, músico “soy trovador mÁs que...

3
Por Luis Eduardo Siles D e usted se ha escrito: “Sin ser el mejor cantante ni el mejor compositor, Raimundo trans- mite esa magia de la que gozan pocos guitarristas. Ese rayo eléctrico que en- tra por el pescuezo y sale por los dedos, co- mo le pasaba a Jimi Hendrix, le pasa a Jimi Page o a Jack White, y que fabrica sensacio- nes de otro mundo”. ¿Qué piensa usted? —Hombre, yo lo que no soy es composi- tor de letras. Pero la música me sale por los bolsillos. Cuando me dan un tema, que si está bien y está completo, pues digo: ade- lante. Yo letras compongo muy pocas. Pero de lo que yo hablo hay gente que saca le- tras, lo juntan todo, y sacan letras de lo que yo digo a partir de un sentimiento. Pero lo mío es hacer música y actuar. Soy trovador más que cantante. Pero tengo un rollo que comunica con la gente. Y yo tampoco me considero un buen cantante. Me considero un trabajador. Y también un tocador. —¿Qué conexión establece con su guita- rra mientras actúa? —La guitarra a veces me da alegrías y otras me pone melancólico. Según el momento. Pero la música es la mejor manera que ten- go de expresarme. Mejor que hablar. A mí me cuesta trabajo hablar, pero cojo la gui- tarra y no vea usted. Desde que estaba en la barriga de mi madre escuchaba las guitarras. Mi padre, que se llamaba Luis, tocaba la gui- tarra, y nos crió a los ocho hermanos con la guitarra. Él tocaba muy flamenco. Y la for- ma de vida que ha tenido uno también in- fluye. Igual le ocurre a la gente de los blues, que ha pasado duquelas, fatigas. Ahora es otra etapa de mi vida, en la que vivo mejor. Ahora tal vez mi música sea menos salvaje, pero no es peor que antes. Aunque estoy en otra etapa de mi vida. A mí me gusta toda la música que he hecho, como Raimundo Ama- dor o como Pata Negra. Quizás hice cosas en algún momento por necesidad, que no me gustaban tanto, porque tenía que dar de comer a mis hijos, pero yo respondo de to- do lo que he hecho. —Usted ha dicho que el flamenco, y el fla- menco jondo, son un cante de duquelas. —Sí, porque si se toca una seguidiya o una soleá es necesario haber sufrido, creo yo. —Decía Eduardo Haro Tecglen que no hay mayor dolor que el del abandono. —Claro, sí, el abandono duele, cuando te dejan o pierdes a alguien se pasa muy mal. Pero si hablamos del abandono de la música, de dejar de tocar, aunque yo no pueda andar, he decidido que seguiré to- cando música. Hay flamencos a los que lle- vaban en el carrillo al escenario, muy mal físicamente, pero allí se hacían grandes. Así me gustaría terminar mi vida: cantan- do, actuando. —¿Por qué da nombre a las guitarras? Es famosa su guitarra Gerundina. —Y tengo también a La Mariquilla, que es de color rosa, y le tengo mucho cariño por- que era de mi padre, que en paz descanse, y a él le gustaba mucho esa guitarra, que es eléctrica. Y también tengo mucho cariño a otras guitarras. Hay otra que se llama Anto- nia, como mi señora, y le he puesto una po- esía a esa guitarra, una poesía dedicada a mi señora. —Usted siempre ha dicho que la música hay que vivirla. —Para hacer una fusión, lo que vayas a fu- sionar tienes que mamarlo. No puedes pen- sar en lo que se lleva, en lo que está de mo- da, porque en ese caso la gente no siente el calor. Yo no tengo un lenguaje de jazz, pe- ro me gusta el jazz, y me compraba los dis- cos para escucharlo. Le tengo mucho respe- to a la música. La música hay que vivirla. Yo nunca he hecho nada clásico hasta que me he empapado de escuchar música clásica. En El Mécánico, un tema que está incluido en mi disco Mitad hombre mitad guitarra, hago un adaggio, que se lo dediqué a mi her- mano, que acababa de morir, me lo envió él yo creo. Y yo primero lo aprendo, y luego lo improviso, sale en el momento, sale del co- razón. Y yo, en mis directos, las cosas no las hago aburridas, porque yo hago las melodías, pero los solos de guitarra unas veces em- piezo por abajo y otras por arriba, cada vez de una forma, según como esté el día. Pre- fiero equivocarme a ser aburrido. Me esme- ro, pero improviso. Hay discos y cosas que son improvisadas, como El Mecánico, que María de Medeiros ha cogido como melo- día para una de sus películas. Yo llamaba El Mecánico a mi hermano porque arreglaba los coches y las amotos cuando vivíamos en el barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla. Hay otro tema, que dediqué a mi padre, ti- DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / MÚSICA 50 27 de julio–6 de septiembre de 2015. nº 1120 Raimundo Amador, músico “SOY TROVADOR MÁS QUE CANTANTE” Tiene melena de artista maldito y gafas de intelectual esmerado. De los suburbios ha escalado al éxito mientras rasgaba las cuerdas de una guitarra llamada Gerundina. Tiene 56 años y diez nietos, y en otra guitarra acaba de escribir un poema a su mujer, con la que se casó cuando ella tenía 17 años. Raimundo Amador ha compartido escenario, entre otros, con B.B. King y con Björk, grabó varios discos con Camarón, y este verano emprende una gira por España con su arte y con sus mejores canciones, con parada el 31 de julio en Los Veranos de la Villa, de Madrid. “Ahora tal vez mi música sea menos salvaje, pero no es peor que antes” “Yo transmito porque digo las cosas de verdad y la gente lo nota”

Upload: builiem

Post on 08-Jun-2018

219 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Por Luis Eduardo Siles

D e usted se ha escrito: “Sin ser elmejor cantante ni el mejorcompositor, Raimundo trans-mite esa magia de la que gozan

pocos guitarristas. Ese rayo eléctrico que en-tra por el pescuezo y sale por los dedos, co-mo le pasaba a Jimi Hendrix, le pasa a JimiPage o a Jack White, y que fabrica sensacio-nes de otro mundo”. ¿Qué piensa usted?

—Hombre, yo lo que no soy es composi-tor de letras. Pero la música me sale por losbolsillos. Cuando me dan un tema, que siestá bien y está completo, pues digo: ade-lante. Yo letras compongo muy pocas. Perode lo que yo hablo hay gente que saca le-tras, lo juntan todo, y sacan letras de lo queyo digo a partir de un sentimiento. Pero lomío es hacer música y actuar. Soy trovadormás que cantante. Pero tengo un rollo quecomunica con la gente. Y yo tampoco meconsidero un buen cantante. Me consideroun trabajador. Y también un tocador.

—¿Qué conexión establece con su guita-rra mientras actúa?

—La guitarra a veces me da alegrías y otrasme pone melancólico. Según el momento.Pero la música es la mejor manera que ten-go de expresarme. Mejor que hablar. A míme cuesta trabajo hablar, pero cojo la gui-tarra y no vea usted. Desde que estaba en labarriga de mi madre escuchaba las guitarras.Mi padre, que se llamaba Luis, tocaba la gui-

tarra, y nos crió a los ocho hermanos con laguitarra. Él tocaba muy flamenco. Y la for-ma de vida que ha tenido uno también in-fluye. Igual le ocurre a la gente de los blues,que ha pasado duquelas, fatigas. Ahora esotra etapa de mi vida, en la que vivo mejor.Ahora tal vez mi música sea menos salvaje,pero no es peor que antes. Aunque estoy enotra etapa de mi vida. A mí me gusta toda lamúsica que he hecho, como Raimundo Ama-dor o como Pata Negra. Quizás hice cosasen algún momento por necesidad, que nome gustaban tanto, porque tenía que dar decomer a mis hijos, pero yo respondo de to-do lo que he hecho.

—Usted ha dicho que el flamenco, y el fla-menco jondo, son un cante de duquelas.

—Sí, porque si se toca una seguidiya o unasoleá es necesario haber sufrido, creo yo.

—Decía Eduardo Haro Tecglen que no hay

mayor dolor que el del abandono.—Claro, sí, el abandono duele, cuando

te dejan o pierdes a alguien se pasa muymal. Pero si hablamos del abandono de lamúsica, de dejar de tocar, aunque yo nopueda andar, he decidido que seguiré to-cando música. Hay flamencos a los que lle-vaban en el carrillo al escenario, muy malfísicamente, pero allí se hacían grandes.Así me gustaría terminar mi vida: cantan-do, actuando.

—¿Por qué da nombre a las guitarras? Esfamosa su guitarra Gerundina.

—Y tengo también a La Mariquilla, que esde color rosa, y le tengo mucho cariño por-que era de mi padre, que en paz descanse,y a él le gustaba mucho esa guitarra, que eseléctrica. Y también tengo mucho cariño aotras guitarras. Hay otra que se llama Anto-nia, como mi señora, y le he puesto una po-esía a esa guitarra, una poesía dedicada a miseñora.

—Usted siempre ha dicho que la músicahay que vivirla.

—Para hacer una fusión, lo que vayas a fu-sionar tienes que mamarlo. No puedes pen-sar en lo que se lleva, en lo que está de mo-da, porque en ese caso la gente no siente elcalor. Yo no tengo un lenguaje de jazz, pe-ro me gusta el jazz, y me compraba los dis-cos para escucharlo. Le tengo mucho respe-to a la música. La música hay que vivirla. Yonunca he hecho nada clásico hasta que mehe empapado de escuchar música clásica.En El Mécánico, un tema que está incluidoen mi disco Mitad hombre mitad guitarra,hago un adaggio, que se lo dediqué a mi her-mano, que acababa de morir, me lo envió élyo creo. Y yo primero lo aprendo, y luego loimproviso, sale en el momento, sale del co-razón. Y yo, en mis directos, las cosas no lashago aburridas, porque yo hago las melodías ,pero los solos de guitarra unas veces em-piezo por abajo y otras por arriba, cada vezde una forma, según como esté el día. Pre-fiero equivocarme a ser aburrido. Me esme-ro, pero improviso. Hay discos y cosas queson improvisadas, como El Mecánico, queMaría de Medeiros ha cogido como melo-día para una de sus películas. Yo llamaba ElMecánico a mi hermano porque arreglabalos coches y las amotos cuando vivíamos enel barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla.Hay otro tema, que dediqué a mi padre, ti-

DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / MÚSICA

50 27 de julio–6 de septiembre de 2015. nº 1120

Raimundo Amador, músico

“SOY TROVADOR MÁS QUECANTANTE”

Tiene melena de artista maldito y gafas de intelectual esmerado. De los suburbios haescalado al éxito mientras rasgaba las cuerdas de una guitarra llamada Gerundina.

Tiene 56 años y diez nietos, y en otra guitarra acaba de escribir un poema a su mujer,con la que se casó cuando ella tenía 17 años. Raimundo Amador ha compartido

escenario, entre otros, con B.B. King y con Björk, grabó varios discos con Camarón, yeste verano emprende una gira por España con su arte y con sus mejores canciones,

con parada el 31 de julio en Los Veranos de la Villa, de Madrid.

“Ahora tal vez mimúsica sea menos

salvaje, pero no es peorque antes”

“Yo transmito porquedigo las cosas de

verdad y la gente lonota”

50-52 PENSAMIENTO RAIMUNDO_52-53 CINE.qxd 21/07/15 14:07 Página 50

tulado Elegía a don Luis Amador, que era untema meditado, compuesto con mucho es-mero. Pero El Mecánico fue a la semana demorir mi hermano. Me salió una cosa su-perdulce y melancólica, muy bonita.

—Cuando ha hecho versiones de otras can-ciones ha intentado que no fueran iguales,ni mejores, sino diferentes, ¿no?

—Yo no grabaría un disco de moda, sinode cosas que haga yo. Yo soy un camaleón.Yo podría hacer un disco de jazz, pero nocon un lenguaje jazzístico, sino blusero, conrock y flamenco. Aunque yo no controlo mu-cho el jazz. Controlo otras cosas. Hice untema que eran unas sevillanas y lo convertíen un swing. Llevo las cosas a mi terreno. Yotrato de que las versiones sean diferentes. Ylas afronto con mucho respeto. Pero si melas aprendo, las hago igual, y eso no tienegracia, no vale. Yo me aprendo la armonía yluego improviso. Para que sea distinto.

—¿Qué piensa de los puristas del flamen-co? De los que entienden, por ejemplo, queun fandango ha de ser como lo cantaba Pa-co Toronjo, sin más.

—Me da igual lo que digan de mí. Pero elflamenco se puede fusionar muy bien contodo, es muy agradecido. Paco Toronjo eraun grande. Hubo quien lo llamó El Camarónde los payos. Yo he estado con él en El Alon-no (Alosno), su pueblo, en la provincia deHuelva, bebiendo el aguardiente que fabri-can allí. Ahora ya no bebo. Dejé de beber.Y dejé el alcohol porque hay que cuidar alos nietos. Tengo diez nietos. Y una de misnietas canta y baila muy bien. Los gitanos,como usted sabe, nos casamos muy jóvenes.Yo me casé a los 19 años y a los 20 años tu-ve a mi primera hija. Y mi señora tenía 17años cuando nos casamos.

—Camarón, con quien usted ha grabadovarios discos, decía que lo importante estransmitir.

—Sí, aunque él, aparte de transmitir, can-taba muy bien. Yo transmito, pero no soy unbuen cantaor. Pero me gusta mucho cantary por eso comunico. A Jimi Hendrix le pa-saba también. Era muy bipolar. Era verdadque no cantaba bien, pero a mí me gustabamucho cómo cantaba. Yo transmito porquedigo las cosas de verdad y la gente lo nota.Y me preocupo de las letras, de que sean le-tras con fundamento y con una historia quecontarle a la gente. Por eso encargo las le-

nº 1120. 27 de julio–6 de septiembre de 2015 51

50-52 PENSAMIENTO RAIMUNDO_52-53 CINE.qxd 21/07/15 14:08 Página 51

tras a los que saben, para que la letra digaalgo. Como cuando se me perdió la Gerun-dina, que aquello me desquició por com-pleto hasta que la encontré. A mí me gustacantar, y también componer, aunque ningu-na de las dos cosas son mi fuerte. Y sí, yo meenorgullezco de haber trabajado con Ca-marón. Yo he grabado varios discos con él.En uno de ellos toqué la batería. Eran unostanguillos de Cádiz con una mezcla de can-te africano, con música de África.

—Ha llegado usted a decir que a Jimi Hen-drix se lo debe todo.

—Sí, yo la música que no es flamenco lahago porque escuché muchísimo a Jimi Hen-drix. Yo escuchaba a Camarón, a Paco de Lu-cía, a Juanito Valderrama, y luego empecé aescuchar a Jimi Hendrix, que nunca perdiósus raíces, tocaba el blues como nadie. Yahora escucho a La Niña de los Peines y aTomás Pavón.

—Usted empezó a tocar la guitarra si-guiendo el estilo de su padre, ¿no?

—Sí, yo tocaba como mi padre, que se pa-recía al Niño Ricardo. Empecé tocando co-mo mi padre por Niño Ricardo, y evolucio-né y lo hice por Paco de Lucía. Camarón, Pa-co de Lucía, Manuel de Molina, fueron mismaestros. Pero un día Manuel me aconsejó:“Raimundo, olvídate de Paco, sé tú mismo”.Eso me dijo Manuel. Y yo empecé a escu-char otras cosas. Y poco a poco me hice mipropio estilo. A mi padre lo recuerdo mu-cho. Mi padre tocaba muy flamenco, y muynegro. Mi padre era un gitano muy negro, ymuy guapo, ¿sabe usted?

—¿Cómo van a ser los conciertos que us-ted va a dar en su gira de este verano, entreotros sitios en Madrid?

—La clave estará en los instrumentos y enel cante y en el baile. Conmigo viene Farru-ca, y otra gente, bailando. A mi me gusta elbaile, bailar, pero tampoco sé muy bien. Alos conciertos más grandes, como el de Ma-drid, llevaré una doble banda. Llevaré a Fa-rruca, a un cantaor, a mi hijo e hija. Bajo,batería y guitarra. Yo tocaré la guitarra. Va-mos a darle un repaso a gran parte de miscanciones y después haremos un poco deFarruca, una parte de flamenco. Y eléctrico,con flamenco fusión, flamenco más ortodo-xo, volveremos a donde vengo yo. A ver quétal. Yo espero que le guste a la gente. Eso eslo que espero. Agradar. l

DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / MÚSICA

52 27 de julio–6 de septiembre de 2015. nº 1120

Raimundo Amador ha hechode la vida un arte. Escuchán-dolo hablar se percibe que du-rante todo el día es sublime sininterrupción. “La música me sa-le de los bolsillos”, dice. El ar-te le surge de una manera na-tural, fluida, espontánea, perodetrás de los tópicos que per-siguen a estos artistas de lainspiración que llega a golpede taconazos sobre las tablas,que incluso él mismo cultiva encierta medida en el transcursode sus conversaciones, hay enRaimundo Amador un artistadisciplinado, que trabaja mu-chas horas al día durante to-dos los días, con un método,

con un análisis personal de lamúsica. Es un artista que gus-ta al gran público y al que ad-miran algunos intelectuales,que se arranca con un “viva elalmíbar” sobre el escenario yreflexiona en voz alta para pu-blicaciones de pensamiento.Insiste en que escuchaba gui-tarras ya en el vientre de sumadre, y de niño iba a tocar suguitarra desde las aceras delas calles del centro de Sevillapara ayudar con las propinasque recaudaba a la derrenga-da economía familiar. Comoocurría entonces con tantos ni-ños gitanos. Como ocurre aho-ra en la barriada de las Tres Mil

Viviendas de Sevilla, donde ély gran parte de su familia vi-vió, y los artistas anónimos es-criben allí su historia en el ai-re mientras a su alrededor sal-taba y salta el caballito del dia-blo. Pero Raimundo fue cre-ciendo poco a poco y un díadescubrió que podía pasar alotro lado del espejo. Al lado delos elegidos. Como Camarón.De los que transmiten. De losque comunican. Estuvo en LosAmaya. En Pata Negra. Es Rai-mundo Amador, que tomaasiento con ese aire de rey des-terrado de los patriarcas gita-nos, y sin saber cómo empiezaa salirle música de los bolsillos.

Sublime sin interrupción

50-52 PENSAMIENTO RAIMUNDO_52-53 CINE.qxd 21/07/15 14:10 Página 52