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El consumo de bebidas energéticas (BE) en el Chile se ha masificado y crece a una tasa mayor que la mundial. Asimismo, también aumentan las investigaciones que indagan en los riesgos a la salud asociados a su consumo, principalmente por su consumo mezclado con alcohol. Respecto a ello existen diversas investigaciones que demuestran mayor riesgo de consumo intenso, intoxicación y dependencia al alcohol. El presente boletín tiene como objetivo reportar la prevalencia del consumo de BE en la población escolar y analizar el posible riesgo que puede constituir su consumo en para personas que autorreportan consumo intenso de alcohol (Binge). La metodología para la estimación de la prevalencia se realizó con los reportes de la ENPE-2011 (n=33.422) y para el análisis del riesgo se utilizó el Modelo Lineal General. Los resultado obtenidos dieron cuenta de un mayor consumo en hombres y colegios particulares pagados, un 24,7% de prevalencia año y un 13,0% de prevalencia mes, como un 90% de mayor riesgo en escolares que autorreportan consumo intenso de alcohol y consumen BE (P value<0.001). Como conclusión cabe destacar la importancia de diseñar estrategias de prevención y recoger información respecto al consumo mezclado de alcohol y BE. Las bebidas energéticas son productos artificiales que están compuestos por múltiples sustancias estimulantes que buscan generar en el consumidor efectos energéticos, regeneradores de la fatiga y del cansancio. Su consumo se ha masificando fuertemente y está principalmente asociado a la vida nocturna y al deporte, por lo cual, la industria concentra su público objetivo en la población joven, entre los 18 y 40 años segmento en el que se han posicionado fuertemente. Su expendio se da en farmacias, supermercados, gimnasios, mini markets de estaciones de servicios, y en especial en bares, discotecas, pubs y botillerías, estas últimas asociadas Boletín N° 13: Consumo de bebidas energéticas 1 Observatorio Chileno de Drogas - www.senda.gob.cl Nº 14 / Septiembre 2012 Introducción CONSUMO DE BEBIDAS ENERGÉTICAS EN CHILE Resumen BO LE TIN Observatorio Chileno de Drogas

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El consumo de bebidas energéticas (BE) en el Chile se ha masificado y crece a una tasa mayor que la mundial. Asimismo, también aumentan las investigaciones que indagan en los riesgos a la salud asociados a su consumo, principalmente por su consumo mezclado con alcohol. Respecto a ello existen diversas investigaciones que demuestran mayor riesgo de consumo intenso, intoxicación y dependencia al alcohol.

El presente boletín tiene como objetivo reportar la prevalencia del consumo de BE en la población escolar y analizar el posible riesgo que puede constituir su consumo en para personas que autorreportan consumo intenso de alcohol (Binge). La metodología para la estimación de la prevalencia se realizó con los reportes de la ENPE-2011 (n=33.422) y para el análisis del riesgo se utilizó el Modelo Lineal General.

Los resultado obtenidos dieron cuenta de un mayor consumo en hombres y colegios particulares pagados, un 24,7% de prevalencia año y un 13,0% de prevalencia mes, como un 90% de mayor riesgo en escolares que autorreportan consumo intenso de alcohol y consumen BE (P value<0.001). Como conclusión cabe destacar la importancia de diseñar estrategias de prevención y recoger información respecto al consumo mezclado de alcohol y BE.

Las bebidas energéticas son productos artificiales que están compuestos por múltiples sustancias estimulantes que buscan generar en el consumidor efectos energéticos, regeneradores de la fatiga y del cansancio. Su consumo se ha masificando fuertemente y está principalmente asociado a la vida nocturna y al deporte, por lo cual, la industria concentra su público objetivo en la población joven, entre los 18 y 40 años segmento en el que se han posicionado fuertemente. Su expendio se da en farmacias, supermercados, gimnasios, mini markets de estaciones de servicios, y en especial en bares, discotecas, pubs y botillerías, estas últimas asociadas al consumo de alcohol (1). Su uso en Chile está normado por el código sanitario que las denomina “alimentos para deportistas” y como “bebidas energéticas” (2).

En Chile la comercialización de bebidas energéticas se inició principalmente por medio de su importación a inicios de la década de los 90 y actualmente la demanda por su

Boletín N° 13: Consumo de bebidas energéticas 1Observatorio Chileno de Drogas - www.senda.gob.cl

Nº 14 / Septiembre 2012

Introducción

CONSUMO DE BEBIDAS ENERGÉTICAS EN CHILE

Observatorio Chileno de DrogasTINLEBO

Resumen

consumo ha crecido fuertemente y se complementa con la producción nacional (3). En nuestro país se ha incrementado el consumo de bebidas energéticas en cuatro veces en los últimos 5 años, ubicándose en el quinto lugar de Latinoamérica con un promedio aproximado de un litro per cápita anual. A nivel global el aumento del consumo anual aumentó en un 14.1%, en Latinoamérica un 31% -fue la región del mundo en donde más creció el consumo- y en Chile muestra un aumento del 26,7%, en base al reporte de la industria (4).

La composición de las distintas marcas de bebidas energéticas que en nuestro país se comercializan difieren unas de otras, no obstante están constituidas principalmente por agua y por la adición de un alto número de compuestos, tales como, aminoácidos individuales (glutamina, la arginina, taurina, etc.) como aminoácidos ramificados (leucina, isoleucina, valina, etc.), vitaminas, carbohidratos, saborizantes naturales, saborizantes artificiales, minerales, azúcar, edulcorantes, ginseng y cafeína, la cual, también puede estar contenida como extractos de café, té, guaraná, yerba mate, entre otros (5).

Cabe destacar investigaciones que dan cuenta que los principales compuestos incluidos en las bebidas energizantes -guaraná, taurina, y ginseng- tienen dosificaciones sub umbrales, ya sea para producir efectos terapéuticos buscados o efectos adversos, con la excepción de la cafeína y glucosa que presentan altos niveles de concentración y representan potenciales riesgos tóxicos por su consumo excesivo (6, 7). La cafeína es un alcaloide y su concentración en los envases de 250 cc. comercializados en Chile contienen en promedio 80 mg. (5), su consumo en exceso puede desarrollar trastornos a la salud física y mental -Trastornos debidos al consumo de cafeína- (8), el consumo máximo recomendado de cafeína en adolescentes es de 100 mg./día (9), y en adultos hasta 300 mg./día (10).

Investigaciones que indagan los efectos en la salud con el consumo de bebidas energéticas dan cuenta que no tienen ningún efecto terapéutico significativo relacionado con el incremento de la energía (9), no obstante, sí dan cuenta que su consumo en exceso trae consigo riesgos para la salud, por lo cual, deben cumplir siempre con un etiquetado que advierta de los riesgos de salud asociados su consumo en exceso, tanto para la población general como en población específica, tales como embarazadas, mujeres en lactancia, personas con diabetes, menores de 15 años, entre otros. Además la rotulación debe advertir respecto a la ingesta diaria admisible (IDA) por cada sustancia que contiene la bebida energizante. Por último, algunas bebidas energéticas rotulan los posibles riesgos a la salud si se consume junto con el alcohol, aunque lamentablemente esta no es una exigencia del Reglamento Sanitario de los Alimentos (3).

Dada la masificación y el aumento del consumo en todo el mundo de las bebidas energéticas se ha despertado el interés por investigar los riesgos de su consumo, últimamente en particular en Estados Unidos debido a la venta de bebidas energéticas que incluyen entre sus ingredientes alcohol (Alcoholic Energy Drinks) y que ha generado en cuatro Estados su prohibición por parte de la FDA (US Food and Drug Administration) dado el aumento de reportes de intoxicaciones en adolescentes por su consumo (11, 12). Si bien en Chile no existen bebidas energizantes que incluyan alcohol es razonable investigar las consecuencias del consumo mezclado.

Las investigaciones que aborden la relación entre el consumo de bebidas energizantes y alcohol reportan evidencias respecto que su consumo mezclado enmascara los signos de intoxicación por alcohol, lo que implicaría riesgo a consumir mayor volumen de alcohol, con mayor deshidratación, resacas más severas y prolongadas (13). Asimismo, otras investigaciones comprueban el aumento del volumen de ingesta de alcohol al consumir la mezcla, al indagar en las causas de lo anterior se averiguó que lo realizaban con el objeto de querer mejorar el sabor final de la mezcla entre ambas bebidas (14-16).

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Por lo anterior, se hace importante sensibilizar entre los adolescentes y jóvenes respecto a los riesgos del consumo de bebidas energéticas mezclada con alcohol y monitorizar el rotulado de advertencia de las bebidas energéticas (7).

El alcohol por si solo deteriora los procesos de inhibición y activación de control del comportamiento en el bebedor, no obstante, algunas investigaciones dan cuenta del escenario de alto riesgo para el bebedor que mezcla alcohol y bebidas energizantes, por cuanto, produce disminución del deterioro de la activación, pero no de la inhibición de la respuesta, en otras palabras, las mezcla aumenta los niveles de estimulación y los aspectos gratificantes de beber alcohol, lo que lleva a un mayor consumo, especialmente cuando control inhibitorio sigue siendo afectado por el alcohol (17-19), lo que expone a los bebedores a riesgos, por ejemplo, de accidentes por la conducción de vehículos bajo los efectos del alcohol y conductas sexuales riesgosas, entre otros (11). Un estudio norteamericano da cuenta que la razón de productos cruzados reveló que las probabilidades de consumir alcohol más el uso de bebidas energéticas entre los bebedores intensos eran casi 4 veces mayor (odds ratio=3,7) que las de consumir alcohol más el uso de bebidas energéticas entre los no bebedores intensos (20). Por otro lado, también se ha observado que existe un alto riesgo de dependencia al alcohol en consumidores de alcohol y bebidas energéticas (21).

En relación al grado de asociación que hacen los jóvenes franceses entre las bebidas energéticas y el consumo de alcohol es considerable, entre un 25% a un 40% lo que puede sugerir que la prevalencia de consumo mezclado puede ser alta en dicha población (22). Estudios en jóvenes y adultos norteamericanos dan cuenta del consumo de 1 lata de bebida energizante con una frecuencia de 1 a 4 veces al mes, su prevalencia año es de 31,4%, y la prevalencia mensual es del 25%. Por otro lado la prevalencia año de bebidas energéticas mezcladas con alcohol es de 20% (20, 23). Prevalencias en población Escolar en países latinoamericanos dan cuenta, como en el caso de Costa Rica de una prevalencia año de 37,7% y de 18.9% prevalencia mensual, en ambos casos la prevalencia ha venido en aumento los último años (24). En Argentina las prevalencias en población escolar dan cuenta de una prevalencia año de 49,9% y de 29,9% prevalencia mensual para el consumo de bebidas energéticas, respecto a la proporción consumida mezclada con alcohol es de 67,7% (25).

Por lo último, se hace razonable investigar la magnitud de la prevalencia del consumo de bebidas energéticas mezcladas con bebidas alcohólicas en nuestro país, no obstante, ya que no contamos con datos que den cuenta de ello surge como una interesante pregunta que agregar en los próximos estudios de Consumo de Drogas. Por otro lado, con la información disponible igualmente es posible analizar alguna relación que pueda tener el consumo de alcohol, en particular en adolescentes y jóvenes que auto reportan consumo intenso de alcohol (Binge) con el consumo de bebidas energéticas, esto por los antecedentes y evidencia recogida que dan cuenta de las propiedades de enmascaramiento de los signos de inhibidores del alcohol de la bebidas energéticas, considerando las limitaciones que el ejercicio conlleva al no conocer el consumo mezclado de alcohol y de bebidas energéticas.

Ulteriormente, se procede a describir la metodología con la cual se ha estimado la prevalencia del consumo de bebidas energéticas en la población escolar, posteriormente se analizara el riesgo que puede constituir el consumo de bebidas energéticas en consumidores de alcohol. Finalmente, se abordan las limitaciones del ejercicio realizado.

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Métodología

Para el presente boletín se estimó la prevalencia mes y la prevalencia año del consumo de bebidas energéticas para la población escolar en Chile en base a la información reportada en el Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar 2011 (ENPE 2011). La prevalencia se desgloso por sexo, año escolar cursado y tipo de dependencia del establecimiento escolar como indicador asociado al Nivel Socio Económico.

En relación al análisis del riesgo que puede constituir el consumo de bebidas energéticas en consumidores de alcohol, en particular aquellos que auto reportan consumo en exceso de alcohol, la metodología estadística utilizadas para su análisis se estimó en base al Modelo Lineal General (GLM), el cual expresa en forma cuantitativa relaciones entre conjunto de variables, en las que una de ellas se denomina variable respuesta o variable dependiente y las restantes son llamadas covariables, variables explicativas, o variables independientes (26).

Para el presente boletín la variable dependiente se considera al consumo intenso de alcohol en el último mes (Binge) y las variables independientes explicativas; el consumo de bebidas energéticas en el último mes, edad y sexo. Para la correcta estimación del análisis se consideró el tipo de diseño muestral para el estudio de drogas (ENPE 2011).

Cabe destacar que independiente que no se conozca el número de personas que consumen la mescla de alcohol y bebidas energéticas, igualmente debería observarse algún efecto si es efectivamente el consumir bebidas energéticas un factor de riesgo en consumidores de alcohol que auto reportan beber en exceso.

Universo y muestraRespecto a los datos analizados el ENPE 2011 estos representan un universo de 859.720 alumnos mayores de 12 años, siendo 439.525 mujeres y 417.028 hombres, la muestra está constituida por 33.422 alumnos, con 16.570 hombres y 16.812 mujeres.

Variables del estudioLas variables utilizadas del ENPE 2011 son; sexo, edad (12 a 21 Años), año escolar cursado (8°básico a IV° Medio), dependencia establecimiento educacional (Municipal, Particular subvencionado, Particular Pagado), consumo bebidas energéticas mes, consumo bebidas energéticas año y consumo alcohol intenso en el último mes (Binge).

La estimación del consumo de bebidas energéticas dada en los reportes del estudio (ENPE 2011) se ha realizado a partir de las respuestas a la pregunta “¿Cuándo fue la última vez que consumiste alguna de las siguientes drogas? […] Bebidas energéticas: En los últimos 30 días / Hace más de un mes, pero menos de un año / Hace más de un año / Nunca he probado.”, específicamente para estimar la prevalencia mensual se consideraron las respuestas positivas al consumo “En los últimos 30 días”, y para la estimación de la prevalencia año se consideraron la sumatoria de las respuestas positivas al consumo “En los últimos 30 días” y “Hace más de un mes, pero menos de un año”.

Respecto al autoreporte de consumo intenso de alcohol (Binge) dado en el estudio (ENPE 2011) éste se ha estimado a partir de la sumatoria de las respuestas positivas a la pregunta: “Pensando en los últimos 30 días ¿Qué tan seguido has tomado 5 o más tragos en una sola ocasión (por ejemplo en un carrete, una salida o una junta)? 5 o más tragos equivaldría a por ejemplo: 5 latas de cerveza o aproximadamente 1 litro y medio de cerveza (1.600 ml de cerveza), 5 copas de vino o aproximadamente 1 botella de vino (700 ml de vino), 5 combinados suaves o 3 combinados fuertes (200 ml de ron, pisco, vodka u otro licor): Ninguna vez / 1 vez / 2 veces / 3 a 5 veces / 6 a 9 veces / 10 o más veces”.

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Resultados

Análisis Descriptivo

Respecto a la estimación de la prevalencia mensual y anual del consumo de bebidas energéticas, en la población escolar en Chile, sus resultados se muestran a continuación. Cabe destacar que las prevalencias se refieren al consumo en general, no desagregado por tipo de ámbito de consumo, esto es deportivo, recreativo y/o nocturno.

La estimación de la prevalencia año es del 24.7% (n=9.110) y la prevalencia mes del 13% (n=4.796), destaca un menor consumo en mujeres en el consumo mensual de bebidas energéticas. Existen diferencias significativas respecto al consumo último mes entre la proporción de hombre y mujeres (Test Wald (1, 949) =26.84, P Value< 0.001).Grafico 2: Prevalencia consumo bebidas energéticas por año escolar cursado (ENPE 2011).

Respecto a la estimación de la prevalencia año y prevalencia mes se observa un mayor consumo de bebidas energéticas a medida que aumenta el año cursado.

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La estimación de la prevalencia según el tipo de dependencia está asociado al NSE, en la estimación se puede observar un mayor consumo en colegios particulares pagados (19.3%-40.3%) y menor consumo en establecimientos públicos (9.0%-17.9%), tanto para la estimación de la prevalencia mes y la prevalencia año respectivamente. La diferencias entre los distintos establecimientos es significativa, respecto al consumo último mes, entre la proporción establecimientos municipales, particulares subvencionados y particulares pagados (Test Wald, F (2, 948) = 47.06, P Value< 0.001).

Análisis Multivariado

Para poder analizar si efectivamente el consumir bebidas energéticas sea, o no, un factor de riesgo en consumidores de alcohol que auto reportan beber en exceso en el último mes, se estimó con el análisis GLM una variable de riesgo entre las 3 consideradas en el modelo (Sexo, Edad, Consumo mensual de energéticas), esto es la variable explicativa de consumo de bebidas energéticas en el último mes. Esto es específicamente una estimación de un 90% (P value<0.001) de mayor riesgo de autoreporte de consumo intenso de alcohol (Binge) en jóvenes que consumen bebidas energéticas. La edad y el sexo no representaron ser un factor protector o de riesgo ligado al autoreporte de consumo intenso de alcohol.

En el presente boletín se presentaron las prevalencias de consumo intenso en la población escolar y algunas variables asociados a ello. Se destaca el riesgo aumentado entre aquellos que tienen un tiempo de consumo mayor o igual a 2 años o que consumen otras sustancias ilícitas, mientras que como factor protector, destacan la percepción de riesgo sobre el consumo de alcohol y la influencia del grupo de pares.

El consumo intenso es un patrón de consumo relacionados con una serie conductas de riesgo en población joven aumentando la probabilidad de estar envuelto en hechos de violencia, accidentes y otras conductas de riesgo para la salud física y psicológica.

Un mayor monitoreo de estos patrones, tanto en población genera como en población adolescente debe ser una prioridad en la vigilancia epidemiología y un foco de atención en el trabajo preventivo que realizan las instituciones preocupadas en reducir la demanda del consumo de alcohol y otras sustancias y sus consecuencias.

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Bibliografía

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