* peÑa lara * burgos

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VISITA PRIMAVERAL a los duendes de La Peña de LARA La primavera había llegado hacía poco más de dos semanas. Durante los crudos meses de invierno, CITEREA, junto con su familia, había permanecido al cobijo dentro de su vivienda situada al píe de la Antigua Fuente que año tras año, desde hace muchos, regaba los viñedos y los campos de trigo del valle enclavado a los píes de la majestuosa Peña de Lara que - orgullosa de su pasado histórico - se erguía en medio de los campos cuál fiero mástil de noble barco. Muy atrás en el tiempo, el castillo de la Familia Lara, situado en la cima, dominaba desde tan grandiosa atalaya toda la panorámica de las tierras situadas a su alrededor. Islotes color carmesí - formados por miles de rojas amapolas - alegraban con sus llamativos tonos el color dorado de las espigas de trigo. En lo alto de una colina cercana, una vieja ermita románica se alzaba cuál "extraña nave" que de un momento a otro fuese a surcar las olas doradas de los campos de trigo a sus píes. Hasta hace pocos años, había estado bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Viñas” pero la abuela de Citerea le había contado que a ella - su propia abuela - le había referido que mil años atrás la construcción original era un "NINFEO", es decir, un lugar consagrado a las Ninfas, a la Naturaleza, al Sol y a la Luna. Todavía perduraban restos pétreos que confirmaban La Antigua Tradición. Justo en el arco central de entrada al altar mayor podían verse dos bajo-relieves en piedra. En uno estaba tallada en letras la palabra "S-OL" a ambos lados de una figura con un "halo solar" alrededor de su cabeza. En la otra piedra, se podía leer la palabra " LV-NA" tallada a ambos lados de una “figura barbuda”. 1

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El duende astur TAETON viaja a CASTILLA...

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Page 1: * PEÑA LARA * Burgos

VISITA PRIMAVERALa los duendes de

La Peña de LARA

La primavera había llegado hacía poco más de dos semanas.

Durante los crudos meses de invierno, CITEREA, junto con su familia, había permanecido al cobijo dentro de su vivienda situada al píe de la Antigua Fuente que año tras año, desde hace muchos, regaba los viñedos y los campos de trigo del valle enclavado a los píes de la majestuosa Peña de Lara que - orgullosa de su pasado histórico - se erguía en medio de los campos cuál fiero mástil de noble barco.

Muy atrás en el tiempo, el castillo de la Familia Lara, situado en la cima, dominaba desde tan grandiosa atalaya toda la panorámica de las tierras situadas a su alrededor.

Islotes color carmesí - formados por miles de rojas amapolas - alegraban con sus llamativos tonos el color dorado de las espigas de trigo.

En lo alto de una colina cercana, una vieja ermita románica se alzaba cuál "extraña nave" que de un momento a otro fuese a surcar las olas doradas de los campos de trigo a sus píes.

Hasta hace pocos años, había estado bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Viñas” pero la abuela de Citerea le había contado que a ella - su propia abuela - le había referido que mil años atrás la construcción original era un "NINFEO", es decir, un lugar consagrado a las Ninfas, a la Naturaleza, al Sol y a la Luna.

Todavía perduraban restos pétreos que confirmabanLa Antigua Tradición.

Justo en el arco central de entrada al altar mayor podían verse dos bajo-relieves en piedra.

En uno estaba tallada en letras la palabra "S-OL" a ambos lados de una figura con un "halo solar" alrededor de su cabeza.

En la otra piedra, se podía leer la palabra " LV-NA" tallada a ambos lados de una “figura barbuda”.

En varias culturas del mundo - le había contado su abuela materna - la LUNA está considerada una "divinidad masculina" de ahí que a veces podía ser representada "con barba".

En Peña LARA los meses de invierno eran muy fríos.

El Viento Cierzo soplaba incansable y la nieve cubría los sufridos campos castellanos.

Rara era la noche que la “Dama Helada” no hiciera su aparición.

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Ningún ser viviente la había visto "cara a cara".

Los más osados que lo intentaron, o aquellos que por negligencia se habían casualmente encontrado con ella, habían pagado con su vida la experiencia.

¡Bella sí debía ser! no había más que ver el iriscente brillo que dejaba sobre la tierra o los troncos helados pero su belleza era letal; allí dónde ponía el píe o dirigía la mirada quedaba inerte.

Esto hacía que en el Valle de Lara las actividades exteriores casi cesaban una vez pasadas las Fiestas del Solsticio de Invierno que se celebraban alrededor del día 21 de Diciembre.

Celebraban el acontecimiento reuniéndose la gente para compartir excelentes manjares y hacerse regalos para conmemorar el "Nacimiento del Sol" que a partir de esa fecha se mostraba por más horas en el cielo alargando diariamente las horas diurnas.

Dado que la fecha del solsticio es la del momento en que el sol pasa del signo zodiacal de Sagitario al de Capricornio - cuyo planeta regente es Saturno - los antiguos romanos honoraban a SATURNO - Padre de todos los dioses - en unas alegres fiestas que se conocían como "Las Saturnales".

Pero aunque el sol empezaba a "crecer", sus rayos eran todavía muy débiles y la mayoría de los días no podía llegar a traspasar la gruesa cortina de nubes que le separaba de la Tierra.

Seguía pues haciendo mucho frío en el exterior y la gente permanecía ocupada en labores artesanales dentro de sus propias casas esperando la llegada del Equinoccio de PRIMAVERA, día del año - junto con el correspondiente al Equinoccio de Otoño - en que las horas "de día" y "de noche" se igualan en duración.

Con la llegada de la PRIMAVERA todo se había puesto en movimiento.

En casa de Citerea, al igual que en todas las casas del valle, había una gran actividad. Era el momento de abrir todas las ventanas para que el todavía tímido sol primaveral entrase por ellas disipando las sombras melancólicas del invierno. Todos participaban en la "limpieza general" de todo.

Cortinas y visillos se descolgaban de lo alto de la pared para ser lavados junto con las colchas y las sábanas. Luego se tendían sobre la hierba del pequeño jardín para que el sol los secase y tostase bien con el fin de evitar los graves enfriamientos que se originaban por vestir o dormir con ropa húmeda.

Se quitaba el polvo de los muebles y se limpiaban todos los cristales. Los hombres reparaban las averías ocasionadas por el viento o por el hielo sobre la madera de los tejados, puertas, ventanas, el granero o la valla del jardín.

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Al igual que cada año con la llegada de la primavera, la "Gente Menuda" ("Little People" les llama la gente inglesa) se sentía feliz, eufórica y con ganas de hacer muchas cosas pero para Citerea además aquella primavera tenía además "algo especial".

Tres días antes "HALCÓN" había llegado al valle,procedente de las Tierras del Norte.

Halcón era el mensajero encargado de traer y llevar noticias entre los pobladores del Lago Enol y los del Valle de Lara. Era algo así como un "cartero privado".

Esta vez, atado a una de sus patas, traía un mensaje para la familia de Citerea.

Estaba escrito por tía ERIGONA - hermana de su madre - que textualmente decía:

"Querida hermana Pentesilea. Este mensaje es para informarte de la próxima visita que en breve os hará mi hijo TAETON. Ha crecido mucho en estos últimos meses y se ha hecho un chico mayor. Me ha pedido permiso para iros a visitar.

Está muy ilusionado con la idea de conocer vuestro valle y al mismo tiempo pasar con vosotros el 1 de Mayo para celebrar las fiestas de "LA ROSALIA" que tan espléndidamente preparáis. Es un chico inquieto e imaginativo pero con buen corazón. No os causará problemas y os hará reír con sus ocurrencias y buen humor. Viaja a lomos de su amigo Oso PÁRDO. Un abrazo y besos de Erígona".

Cuándo en la sobremesa, la mamá de Citerea leyó en voz alta, para toda la familia, el mensaje que la enviaba su hermana desde el País de los Astyres, Citerea notó que el corazón la golpeaba fuertemente dentro del pecho y que un inusitado calor enrojecía sus mejillas poniéndolas al rojo vivo.

- ¡Que sensación más extraña! - pensó. Menos mal que nadie la miraba a ella, entretenidos como estaban todos siguiendo emocionados el contenido del mensaje…

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