reaccin, rechaza demasiado tajantemente una tesis y, en cambio, se deja contagiar por otras, en este caso por la tesis vitanda de la retrica. En efecto, para conseguir que el hombre ordinario, incapaz de dialctica, se comporte bien, casi se requiere, como en la ciudad de Magnesia, inculcarle la virtud por encantacin; es decir, se requiere operar sobre sus estados de nimo y suscitar, a falta de conviccin, el entusiasmo de ia virtud. Con el correr de los aos, Platn fue deslizndose a posiciones ms y ms transpersonalistas {por emplear un vocablo moderno) hasta llegar a la tremenda irona, subrayada por Gould, de que el mismo hombre que denunci con palabras inolvidables la condena a muerte de Scrates, hace que en Las Leyes el Consejo Nocturno condene a muerte a! hombre que, sintindose fuera de la tradicin de la plis, rehse guardar para s solo sus puntos de vista5. La poltica termina as devorando a la tica*. Es Aristteles quien va a templar el autoritario rigorismo platnico. Mas tambin para l, como nos dice explcitamente al comienzo de la Etica nicomaquea y de la tica eudemia, la Moral forma parte de la ciencia xoouirtatTj y ictXtaw js/iiex.~w/.r de la Poltica, porque la vida individual slo puede cumplirse dentro de la plis y determinada por ella, de tal modo que, como veremos en seguida, hay tambin aqu una correspondencia entre las formas ticas del b'tos individual y las formas polticas de las pohteiai. La Poltica pres-cribe como von-oOrtoim, lo que seLos principios ele la tica)) debe hacer y evitar y abraza los fines de las otras ciencias por ser e! suyo el vOoottivov yaflfy. Y el bien poltico es el ms alto de los bienes