002_maria en el antiguo testamento

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5/21/2018 002_mariaenElAntiguoTestamento-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/002maria-en-el-antiguo-testamento 1/6 Página 1 de 6 MARIOLOGÍA 2014_2 Texto 02: María en el Antiguo Testamento II. María en las Escrituras  La presencia de los datos revelados sobre la Virgen María es evidente en el Nuevo Testamento, pero no claro y tan definido en el Antiguo. Por eso, en el estudio de la doctrina mariana en estos textos, se encuentran dos posturas diferentes: la más antigua propendía a encontrar la presencia de María en todo el conjunto de los textos veterotestamentarios. Esta visión, consecuente de la consideración cristocéntrica de la Escritura, considera el Antiguo Testamento como una preparación al acontecimiento de Cristo, orientando su lectura para la comprensión de la misión central de Cristo en la historia de la salvación y su presencia en la totalidad de la revelación. Para esto se utilizaba el aforismo Ubique de ipso. Por la indisoluble unión entre el Hijo y la Madre, esta postura encuentra la presencia de María, al menos de forma indirecta, en la totalidad de los textos escrituturísticos. Así, si la Biblia es el libro de Cristo, sería a la vez el libro de María; puesto que, donde se encuentra el Hijo se encuentra la Madre: Ubique de ipsa. Para otros autores, la Madre de Dios está ausente en el Antiguo Testamento, considerando las menciones a ella tan implícitas e indirectas, que hace imposible encontrar ahí cualquier base teológica para una doctrina mariana. Para éstos escrituristas, existe un silencio total, o prácticamente total, del Antiguo Testamento sobre María. 1  Recordemos que la  Dei Verbum (12) recomienda como principio básico de la recta exégesis, la consideración de la unidad de la Escritura. Esta consideración complementaria facilita la comprensión de los textos veterotestamentarios referidos a María. La Constitución Dogmática  Lumen gentium (55) afirma que los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento y la Tradición, manifiestan de manera cada vez más clara la función de la Madre del Salvador en la economía de la salvación, y llega a afirmar que “vienen como a ponerla delante de los ojos”. El Documento señala que los libros del Antiguo Testamento narran la historia de la salvación donde se prepara la venida de Cristo al mundo. Es bajo esta luz que debemos considerar la presencia de María en ellos. Esta visión conciliar armoniza las posturas anteriores, permitiendo encontrar la  presencia de María en los textos veterotestamentarios bajo una división ternaria 2 : a. Textos acomodaticios; b. Textos de sentido Mariológico discutido; c. Textos ciertamente Mariológicos.  1. María en el Antiguo Testamento 1.1. Textos acomodaticios La interpretación patrística de la Escritura, considerando el carácter central de la  presencia de Cristo en la totalidad de la Revelación, confluye naturalmente para la acomodación de textos escriturísticos a la persona de María, que engendra al Mesías  prometido desde los inicios por Dios y, más claramente, a partir de la promesa hecha a David de un redentor nacido de su linaje. Esta profecía mesiánica presente en el Antiguo Testamento, remite a encontrar una profecía de la persona de María en los textos veterotestamentarios, contemplando en ellos, por una acomodación, la figura y las prerrogativas de María. El uso litúrgico de algunos de estos textos, confirma, de cierta forma, la aceptación de la Iglesia a esta visión acomodaticia, por la aplicación del adagio atribuido a San Próspero de Aquitania: 1  Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, Juan Luis. María, Madre del Redentor . 3 ed. Navarra: EUNSA, 2009, pp. 79-80. 2  Cf. POZO, Cándido. María en la Escritura y en la fe de la Iglesia. Madrid: BAC, 1979, p. 32.

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    MARIOLOGA 2014_2

    Texto 02: Mara en el Antiguo Testamento

    II. Mara en las Escrituras La presencia de los datos revelados sobre la Virgen Mara es evidente en el Nuevo

    Testamento, pero no claro y tan definido en el Antiguo. Por eso, en el estudio de la doctrina mariana en estos textos, se encuentran dos posturas diferentes: la ms antigua propenda a encontrar la presencia de Mara en todo el conjunto de los textos veterotestamentarios. Esta visin, consecuente de la consideracin cristocntrica de la Escritura, considera el Antiguo Testamento como una preparacin al acontecimiento de Cristo, orientando su lectura para la comprensin de la misin central de Cristo en la historia de la salvacin y su presencia en la totalidad de la revelacin. Para esto se utilizaba el aforismo Ubique de ipso.

    Por la indisoluble unin entre el Hijo y la Madre, esta postura encuentra la presencia de Mara, al menos de forma indirecta, en la totalidad de los textos escritutursticos. As, si la Biblia es el libro de Cristo, sera a la vez el libro de Mara; puesto que, donde se encuentra el Hijo se encuentra la Madre: Ubique de ipsa.

    Para otros autores, la Madre de Dios est ausente en el Antiguo Testamento, considerando las menciones a ella tan implcitas e indirectas, que hace imposible encontrar ah cualquier base teolgica para una doctrina mariana. Para stos escrituristas, existe un silencio total, o prcticamente total, del Antiguo Testamento sobre Mara.1

    Recordemos que la Dei Verbum (12) recomienda como principio bsico de la recta exgesis, la consideracin de la unidad de la Escritura. Esta consideracin complementaria facilita la comprensin de los textos veterotestamentarios referidos a Mara. La Constitucin Dogmtica Lumen gentium (55) afirma que los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento y la Tradicin, manifiestan de manera cada vez ms clara la funcin de la Madre del Salvador en la economa de la salvacin, y llega a afirmar que vienen como a ponerla delante de los ojos. El Documento seala que los libros del Antiguo Testamento narran la historia de la salvacin donde se prepara la venida de Cristo al mundo. Es bajo esta luz que debemos considerar la presencia de Mara en ellos.

    Esta visin conciliar armoniza las posturas anteriores, permitiendo encontrar la presencia de Mara en los textos veterotestamentarios bajo una divisin ternaria2: a. Textos acomodaticios; b. Textos de sentido Mariolgico discutido; c. Textos ciertamente Mariolgicos. 1. Mara en el Antiguo Testamento 1.1. Textos acomodaticios

    La interpretacin patrstica de la Escritura, considerando el carcter central de la presencia de Cristo en la totalidad de la Revelacin, confluye naturalmente para la acomodacin de textos escritursticos a la persona de Mara, que engendra al Mesas prometido desde los inicios por Dios y, ms claramente, a partir de la promesa hecha a David de un redentor nacido de su linaje. Esta profeca mesinica presente en el Antiguo Testamento, remite a encontrar una profeca de la persona de Mara en los textos veterotestamentarios, contemplando en ellos, por una acomodacin, la figura y las prerrogativas de Mara. El uso litrgico de algunos de estos textos, confirma, de cierta forma, la aceptacin de la Iglesia a esta visin acomodaticia, por la aplicacin del adagio atribuido a San Prspero de Aquitania:

    1 Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, Juan Luis. Mara, Madre del Redentor. 3 ed. Navarra: EUNSA, 2009, pp. 79-80. 2 Cf. POZO, Cndido. Mara en la Escritura y en la fe de la Iglesia. Madrid: BAC, 1979, p. 32.

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    Lex orandi, lex credendi. La figura de Judit, por ejemplo (Jdt 15, 9), ensalza la victoria de una mujer que libr al

    pueblo del peligro de Holofernes y es felicitada por su accin como la gloria de Jerusaln, [] el honor de nuestra raza.

    Es significativo el paralelo entre la alabanza a Judit y las palabras con que Isabel ensalza a Mara (Lc 1, 45.42)3:

    Judit Lucas Bendita eres, oh hija, por el Seor, el Dios Altsimo, ms que todas las mujeres de la tierra.

    Bendita t entre las mujeres.

    Bendito sea el Seor, que hizo los cielos y la tierra.

    y bendito el fruto de tu seno.

    Evidentemente el texto est referido a Judit, pero la liturgia ante y pos-conciliar lo utiliza en misas dedicadas a Mara, as como en los oficios marianos de la Liturgia de las Horas.

    Un texto acomodaticio significa, por tanto, que el autor no dice nada explcitamente sobre Mara, sino que la Iglesia encuentra en esas palabras la expresin de la consideracin que tiene de Mara. En el ejemplo citado, Judit sera una figura de Mara que colabor para librarnos de un enemigo mayor que Holofernes, librndonos de la cautividad definitiva del pecado.

    Otros pasajes de los Libros Sapienciales, como Proverbios 8, 22ss: Yaweh me form primicias de su obrar desde muy antiguo, y desde antes mismo que cosa alguna hiciera. Muy de antiguo fui yo formada, desde el principio y desde los orgenes de la tierra y Eclesistico 24, 9: Antes del mundo, al comienzo, me cre, y por todos los siglos no cesar, son ejemplos clsicos de textos acomodaticios. Estos textos se refieren literalmente a la Sabidura divina y a la accin creadora de Dios, pero la Iglesia subraya en ellos los bienes que los hombres obtienen por el contacto con Mara y la abundancia de los frutos que el hombre puede obtener con una piedad mariana; por eso los utiliza acomodados a la devocin mariana.4 1.2. Textos de sentido Mariolgico discutido

    A partir de la teologa monstica medieval comienza a encontrarse la tendencia a la interpretacin en sentido mariolgico del Cantar de los Cantares. Muchos autores se inclinan por aceptar como cierto el sentido mariolgico del libro, mientras otros consideran esta aplicacin incompatible con las caractersticas propias de Mara. Para los primeros, el Espritu Santo, al inspirar el libro, habra querido referirse a Mara como pice de las relaciones entre Dios y un alma. En esa consideracin el libro hablara, en sentido bblico, de la Santsima Virgen. Esta tendencia no debe ser confundida con el uso patrstico de aplicar a Mara determinados pasajes del Cantar. Este uso ms bien debera ser considerado como acomodacin. En esa visin, la esposa del Cantar habra que identificarse con Mara en todo el texto del libro. Sin embargo algunas partes del libro no encuentran paralelo con la Virgen Mara, como por ejemplo, la hesitacin de la esposa en recibir al esposo, relatada en el captulo 5 (2-6).

    Lo mismo pasa con el Salmo 45 (44), muchas veces considerado como referido a Mara,

    3 Cf. SCHILLEBEECKX, Edward. Mara, Madre de la Redencin. Bases religiosas del Misterio de Mara. 2 ed. Madrid: FAX, p. 27. 4 Cf. Ibid., p. 33-34.

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    la reina-esposa, introducida junto al Rey Cristo. La liturgia ha aplicado siempre estas palabras a la Madre de Dios: Aparece, esplndida, la princesa, con ropajes recamados en oro; vestida de brocados la llevan ante el rey []. Tus hijos ocuparn el lugar de tus padres, y los pondrs como prncipes por toda la tierra. Yo har clebre tu nombre por todas las generaciones; por eso, los pueblos te alabarn eternamente. Sin embargo, el sentido literal inmediato de la frase supone el matrimonio de una princesa extranjera con un rey israelita, requiriendo de la princesa una ruptura con su pasado, lo que dificulta la aplicacin de este texto a Mara.5

    El texto de Jeremas 31, 22 ha recibido tambin una interpretacin mariana: Yaweh ha creado una novedad en la tierra: la mujer rodear al varn. San Jernimo hace una interpretacin mariolgica al decir que el Seor ha realizado una cosa nueva en la tierra: sin la participacin del varn, sin ningn acto carnal, la mujer rodear al varn en su seno. El varn perfecto estar contenido en el vientre femenino los meses acostumbrados.6 Los estudios modernos llevaron a los autores catlicos a abandonar cada vez ms el sentido mariano de este texto, basados en estudios lingsticos que demuestran que l no se refiere a una virgen, sino a una mujer destinada al varn, desacreditando el sentido mariolgico de esta percopa.7

    Las discusiones entre los autores no permiten considerar estos textos como mariolgicos en sentido concreto, sino que ms bien desacreditan esta aplicacin en sentido directo, aceptndola en sentido acomodaticio. 1.3. Textos ciertamente Mariolgicos

    La Lumen gentiun (55) enumera tres pasajes del Antiguo Testamento que, tal como se leen en la Iglesia y tal como se interpretan a la luz de una revelacin ulterior y plena, pueden ser considerados con un sentido verdaderamente bblico referido a la Madre de Dios: Gn 3, 15, Is 7, 14 y Miq 5, 23. Con esta afirmacin, el Concilio indica que la plena certeza del sentido mariolgico de esos pasajes se obtienen con la iluminacin de la Tradicin y la confirmacin de los mismos por los textos neotestamentarios. El principio fundamental de esta consideracin es que estos textos contienen una autntica revelacin, aunque solamente bosquejada, sobre la Madre del Mesas. 1.3.1. Gnesis 3, 15

    Despus del pecado de nuestros primeros padres, Dios les prometi un Salvador. A partir de los siglos XVII y XVIII la percopa bblica de Gn 3, 15 pas a ser conocida

    como el Protoevangelio8, es decir el primer anuncio del Mesas Redentor, donde se revela el singular destino de la mujer que habiendo precedido al hombre en el pecado, se convierte en la primera aliada de Dios que, invirtiendo la situacin, har de la mujer la enemiga de la serpiente9.

    Despus del rechazo del ser humano a la justicia original, por el pecado de soberbia, instigado por el diablo, Dios dice a la serpiente: Establezco enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: l te aplastar la cabeza y tu le acechars el calcaar. La presencia del verbo en primera persona del singular deja claro que es Dios personalmente quien habla y que establece la enemistad entre las dos criaturas que entablaron una amistad para romper la

    5 Cf. POZO, Cndido. Op. cit., pp. 37-39. 6 SAN JERNIMO. Commentariorum in Jeremiam propetam, libro VI, PL 24, 914ss. 7 Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, Juan Luis. Op. cit., p. 94. 8 Todo indica que esta denominacin fue utilizada por primera vez por el telogo protestante Lorenzo Rhetius, el ao 1638. Cf. POZO, Cndido. Op. cit., p. 40. 9 Cf. JUAN PABLO II. Mara em el Protoevangelio, Catequesis de 24 de enero del 1986. En: L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espaola, del 26 de enero del 1996.

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    unin del hombre con Dios: el demonio y la mujer. La consideracin mariolgica del texto puede ser analizada bajo el siguiente esquema:

    a) Establezco enemistad entre ti y la mujer:

    Se puede considerar este texto como mariolgico si alcanzamos comprobar su sentido mesinico, porque nicamente estando presente Cristo, se puede advertir en l la presencia de Mara. Este carcter mesinico se puede afirmar si en el texto se muestra la victoria definitiva del bien sobre el mal, conseguida por el linaje de la mujer. b) ...entre tu linaje y su linaje:

    La palabra hebrea que traducimos por linaje zera significa literalmente semilla10, en sentido individual (un descendiente concreto), como tambin en sentido colectivo la descendencia o posteridad. En el idioma hebreo, el vocablo zera admite igualmente un sentido moral: el conjunto de personas que persiguen el mismo objetivo (Cf. Is 1, 4). Es evidente que el linaje de la serpiente est usado en sentido moral y colectivo11. En consecuencia, el linaje de la mujer debe ser entendido en el mismo sentido colectivo, es decir: la posteridad de la mujer. c) ...l te pisar la cabeza, mientras t acechars su calcaar.

    La traduccin literal de este versculo evidencia el singular masculino, pues en hebreo se encuentra h (ipsum) y no h (ipsa) que es la lectura propuesta por la antigua Vulgata. Por tanto, es el linaje de la mujer el que aplastar la cabeza de la serpiente; es decir la lucha escatolgica se entablar entre la serpiente tentadora y un descendiente concreto de la mujer. As, este texto tiene una clara dimensin mesinica, lo que nos permite descubrir ah una referencia a la Madre del Mesas.

    La descendencia de la mujer alude a los efectos de su accin maternal y, en este caso, est personalizada en un descendiente privilegiado: el Mesas.12

    La mayora de los autores considera que Mara, sin excluir a Eva, es la mujer del Protoevangelio; sta es en sentido obvio e inmediato; aquella en sentido pleno. Esta mujer es constituida como enemiga irreconciliable con el demonio, con el cual Dios establece una enemistad total, absoluta y radical. No es coherente identificar a Eva plenamente con esta mujer, cuando sta es quien entabla una amistad con la serpiente y, aceptando su direccin, inicia y comete el pecado, involucrando al varn en la amistad pecaminosa con la serpiente, que los aleja definitivamente de Dios. La historia comprueba que Eva, personalmente, no ha vencido de modo definitivo al linaje de la serpiente, por lo contrario es la mujer vencida, derrotada por su propia fragilidad y por tanto estas palabras deben ser aplicadas a otra mujer. Sobre este particular, afirma el Papa Juan Pablo II:

    Quin es esta mujer? El texto bblico no refiere su nombre personal, pero deja vislumbrar una mujer nueva, querida por Dios para reparar la cada de Eva. [...] A la luz del Nuevo Testamento y de la tradicin de la Iglesia sabemos que la mujer nueva anunciada por el Protoevangelio es Mara, y reconocemos en su linaje (Gn 3,15), a su Hijo, Jess, triunfador en el misterio de la Pascua sobre el poder de Satans13.

    10 Cf. CEUPPENS, P. F. Theologia Biblica, Tomo IV. Torino: Marietti, 1948, p. 3. 11 Cf. POZO, Cndido. Mara en la obra de la Salvacin. Madrid: BAC, 1984, p. 102. 12 Cf. ARTOLA ARBIZA Antonio Mara. Mstica y sistemtica en la Mariologa. Callao: Facultad de Teologa Redemptoris Mater, 2010, p. 249. 13 JUAN PABLO II. Mara en el Protoevangelio, Catequesis de 24 de enero del 1986. En: L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espaola, del 26 de enero del 1996.

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    1.3.2. La profeca de Isaas

    El texto bblico de Isaas 7, 14 afirma de manera inequvoca: Pues bien, el Seor mismo va a daros una seal: He aqu que una virgen est encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondr por nombre Emmanuel (Is 7, 14). Si la persona que nacer el Emmanuel es el Mesas, ese texto es mesinico y a la vez mariolgico porque se cita explcitamente a su madre la virgen .14

    Hay quien ve en la doncella anunciada por Isaas (almah) la esposa del rey Ajaz, madre de Ezequas, pero es importante recordar que la palabra almah, aunque signifique directa y formalmente una chica o muchacha joven e indirectamente comporta siempre la virginidad, en las Sagradas Escrituras siempre significa una doncella que se presume virgen y nunca es aplicada a una mujer casada15. En Alejandra, cuando los autores griegos crearon la versin de los LXX, se utiliz la palabra parthnos16, virgen en sentido estricto. La versin sirio-peshitta lo transcribi por bethulah, que tambin significa virgen y la Vulgata por virgo. Sin embargo, las versiones griegas de Aquila y Simmaco lo traducen por joven, con abstraccin de la virginidad. No obstante, hay que decir que estas versiones, realizadas despus de Cristo, tienen un marcado matiz anticristiano y procuran prescindir de toda connotacin positiva17. La exgesis de esta percopa ha costado mucha tinta y, segn Martin Buber18, sera el versculo ms discutido de todo el Antiguo Testamento.

    Emmanuel significa Dios con nosotros. El anuncio del ngel Gabriel a Mara confirma la profeca de Isaas: El santo que nacer de ti ser llamado Hijo de Dios (Lc 1, 35). En consecuencia, a partir de la Encarnacin Jess es, de hecho, Dios con nosotros.

    Isaas profetiza en un momento de conflicto armado, cuando el rey de Siria fue muerto en la ocupacin de Damasco por las tropas del rey asirio Tiglate-Pileser, que marchaba contra Israel y Jud. Ajaz, rey de Jud, debera resistir sin aceptar alianza con Tiglate-Pileser, rey de Asiria, manteniendo la independencia de Jud19. Pero Ajaz, no haciendo caso de las advertencias del Profeta Isaas, no quiso limitarse a resistir. Tendra miedo que Tiglate-Pileser considerase la neutralidad como un signo de enemistad secreta. Entonces, Ajaz envi embajadores con ricos presentes a Tiglate-Pileser pidindole ayuda contra la coalicin de los israelitas, sirios y damasquinos, prometindole gran cantidad de dinero. El rey asirio vino en persona, devast Siria y tom Damasco. March despus contra los israelitas y llev varios esclavos. Ajaz fue a Damasco para agradecerle, llevando todo el oro y plata de sus cofres y del tesoro del Templo, pasando a adorar las divinidades de los vencedores. Mand cerrar el Templo, prohibiendo los sacrificios y la adoracin al verdadero Dios20. Esta aceptacin traicionera de la supremaca asiria le fue duramente criticada por el profeta Isaas, que le haba prometido la ayuda divina para conservar el trono de David, del cual habra de nacer el Mesas.

    14 Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, J. L. Op. cit., p. 93. 15 Cf. Ibid., p. 91. 16 El pagano Celso presenta una versin blasfema de la concepcin de Mara que habra sido repudiada por concebir un hijo con un soldado llamado Pantera (Contra Celsum I, 28). Aqu se percibe la confusin con el trmino parthens presente en la versin de los LXX. (Cf. PADOVESE, Luigi. Introduccin a la Teologa Patrstica. Navarra: Verbo Divino, 1996, p.145). 17 Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, J. L. Op. cit., p. 93. 18 STICKELBROECK, Michael. Mara Colaboradora del Redentor. Lima: Facultad de Teologa Pontificia y Civil de Lima, 2011, p. 12. 19 Cf. SCHULTZ, Samuel J. A histria de Israel no Antigo Testamento: Um exame completo da Histria e Literatura do Antigo Testamento. So Paulo: Vida Nova, 2008, pp. 234-235. 20 Cf. JOSEFO, Flavio. Histria dos Hebreus: De Abrao queda de Jerusalm. Obra completa. Rio de Janeiro: Casa Publicadora das Assemblias de Deus, 2008, pp. 458-459.

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    Isaas asegura a Ajaz que no debe someterse a la dominacin de los ejrcitos enemigos y promete la ayuda divina para conservar el trono de David, del cual habra de nacer el Mesas. Le dice Isaas: Pide a Dios una seal!, pero Ajaz le contesta que no quiere tentar a Yahveh21. Isaas, tomado por el espritu de profeca proclama no slo para Ajaz, que no lo haba aceptado, sino para todo el mundo: He aqu que la virgen concebir y dar a luz un hijo (Is 7, 14).

    La profeca va ms all de las circunstancias del momento y se refiere al nacimiento del Mesas, hecho que se refleja en el nombre Emmanuel (Dios con nosotros) y en la relacin de esta profeca con otras parecidas (Is. 8, 8; 9, 1-6; 11, 1-9), en una dinmica que seala el futuro nacimiento del Mesas, de la tribu de David. La confirmacin de la profeca por San Mateo y los relatos de la Anunciacin del ngel a Mara evidencian el carcter mesinico de la profeca. 1.3.2. La profeca de Miqueas

    El profeta Miqueas (Mq 5, 1ss) nos presenta un orculo todava ms claro. Despus de anunciar los castigos que recaeran sobre Jud (cap. 1-3), relata la promesa futura que vendr sobre Sin: Ser el reino de Yahveh (vv. 1-5). En este contexto se enuncia la profeca mesinica:

    Y t, Beln Efrat, tan pequea entre los clanes de Jud, de ti me nacer el que debe gobernar a Israel: Sus orgenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Seor los abandonar hasta el momento en que d a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volver junto a los israelitas. l se mantendr de pie y los apacentar con la fuerza del Seor, con la majestad del nombre del Seor, su Dios. Ellos habitarn tranquilos, porque l ser grande hasta los confines de la tierra. Y l mismo ser la paz! (Miq 5, 1-4)

    La pregunta sobre quien es este que viene a gobernar a Israel ha suscitado alguna discusin, puesto que una corriente exegtica lo refiere a Zorobabel que domin a Israel y condujo al pueblo y las reliquias de sus antepasados de vuelta al santuario, iniciando la reconstruccin del Templo. Sin embargo, la profeca establece claramente que este gobernador nace en Beln Efrat, mientras que Zorobabel ha nacido en Babilonia.

    Es innegable el parentesco de esta profeca con Is 7, 14, con ella se completa el vaticinio de Isaas, afirmndose que la almah dar a luz al Emmanuel en Beln-Efrat y seala que sus orgenes se remontan al pasado, lo que conecta con el Prlogo del Evangelio de San Juan cuando afirma la eternidad del Verbo, utilizando la frmula: En el principio era el Logos: literalmente habla de principio, pero la afirmacin evidente es de que no hubo principio cronolgico, sino lgico. 1.4. Smbolos marianos del Antiguo Testamento

    Adems de muchos otros textos que se pueden aplicar a Mara, en el Antiguo Testamento se encuentran muchas figuras y smbolos marianos, como por ejemplo: Sara, Rebeca, Mara, hermana de Moiss; Ana, Madre de Samuel; Ester, esposa de Asuero; Dbora y Judit. Estos smbolos, a veces de gran belleza, son una manera de ensalzar las perfecciones de Mara22. Las letanas marianas, en gran parte, estn conformadas por los smbolos marianos veterotestamentarios, transformados en advocaciones a la Bienaventurada Virgen Mara.

    21 Cf. ASIMOV, Isaac. Gua de la Biblia: Antiguo Testamento. Barcelona: Plaza & Janes, 1988, pp. 309-310. 22 Cf. BASTERO DE ELEIZALDE, J. L. Mara, Madre del Redentor. Pamplona: EUNSA, 2004, pp. 94-101.