02 ciudades actuales y el desarrollo urbano sustentable

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CIUDADES ACTUALES: ¿ES POSIBLE EL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE? Prof. Virgilio Cozzi APORTES PARA LA GESTIÓN AMBIENTAL LOCAL

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  • CIUDADES ACTUALES: ES POSIBLE EL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE?

    Prof. Virgilio Cozzi

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  • Introduccin ....................................................................... 5

    Los ecosistemas ................................................................. 7

    Lo socio-ambiental ............................................................13

    La ciudad .......................................................................... 17El fenmeno urbano ............................................. 17La ciudad latinoamericana ................................... 19La cultura urbana .................................................. 22

    Calidad de vida ................................................................. 27

    El planeamiento urbano ................................................... 33

    Reflexiones finales ........................................................... 43

    ndice

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    La sustentabilidad es ciertamente un concepto muy com-plejo debido a que se encuentra en permanente debate y cons-truccin y a sus claras implicancias socioeconmicas, ideol-gicas, polticas, tecnolgicas y ambientales.

    Adoptaremos como marco referencial general, por un lado, la definicin de desarrollo sustentable aportada por la Comisin Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), que seala:

    Es un proceso evolutivo sustentado en el equilibrio ecolgico y el soporte vital de la regin, a travs del crecimiento econmico y la transformacin de los mtodos de produccin y patrones de consumo, con respeto pleno a la integridad tnica y cultural regio-nal, nacional y local, as como en el fortalecimiento de la participacin democrtica de la sociedad civil en convivencia pacfica y armona con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras.

    La complejidad del tema obliga a un anlisis global e inter-disciplinario, histrico y multicausal que no soslaye la dimen-sin cultural, ya que un estudio exclusivamente dirigido a un fenmeno o problema, o aun a sus causas, pero con una ptica centrada en el presente con extrapolaciones hacia el futuro, re-sulta a todas luces insuficiente y parcial.

    En esta lnea, la poltica, vista como un quehacer que tras-ciende el corto plazo, tiene como una de sus funciones la de coordinar el proceso de autoaprendizaje de una sociedad. Se tratara de gobernar no para la prxima eleccin, sino para la prxima generacin.

    Y es sta una de las grandes tareas a realizar para avanzar hacia el logro del desarrollo urbano sustentable.

    La sustentabilidad urbana presenta problemas muy espe-cficos y algunos de los instrumentos con los que se cuenta en

    Introduccin

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    la actualidad (sobre todo a nivel de encuadres tericos, desa-rrollos conceptuales y mecanismos institucionales) apuntan a propuestas globales que en ocasiones no toman en cuenta la especificidad de las ciudades.

    Sin embargo, esto mismo debe ser revisado, sobre todo a la luz de la entrada en lo que se ha denominado la era urbana. Parecera que debiramos perfeccionar los instrumentos que permitan avanzar hacia la especificidad, en momentos en los que el modo de vida urbano parece ser lo general.

    Por otro lado, se hace necesario definir qu se entiende por ciudad y qu por calidad de vida.

    Para el primer caso se hara necesario definir y clasificar las ciudades (tipo, poblacin, extensin, ubicacin, rol pol-tico-institucional, historia, etc.); para el segundo, clarificar la calidad de vida.

    Por lo tanto, el esquema del trabajo que se ha realiza-do apunta a niveles conceptuales, tratando de realizar una presentacin general de los distintos aspectos y formular algunos enunciados y cuestionamientos que promuevan la realizacin de una discusin posterior.

    En esa lnea, ser una tarea urgente el diseo de una po-ltica especfica y de lneas de poltica orientadas al logro del desarrollo sustentable de las ciudades actuales.

    Goethe, que coment con sabidura tantos aspectos de la experiencia humana, dijo con respecto a las tentativas de los hombres para comprender el mundo: Todo ha sido pensado antes, lo difcil es volver a pensarlo. A ello apun-ta este trabajo, que se dirige, en todo caso, a promover la realizacin de una tarea de repensar el desarrollo, pero recordando tambin que, como dijo Cole, las ideas son im-portantes y poderosas, en funcin de lo que se pueda hacer con ellas.

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    7Los ecosistemas

    La ecologa (oikos/logos: estudio de la casa), originada en el siglo XIX, tiene en estos momentos un mbito de trabajo mayor que el delineado en tanto componente de la biologa que le dio origen.

    En la actualidad no solamente tiene relacin con los orga-nismos, sino tambin con los flujos de energa y con los ciclos de la materia en un mbito determinado (continentes, ocanos, aire y aguas continentales). Por ello ha sido definida como el estudio de la estructura y funcin de la naturaleza, entendiendo que la humanidad es parte de esta ltima.

    Esto complementara la primera definicin acuada en tiempos de Haeckel: La ecologa se ocupa de la totalidad o tendencias de las relaciones entre los organismos y el medio-ambiente.

    Por otro lado, la esfera de accin de la ecologa se ha am-pliado considerablemente a medida que el hombre ha ido to-mando conciencia de los desequilibrios producidos en el am-biente. Esto ha hecho que esta disciplina haya avanzado desde ser una divisin de las ciencias biolgicas hasta conformarse como una ciencia interdisciplinaria que recibe los aportes de las ciencias biolgicas, fsicas y sociales.

    El trmino poblacin se ampla en este contexto para incluir grupos de individuos de cualquier tipo de organis-mo. Igualmente, comunidad incorpora, en el sentido ecolgico, a todas las poblaciones existentes en un rea determinada.

    A esto hay que aadir el concepto de niveles de integracin, que puede caracterizarse sealando que a medida que los com-ponentes se combinan para producir conjuntos funcionales ms grandes, en una serie jerrquica, se originan nuevas propiedades.

    As, mientras ms se avanza desde los sistemas organis-mo hacia los sistemas poblacin y ecosistema, se desa-

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    rrollan nuevas caractersticas que no estaban presentes o no eran evidentes en el nivel inferior subyacente.

    Probablemente entonces, y ante la situacin actual, un rol importante de la ecologa sea el de promover que el enfoque holstico/sistmico se desarrolle paralelamente con las con-cepciones reduccionistas y especializadas hoy en boga.

    En esta lnea ser importante trabajar con modelos en tan-to versiones simplificadas del mundo real, con el fin de que ciertos fenmenos puedan comprenderse y, de ser posible, predecirlos.

    Para algunos eclogos, lo ideal es operar con modelos fun-cionales, los que tendran, en la mayora de los casos, cuatro componentes:

    1. Propiedades (variables de estado).

    2. Fuerzas (impulsoras y restrictivas), las cuales son fuen-tes de energa exteriores o fuerzas causales que impulsan el sistema.

    3. Trayectorias de flujo, que indican hacia dnde fluye la energa o la transferencia de materiales, enlazando propie-dades entre s o con fuerzas.

    4. Interacciones (funciones de interaccin) en donde las fuerzas y propiedades actan entre s para modificar, am-pliar o controlar los flujos.

    Como puede verse a esta altura de la exposicin, si somos fieles a una concepcin holstico/sistmica y aun desde la pers-pectiva de la toma de decisiones polticas, puede afirmarse que los grandes ausentes en estos modelos funcionales sern el hombre, la sociedad y la cultura.

    Desde el punto de vista de la ecologa, los ecosistemas son capaces de un autodesarrollo que puede incluir procesos tales como: programacin interna o inducida desde exterior, creci-miento, restauracin, reemplazo de partes y otros que se opo-nen a la tendencia natural de cualquier sistema en general y de sufrir deterioros con el tiempo.

    Un ecosistema es un sistema de plantas, animales y otros organismos que abarca, adems, los componentes inertes en su entorno.

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    9Podemos considerar las ciudades como ecosistemas cons-truidos, conformados por edificios, carreteras, aeropuertos, re-presas y otras construcciones humanas. Incluyen, adems, par-ques urbanos, suburbanos, jardines, campos deportivos, etc.

    La actual situacin est conduciendo a que muchas ciuda-des puedan ser calificadas como ecosistemas degradados, ya que en ellas se han reducido la biodiversidad y la producividad ecosistmica de tal modo que resulta poco probable que pue-dan recuperarse si no se adoptan medidas de rehabilitacin (retorno a un estado no degradado, que puede ser distinto del original) o de restauracin (retorno a su estado natural).

    En este esquema, el hombre debe sostener las etapas tempranas de la sucesin natural como una fuente continua de alimento y de otros productos orgnicos, ya que tiene que obtener una gran produccin primaria neta para cosecharla.

    La nica manera en la que el hombre puede tener un medio-ambiente sano, productivo y estable es asegurar (en un pri-mer nivel) que se mantenga una buena relacin de intercambio entre materia y energa.

    La evolucin de los ecosistemas a largo plazo est confor-mada por la interaccin de cambios alognicos geolgicos y climticos y de procesos autognicos resultantes de la activi-dad del componente vivo del ecosistema.

    Los aportes de la ecologa general pueden contribuir a lo-grar un equilibrio maduro entre los sistemas del hombre y los sistemas de la naturaleza, de tal manera que la calidad controle la cantidad y que no se sacrifiquen los valores humanos por los cambios introducidos por el avance tecnolgico.

    Ha ocurrido que algunas concepciones ideolgicas reduc-cionistas han impulsado a las distintas sociedades a promover la expansin del conocimiento, el poder y la productividad sin aportar algunos sistemas de control adecuados y a olvidarnos que, como sealara Mumford, la calidad en el control de la cantidad es la gran leccin de la evolucin biolgica.

    Las sociedades se han topado repetidamente con los inconvenientes generados por el esquema un problema/una solucin o con el enfoque de crisis y demorando el anlisis de la necesidad de construir modelos y de actuar a largo plazo en el espacio y en el tiempo. Esto tomando en

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    Las dificultades para tomar decisiones son enormes en vir-tud de que:

    a. Las distintas sociedades, sus gobiernos y sus instituciones educativas y de investigacin estn excesivamente fragmentados en numerosos departamentos especializados.

    b. Los sistemas econmicos y polticos estn promoviendo en exceso el crecimiento, la competitividad, el consumismo y la globalizacin sin tener claramente especificados fines, ob-jetivos, metas y riesgos.

    c. La conducta humana y las opiniones de la gente han sido manejadas de manera tal que la atencin pblica cambia rpida-mente de una crisis a otra. Se pasa de las crisis de los misiles a la de combustibles, a las crisis de alimentos, a las crisis urbanas, a las crisis monetarias, etc. repitindose y olvidn-dose cclicamente consecuencias y soluciones (si las hubo).

    Muchos eclogos sostienen que la mayora de las ya habi-tuales crisis son parte de un problema continuo que ignora cul es la mejor manera de integrar al hombre y la naturaleza.

    Esto ltimo forma parte de un antiguo debate an inconclu-so. Dejamos para el recuerdo esta frase: La relacin hombre-naturaleza es la que se da entre un amo cada vez ms numeroso y progresivo, aunque caprichoso, y un siervo grande, cada vez ms vulnerable y rigurosamente conservador (Chorley, 1973).

    En esta direccin, el aporte de la ecologa general se podra secuenciar en distintas partes: la primera, considerando los bienes (recursos de los cuales dependemos). Despus, los males, es decir, los desarreglos producidos por la contamina-cin, los desastres antropognicos, los que requieren atencin en trminos de energa y esfuerzo humanos, etc., si es que ha de existir un beneficio neto en la utilizacin de los recursos.

    Posteriormente, sera necesario seguir avanzando en el de-sarrollo del concepto de bioeconoma, entendida como un tipo

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    11de economa ampliada que incluyera una contabilidad de los costos de los trabajos de la naturaleza, como as tambin los trabajos del hombre.

    Finalmente, contribuir a la administracin de los ecosiste-mas, es decir, al manejo del hombre y su ambiente como un todo, ms que como entidades separadas.

    En la base de esto encontraremos la urgente necesidad de una mejor comprensin del complejo poblacin-produccin en gran escala, es decir, cmo establecer las relaciones entre el crecimiento de la poblacin y el crecimiento econmico y cmo el control de uno afecta al otro, as como su incidencia sobre la naturaleza en general y los diferentes ecosistemas en particular.

    Tambin ser necesario recurrir a otros aportes. Uno de ellos a travs de los trabajos realizados en el mbito de la eco-loga humana, surgida ya avanzado el siglo XX y que es enten-dida como el estudio de la estructura y desarrollo de las comu-nidades humanas en trminos de adaptaciones a su ambiente, tomando en cuenta los sistemas tecnolgicos y los patrones de organizacin y cmo esa adaptacin se lleva a cabo. El otro, a travs de los elaborados por la ecologa social, tambin na-cida en ese siglo, que fue concebida como aquel enfoque que rescata los principios de la unidad en la diversidad, la espon-taneidad y la visin de una comunidad no jerrquica de comu-nidades ecolgicas.

    Sin embargo, todo esto debe ser reelaborado en el marco de un anlisis de los nuevos avances de la biologa contempo-rnea.

    En efecto, los medios de comunicacin masiva anunciaron el 26 junio de 2000 el nacimiento de una nueva era. Esa es la fecha en la que se dio a conocer oficialmente la decodificacin de los alrededor de tres mil millones de pares de bases encade-nadas a lo largo de los veintitrs cromosomas que componen el patrimonio hereditario del ser humano.

    Por aadidura, la ingeniera gentica permite imaginar un eugenismo de nuevo tipo que se abre hacia una suerte de transhumanidad. Estos avances haran posible al hombre, de ahora en ms, afirmar como nunca su voluntad de domesticar a los reinos vegetal y animal sin tener una medida exacta de las

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    consecuencias de estos descubrimientos, que podran tener peligrosas derivaciones (Ramonet, 2000).

    Privatizar un patrimonio comn de la humanidad puede con-ducir a una apropiacin salvaje del mundo, la versin moderna de la esclavitud o de la depredacin de los recursos naturales, como mostraron las empresas coloniales (J.Y. Nau, 2000).

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    13Lo socio-ambiental

    Existe la difundida creencia de que la naturaleza se toma un tiempo eterno para todo y que se mueve con infinita lentitud a travs de los muchos perodos de su historia. Desde Darwin, los que escriben sobre ella se han esforzado por enfatizar la incomprensible extensin de ese camino.

    Ya que cada milln de aos es insondable, el mensaje sera: Nada sucede con rapidez. El cambio requiere de un tiempo geolgico inimaginable.

    Sin embargo, desde una perspectiva humana actual, esto es cuestionable. Y es as porque el mundo conocido, o sea, el mundo de los seres humanos organizados en alguna clase de civilizacin, es de una antigedad bastante comprensible.

    Las personas, se afirma, comenzaron a reunirse en socie-dades rudimentarias hace doce mil aos en la Mesopotamia.

    Pero en forma tranquilizadora se piensa que la tierra es in-concebiblemente grande, que sus recursos son prcticamente inagotables y que los cambios se dan lentamente.

    La sensacin de permanencia en un mundo natural-modifi-cado y la confianza en que ste cambiar gradual e impercep-tiblemente, si es que cambia, es resultado de una perspectiva sutilmente torcida.

    Los cambios de lo natural pueden afectar la realidad so-cioambiental. Parece acercarse el fin de la naturaleza, de lo natural. No el fin del mundo, sino de la naturaleza, o sea, del sistema de ideas humanas acerca del mundo y del lugar del ser humano en l.

    Pero la muerte de estas ideas comienza con cambios defi-nidos en la realidad de nuestro mundo circundante, cambios que los cientficos pueden enumerar, medir y cualificar cada vez con mayor precisin.

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    Poco a poco ser ms frecuente que estos cambios cho-quen con las percepciones sociales hasta que, por ltimo, la sensacin de que la naturaleza es eterna desaparecer y se ver con toda claridad lo que se ha hecho.

    La historia socio-ambiental reciente tiene diversos ingre-dientes como, por ejemplo, la contaminacin, el deterioro de la capa ozono y la lluvia cida, que se integran al efecto inver-nadero y que afectan progresiva y gradualmente al clima. Esto adems de las modificaciones genticas y los desastres natu-rales y antropognicos.

    En el curso de cien aos los motores a combustin interna y los incendios liberaron una sustancial cantidad de carbono que haba estado enterrada a travs del tiempo. Es como si alguien hubiera trabajado y ahorrado toda su vida y luego gas-tara hasta su ltimo centavo en una semana de despilfarro.

    La humanidad est viviendo de su capital y recin comienza a percatarse de ello poco a poco. Pero es ms que un desperdi-cio, es una desenfrenada parranda consumista. Se dilapida el capital natural de tal forma que alteramos los ecosistemas, la atmsfera, la biosfera.

    Siempre ha existido, por lo menos desde el comienzo de la vida, alguna dosis de bixido de carbono en la atmsfera, y esta ltima siempre ha capturado una cierta cantidad de luz solar para calentar la tierra. Si no hubiera bixido de carbono, el mundo sera, tal vez, tan fro que estara deshabitado. Por lo tanto, algo de efecto invernadero es beneficioso. El asunto es saber cunto es ese algo.

    Quemar fuentes fsiles no es la nica forma de elevar el nivel de bixido de carbono en la atmsfera. Cuando se quema un bosque tambin se emiten nubes del bixido hacia el aire. Esto contribuye, adems, a la destruccin de las selvas, des-apareciendo especies vegetales y animales.

    Tambin hay quemas de basurales. Y si no las hay, se pro-ducen otros fenmenos importantes. El 30% de la basura de-positada en un tiradero tpico de basura es putrescible. Se descompone, lo cual produce metano. Obviamente, existen otras fuentes generadoras de ese gas, pero lo importante es que cuando se escapa hacia la atmsfera sin quemarse resulta ser veinte veces ms eficaz que el bixido de carbono para atra-par la radiacin solar y calentar el planeta.

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    15La humanidad libera cantidades ms pequeas de muchos otros gases que producen el efecto invernadero: xido nitroso, compuestos de cloro y dems productos que atrapan el calor en forma ms efectiva que el bixido de carbono.

    Todo esto conducir a que la atmsfera contenga ms va-por de agua, lo que tambin contribuir a calentar la tierra.

    O sea: se ha incrementado el bixido de carbono, duplica-do el nivel de metano y se ha incorporado una sopa de otros gases. Por lo tanto, puede afirmarse que se ha alterado sustan-cialmente la atmsfera de la tierra.Y esto no es el smog de las ciudades. Abarca todo el planeta.

    Sin embargo, la lgica del pensamiento actual, que pa-rece estar centrada en el incremento de la riqueza material, la tranquilidad y la despreocupacin, nos lleva inexorable-mente hacia un mundo administrado y eficiente, basado en el cumplimiento de normas y regulaciones universales generadas en centros conectados con los ncleos de poder econmico.

    Esa lgica unidireccional decret la muerte de las ideo-logas, el fin de la historia, la satanizacin de los estados nacionales y la globalizacin comercial, pero no promovi una integracin respetuosa de los pueblos entre s y con la naturaleza.

    Ms an, se induce consistentemente a la comunidad internacional a insertarse en un mundo artificial que tenga cada vez menos relaciones con lo natural, venciendo los ca-prichos y venganzas de este ltimo, manifestados a travs de desastres naturales y antropognicos.

    Incluso la poltica ambiental actual de todos los pases est presionada por criterios de ese tipo, adems de una rutina matizada de creencias y de resistencias a aplicar el principio precautorio. Lo que se adiciona a la contradiccin permanente con la poltica econmica diseada y ejecutada en el marco de directrices que le son antagnicas.

    Una buena parte del mundo dice vivir bien. La tierra es un lugar razonablemente dulce y muchas de las previsiones son vistas como predicciones catastrofistas. El nico problema es que el sistema de creencias, esta segura y placentera rutina solamente matizada por la competitividad, el libre comercio, el

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    consumismo, la ciberntica y la globalizacin, no parece estar haciendo feliz al planeta.

    La atmsfera, los cursos de agua, los bosques, de hecho estn muriendo. Y estos cambios afectarn indudablemente al hombre en su cuerpo y en su alma. No lo salvar la perspectiva de vivir en un mundo diseado y operado por la informtica y la ingeniera gentica. Pero es hacia un mundo as adonde lo encamina el infinito torrente de avance material.

    En tanto prevalezca esa realidad, no habr forma de esta-blecer lmites. No se desarrollan avances tecnolgicos slo para erradicar enfermedades y optimizar la manufactura de pollos altamente eficientes.

    No hay nada en la ideologa dominante ya arraigada en mu-chas de las actuales creencias que induzca a trazar lneas y compromisos ticos para el buen uso de los recursos y el desarrollo tecnolgico.

    Todo conduce al negocio fundamental: el incremento del capital financiero y la acumulacin material obviando, minimi-zando o ignorando las implicaciones que esto tiene para con el mundo actual y el de las generaciones futuras.

    Lamentablemente, en todo esto estn de acuerdo polticos de distinto signo. El crecimiento econmico es bueno, nece-sario y previo a todo avance y es el fin apropiado de la actividad humana organizada. Ya llegar el momento del goteo de be-neficios para pobres y excluidos.

    Pero dnde termina este crecimiento? Termina, o al me-nos atraviesa, un mundo artificial e insustentable diseado por algunos tecncratas, economistas y decisores optimistas. El final ser feliz suponiendo que se puedan superar los proble-mas sociambientales actuales y los que se estn gestando en forma creciente e incontrolada. Y adems, ese mundo, sera para todos?

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    17La ciudad

    EL FENMENO URBANO

    El fenmeno urbano es, sin duda alguna, uno de los ms sorprendentes y complejos de la civilizacin.

    Etimolgicamente, ciudad (del latn civitas) fue un trmi-no reservado a poblaciones grandes que gozarn de mayores preeminencias que las villas, en tanto que urbano (del latn urbanitas) fue destinado a lo perteneciente a la ciudad.

    Sin embargo, las precisiones lingsticas no nos ayudan dema-siado para intentar definir estos conglomerados poblacionales.

    En las distintas lenguas subsiste la oposicin entre los con-ceptos de ciudad y campo.

    De forma muy general, puede afirmarse que todo proceso de urbanizacin implica un cambio de uso de la tierra, enten-dido ste como cualquier actividad humana que supone una relacin con organismos, ecosistemas o recursos en beneficio de una poblacin.

    En el siglo XIX, Ratzel identific tres elementos que, bajo una forma u otra, estaran presentes en ulteriores definiciones de ciudad:

    a. Una determinada forma de actividad profesional o laboral.b. Una concentracin del hbitat.c. Un nmero mnimo de habitantes.

    Estos elementos son particularmente vlidos para pocas en las que el comercio juega un importante papel (las ciuda-des son lugares de concentracin del comercio humano).

    Tratando de superar este problema, la ciudad fue definida por va negativa como una agrupacin cuyos medios norma-les de existencia consisten en la concentracin de formas de trabajo que no estn consagradas a la agricultura, sino princi-palmente al comercio y la industria(Fr. v. Richthofen, 1908).

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    Si comparamos los distintos intentos de definicin encon-tramos algunos rasgos comunes. Una ciudad debera ser una aglomeracin densa, de determinadas dimensiones. Algunos de estos rasgos, sin embargo, provienen ms de una aprecia-cin subjetiva que de un criterio objetivo.

    Con la intencin de definir la ciudad , se afirm que existe ciu-dad cuando la mayora de los habitantes emplea la mayor parte de su tiempo en el interior de la aglomeracin. Esto alude a la nocin de modo de vida, que puede ser retenida pero que no puede aplicarse a las ciudades dormitorio ni a las agrociudades. Una fbrica rodeada de algunas casas y comercios es una ciudad?

    A fines del siglo XX el crecimiento poblacional se vio acom-paado por un incremento de la pobreza. Adems, el 90% del crecimiento urbano ocurri en pases subdesarrollados y el 90% de ese crecimiento se dio en ciudades ya sobrecargadas (Brundtland, 1987).

    Es posible distinguir cuatro tipos de desarrollo de la con-centracin urbana: el europeo, en el que el movimiento, pre-coz, es moderado en relacin con el desarrollo general de la poblacin y tiende a estabilizarse; el de los pases poblados por europeos pero situados fuera de Europa, que alcanzaron un desarrollo gigantesco; el sovitico, de expansin moderada en correspondencia con el desarrollo econmico; y el de los pases subdesarrollados, en los que despus de un estanca-miento, la poblacin urbana crece bruscamente.

    Las migraciones constituyen un factor decisivo para el plan-teo de los problemas demogrficos e incide notablemente en la forma en la que la humanidad hace uso de su patrimonio. ltimamente se estn presentando (adems de las ya conoci-das) migraciones de refugiados ecolgicos que abandonan aquellos ecosistemas que han dejado de funcionar en busca de lugares ms idneos en los que establecerse.

    Las migraciones del campo a la ciudad se originan funda-mentalmente en el interior de las naciones por causas eco-nmicas. Las internacionales generalmente se producen por guerras, persecuciones polticas, crisis econmicas y desastres naturales y antropognicos.

    Los migrantes se trasladan a otro medio, en donde constru-yen otro ecosistema conformado bsicamente por poblados,

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    19favelas, villas miseria o pueblos jvenes. Este medio no natural, que para los ciudadanos representa un territorio su-cio y miserable, es ms agresivo que el medio natural del que provienen. Esto se fundamenta en un supuesto que seala que todo medio natural es mejor que un medio artificial.

    Aparecen diversas formas de agresin: alimentacin a base de subproductos y de recuperacin, convivencia con residuos, aguas contaminadas y roedores, muchedumbres miserables compar-tiendo patologas comunes, adicciones y prcticas tica, moral y legalmente cuestionables que van generando el sentimiento de que toda esta calamidad es producto de una fatalidad.

    Algunas de las causas generales del movimiento del campo a la ciudad parecen ser, entre otras, las siguientes: econmicas, motivadas por la concentracin de la industria y el comercio; sociales: el deseo de promocin que invita a aproximarse a los centros de enseanza; la persecucin de una no muy bien de-finida comodidad, la bsqueda de un mayor nmero y varie-dad de distracciones y personales: trabajo, reencuentro con amigos o parientes llegados o residentes con anterioridad.

    ltimamente, y debido al bombardeo sistemtico de los medios de informacin, puede agregarse el incremento del deseo de ser como ellos (aludiendo a modos de vida que muchas veces slo se dan en las pantallas grandes o chicas), tal como lo indica Eduardo Galeano.

    Desde la perspectiva del incremento de la poblacin, en mu-chas ciudades (sobre todo del mundo industrializado), se ha producido un envejecimiento de la misma que ha acompaado a la modernizacin y, por lo tanto, resulta ser un fenmeno caracterstico de las denominadas sociedades avanzadas.

    LA CIUDAD LATINOAMERICANA

    Ciertamente, la ciudad no ha desempeado el mismo papel en todas las partes del mundo y en las distintas etapas hist-ricas. En Amrica, el Brasil constituye un caso particular en el que los procesos sociales y culturales pasaron fundamental-mente por las reas rurales durante los primeros siglos de la colonizacin.

    A partir del siglo XVI, las ciudades hispanoamericanas fueron adquiriendo las caractersticas de las europeas,

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    constituyndose en una proyeccin del mundo europeo, mercantil y burgus.

    Importantes centros de concentracin de poder, las ciuda-des aseguraron la presencia de la cultura europea, dirigieron el proceso econmico y, sobre todo, trazaron el perfil de las regiones sobre las que ejercan su influencia y, en conjunto, sobre toda el rea latinoamericana.

    La historia de nuestro continente es urbana y rural, pero si se persigue la comprensin del desarrollo socioeconmico y cultu-ral hasta el presente, parece que en sus ciudades es donde hay que buscar las principales claves de ese proceso, dado que el mundo rural tendi prevalentemente a mantenerse ms estable, siendo las ciudades las que desencadenaron los cambios.

    El desarrollo de las ciudades impulsado por Espaa no fue producto de decisiones arbitrarias. La ciudad (en rigor, la so-ciedad urbana) era concebida como la forma ms alta que po-da alcanzar la vida humana; la forma perfecta, segn haba sostenido Aristteles. Y as lo recordaba fray Bartolom de las Casas en su Apologtica Historia Sumaria. El ideal pareca ten-der a un mundo mercantilista y burgus que era, cada vez ms, un mundo de ciudades.

    Pero tambin el mundo indgena fue eminentemente ru-ral y vastas poblaciones apenas conocieron la vida urbana. Hubo, claro est, grandes ciudades tales como Tenochtitln (que lleg a ser, antes de su destruccin, ms populosa que Sevilla) y Cuzco. Por lo dems, existieron otras ciudades me-nores que despertaron la admiracin de los conquistadores espaoles.

    Tambin es plausible sostener que a la llegada de los es-paoles, muchas de las ciudades haban sido abandonadas, lo que se atribuye a una falta de sustentabilidad enmarcada en una crisis civilizatoria.

    Muchos ncleos urbanos fueron refundados y reordenados segn cnones espaoles. Tal es el caso de Tlaxcala, Cholula, Bogot y Quito. As, pueblos y ciudades indgenas quedaron subsumidos en un nuevo mundo: el de los conquistadores, los que implacablemente se dieron a la tarea de eliminar las cultu-ras tradicionales, tal vez porque estaban convencidos de que era justo hacerlo para terminar con los infieles.

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    21Espaa concibi su nuevo imperio como una red de ciu-dades. Afirmaba que su misin era estructurar un grupo com-pacto, una sociedad nueva que mantendra sus vnculos con la metrpoli y velara por su crecimiento. Esto sobrepasaba el afn de enriquecimiento de los encomenderos. Era una misin que deba ser cumplida por todos; y el instrumento que puso en operacin fue la ciudad.

    La fundacin de una ciudad, ms que conformar una en-tidad fsica, creaba una sociedad. El acto de la fundacin im-plicaba la redaccin de un acta, la eleccin de un nombre, la presencia de la espada y la cruz y una primera asignacin de usos y propiedad de la tierra. La creacin y fundacin de las ciudades fue concebida como un instrumento de dominacin.

    Esta nueva sociedad se constitua modificando el mundo cir-cundante. Se trataba de la implantacin de una ideologa, ade-cuando los elementos naturales y sociales, autctonos y exgenos al designio preestablecido, por la fuerza si fuera necesario.

    Haba en el fondo de esa concepcin una teora de la socie-dad y la cultura y una experiencia prctica que Espaa tradujo en una poltica para el nuevo mundo.

    Esta teora se apoyaba en dos premisas:

    a. El carcter inerte y amorfo de la realidad preexistenteb. La nueva realidad no debera tener un desarrollo autno-mo o espontneo

    Minuciosamente especificada esta poltica, todo se concre-taba en prescripciones que aspiraban a prever la mayor canti-dad de circunstancias posibles. Se trataba de no recaer en las consecuencias de la experiencia peninsular del contacto con la civilizacin musulmana.

    Las ciudades mantuvieron y aun acrecentaron su papel ideolgico, pero lo ejercitaron proporcionando a su rea de influencia una imagen del mundo, una explicacin de la coyun-tura y, sobre todo, un proyecto adecuado a las expectativas que en cada rea se iban delineando.

    Poco a poco, las ciudades comenzaron a descubrir que eran reales y ubicadas en un sitio concreto, que dificultosa-mente se iban comunicando entre s y que muchas veces eran pequeas, miserables y muy vulnerables.

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    Al cabo de algunas generaciones se tom conciencia de que estas sociedades urbanas haban sobrepasado los alcances de la misin instrumental que les haba sido asignada. Surgieron diversas combinaciones delineadas a partir de distintas pers-pectivas. Poco a poco, por debajo de las funciones bsicas que la ciudad asuma, aparecieron estilos de vida del conjunto y de cada uno de los distintos grupos sociales, dibujando la pecu-liaridad de cada cultura urbana.

    La ofensiva mercantilista, el contrabando y la piratera comienzan a afectar a las sociedades urbanas, en especial a las denominadas ciudades-puerto. La ciudad hidalga se ir transformando en ciudad comercial. As aparecen nuevas bur-guesas y se refuerza el papel de las capitales.

    A fines del siglo XVIII llegarn masivamente las influencias francesas, sobre todo a partir de la traduccin de textos de fi-lsofos de esa nacionalidad y de la permanencia en Europa de criollos ilustrados. En muchos casos, las universidades, todas ubicadas en ciudades y algunas ya con doscientos aos de antigedad, se convirtieron en centros de activo trabajo in-telectual y de difusin de las nuevas ideologas.

    Comienza a gestarse entonces la idea de la independencia y as, cada una a su estilo y con su tradicin se fueron adhiriendo y posteriormente generando y difundiendo los movimientos li-bertadores del siglo XIX.

    LA CULTURA URBANA

    La cultura es un componente esencial de la realidad socio-ambiental del hombre. Una cultura es, por un lado, el modo de vida de una poblacin, en tanto que una sociedad es el con-junto organizado de personas que adoptan similares patrones de vida.

    La sociedad est compuesta por personas y el modo en el que stas se comportan es su cultura. Es un conjunto configu-rado orgnicamente por todas las adquisiciones de la actividad del espritu humano, o sea, de todo el saber, querer y poder de los individuos y sus instituciones en los campos del arte, la poltica, la economa, las creencias y la ciencia, que permiten a la unidad que las contiene realizar su lucha por la vida y la conservacin de un cierto equilibrio socio-ambiental.

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    23La ciudad es una creacin cultural y, por lo tanto, ejerce ne-cesariamente un papel cultural. No se trata solamente de sus servicios interiores o de instituciones educativas formales a las que asisten las jvenes generaciones. Se trata de que en s mis-ma, la ciudad es una obra, en el sentido de una obra de arte.

    El espacio no est nicamente organizado e instituido, sino que tambin est modelado, configurado por uno o varios gru-pos humanos de acuerdo con sus exigencias, su tica, su est-tica, sus cultos y su ideologa.

    Ha ido implantndose all donde encontraba los recursos que le eran necesarios, a saber: fuentes de energa, materias primas, mano de obra, mercado prximo, etc., pero ha perjudi-cado a las ciudades en el ms estricto y fuerte sentido del tr-mino, destruyndolas y disolvindolas. Provoca su desmedido crecimiento, acompandolo de la total y violenta dispersin de sus antiguas caractersticas.

    Con la industrializacin de las ciudades se produjo la ge-neralizacin del intercambio, del comercio y las finanzas. Las costumbres y el valor de las mismas han desaparecido casi por completo y no perduran ms que en tanto sean una exigencia del consumo de las mercancas, eliminndose la faceta cualita-tiva de las costumbres.

    Ante dicha generalizacin del intercambio, el suelo se ha convertido en mercanca. El espacio, imprescindible para la vida cotidiana, se vende y se compra. Todo lo que constituy la vitalidad de la ciudad en tanto que obra ha desaparecido ante la generalizacin del producto.

    A partir de esto podemos preguntarnos: la realidad urbana ha desaparecido? No; por el contrario: se generaliza. La so-ciedad entera se est tornando urbana. Las relaciones de pro-duccin existentes han ido extendindose, amplindose. Esas relaciones han conquistado una base de mayor extensin, atra-yndose mutuamente lo rural y la realidad urbana.

    Pero han aparecido nuevas realidades. Por un lado se ins-tituyen centros de decisin dotados de poderes crecientes y hoy, de base telemtica. stos concentran la riqueza, el poder represivo, la informacin. Por otro, la violenta dispersin de las antiguas urbes suscita segregaciones multiformes; los ele-mentos de la sociedad quedan inexorablemente separados los

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    unos de los otros en el espacio. De ah la disolucin de las relaciones sociales, que se suma al fortalecimiento de otras conexiones estrechamente vinculadas con el poder poltico y las relaciones de propiedad.

    Lo urbano se distingue de la urbe, precisamente por-que prospera y se manifiesta en el curso de la dispersin de la ciudad, lo que obliga a reconsiderar y comprender ciertos aspectos de sta.

    Lo urbano ha ido constituyndose poco a poco. Ha ido con-formndose como un punto de encuentro entre lo rural y cier-tas formas citadinas de cultura.

    La lectura de los espacios urbanos, perifricos o centrales, no se hace nicamente sobre mapas, elaborando un cdigo abstrac-to; se trata de una lectura sintomal por excelencia y no literal.

    En esta etapa de moderna urbanizacin, el periodismo en todas sus formas no se limita a ofrecer las noticias locales: tambin realiza un proceso de orientacin ideolgico-polti-ca. Mediante l se ejerce la influencia poltica de la ciudad. En todas las pocas, la ciudad se arrog la responsabilidad de representar a los campesinos; los cuadernos de quejas de la poca de la Revolucin Francesa se redactaban en las ciudades.

    Los diputados suelen ser, con mayor frecuencia, gente de las ciudades. Los agricultores apenas tienen ocasin de aban-donar su trabajo y nicamente los grandes propietarios pue-den permitirse el lujo de aspirar a cargos electivos, adems de que muchos terratenientes viven en las ciudades.

    Por otro lado, suele ser comn que las pequeas ciudades prximas a los ambientes rurales sean el sitio en donde se ini-cian los movimientos reivindicativos.

    Los vnculos polticos entre la ciudad y el campo dependen de los sistemas de eleccin y escrutinio. Con los sistemas uni-nominales, tales vnculos se concretan en el diputado, nico re-presentante de un distrito. Si se aplican mtodos por listas, se introducen variantes que dan al proceso un cariz diferente.

    En todo caso, se conoce ms a los partidos que a los can-didatos. Y aqu el periodismo y la propaganda electoral inciden en la direccin de la opinin poltica, que pasa de la pequea

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    25ciudad a las sedes de las empresas periodsticas y de all a las agencias que disean y realizan las campaas electorales, son-deos de opinin y encuestas de intencin de voto.

    Los temas ambientales estn presentes en las campaas y en las decisiones que toman los polticos. Generalmente, los anuncios y decisiones se hacen y toman en las ciudades aun-que, como es conocido, muchas veces afectan al conjunto de los pases.

    Pero la ciudad se halla unida a una regin por toda clase de vnculos econmicos, demogrficos, culturales y socia-les. No obstante, no es posible desdear un vnculo psi-colgico que, por otra parte, suele ser la expresin de los precedentes.

    El sentimiento de pertenecer a una ciudad expresa no sola-mente la fuerza de las relaciones con respecto a ella, sino tam-bin la intensidad de la urbanizacin y de la cultura en general.

    Entre una ciudad y una regin se establecen muchos vncu-los que corresponden a las distintas formas de relacin y tute-la. Estos vnculos se superponen y combinan, sin que por eso estn todos necesariamente representados. El conjunto expli-cita el rea de influencia, que se extiende hasta donde penetran las distintas formas de relacin con la ciudad.

    Las relaciones se expresan de muy diversas maneras. Incluso en sociedades complejas, las relaciones ciudad-campo son muy diferentes segn se trate de un pas rural o industriali-zado, de un pas muy denso o de poblacin muy diseminada.

    Las relaciones se desarrollan ms o menos libremente, de acuerdo con los condicionamientos humanos, ambientales o fsicos.

    Cada ciudad tiene en torno suyo una regin de la que es el centro y que limita con las regiones urbanas vecinas o sus zo-nas de influencia; pero a su vez depende de centros mejor do-tados. Pareciera que existe una jerarqua y que podra hablarse de un sistema de ciudades.

    La red urbana es cada da ms densa; el nmero de ciuda-des aumenta sin cesar; las metrpolis crecen y ya es casi impo-sible sealar sus lmites. Este parece ser un fenmeno irrever-sible y antes que deplorarlo se deben considerar sus aspectos

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    positivos para tratar, a partir de all, de generar propuestas de orientacin y perfeccionamiento.

    Tampoco podra concebirse la desaparicin de las ciudades y pensar en algo que las reemplace. El papel e incluso la con-cepcin de la ciudad evolucionan con la civilizacin y muchas veces la encabezan.

    Se estara a las puertas de iniciar acciones de planificacin creativa e innovadora que, adems de tratar de solucionar la enorme cantidad de problemas urbanos que se presentan diaria-mente, avanzaran hacia nuevos diseos que prevean y acompa-en las transformaciones. Se debera ser menos reactivo y ms proactivo, hacindose cargo de los riesgos y la incertidumbre que parecen envolver el futuro de las sociedades urbanas.

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    27Calidad de vida

    Uno de los fines del desarrollo urbano sustentable es el de mejorar la calidad de la vida humana en las ciudades. Se trata de un proceso que contribuye a que los seres humanos reali-cen su potencial, generen confianza en s mismos, lleven una vida digna y plena y generen las condiciones para que las futu-ras generaciones puedan acceder a estas posibilidades.

    Una sociedad sustentable permite que sus miembros alcan-cen un alto nivel de vida de forma ecolgicamente sustentable. Para medir los progresos logrados en la consecucin de una so-ciedad de este tipo se necesita contar con indicadores de calidad de vida y de sustentabilidad ecolgica.

    En trminos generales, los indicadores son parmetros especficos que se utilizan para medir si un criterio ha sido cumplido o no. Por definicin, los indicadores pueden medir solamente algunos componentes de la calidad de vida y de la sustentabilidad ecolgica.

    En todo caso, los indicadores constituyen elementos clave que pretenden reflejar los cambios sobre la base del anlisis de conjuntos de proposiciones. Se espera que stos sean especfi-cos y objetivamente verificables y que se refieran a los cambios o resultados operados en una situacin o actividad.

    Sirven de patrn para mostrar el proceso de determinadas actividades. Un indicador es un nexo entre lo que se quiere medir (variable) y lo que se quiere observar. Los indicadores directos se refieren a actividades, fenmenos o insumos. Los indirectos estn relacionados con los efectos y los im-pactos.

    Si bien la mayora de los indicadores son consignados nu-mricamente (cuantitativos) de acuerdo con escalas predeter-minadas, se utilizan tambin indicadores cualitativos que se refieren a normas y se consignan en trminos de logrado-no logrado.

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    En el estado actual de la investigacin y la planeacin, es casi ineludible el uso indicadores cuantitativos y adems que algunos de ellos puedan convertirse en valores monetarios, para permitir de este modo realizar correlaciones con las cuen-tas nacionales.

    Vivir en forma sustentable depende de la aceptacin del deber de buscar la armona con las dems personas y con el ambiente natural y modificado. Un principio bsico es que las personas deben vivir en armona entre s y con la naturaleza, compartir lo que poseen, mejorar su ciudad y contribuir al cui-dado de la Tierra.

    Si se persigue la sustentabilidad, la humanidad no deber tomar de la naturaleza ms de lo que sea capaz de reponer. Ello implica, a la vez, adoptar estilos de vida y pautas de desa-rrollo que respeten los lmites de la naturaleza y operen dentro de ellos.

    Esto puede lograrse sin rechazar los numerosos beneficios que la tecnologa ha aportado, con tal de que sta tambin se desarrolle y aplique dentro de esos lmites.

    El crecimiento econmico es un componente importante del desarrollo, pero no puede ser un fin ni puede prolongar-se indefinidamente. Aunque las personas difieren de los fines que pueden asignarse al desarrollo, algunos de stos gozan de aceptacin universal.

    Entre ellos figuran una vida prolongada y saludable, la edu-cacin, el acceso a recursos necesarios para un nivel de vida decoroso, la libertad poltica, la garanta de disfrute de los de-rechos humanos y la ausencia de la violencia. Slo si mejoran nuestras vidas en este sentido ser real el desarrollo.

    Algunos de los componentes de la calidad de vida se en-marcan en concepciones valorativas, culturales y aun ideolgi-cas y, por lo tanto, difciles de cuantificar.

    Por ello, y atento a que es imprescindible captar la realidad de una manera objetiva y habida cuenta de que muchos de los componentes no pueden cuantificarse, es importante resaltar que algunos de los indicadores aportan datos imprescindibles, pero que reflejan ciertas partes de la realidad y que stas sola-mente pueden ser consideradas como contribuyentes al logro de la calidad de vida.

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    29Por todo ello es que a continuacin se describen brevemen-te algunas metodologas que aportan elementos para la capta-cin de la realidad urbana que son fundamento para las tareas de toma de decisiones y de planeamiento.

    El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha adoptado dos ndices para medir el desarrollo y la calidad de vida humanos que se conocen como el ndice de Desarrollo Humano (IDH) y el ndice de Libertad Humana (ILH).

    El IDH consta de tres componentes:

    1. Longevidad, expresada por la esperanza de vida al naci-miento.2. Conocimiento o grado de educacin, que viene dado por la alfabetizacin de adultos y la media de aos de es-colaridad.3. Ingreso, que se expresa en trminos de Producto Interno Bruto (PIB) por habitante, ajustado para tener en cuenta las diferencias nacionales de poder adquisitivo y los efectos de distorsin por los tipos de cambio oficiales (PIB real), as como para reflejar los rendimientos decrecientes del ingreso.

    El ILH es una variante de los conceptos expuestos en la obra World Human Rights Guide, en la cual se utilizan 40 in-dicadores para medir la libertad. Aqu se asignan nmeros unoa los derechos y libertades protegidos y cero a los que son violados.

    En lo que hace a la sustentabilidad ecolgica, se afirma que una sociedad cumple con requisitos de sustentabilidad cuando:

    - Conserva los sistemas ecolgicos sustentadores de vida y la biodiversidad.

    - Garantiza la sustentabilidad de los recursos renovables y reduce a un mnimo el agotamiento de los recursos no renovables.

    - Se mantiene dentro de la capacidad de carga de los eco-sistemas sustentadores.

    En este mbito se trabaja con indicadores primarios (mi-diendo el estado del ecosistema), secundarios (efectos huma-nos) y terciarios (acciones para reducir las consecuencias).

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    Los aspectos a considerar en estos anlisis son los siguientes:

    - Prevencin de la contaminacin.- Mantenimiento y restauracin de la integridad de los eco-

    sistemas.- Establecimiento de reas protegidas.- Mantenimiento de especies y variedades genticas.- Uso sustentable de los recursos.- Agotamiento de los recursos naturales.- Infraestructura ecolgica.- Consumo por habitante de alimentos, agua, madera y mi-

    nerales.- Utilizacin de energa por habitante.- Generacin de desechos municipales por habitante.- Generacin de residuos industriales por habitante.- Generacin de residuos peligrosos, txicos y nucleares

    por habitante.- Tendencias demogrficas.- Incremento de la construccin.- Estructura de transporte.- Recreacin.

    Por otro lado, los efectos de las distintas crisis socioecon-micas han determinado un auge en la realizacin de estudios sobre pobreza y marginacin social.

    La categora social pobreza, as como los mtodos ms usuales para medirla la Lnea de Pobreza (LP) y Necesidades Bsicas Insatisfechas (NBI) fueron incorporados en los es-tudios sobre desigualdad social en Amrica Latina a partir de las proposiciones realizadas en diversas investigaciones que abordaron la pobreza en los pases industrializados.

    La marginacin es considerada como un fenmeno estruc-tural relacionado con el desarrollo socioeconmico alcanzado por un pas. Su estudio se realiza valorando dimensiones, for-mas e intensidades de la exclusin en el desarrollo y en el dis-frute de sus beneficios.

    El anlisis de la marginacin social desde una perspectiva regional o espacial se diferencia de otras investigaciones que tratan de valorar las desigualdades sociales, como aquellas en-focadas a la pobreza que, en sentido estricto, estiman el dficit social a nivel de los individuos o los hogares. Es diferente, asi-mismo, de los estudios sobre la distribucin del ingreso, cuyas unidades de anlisis son ms bien clases o estratos.

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    31Los estudios sobre marginacin en Amrica Latina suelen inscribirse en la preocupacin ms general de comprender las causas del atraso econmico y social y responder al apremio de disear polticas especficas que erradiquen o mitiguen la persistente exclusin de determinados grupos sociales.

    Aun cuando el concepto de pobreza no es privativo de los pa-ses atrasados, como s lo es segn se afirma el de margina-cin social, en Amrica Latina su asimilacin ha sido creativa y se han realizado aportes tericos y metodolgicos importantes.

    Adems de la lnea de pobreza se han ensayado otras metodologas basadas en la Canasta Normativa Alimentaria (CNA) que consiste en identificar y definir los requerimientos nutricionales mnimos per cpita, y su costo define la Lnea de Indigencia (LI) o zona de pobreza extrema.

    El hogar con ingreso o gasto en consumo menor que la LP se considera pobre. Esta variante ha predominado en los enfoques de medicin de la pobreza en Amrica Latina, en es-pecial en los trabajos de la CEPAL.

    Otra variante es la Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales (CNSE). Calculado el costo de la CNSE para un ho-gar, se compara con su ingreso o gasto en consumo, conside-rando pobres los hogares que reciben ingresos por debajo del costo de la mencionada canasta.

    Las crticas a estas metodologas se han centrado bsica-mente en el hecho de que solamente consideran las necesidades bsicas de bienes mercantiles y proceden como si su satisfac-cin dependiera exclusivamente de los ingresos de los hogares.

    Frente a esto se ha avanzado hacia la necesidad de clasifi-car a la poblacin marginada en cada uno de los subsistemas sociales, pero reconociendo el derecho de todos los ciudada-nos y grupos sociales a integrarse a todas las prcticas del pro-ceso de desarrollo y disfrutar de sus beneficios.

    Congruente con esa conceptualizacin, la participacin so-cial es un fenmeno mltiple que implica captar a los ciuda-danos y grupos de actores en sus roles de actores del proceso de desarrollo, usufructuando de bienes y servicios mercantiles y no mercantiles entregados por la sociedad y el Estado en calidad de derechos sociales a todos los ciudadanos y activos en la toma de decisiones sobre los asuntos pblicos.

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    La poblacin marginada es entendida a la vez como inte-grante de una sociedad en la que por diversas causas la or-ganizacin socioeconmica y poltica vigente la integra en el subsistema econmico (produccin-distribucin de bienes y servicios) pero la excluye total o parcialmente del acceso al consumo y disfrute de bienes y servicios y de la participacin en los asuntos pblicos.

    As, la marginacin social puede ser entendida como un fenmeno estructural mltiple, que integra en una sola valo-racin a las distintas dimensiones, formas e integridades de exclusin o no participacin en el proceso de desarrollo y en el disfrute de sus beneficios.

    Sin embargo, queda por determinar qu validez y peso ten-drn los resultados de estos estudios que de alguna manera otorgan un papel que el Estado ya perdi ante el auge de la ideologa liberal.

    Para Ehrlich, es necesario tambin calcular el impacto cau-sado por un grupo humano en el ambiente, y ste puede ser concebido como la relacin entre tres factores: el primero es el nmero de personas (poblacin); el segundo, la medida de los recursos que consume el individuo medio (ndice de riqueza) y el tercero, el ndice de destruccin ambiental causado por la produccin (tecnologa).

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    33El planeamiento urbano

    Es posible afirmar que desde hace ya mucho tiempo existe un cierto grado de planeacin urbana. Sin embargo, las deno-minadas planificacin urbana y regional se consolidan en el siglo XIX bajo el liderazgo de un grupo heterogneo de refor-madores urbanos.

    Poco a poco se va conformando una nueva rea de trabajo que va recibiendo el aporte de planificadores, economistas es-pecializados en la problemtica de la vivienda, gegrafos, fun-cionarios de la salud pblica, abogados particularmente intere-sados en la zonificacin de distritos, especialistas en el manejo de problemas de la administracin pblica, ingenieros civiles, socilogos urbanos, arquitectos urbanistas y paisajistas.

    De otro lado, las instituciones de educacin superior fueron formando profesionales y efectuando reformas en sus planes y programas de estudio que, no obstante, no lograron enfocar la problemtica bajo criterios de formacin interdisciplinaria. En efecto, result ser prioritaria la formacin de profesionales y tcnicos que, en todo caso, avanzaron hacia la conformacin de esquemas conceptuales y metodolgicos con criterios de especializacin creciente.

    Por lo tanto, aunque los economistas, socilogos, gegra-fos y arquitectos fueron los que generaron primordialmente la teora urbana y los mtodos analticos, las metodologas que se desarrollaron fueron incorporndose muy lentamente a la prctica de la planificacin de las ciudades.

    Cabe sealar que muchos polticos, aun los interesados en la problemtica, dejaron en manos de los especialistas las ta-reas de toma de decisiones, planificacin y aun las de resolu-cin de los problemas urbansticos.

    Es muy reciente la adquisicin de un rol protagnico por par-te de los distintos actores sociales, la actuacin de la sociedad ci-vil y la incorporacin de nuevas metodologas de planificacin.

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    Los centros de formacin profesional no percibieron como prioritarias las tareas de formulacin de polticas, teoras y pro-gramas de investigacin.

    Se form entonces una brecha entre la teora y la prctica, entre las formulaciones y la realidad, entre la accin urbana y el anlisis urbano. Solamente cuando la problemtica estall con su diversidad de facetas y aun ante la recurrente ocurrencia de desastres naturales o antropognicos que afectaban las zonas urbanizadas, se avanz hacia una planificacin que en un prin-cipio fue reactiva, mas no proactiva.

    El crecimiento y transformacin de lo urbano, tal como lo hemos descrito ms arriba, marc el paso de la actualizacin de la planeacin urbana que, de pronto, pas a ser impositiva, vertical y desconocedora muchas veces de la realidad socio-ambiental.

    Las modificaciones en la teora y la praxis de esta planea-cin recin comienzan a ser perceptibles a fines de los aos cincuenta del siglo anterior.

    El incremento de la problemtica, los reclamos de distintos grupos sociales, el cambio de las prioridades gubernamentales y acadmicas, las necesidades electorales de los partidos pol-ticos, la identificacin de nuevos problemas ambientales y las recurrentes crisis socioeconmicas fueron imponiendo gran-des transformaciones en el mbito que nos ocupa.

    Un primer paso se dio con el avance de las tcnicas ana-lticas y cuantitativas. El efecto fue una suerte de monopolio de los denominados enfoques tecnicistas, apoyados en un nuevo lenguaje y metodologas a veces muy lejanos de la com-prensin tanto de los decisores polticos como de las distintas comunidades. Sin embargo, era necesaria esta etapa, sobre todo para las actividades de identificacin de problemas, dise-o y evaluacin de resultados.

    Lamentablemente, se cometieron costosos errores que se debieron al exclusivismo en el que se cay al privilegiar los en-foques indicados. Muchas veces las propuestas, producto de largas y costosas planificaciones, o no se llevaron a la prctica o bien resultaron absolutamente ideales.

    En numerosas ocasiones se olvid al hombre, convertido en cifras o en requeridor de ciertos satisfactores. Desde el punto

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    35de vista de la conduccin del proceso, se fue pasando de una a otra elite intelectual, hasta que muy recientemente los actores sociales (que tambin debieron modificar sus actitudes y prcti-cas) pudieron tener un limitado acceso a la planificacin urbana con un rol y responsabilidades parcialmente definidas.

    Pero, por otro lado, los procesos de unificacin conceptual y alteracin valorativa, producto del neoliberalismo, vuelven a cambiar la realidad urbana, esta vez a mayor velocidad y con un predominio de lo inmediato y el rendimiento econmico.

    Igualmente se produjo la invasin de supermercados, malls y otros centros de abastecimiento y comercializacin que, adems de generar inmensos problemas urbansticos, afect la convivencia y gener una redistribucin de mano de obra con los resultados conocidos.

    Ni el desarrollo y aplicacin de las ciencias sociales ni las de la prctica de la planificacin tuvieron mucho xito en afrontar los mltiples problemas derivados del diseo e implementa-cin de polticas urbanas. En esta perspectiva, sera importan-te establecer en el futuro un cimiento comn entre polticos, planificadores, cientficos sociales y actores comprometidos para que se puedan dar fundamentos adecuados y estables al anlisis urbano con el fin de lograr una mayor eficiencia en la formulacin y aplicacin de polticas pblicas en las ciudades.

    Los planes deberan basarse en una secuencia semejante al conjunto de tareas de planificacin que podran considerar cuatro etapas:

    1. Formulacin y priorizacin de objetivos 2. Anlisis de la estructura del sistema 3. Evaluacin y seleccin de las posibles soluciones 4. Diseo de los procedimientos de aplicacin

    Hasta aqu se ha puesto nfasis en los sistemas de planea-cin que daban un mayor peso a lo urbanstico.

    Pero en la actualidad la planeacin urbana implica la activi-dad de numerosos grupos y organizaciones pblicas y privadas, individuales, polticas o gubernamentales. Normalmente, cada uno de esos actores tiene sus expectativas e intereses dife-rentes. Aun si existen objetivos comunes en dos grupos, stos pueden avanzar hacia patrones distintos de solucin de un mis-mo problema.

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    Por otro lado, objetivos diferentes pueden converger en programas y operaciones comunes de implantacin. La orga-nizacin y coordinacin apropiada de todos esos distintos pro-cesos decisorios son por dems significativas en el contexto de las filosofas poltica y econmica subyacentes, lo que conduce a la formulacin de preguntas fundamentales.

    En muchas ocasiones, necesidades identificadas en forma tcnica o profesional contrastan con la existencia o percep-cin de problemas reales o juicios de valor, lo que suele condu-cir a discusiones sobre cuestiones valorativas y a la generacin de problemas de comunicacin.

    En las grandes ciudades con burocracias municipales muy estructuradas suele suceder que el gobierno est muy alejado de algunos grupos de inters, especialmente por-que stos no tienen la fuerza o los medios de comunica-cin necesarios.

    El resultado es que a menudo no se presentan debidamen-te las valoraciones y necesidades de los grupos de bajos ingre-sos debido a su escasa representatividad o fuerza poltica ante los decisores municipales, lo que sistemticamente favorece el otorgamiento de prioridad a las necesidades de los grupos ms articulados y poderosos de la ciudad.

    Decir que existen necesidades que no se satisfacen adecua-damente es lo mismo que afirmar que hay problemas en el sistema existente y que deben hacerse cambios correctivos.

    En resumen, desde el inicio de las tareas de planificacin es necesario especificar los objetivos, considerando las necesida-des ms apremiantes y significativas e identificar a quines se debe dar prioridad en la prestacin de servicios.

    Si la planeacin urbana es vista como un quehacer inter-disciplinario orientado hacia la sustentabilidad, ser necesario partir de la formulacin de una estrategia.

    De la gran cantidad de definiciones existentes, sera tal vez ms operativo y orientado hacia la sustentabilidad adoptar la; que dice: La estrategia es el conjunto de acciones de genera-cin de consenso, comunicacin, acopio y anlisis de infor-macin, formulacin de polticas y planificacin, as como de aplicacin de medidas que se ejecutan con el objeto de que una sociedad conserve su capital natural y logre la sustentabi-

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    37lidad, integrando el desarrollo socioeconmico y la conserva-cin del mencionado capital.

    Para poder efectuar un seguimiento de los progresos reali-zados en el cumplimiento de la estrategia se tomarn en con-sideracin los siguientes indicadores de avance:

    1. Cantidad y calidad de proyectos financiados y ejecuta-dos.2. Medidas adoptadas para aplicar el Plan de Accin.3. Modificaciones legislativas e institucionales realizadas como consecuencia de la aplicacin de la estrategia.4. Adecuaciones de la poltica ambiental.5. Pruebas concretas y verificables de un incremento de la conciencia, comprensin y consenso por parte de los dis-tintos actores.6. Resultados ecosistmicos (construidos y degradados).7. Resultados percibidos en la biodiversidad, en los proce-sos biolgicos, sociales, econmicos y ambientales.

    Todo lo anterior debera enmarcarse en un conjunto de polticas generales, entre las que cabe indicar:

    a. Mantener los sistemas sustentadores de la vida y la bio-diversidad.b. Promover el desarrollo sustentable de la ciudad conser-vando la base de recursos y respetando la capacidad de car-ga de los ecosistemas.c. Desarrollar una economa sustentable que sea coherente con los valores y necesidades de los ciudadanos.d. Mejorar los procesos de concertacin, adopcin de deci-siones y resolucin de conflictos.e. Coordinar la asignacin de recursos atendiendo a los sec-tores prioritarios.f. Lograr un nivel aceptable en el consumo de recursos re-duciendo el desperdicio y obteniendo una merma en la ge-neracin de residuos.g. Formular un plan general de prevencin, manejo y miti-gacin de desastres.

    Como se seala en el punto anterior, se deber avanzar en la planeacin de actividades destinadas a la prevencin y miti-gacin de los desastres naturales y antropognicos a los que se ven sometidas las ciudades.

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    Tradicionalmente se piensa que el manejo de desastres se refiere al conjunto de acciones a ejecutar luego de la ocurrencia de estos eventos por parte de los oficiales de ayuda y recons-truccin.

    Sin embargo, los polticos, funcionarios, planificadores y organizaciones de la sociedad civil tienen responsabilidad en el manejo de este tipo de eventos, as como en las tareas de previsin y reconstruccin.

    Se trata de ejecutar un rango de actividades diseadas para mantener el control sobre situaciones de desastre y emer-gencia y para proveer un marco referencial para ayudar a las personas en peligro a evitar o recuperarse del impacto de los desastres. Este manejo debe darse antes, durante y despus del desastre.

    Los objetivos a lograr mediante este tipo de planificacin son los siguientes:

    a. Reducir o evitar las prdidas humanas, fsicas y econmi-cas sufridas por los individuos y la sociedad.b. Reducir el sufrimiento personal.c. Acelerar los procesos de recuperacin.d. Asistir a las personas refugiadas o desplazadas.e. Proteger la vida o las propiedades amenazadas.

    El nivel de desorganizacin que resulta de un desastre est en relacin inversa al nivel de organizacin social de la comuni-dad. Las comunidades que poseen una articulacin permanente de sus organizaciones sociales pueden absorber ms fcilmente una situacin de desastre y responder ms rpidamente.

    Por ello es necesario generar organizaciones que sirvan como un medio para afrontar situaciones de desastre o para ayudar a las vctimas. Un esfuerzo sostenido orientado al au-mento y perfeccionamiento de las organizaciones, sus capaci-dades y destrezas puede elevar las habilidades de las mismas para enfrentarse a situaciones de crisis.

    Tambin debe incrementarse el nmero de mecanismos usados en el seno de la comunidad para afrontar las crisis. A travs de la conformacin de instituciones oficiales y de orga-nizaciones del sector lucrativo y no lucrativo y de ligar estos grupos a los recursos externos, las comunidades pueden gene-rar vnculos que faciliten la intervencin y la asistencia.

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    39Finalmente, se requerir ampliar el alcance de los servicios prestados por grupos locales y estimular las actividades que promuevan la cooperacin entre los diferentes integrantes o grupos dentro de la comunidad. Tal cooperacin puede contri-buir a reducir el impacto social de un desastre.

    Desde hace tiempo se encuentran en ejecucin planes de desarrollo urbano de especiales caracersticas y que aplican metodologas particulares que apuntan al desarrollo urbano sustentable.

    Uno de ellos es el implementado por el Ministerio del Ambiente de Noruega en colaboracin con las autoridades de cinco ciuda-des seleccionadas: Fredrikstad, Kristianstad, Tomso, Bergen y una parte de la capital conocida como Gamle Oslo (Viejo Oslo). Lo exponemos muy brevemente a ttulo de ejemplo.

    Su objetivo general fue la conceptualizacin y aplicacin de nuevos principios urbansticos conducentes al logro del desarrollo urbano sostenible, as como a la ejecucin de un conjunto de actividades especficas. Se trata de una planeacin integrada y a largo plazo que incluye la ejecucin de acciones contribuyentes al logro del objetivo general sealado.

    Esto ha implicado la adopcin de dos grandes decisiones:

    1. Desarrollar y mantener una estructura urbana que re-quiera un menor uso del suelo, energa y otros recursos.2. Mejorar el ambiente, las condiciones de vida y la salud pblica.

    Se estima que, a largo plazo, ser posible optimizar el uso del territorio y la energa, as como mejorar el transporte en las ciudades, asumiendo una estrategia global que consolide el centro de las mismas otorgando prioridad al ambiente y res-tringiendo el uso de los automviles particulares.

    Uno de los cambios es la mejora de las vas y la canaliza-cin de fondos especficos para la inversin en obras socio-ambientales y el desarrollo de nuevas formas de transporte urbano.

    Algunos de los productos esperados a partir de la ejecucin del plan son la mejora de mbitos pblicos, parques y reas verdes, el desarrollo de rutas para bicicletas y la instalacin de nuevos sistemas de reciclado de residuos.

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    En el caso del Viejo Oslo se trata de una mejora de los alrede-dores del centro cerrado de la ciudad, que tiene, en realidad, una necesidad relativamente escasa de transporte debido a las cortas distancias entre los hogares, los lugares de trabajo y de servicios.

    La estrategia trata de lograr la instalacin de ms atracti-vos, mejores viviendas y sitios de reunin, as como la reorga-nizacin de los servicios comunales.

    Logros ya conseguidos:

    1. El trnsito pesado ha sido reorientado modificando re-corridos y mejorando los tneles. Se ha implantado el criterio de calles ambientalmente amigables.

    2. Los ros y otras corrientes de agua han sido rehabili-tados, el acceso al fjord ha sido reestablecido y se han puesto a la vista los sitios medievales y aquellos otros que otorgan identidad a la ciudad.

    3. Han sido establecidos nuevos parques y reas pbli-cas, se han renovado escuelas y el centro comunal y se han rediseado sectores comerciales.

    Algunas instituciones han propuesto la ejecucin de los de-nominados Proyectos de Demostracin, dado que la mayo-ra de las personas encuentra gran dificultad para comprender abstracciones tales como sustentabilidad o desarrollo susten-table, con las que no estn familiarizadas. As, de acuerdo con esta postura, los proyectos de desarrollo sustentable que se utilicen como modelo pueden demostrar el significado y el ca-rcter prctico de la sustentabilidad.

    Al mismo tiempo, tales proyectos podran servir para de-terminar con mayor precisin los objetivos de la estrategia, lograr el apoyo pblico para su consecucin, poner a prueba la viabilidad y eficacia de las actividades propuestas y explorar las formas prcticas de reducir los conflictos y aumentar las compatibilidades entre los usos de los recursos.

    Una posicin algo diferente es la que se sostiene en la teo-ra de los proyectos piloto demostrativos, en donde se afirma que la mayora de los actores sociales comprende (aunque en ocasiones dificultosamente) los conceptos y procesos relacio-nados con la sustentabilidad. Es conveniente, entonces, utili-zar proyectos de este tipo, que incluyen fuertes componentes de evaluacin y transferencia.

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    41Colateralmente, pueden contribuir a evitar que los acto-res pierdan su motivacin de logro y consideren que tanto la propuesta poltica como la estrategia slo consisten en palabras.

    Un proyecto piloto demostrativo es, en definitiva, una me-todologa integrada aplicable a zonas y situaciones concretas que permite, adems de contribuir a la solucin de una pro-blemtica especfica, obtener experiencias (lecciones aprendi-das) que, analizadas, pueden ser replicadas o transferidas.

    Finalizando lo expuesto en este punto, puede concluirse que en el mbito de la planeacin urbana, ser necesario revi-sar las formas de actuacin de los dirigentes y legisladores.

    Sera deseable que en el futuro los dirigentes polticos re-fuercen su importantsimo papel en la movilizacin de la ac-cin concertada e interdisciplinaria que se requiere para el lo-gro del desarrollo urbano sustentable.

    Entre lo que es necesario que emprendan se destaca:

    a. Persuadir a las distintas instancias de conduccin so-bre la importancia de modificar las polticas nacionales para lograr la sustentabilidad y dar muestras de su pro-pia determinacin en este sentido.

    b. Difundir los criterios e indicadores de sustentabilidad, as como los esfuerzos que es necesario realizar en este sentido.

    c. Lograr que se estructure una coordinacin general en favor de la sustentabilidad como responsabilidad y atri-bucin de las oficinas de las dirigencias polticas nacio-nales y locales.

    d. Disear y promover la implantacin de una estrategia nacional de sustentabilidad.

    e. Insistir en la necesidad de contar con acuerdos bsicos entre las diversas instancias partidarias internacionales en favor del desarrollo sustentable como componente esencial del desarrollo humano.

    Por otro lado, los parlamentos y asambleas legislativas pueden desempear una funcin importante:

    a. Organizando debates pblicos sobre los principios de la sustentabilidad y llegando a consensos sobre las medidas nacionales y locales que hayan de adoptarse.

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    b. Propiciando una visin del futuro sustentable a largo pla-zo que abarque a todos los partidos.c. Estableciendo mecanismos eficientes para la mediacin y la resolucin de conflictos. d. Examinando y reforzando la legislacin en materia de ma-nejo sustentable de recursos, cuidado ambiental, prevencin de la contaminacin, etc., en un marco de sustentabilidad.e. Trabajando con agrupaciones de ciudadanos, fomen-tando su participacin en la formulacin de polticas y tomando las medidas requeridas para avanzar hacia la sustentabilidad.f. Velando por que las polticas nacionales y locales se vean articuladas con las medidas internacionales que promue-van la sustentabilidad regional.

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    43Reexiones nales

    Existen diversas maneras de clasificar las actuales lneas de pensamiento socio-ambiental. En este caso optaremos por aquella que identifica a dos de ellas.

    La primera propugnara una ingeniera de la vida. Aqu, el hombre se ubica frente a la naturaleza, estableciendo una relacin de uso y dominacin. Esto apunta a generar otra na-turaleza o a profundizar los procesos de artificializacin. Se trata de una concepcin divisoria, con la prevalencia de la relacin inversin-retorno.

    Por otra parte existe otra corriente que sugiere partici-par en el reino de la vida con el resto de sus integrantes, estableciendo una interaccin cooperativa y respetuosa en la que el hombre forma parte de la naturaleza. Es una con-cepcin fundacional que se basa en principios y escalas valorativas.

    Es evidente que la sobredeterminacin de los valores eco-nmicos ha ido imponiendo la primera tendencia, que se va profundizando en el modelo de la globalizacin al punto de poner en alto riesgo la vida misma en el planeta.

    A nivel poltico, es indispensable la elaboracin de una con-cepcin normativa del desarrollo sustentable que oriente las acciones del planeamiento urbano.

    El desafo de la sustentabilidad implica una multitud de problemas, no slo derivados de la generacin y uso de ener-ga, cambio climtico, escasez y contaminacin de las aguas, migraciones, desastres naturales y antropognicos, produc-cin masiva de satisfactores, consumismo, desigualdad social y pobreza, entre otros, sino tambin los relacionados con las actitudes personales, los valores, la moralidad y etici-dad de las decisiones polticas. De ah que, en gran parte, el problema sea poltico.

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    La realidad es que se est inmerso en una lucha ideo-lgica manifiesta o encubierta que muchas veces genera actitudes arrogantes y protagnicas que minimizan la con-sideracin del hombre como ciudadano honorario de la naturaleza, lo cual le impondra una responsabilidad moral en la utilizacin y preservacin respetuosa de los recursos naturales.

    La crisis y el descontento que afectan el mundo actual son, en parte, la compleja resultante de procesos dismiles y acele-rados, de confrontaciones sutiles o no y de profundos cambios axiolgicos y normativos que excluyen a millones de seres hu-manos y destruyen los recursos naturales.

    La bipolaridad de la Guerra Fra parece haber sido reempla-zada por un proceso de fragmentacin-globalizacin enmarca-do en un gigantesco crecimiento tecnolgico, financiero y de consumo insustentable.

    La toma de decisiones pblicas y la responsabilidad de los partidos polticos se tornan ms complejas que nunca, sobre todo en pocas en las que sus dirigencias se encuentran des-valorizadas ante la opinin pblica, en que el Estado se ha de-bilitado, se han desdibujado las soberanas nacionales y pre-dominan el capital financiero transnacional, el comercio, las decisiones macroeconmicas de tinte neoliberal, el consumo y la competitividad.

    Por otro lado, se debe avanzar hacia una conceptualiza-cin sobre el desarrollo sustentable (nacional y latinoameri-cano). Esta conceptualizacin debera formularse identifican-do y reforzando los valores prevalecientes. No habr susten-tabilidad ni respeto a las generaciones futuras sin un respeto a los valores culturales y naturales nacionales, continentales y universales.

    Asimismo, se hace impostergable proponer soluciones a los grandes conflictos entre soberana, integracin y autorrea-lizacin, por un lado, y la competitividad, la globalizacin co-mercial y el consumismo, por otro.

    En el marco de la sustentabilidad es indispensable la re-consideracin de las decisiones econmicas frente a lo socio-

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    45ambiental, tomando en consideracin que la ltima ratio del fortalecimiento de las actuales corrientes neoliberales se basa, por un lado, en la implantacin de un pensamiento nico y, por otro, en el uso de la fuerza. Cul es la calidad de vida posible en este marco?

    A partir de esto, es necesario estructurar propuestas pol-ticas basadas en la democracia participativa, la paz, la justicia social, la concertacin y la sustentabilidad. Estas propuestas deberan apoyar el desarrollo de tecnologas ambientalmente amigables que sean viables desde el punto de vista socioeco-nmico y ambiental.

    No existe una sola va que conduzca al logro de la sustenta-bilidad. Hay tantas como culturas. Sin embargo, la estructura econmica actual supone una homogeneizacin cultural, l-gica, conceptual, idiomtica y tecnolgica de todas la culturas posibles (pensamiento nico).

    El destino de la humanidad depende en gran medida de nuestro reconocimiento y respeto por la naturaleza. As, el problema socio-ambiental no es solamente natural, tambin es cultural.

    Algunos hombres y grupos han desarrollado respuestas arrogantes, cuyo porvenir est circunscrito a nuestra propia finitud y al lmite de los recursos naturales.

    Esta cuestin pone a los polticos en una situacin com-pleja y diferente y, por lo tanto, les exige la asuncin de nuevas responsabilidades enmarcadas en la conviccin de que los l-mites de la naturaleza y la finitud humana determinan la fron-teras del desarrollo.

    El primer paso para lograr el desarrollo sustentable es te-ner la visin para imaginarlo y potenciar el temple necesario para encabezar la marcha hacia l. En esta situacin, la teora de la sustentabilidad, ms que otra cosa, es una fuerza vin-culante que aporta los medios necesarios para integrar en una comunidad global a todas las sociedades del mundo, por dispares que stas sean, en una unidad respetuosa de la di-versidad natural y cultural. Para la continuidad de la vida no hay otra globalidad posible.

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    Recuperar los autnticos proyectos nacionales elaborados a travs de democracias participativas permitira que las perso-nas asumieran compromisos serios y genuinos con su entorno y con los otros. Esto profundizara un accionar valorativo capaz de neutralizar el utilitarismo y el pragmatismo que actualmen-te orientan las polticas, incluidas las socio-ambientales.