+ lectura del santo evangelio según san mateo 5, 13 ... · entonces surgirá tu luz como la...

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Lectura del libro de Isaías 58, 7-10 Oráculo del Señor: Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir al que ves desnudo, y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: «Aquí estoy» Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá como el mediodía.» Palabra de Dios. Salmo responsorial.- Sal 111 R. EL JUSTO BRILLA EN LAS TINIEBLAS COMO UNA LUZ. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. R. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. R. Su corazón está seguro, sin temor. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-5 Hermano: Cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la. sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Palabra de Dios. + Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor. El evangelio de hoy, de Mateo, expresa cuál es la misión de los creyentes de todos los tiempos: ser sal y luz para el mundo. Tanto la sal como la luz son elementos necesarios en la vida cotidiana de las familias. La sal da sabor a las comidas, conserva los alimentos, purifica; en la antigua Palestina servía para encender y mantener el fuego de los hornos de tierra. Por su parte, como es sabido, la luz disipa las tinieblas, ilumina y orienta a las personas; es la metáfora perfecta que emplea el AT para hacer referencia a Dios; y es la tarea de los profetas y en especial la del Mesías: ser luz de las naciones (Is 42,6). Sal y luz, entonces, hablan de la tarea del seguidor fiel de Jesús: expresar la fe, su integración con el proyecto de Dios a través del testimonio de vida, a través de las buenas obras, de los buenos frutos. Tiene la misión de mantener el sabor y la luminosidad de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar del mundo, empresa que únicamente se logra por medio de una conciencia plena de la necesidad de fomentar en la comunidad mundial la justicia y la solidaridad entre los hermanos. Aunque la sal y la luz no tienen nada en común, hay un aspecto en el que coinciden. Ninguna de las dos es provechosa por sí misma. La sal sola no sirve de nada para la salud, solo es útil cuando acompaña a los alimentos. La luz no se puede ver, es absolutamente oscura hasta que tropieza con un objeto. Resulta que cada uno de nosotros separados de los demás, no somos absolutamente nada. A veces ocurre que no somos capaces de dar un ejemplo de vida digna y nos pasamos el día adoctrinando y exigiendo lo que nosotros mismos no vivimos. ¿No será necesario comenzar por reconocer nuestras limitaciones e incoherencias? Los seres humanos tendemos a aparecer ante los demás como más inteligentes, más buenos, más nobles de lo que realmente somos. Nos pasamos la vida tratando de ocultar nuestros defectos para aparentar ante los demás y ante nosotros mismos una perfección que no poseemos. La palabra, sin el testimonio de vida, es increíble; pero el testimonio de las obras, sin la palabra que interprete el testimonio, puede ser ininteligible. Palabra y testimonio se necesitan mutuamente. En muchísimas ocasiones aportamos oscuridad; el mal también se adentra en nuestras vidas y en la de quienes nos rodea, pero nos falta coraje para reconocerlo. Ciertamente que la denuncia del mal tiene que ser por amor, pero será un amor conflictivo y que encontrará resistencias. Pero el amor no es capaz de callar de forma cómplice. Nos falta la verdad de «las buenas obras» y llenamos nuestra vida de palabrería y de toda clase de disquisiciones. No somos capaces de dar un ejemplo de vida digna, y nos pasamos los días adoctrinando y exigiendo lo que nosotros no vivimos. No somos coherentes con nuestra fe cristiana, y tratamos de justificarnos criticando a quienes han abandonado la práctica religiosa. No somos testigos del evangelio, y nos dedicamos a predicarlo a otros. En la ley de Dios no cabe el egoísmo, no cabe el que todo lo guarda para sí, el que no abre su corazón a las necesidades de los demás. No nos engañemos. Es imposible ser hijo de Dios y no querer como hermanos a todos los hombres. Ni el Bautismo, ni la Penitencia, ni la misma Eucaristía nos servirán para algo, mientras que no abramos de par en par el corazón a nuestro prójimo. Tenemos en nuestras manos la sal del amor y la luz de la fe. Nos las ha dado Dios para hacer maravillas en nuestro mundo, buscando el bien común y poniendo a Dios por encima de todas las cosas, primero en nuestra vida y después en la de los que nos rodean. Ese es nuestro gran compromiso evangélico y transformador de nuestra sociedad. Y lo podemos hacer. El Señor no nos dice que tenemos que correr detrás de la sociedad a ver cómo vamos parcheando las fisuras que aparecen en ella por los problemas existentes; nos dice que tenemos que ser protagonistas de los cambios de la sociedad en que vivimos, que somos la luz que se pone en alto para iluminar a todos, para que nos vean y nos imiten. Es grande la confianza que Dios pone en nosotros, para que “brillemos”, frente a otros que viven en “oscuridad”. Tenemos una gran responsabilidad. Dios revela, potencia, ilumina, da sabor. La vida humana tiene color y sabor, y con Dios se ve mejor y sabe más. Dando lo que tenemos y recibiendo lo que nos dan, podemos ser hermanos en el caminar, revelándonos mutuamente a Dios.

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Page 1: + Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13 ... · Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti

Lectura del libro de Isaías 58, 7-10 Oráculo del Señor: Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir al que ves desnudo, y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: «Aquí estoy» Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá como el mediodía.» Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Sal 111 R. EL JUSTO BRILLA EN LAS TINIEBLAS COMO UNA LUZ.

En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. R. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. R. Su corazón está seguro, sin temor. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-5 Hermano: Cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la. sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor.

El evangelio de hoy, de Mateo, expresa cuál es la misión de los creyentes de todos los tiempos: ser sal y luz para el mundo. Tanto la sal como la luz son elementos necesarios en la vida cotidiana de las familias. La sal da sabor a las comidas, conserva los alimentos, purifica; en la antigua Palestina servía para encender y mantener el fuego de los hornos de tierra. Por su parte, como es sabido, la luz disipa las tinieblas, ilumina y orienta a las personas; es la metáfora perfecta que emplea el AT para hacer referencia a Dios; y es la tarea de los profetas y en especial la del Mesías: ser luz de las naciones (Is 42,6). Sal y luz, entonces, hablan de la tarea del seguidor fiel de Jesús: expresar la fe, su integración con el proyecto de Dios a través del testimonio de vida, a través de las buenas obras, de los buenos frutos. Tiene la misión de mantener el sabor y la luminosidad de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar del mundo, empresa que únicamente se logra por medio de una conciencia plena de la necesidad de fomentar en la comunidad mundial la justicia y la solidaridad entre los hermanos.

Aunque la sal y la luz no tienen nada en común, hay un aspecto en el que coinciden. Ninguna de las dos es provechosa por sí misma. La sal sola no sirve de nada para la salud, solo es útil cuando acompaña a los alimentos. La luz no se puede ver, es absolutamente oscura hasta que tropieza con un objeto. Resulta que cada uno de nosotros separados de los demás, no somos absolutamente nada. A veces ocurre que no somos capaces de dar un ejemplo de vida digna y nos pasamos el día adoctrinando y exigiendo lo que nosotros mismos no vivimos. ¿No será necesario comenzar por reconocer nuestras limitaciones e incoherencias? Los seres humanos tendemos a aparecer ante los demás como más inteligentes, más buenos, más nobles de lo que realmente somos. Nos pasamos la vida tratando de ocultar nuestros defectos para aparentar ante los demás y ante nosotros mismos una perfección que no poseemos. La palabra, sin el testimonio de vida, es increíble; pero el testimonio de las obras, sin la palabra que interprete el testimonio, puede ser ininteligible. Palabra y testimonio se necesitan mutuamente. En muchísimas ocasiones aportamos oscuridad; el mal también se adentra en nuestras vidas y en la de quienes nos rodea, pero nos falta coraje para reconocerlo. Ciertamente que la denuncia del mal tiene que ser por amor, pero será un amor conflictivo y que encontrará resistencias. Pero el amor no es capaz de callar de forma cómplice. Nos falta la verdad de «las buenas obras» y llenamos nuestra vida de palabrería y de toda clase de disquisiciones. No somos capaces de dar un ejemplo de vida digna, y nos pasamos los días adoctrinando y exigiendo lo que nosotros no vivimos. No somos coherentes con nuestra fe cristiana, y tratamos de justificarnos criticando a quienes han abandonado la práctica religiosa. No somos testigos del evangelio, y nos dedicamos a predicarlo a otros. En la ley de Dios no cabe el egoísmo, no cabe el que todo lo guarda para sí, el que no abre su corazón a las necesidades de los demás. No nos engañemos. Es imposible ser hijo de Dios y no querer como hermanos a todos los hombres. Ni el Bautismo, ni la Penitencia, ni la misma Eucaristía nos servirán para algo, mientras que no abramos de par en par el corazón a nuestro prójimo. Tenemos en nuestras manos la sal del amor y la luz de la fe. Nos las ha dado Dios para hacer maravillas en nuestro mundo, buscando el bien común y poniendo a Dios por encima de todas las cosas, primero en nuestra vida y después en la de los que nos rodean. Ese es nuestro gran compromiso evangélico y transformador de nuestra sociedad. Y lo podemos hacer. El Señor no nos dice que tenemos que correr detrás de la sociedad a ver cómo vamos parcheando las fisuras que aparecen en ella por los problemas existentes; nos dice que tenemos que ser protagonistas de los cambios de la sociedad en que vivimos, que somos la luz que se pone en alto para iluminar a todos, para que nos vean y nos imiten. Es grande la confianza que Dios pone en nosotros, para que “brillemos”, frente a otros que viven en “oscuridad”. Tenemos una gran responsabilidad. Dios revela, potencia, ilumina, da sabor. La vida humana tiene color y sabor, y con Dios se ve mejor y sabe más. Dando lo que tenemos y recibiendo lo que nos dan, podemos ser hermanos en el caminar, revelándonos mutuamente a Dios.

Page 2: + Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13 ... · Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti

Si los discípulos viven las bienaventuranzas, su vida tendrá una proyección social. Es Jesús mismo quien se lo dice empleando dos metáforas inolvidables. Aunque parecen un grupo insignificante en medio de aquel poderoso impepor Roma, serán «sal de la tierra» y «luz del mundo». ¿No es una pretensión ridícula? Jesús les explica cómo será posible. La sal no parece gran cosa, pero comienza a producir sus efectos, precisamente, cuando se mezcla con los alimentos y parece que ha desaparecido. Lo mismo sucede cuando se enciende una luz: sólo puede iluminar cuando la ponemos en medio de las tinieblas. Jesús no está pensando en una Iglesia separada del mundo, escondida tras sus ritos y doctrinas, encerrada en sí mismasus problemas. Jesús quiere introducir en la historia humana un grupo de seguidores, capaces de transformar la vida viviendo las bienaventuranzas. Todos sabemos para qué sirve la sal. Por una parte, no deja que los alimentos se corrompan. Por otra, los podamos saborear mejor. Los alimentos son buenos, pero se pueden corromper; tienen sabor, pero nos pueden resultar insípidos. Es necesaria la sal. El mundo no es malo, pero lo podemos echar a perder. La vida tiene sabor, pero nos puede resultar insulsa y desabrida. Una Iglesia que vive las bienaventuranzas contribuye a que la sociedad no se corrompa y deshumanice más. Unos discípulos de Jesús que viven su evangelio ayudan a descubrir el verdadero sentido de la vida. Hay un problema y Jesús se lo advierte a sus seguidores. Si la sal se vuelve sosa, ya no sirve para nada. Si los discípulos pierden su identidad evangélica, ya no producen los efectos queridos por Jesús. El cristianismo se echa a perder. La Iglesia queda anulada. Los cristianos están de sobra en la sociedad. Lo mismo sucede con la luz. Todos sabemos que sirve para dar claridad. Los discípulos iluminan el sentido más hondo de la vida, si la gente puede ver en ellos «las obras» de las bienaventuranzas. Por eso, no han de esconderse. Tampoco han de actuar para ser vistos. Con su vida han de aportar claridad para que en la sociedad se pueda descubrir el verdadero rostro del Padre del cielo. No nos está permitido servirnos de la Iglesia para satisfacer nuestros gustos y preferencias. Jesús la ha querido para ser sal y luz. Evangelizar no es combatir la secularización moderna con estrategias mundanas. Menos aún hacer de la Iglesia una “contra-sociedad”. Sólo una Iglesia que vive el Evangelio puede responder al deseo original de Jesús.

Si los discípulos viven las bienaventuranzas, su vida tendrá una proyección social. Es Jesús mismo quien se lo dice empleando dos metáforas inolvidables. Aunque parecen un grupo insignificante en medio de aquel poderoso imperio controlado por Roma, serán «sal de la tierra» y «luz del mundo».

¿No es una pretensión ridícula? Jesús les explica cómo será posible. La sal no parece gran cosa, pero comienza a producir sus efectos, precisamente, cuando se mezcla con los alimentos y parece que ha desaparecido. Lo mismo sucede cuando se enciende una luz: sólo puede iluminar cuando la ponemos en

Jesús no está pensando en una Iglesia separada del mundo, escondida tras sus ritos y doctrinas, encerrada en sí misma y en sus problemas. Jesús quiere introducir en la historia humana un grupo de seguidores, capaces de transformar la vida viviendo

Todos sabemos para qué sirve la sal. Por una parte, no deja que los alimentos se corrompan. Por otra, les da sabor y permite que los podamos saborear mejor. Los alimentos son buenos, pero se pueden corromper; tienen sabor, pero nos pueden resultar

El mundo no es malo, pero lo podemos echar a perder. La vida o nos puede resultar insulsa y desabrida. Una

Iglesia que vive las bienaventuranzas contribuye a que la sociedad no se corrompa y deshumanice más. Unos discípulos de Jesús que viven su evangelio ayudan a descubrir el

roblema y Jesús se lo advierte a sus seguidores. Si la sal se vuelve sosa, ya no sirve para nada. Si los discípulos pierden su identidad evangélica, ya no producen los efectos queridos por Jesús. El cristianismo se echa a perder. La Iglesia queda anulada. Los cristianos están de sobra en la sociedad.

Lo mismo sucede con la luz. Todos sabemos que sirve para dar claridad. Los discípulos iluminan el sentido más hondo de la vida, si la gente puede ver en ellos «las obras» de las

an de esconderse. Tampoco han de actuar para ser vistos. Con su vida han de aportar claridad para que en la sociedad se pueda descubrir el verdadero rostro

No nos está permitido servirnos de la Iglesia para satisfacer y preferencias. Jesús la ha querido para ser sal y

luz. Evangelizar no es combatir la secularización moderna con estrategias mundanas. Menos aún hacer de la Iglesia una

sociedad”. Sólo una Iglesia que vive el Evangelio puede inal de Jesús.

J.A. Pagola

Lunes, 6: 16:30h. Biblia: “PERSONAJES DE LA BIBLIA” 20:00h Misa por D. José Varas (+) Martes, 7: 17:00h Reunión Cof. “Virgen del Carmen” 18:00h. Equipo de CARITAS 19:30h. Reunión Padres de niños 1º de Comunión Miércoles, 8: 19:30h. Oración Renov. CarismáticaJueves, 9: 17:00 y 18:00h. Catequesis.

20:00h. Oración de la comunidad Viernes, 10: 17:00 y 18:00h. CATEQUESIS 20:00h: CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE Reflexión - manifiesto - cena solidaria Sábado, 11: 11:30h. Cursillo prematrimonial 19:00h Sabatina Eucaristía D. Carlos Aguilar : Vic. EvangelizaciónDomingo, 12: CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE

Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. CATEQUESIS Días 17, 18 y 19: PEREGRINACIÓN AL ROCÍ O. Inform

Lunes, 6: Pablo Miki y comp, Amand o, Dorotea, Mateo C. Magallanes, Antonio

Mª del Fusco. Gén 1, 1-19 – Sal 103 – Marcos 6, 53-56

Martes, 7: Fidel, Bto. Anselmo Polanco, Bto. Felipe Ripoll, Bto. Pio IX, Bto.

Pedro Verhun. Gén 1, 20-2,4a – Sal 8 – Marcos 7, 1-13

Miércoles, 8: Jerónimo Emiliani, Josefina Bakhita , Juan de Mata, Bta. Madre

Esperanza. Gén 2, 4b-9.15-17 – Sal 103 – Marcos 7, 14

Jueves, 9: Apolonia, Marón, Miguel Febres Cordero, Sisebuto, B ta. Eusebia, Palomino, Bta. Anna Katharina Emmerich. Gén 2, 18-25 – Sal 127 – Marcos 7, 24-

Viernes, 10: DIA DEL AYUNO VOLUNTARIO

Escolástica , Guillermo de Malavalle, José Sánchez del RioAlojzije Viktor.

Gén 3, 1-8 – Sal 31 – Marcos 7, 31-37 Sábado, 11: JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

Nº Sra. de Lourdes , Benito de Aniano, Gregorio II, Pascual I. Gén 3, 9-24 – Sal 89 – Marcos 8, 1-10

"No pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la

esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios quiere decir entrar en

sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su

salvación y su ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras

expectativas". (P. Francisco. Catequesis 25/01/2017)

Salmo 40 Yo pongo en Dios todEl se inclina hacia mí y escucha mi oración.El salva mi vida de la oscuridad,afirma mis pies sobre rocay asegura mis pasos.Mi boca entona un cántico nuede alabanza al Señor.Dichoso el que pone en Dios su confianza. No quieres sacrificios ni oblacionespero me has abierto los ojos,no exiges cultos ni holocaustos,y yo te digo : aquí me tienes,para hacer, Señor, tu voluntad. Tú, Señor, hazme sentique tu amor y tu verdad me guarden siempre.Porque mis errores recaen sobre míy no me dejan ver. ¡Socórreme, Señor, ven en mi ayuda!Que sientan tu alegría los que te buscan.Yo soy pobre, Señor, socórreme,Tú, mi Salvador, mi Dios, no tard

Biblia: “PERSONAJES DE LA BIBLIA” (+) Centro Mariapolis

17:00h Reunión Cof. “Virgen del Carmen”

Reunión Padres de niños 1º de Comunión

Carismática

Oración de la comunidad

CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE cena solidaria

: Vic. Evangelización

CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE – Manos Unidas

nform . en el despacho .

o, Dorotea, Mateo C. Magallanes, Antonio

56

Bto. Felipe Ripoll, Bto. Pio IX, Bto.

13

, Juan de Mata, Bta. Madre

Marcos 7, 14-23

Apolonia, Marón, Miguel Febres Cordero, Sisebuto, B ta. Eusebia, -30

José Sánchez del Rio , Bto.

Gregorio II, Pascual I.

"No pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la

esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios quiere decir entrar en

sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su

u ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras

/01/2017)

EL CRISTO MUTILADO

de

Salmo 40

Yo pongo en Dios toda mi esperanza. El se inclina hacia mí y escucha mi oración.El salva mi vida de la oscuridad, afirma mis pies sobre roca y asegura mis pasos. Mi boca entona un cántico nuevo de alabanza al Señor. Dichoso el que pone en Dios su confianza.

No quieres sacrificios ni oblaciones pero me has abierto los ojos, no exiges cultos ni holocaustos, y yo te digo : aquí me tienes, para hacer, Señor, tu voluntad.

Tú, Señor, hazme sentir tu cariño, que tu amor y tu verdad me guarden siempre.Porque mis errores recaen sobre mí y no me dejan ver.

¡Socórreme, Señor, ven en mi ayuda! Que sientan tu alegría los que te buscan. Yo soy pobre, Señor, socórreme, Tú, mi Salvador, mi Dios, no tardes.

http://www.sanjoselasmatas.es

Las Matas. Madrid - Año X III - nº 865

DOMINGO V - T.O. – CICLO A – 5 febrero 2017

EL CRISTO MUTILADO

de Battambang

El se inclina hacia mí y escucha mi oración.

que tu amor y tu verdad me guarden siempre.

http://www.sanjoselasmatas.es